
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Ago 05, 2019 8:20 pm
- Team:
La capucha gris resultaba perfecta para la intención de quien vestía aquel buzo, y de quien caminaba lentamente por las calles de Viridis que parecían más pacíficas que nunca. A lo lejos, las personas que circulaban ya fuera a pie, en bicicleta o con la compañía de algún Pokémon que sirviera de transporte, lo identificarían como un simple individuo más que, a juzgar por su ropa enteramente deportiva, estaba viviendo una mañana de entrenamiento. No se equivocarían en sus presunciones, mas sí en el hecho de considerarlo “simple”. Lo que estaba pasando por la cabeza de aquel joven de tez morena, famoso por lo demás en Ysiel, estaba lejos de serlo.
Hace tres días, Taichi Yagami había vivido una de las derrotas más extrañas pero duras de su “carrera” como Entrenador Pokémon, carrera que había iniciado en Lavacalda, Hoenn, hace casi 10 años. Había enfrentado a Invel Rukawa, el Élite Cuatro de Fuego, y el segundo de aquel grupo de excelentes entrenadores que resguardaban los últimos escalones hacia el trono de Campeón que tanto deseaba. Tras una victoria épica ante Incógnita, el predecesor del mencionado, el retador esperaba un desafío un poco más normal luego de todas las locuras que ocurrieron en el Salón Psíquico, y que hasta el día de hoy las recordaba como algo irreal. Sin embargo, no fue así.
Entei, el Rey de los Volcanes y parte del trío legendario de Johto, fue su único oponente; y un Pokémon que, por lo demás, Taichi siempre había querido sumar a su equipo. El enfrentamiento fue muy intenso, como apología al elemento salvaje que ambos entrenadores representaban, pero el resultado fue a favor del Pokémon de la Torre Quemada por un margen muy estrecho. Los seis Pokémon del aspirante fueron vencidos uno tras otro, unos con mayores resistencias que otros, y éste quedó de rodillas ante un poderío que no pudo terminar de contrarrestar. Mantuvo el dominio sobre Entei – lo cual ya era impresionante – por largos momentos, sobretodo desde la inclusión de Heracross, pero no bastó para ganar.
Con el orgullo herido a pesar del desempeño fenomenal de sus Pokémon, había decidido entrenar por su cuenta. Todo su grupo, incluido su inicial, Charizard, recibió un merecido descanso por unos días, y ahora el entrenador que quería ser anónimo para concentrarse disponía de un equipo completamente diferente, mas no por eso menos competente. Mantenía escondida su Piedra Activadora bajo la manga de su prenda, porque debía estar preparado para cualquier cosa. Por eso traía consigo a su Aggron, con quien llevaba un tiempo de éxito con la capacidad de unificar sus sentimientos y megaevolucionar. Sumó también a Haxorus, quien estuvo más tiempo como Fraxure que como su forma final; a su Silvally, a Braviary, a Arcanine y a Jangmo-o, quien se había emocionado más de la cuenta cuando vio a su entrenador después de un tiempo. No era un equipo precisamente balanceado en cuanto a elementos, pero se sentía muy cómodo con ellos apoyándole. Además, ellos sabían el rol que tenían ahora.
¿Por qué estaba en Viridis? Después de haber pasado unos días de descanso y escape con su novia, Regine, decidió que era tiempo de moverse con miras a la revancha contra Invel. Había sacado diversas conclusiones ya más en frío respecto al combate, pero seguía habiendo un “algo” que no le cuadraba ni le conformaba. No tenía absolutamente nada que reprochar a sus compañeros Pokémon, los cuales se habían superado increíblemente bajo la gigantesca presión que significaba estar frente a un legendario de tan alto nivel…pero sí se reprochaba a sí mismo. Se sentía responsable, y aunque no era útil el llorar sobre la leche derramada, inconscientemente lo hacía. A pesar de que con Regine se estabilizó, su mente le traicionaba de vez en cuando. Tenía que enfocarse en el ahora y en el mañana aprendiendo del ayer, pero se sentía muy mal pensando en el “Qué hubiera pasado si”. Necesitaba entrenarse a sí mismo, y recuperar la confianza en sí mismo como Entrenador tras semejante derrota. Sabía que Viridis era un lugar relajante de por sí por su arquitectura y su contexto tan particular lleno de naturaleza, por lo que se dirigió hacia allá con la esperanza de que un cambio de aires le hiciera bien. Somnium y Seaside también ayudaban a su calma, pero quiso desafiar la fuerza de la costumbre para ir por algo nuevo.
Tan perdido en sus pensamientos estaba que sus pies se movieron solos durante todo el trayecto, el cual fue más bien aleatorio y guiado únicamente por sus "instintos" y lo que le dijera la variada flora de tan hermosa ciudad, y sólo se detuvo un momento cuando un cartel se asomó en su campo de visión, como quien palmea a alguien para preguntarle si se encuentra bien. Leyó el mensaje en voz baja, para sí mismo, y entrecerró los ojos, pensativo aunque por sólo unos momentos. No le interesaba ahora el Guardián del Bosque, aunque había oído en el Centro Pokémon que hablaban sobre él, haciendo conjeturas que él, en otra instancia, hubiera apreciado muchísimo más. Hizo una mueca y se adentró en la frondosidad que estaba en frente suyo, ignorando el real significado del cartel, al menos inicialmente.
Hace tres días, Taichi Yagami había vivido una de las derrotas más extrañas pero duras de su “carrera” como Entrenador Pokémon, carrera que había iniciado en Lavacalda, Hoenn, hace casi 10 años. Había enfrentado a Invel Rukawa, el Élite Cuatro de Fuego, y el segundo de aquel grupo de excelentes entrenadores que resguardaban los últimos escalones hacia el trono de Campeón que tanto deseaba. Tras una victoria épica ante Incógnita, el predecesor del mencionado, el retador esperaba un desafío un poco más normal luego de todas las locuras que ocurrieron en el Salón Psíquico, y que hasta el día de hoy las recordaba como algo irreal. Sin embargo, no fue así.
Entei, el Rey de los Volcanes y parte del trío legendario de Johto, fue su único oponente; y un Pokémon que, por lo demás, Taichi siempre había querido sumar a su equipo. El enfrentamiento fue muy intenso, como apología al elemento salvaje que ambos entrenadores representaban, pero el resultado fue a favor del Pokémon de la Torre Quemada por un margen muy estrecho. Los seis Pokémon del aspirante fueron vencidos uno tras otro, unos con mayores resistencias que otros, y éste quedó de rodillas ante un poderío que no pudo terminar de contrarrestar. Mantuvo el dominio sobre Entei – lo cual ya era impresionante – por largos momentos, sobretodo desde la inclusión de Heracross, pero no bastó para ganar.
Con el orgullo herido a pesar del desempeño fenomenal de sus Pokémon, había decidido entrenar por su cuenta. Todo su grupo, incluido su inicial, Charizard, recibió un merecido descanso por unos días, y ahora el entrenador que quería ser anónimo para concentrarse disponía de un equipo completamente diferente, mas no por eso menos competente. Mantenía escondida su Piedra Activadora bajo la manga de su prenda, porque debía estar preparado para cualquier cosa. Por eso traía consigo a su Aggron, con quien llevaba un tiempo de éxito con la capacidad de unificar sus sentimientos y megaevolucionar. Sumó también a Haxorus, quien estuvo más tiempo como Fraxure que como su forma final; a su Silvally, a Braviary, a Arcanine y a Jangmo-o, quien se había emocionado más de la cuenta cuando vio a su entrenador después de un tiempo. No era un equipo precisamente balanceado en cuanto a elementos, pero se sentía muy cómodo con ellos apoyándole. Además, ellos sabían el rol que tenían ahora.
¿Por qué estaba en Viridis? Después de haber pasado unos días de descanso y escape con su novia, Regine, decidió que era tiempo de moverse con miras a la revancha contra Invel. Había sacado diversas conclusiones ya más en frío respecto al combate, pero seguía habiendo un “algo” que no le cuadraba ni le conformaba. No tenía absolutamente nada que reprochar a sus compañeros Pokémon, los cuales se habían superado increíblemente bajo la gigantesca presión que significaba estar frente a un legendario de tan alto nivel…pero sí se reprochaba a sí mismo. Se sentía responsable, y aunque no era útil el llorar sobre la leche derramada, inconscientemente lo hacía. A pesar de que con Regine se estabilizó, su mente le traicionaba de vez en cuando. Tenía que enfocarse en el ahora y en el mañana aprendiendo del ayer, pero se sentía muy mal pensando en el “Qué hubiera pasado si”. Necesitaba entrenarse a sí mismo, y recuperar la confianza en sí mismo como Entrenador tras semejante derrota. Sabía que Viridis era un lugar relajante de por sí por su arquitectura y su contexto tan particular lleno de naturaleza, por lo que se dirigió hacia allá con la esperanza de que un cambio de aires le hiciera bien. Somnium y Seaside también ayudaban a su calma, pero quiso desafiar la fuerza de la costumbre para ir por algo nuevo.
Tan perdido en sus pensamientos estaba que sus pies se movieron solos durante todo el trayecto, el cual fue más bien aleatorio y guiado únicamente por sus "instintos" y lo que le dijera la variada flora de tan hermosa ciudad, y sólo se detuvo un momento cuando un cartel se asomó en su campo de visión, como quien palmea a alguien para preguntarle si se encuentra bien. Leyó el mensaje en voz baja, para sí mismo, y entrecerró los ojos, pensativo aunque por sólo unos momentos. No le interesaba ahora el Guardián del Bosque, aunque había oído en el Centro Pokémon que hablaban sobre él, haciendo conjeturas que él, en otra instancia, hubiera apreciado muchísimo más. Hizo una mueca y se adentró en la frondosidad que estaba en frente suyo, ignorando el real significado del cartel, al menos inicialmente.

¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Miér Ago 07, 2019 5:27 pm
Retomó su enfoque tras unos metros y se adentró al trote en aquel bosque que jamás había visitado antes. Aquella curiosidad innata le hizo mirar a su alrededor de vez en cuando, pero su vista se concentraba, en su mayor parte, en el frente: en el objetivo que tenía y en los medios que estaba empleando para conseguirlo. Había dado un paso atrás, un paso atrás que dolía muchísimo por cómo se había dado, pero se mantenía en ese escalón a pesar de tambalearse por unos momentos. Estaba en el proceso de reunir fuerzas para dar ese metafórico paso, buscando complementar la fuerza de sus Pokémon con la suya propia. De ser por él, le encantaría unirse a ellos en la batalla más allá de la Mega Evolución – que ya es una forma de batalla conjunta, por así decirlo -, con poderes especiales o ser él mismo un Pokémon. ¡La experiencia -onírica- de ser un Charmander se había sentido increíble! Sin embargo, no había opciones de ello. Simplemente soñar, o escribir un libro para imaginarlo de forma más concreta.
Después de aproximadamente media hora entre árboles, arbustos y rocas -que no cesaban a pesar de lo que había avanzado en cuanto a distancia -, se tomó una pausa. Jadeante, sacó una botella de agua deportiva para hidratarse y ayudar a su respiración, sintiendo el trabajo en sus piernas. Se apoyó en el tronco de un frondoso árbol que tuvo a un par de metros, y miró hacia arriba. El cielo se veía en destellos de luz en relación a la oscuridad no siniestra de las copas de los árboles que predominaban en el terreno. Era un ambiente más que ideal para su Sceptile, a quien lamentó no traer consigo. Le hubiera encantado verle saltar entre los árboles con la agilidad propia de su especie. Guardó la botella y decidió sentarse apoyándose en ese tronco, con una sonrisa que no notó.
--
- Ser uno con el bosque…
Dijo de repente, y lo fue tanto que él mismo se sorprendió por tener todavía esa oración en su subconsciente cuando la había leído hace rato. Miró hacia el boscoso cielo que le cubría, y en el silencio podían escucharse sutiles graznidos de distintos Pokémon tipo pájaro que revoloteaban por los aires como un día cualquiera. Ese mismo silencio le hizo ser más consciente, a su vez, de dónde se encontraba. Sentado bajo ese árbol percibió más la madera que topaba con su cabeza, espalda y brazos, así como también la mezcla de pasto, tierra y piedras con la que sus piernas interactuaban. Además, su nariz le daba cuenta de un aroma muy característico de esos sectores -muy agradable, por lo demás-, y la brisa que de vez en cuando movía sus cabellos era recibida por su piel, agradeciendo la calidez de un buen día que todavía no llegaba a su máximo de temperatura.
- Qué…pacífico…
Cerró los ojos, y no se dio cuenta de que se había quedado dormido cuando despertó producto de unos golpecitos en su pecho acompañados de gruñidos más que reconocibles por él. Entreabrió su mirada castaña, y lentamente un Pokémon de Alola fue distinguido por ésta. - ¿Jang…mo-o? ¿Qué pasa?... – Cual cachorro hambriento, el pequeño dragón llevaba varios minutos tratando de que le prestara atención. Y en efecto, tenía hambre. Sabía perfectamente lo desobediente que podía ser saliéndose de su Pokéball para intentar que le cumpliera sus caprichos. – Comimos antes de salir…no traje comida ahora… - le respondió rascándose la nuca todavía medio dormido, ante lo cual el Pokémon lloriqueó como si fuera un bebé humano. – Oye, oye…contrólate…- le acarició la cabeza corazonada con una sonrisa tierna, y se puso de pie pesadamente. El esfuerzo entrenando acompañado de su propia tensión habían hecho de ese un descanso muy necesario. Taichi estaba casi anestesiado. – Deben haber bayas por aquí cerca. Aprovechémoslas con respeto, ¿ok? – Con eso le estaba diciendo que no podía excederse comiendo, aunque igualmente sería él el que le daría las bayas luego de encontrarlas. El dragón volvió a gimotear, pero asintió finalmente, entusiasmado. Era mejor que nada.
Después de aproximadamente media hora entre árboles, arbustos y rocas -que no cesaban a pesar de lo que había avanzado en cuanto a distancia -, se tomó una pausa. Jadeante, sacó una botella de agua deportiva para hidratarse y ayudar a su respiración, sintiendo el trabajo en sus piernas. Se apoyó en el tronco de un frondoso árbol que tuvo a un par de metros, y miró hacia arriba. El cielo se veía en destellos de luz en relación a la oscuridad no siniestra de las copas de los árboles que predominaban en el terreno. Era un ambiente más que ideal para su Sceptile, a quien lamentó no traer consigo. Le hubiera encantado verle saltar entre los árboles con la agilidad propia de su especie. Guardó la botella y decidió sentarse apoyándose en ese tronco, con una sonrisa que no notó.
--
- Ser uno con el bosque…
Dijo de repente, y lo fue tanto que él mismo se sorprendió por tener todavía esa oración en su subconsciente cuando la había leído hace rato. Miró hacia el boscoso cielo que le cubría, y en el silencio podían escucharse sutiles graznidos de distintos Pokémon tipo pájaro que revoloteaban por los aires como un día cualquiera. Ese mismo silencio le hizo ser más consciente, a su vez, de dónde se encontraba. Sentado bajo ese árbol percibió más la madera que topaba con su cabeza, espalda y brazos, así como también la mezcla de pasto, tierra y piedras con la que sus piernas interactuaban. Además, su nariz le daba cuenta de un aroma muy característico de esos sectores -muy agradable, por lo demás-, y la brisa que de vez en cuando movía sus cabellos era recibida por su piel, agradeciendo la calidez de un buen día que todavía no llegaba a su máximo de temperatura.
- Qué…pacífico…
Cerró los ojos, y no se dio cuenta de que se había quedado dormido cuando despertó producto de unos golpecitos en su pecho acompañados de gruñidos más que reconocibles por él. Entreabrió su mirada castaña, y lentamente un Pokémon de Alola fue distinguido por ésta. - ¿Jang…mo-o? ¿Qué pasa?... – Cual cachorro hambriento, el pequeño dragón llevaba varios minutos tratando de que le prestara atención. Y en efecto, tenía hambre. Sabía perfectamente lo desobediente que podía ser saliéndose de su Pokéball para intentar que le cumpliera sus caprichos. – Comimos antes de salir…no traje comida ahora… - le respondió rascándose la nuca todavía medio dormido, ante lo cual el Pokémon lloriqueó como si fuera un bebé humano. – Oye, oye…contrólate…- le acarició la cabeza corazonada con una sonrisa tierna, y se puso de pie pesadamente. El esfuerzo entrenando acompañado de su propia tensión habían hecho de ese un descanso muy necesario. Taichi estaba casi anestesiado. – Deben haber bayas por aquí cerca. Aprovechémoslas con respeto, ¿ok? – Con eso le estaba diciendo que no podía excederse comiendo, aunque igualmente sería él el que le daría las bayas luego de encontrarlas. El dragón volvió a gimotear, pero asintió finalmente, entusiasmado. Era mejor que nada.

¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Miér Ago 07, 2019 6:22 pm
La pareja caminó por un tramo desconocido de metros, guiados tanto por la experiencia exploradora del humano como por el olfato y el hambre del Pokémon. A medida que avanzaban, Taichi seguía impresionado por la extensión del bosque. Le daba la impresión que era más grande que el Bosque Petalia de su Hoenn natal, e incluso más grande que el Bosque Verde de Kanto. Ysiel no dejaba de sorprenderle en todo sentido, con geografía variada e impresionante concentrada en un solo territorio. Con las manos en los bolsillos de su buzo y con la capucha en su espalda caminaba buscando un árbol o arbusto que tuviera bayas, y Jangmo-o iba en frente de él en una analogía graciosa del perro que olfatea pegado al suelo. De momento sólo olía tierra, y más de una vez tosió por el polvo que se concentraba allí. Su entrenador, sin afán burlón, rió espontáneamente por la secuencia, pero de inmediato le regaló mimos al ver que a su Pokémon no le hacía tanta gracia con un puchero en su rostro.
Finalmente, encontraron árboles con frutas azules, y Taichi las reconoció al instante. – Bingo. – Sonrió, y junto con su compañero llegaron a los troncos, los cuales eran muy amplios y altos. El humano podía llegar a algunos, pero para sus intenciones necesitaría un poco de ayuda. Tenía a dos Pokémon ideales para ello. - ¡Zero, Braviary, salgan ya! – lanzó ambas Pokéball al aire, y algunos Pokémon que los vigilaban desde los árboles se asustaron un poco al ver a ambos seres, sobretodo a uno tan diferente e imponente como la evolución de Código Cero. – Necesitamos algunas bayas de estos árboles. – Explicó, y de inmediato actuaron. Jangmo-o contemplaba con emoción cómo Braviary se elevaba para desprender suavemente las bayas con picotazos, y cómo su entrenador se subía al lomo de Silvally quedando de pie para poder retirar las que estaban más encaramadas entre las ramas. Poco a poco se fue generando un respetable montón, y una vez Taichi consideró que era suficiente, liberó al resto de su equipo: Haxorus, Aggron y Arcanine.
- Comamos todos. – dijo animado, ante el asentimiento de todos sus compañeros.
Se instalaron ahí mismo, sentados y echados dependiendo de sus capacidades anatómicas. Taichi se acomodó en la cálida panza de Arcanine, y Jangmo-o lo imitó. Mientras comían, inevitablemente pensó en Regine. Para que ese momento fuera ideal, faltaba su novia a su lado. Suspiró y miró hacia arriba, más reflexivo que antes. Entrecerró los ojos y estiró una mano hacia esa misma dirección, empuñándola. – Estuve tan cerca…- susurró para sí, ignorado por sus Pokémon tanto por el volumen como por lo concentrados que estaban alimentándose. - *¿Qué me faltó?...* - Generó más fuerza en su puño, recordando esa batalla épica. Volvió a “ver” cómo Tyrantrum y Lucario habían caído en suspiros. Volvió a “ver” cómo la estrategia multiple de Garchomp no bastó. Volvió a “ver” el esfuerzo memorable de Heracross y Chesnaught, quienes sin miedo a la abrumadora ventaja de tipo se enfrentaron a ésta cayendo de pie. Y volvió a “ver” a Charizard a los pies/patas de Entei, a pesar de una Carga Dragón a corta distancia.
La angustia volvió.
- ¿Qué…me falta?...-dijo más audible, sin esperar una respuesta porque sentía que nadie la tenía. De hecho, ocurrió otra cosa. Sus Pokémon se desconcentraron y él también, y observó hacia donde ellos habían mirado. Parecía que alguien o algo se había querido acercar. Miró de nuevo hacia el montón de bayas - quedaba más o menos la mitad -, y se puso de pie, luchando internamente con la frustración que había rebrotado. Debía verse fuerte para sus Pokémon. - Vámonos. Dejemos esas bayas para quienes las necesiten. Puede que haya Pokémon que no las podían alcanzar, y por eso nos están observando. - Porque sí, se sentía observado desde hace un rato. Sus Pokémon se incorporaron, y su entrenador miró a Aggron y a Haxorus. - Sigan descansando, los llamaré en caso de peligro. - Les sonrió y los devolvió a sus Pokéball una vez entendieron la situación. - Braviary, acompáñanos. Quiero ver qué tan extenso es este bosque. - Comentó, y el ave asintió. - Silvally, Jangmo-o, sigamos adelante.
Finalmente, encontraron árboles con frutas azules, y Taichi las reconoció al instante. – Bingo. – Sonrió, y junto con su compañero llegaron a los troncos, los cuales eran muy amplios y altos. El humano podía llegar a algunos, pero para sus intenciones necesitaría un poco de ayuda. Tenía a dos Pokémon ideales para ello. - ¡Zero, Braviary, salgan ya! – lanzó ambas Pokéball al aire, y algunos Pokémon que los vigilaban desde los árboles se asustaron un poco al ver a ambos seres, sobretodo a uno tan diferente e imponente como la evolución de Código Cero. – Necesitamos algunas bayas de estos árboles. – Explicó, y de inmediato actuaron. Jangmo-o contemplaba con emoción cómo Braviary se elevaba para desprender suavemente las bayas con picotazos, y cómo su entrenador se subía al lomo de Silvally quedando de pie para poder retirar las que estaban más encaramadas entre las ramas. Poco a poco se fue generando un respetable montón, y una vez Taichi consideró que era suficiente, liberó al resto de su equipo: Haxorus, Aggron y Arcanine.
- Comamos todos. – dijo animado, ante el asentimiento de todos sus compañeros.
Se instalaron ahí mismo, sentados y echados dependiendo de sus capacidades anatómicas. Taichi se acomodó en la cálida panza de Arcanine, y Jangmo-o lo imitó. Mientras comían, inevitablemente pensó en Regine. Para que ese momento fuera ideal, faltaba su novia a su lado. Suspiró y miró hacia arriba, más reflexivo que antes. Entrecerró los ojos y estiró una mano hacia esa misma dirección, empuñándola. – Estuve tan cerca…- susurró para sí, ignorado por sus Pokémon tanto por el volumen como por lo concentrados que estaban alimentándose. - *¿Qué me faltó?...* - Generó más fuerza en su puño, recordando esa batalla épica. Volvió a “ver” cómo Tyrantrum y Lucario habían caído en suspiros. Volvió a “ver” cómo la estrategia multiple de Garchomp no bastó. Volvió a “ver” el esfuerzo memorable de Heracross y Chesnaught, quienes sin miedo a la abrumadora ventaja de tipo se enfrentaron a ésta cayendo de pie. Y volvió a “ver” a Charizard a los pies/patas de Entei, a pesar de una Carga Dragón a corta distancia.
La angustia volvió.
- ¿Qué…me falta?...-dijo más audible, sin esperar una respuesta porque sentía que nadie la tenía. De hecho, ocurrió otra cosa. Sus Pokémon se desconcentraron y él también, y observó hacia donde ellos habían mirado. Parecía que alguien o algo se había querido acercar. Miró de nuevo hacia el montón de bayas - quedaba más o menos la mitad -, y se puso de pie, luchando internamente con la frustración que había rebrotado. Debía verse fuerte para sus Pokémon. - Vámonos. Dejemos esas bayas para quienes las necesiten. Puede que haya Pokémon que no las podían alcanzar, y por eso nos están observando. - Porque sí, se sentía observado desde hace un rato. Sus Pokémon se incorporaron, y su entrenador miró a Aggron y a Haxorus. - Sigan descansando, los llamaré en caso de peligro. - Les sonrió y los devolvió a sus Pokéball una vez entendieron la situación. - Braviary, acompáñanos. Quiero ver qué tan extenso es este bosque. - Comentó, y el ave asintió. - Silvally, Jangmo-o, sigamos adelante.

¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Ago 08, 2019 4:30 am
El tono era el mismo cada vez que discaba el número, y el escuchar el mismo mensaje, el típico con la voz femenina pregrabada, tantas veces le hizo chasquear la lengua en decepción. – Regine debe estar preocupada…Le dije que volvería para comprar las cosas del almuerzo... - comentó sobre el lomo de Zero, quien llevaba caminando no poco rato en aquel bosque, explorando con cuidado sus alrededores. Jangmo-o descansaba en los brazos de su entrenador medio dormido, y Braviary había retomado el vuelo tras un rato reposando en el cuerpo del Pokémon artificial. - ¿Puedes ver alguna salida, Braviary? – preguntó, y el ave se elevó una vez más. Tras algo más de un minuto regresó, y negó con la cabeza, incrementando la preocupación del castaño. – Es un lugar muy amplio, sin cobertura, y sin salidas…Oficialmente estamos perdidos – anunció, sin darle demasiada importancia. ¿Por qué? Porque sabía cómo sobrevivir al aire libre. Eso no significaba que no estuviera preocupado, pero sabía que eventualmente las cosas mejorarían. – Hay que buscar una fuente de agua. Nos servirá para guiarnos además de para beberla.
Pasaron más minutos, y poco a poco la sensación de cansancio en él se incrementó, y ya casi no quedaba agua en su botella. Jangmo-o le mordió un par de veces a petición de él para confirmar que no estaba soñando ni bajo el efecto de ningún ataque Pokémon, y así quitarse la sospecha de que estaban andando en círculos o que estuvieran siendo hipnotizados. El dolor que sintió se lo confirmó, y le ayudó a mantenerse despierto. En eso, volvió a pensar en el dichoso cartel del inicio, como para distraerse del problema en que se encontraban ahora y a la vez despejar definitivamente el malestar rebrotado de sus cuestionamientos:
« Para aquellos que buscan encontrar al Guardián del bosque solo hay un consejo:
Sed uno con el bosque. »
Sed uno con el bosque. »
Aquel bosque era tan pacífico que no era normal. En las ¿horas? que llevaba allí con mucha suerte había visto veinte Pokémon “con claridad”, si es que no se habían escondido antes de que pudiera dirigirse a ellos. Era muy amplio, y también llamaba su atención que no tuviera aparente salida desde el aire. Su instinto y su intuición se agudizaron con cada reflexión, vinculándolo a las palabras que leyó antes de entrar. Quizás ese Guardián podría ayudarle a salir de ahí…y resultaba una apuesta que valía la pena intentar considerando que no tenían más opciones visibles y relativamente concretas para poder continuar sin resultados. El tema era…el “ser uno con el bosque”.
Al ser un aventurero que ha viajado por muchas regiones, Taichi es un agradecido de lo que la naturaleza puede brindar para la supervivencia tanto de Pokémon como de humanos y otros seres, y por eso procura actuar con el mayor respeto posible ante ella. Por eso no abusó de las bayas cuando las retiró, e incluso dejó la mitad para algún Pokémon salvaje hambriento. Por eso, además, guardó a Aggron, Haxorus y Arcanine para no alterar el ambiente ni a sus habitantes. Zero era su transporte a pesar de lo “diferente” que podía resultar por ser un Pokémon artificial, pero era esa diferencia la que lo hacía desear que interactuase en el bosque, a modo de contraste, enseñanza y costumbre. Hacía lo mismo con Jangmo-o al ser un Pokémon con poca edad y experiencia, y Braviary más bien les acompañaba con la gentileza y la confianza que daba un Pokémon como él.
- ¿Cómo saber que eres uno con el bosque? ¿Alguna idea? – preguntó a sus compañeros, con la obviedad de que, en caso de que alguno de sus Pokémon supiera no podría saberlo en detalle. Y evidentemente, nadie lo sabía. Suspiró, pero en eso Zero alzó su cabeza. Al parecer había oído algo. - ¿Encontraste un río? – Silvally no se lo supo confirmar, sino que solamente aceleró y obligó a su entrenador a sostenerse de él para no caer. A su vez sostuvo a Jangmo-o y Braviary buscó adelantarse para ver que ocurría.

![Trébol Rojo [Desafío Gimnasio #11 - Visita al Bosque de los Tréboles] Icon-Admin-Ysiel](https://i.ibb.co/Sd7tR5s/Icon-Admin-Ysiel.jpg)
256566
0
0
![Trébol Rojo [Desafío Gimnasio #11 - Visita al Bosque de los Tréboles] Icon-Admin-Ysiel](https://i.ibb.co/Sd7tR5s/Icon-Admin-Ysiel.jpg)
256566
0
0
Admin Ysiel
Webmaster
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
![Trébol Rojo [Desafío Gimnasio #11 - Visita al Bosque de los Tréboles] Icon-Admin-Ysiel](https://i.ibb.co/Sd7tR5s/Icon-Admin-Ysiel.jpg)
256566
0
0
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Ago 08, 2019 4:30 am

¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Ago 16, 2019 7:21 pm
Aún con Silvally acelerando ostensiblemente sus movimientos, lo único que veía el grupo era bosque, bosque y más bosque. Árboles diversos a pesar de su altura estándar, arbustos y muchos troncos caídos fueron parte del “repertorio” que la naturaleza le presentaba a medida que “avanzaba” en dirección aún desconocida para el castaño, ya que su montura no desaceleraba. Tuvo que agacharse para apegarse al lomo de su Pokémon y así pasar por partes más complicadas a modo de atajo, recibiendo unos cuantos rasguños en sus brazos y piernas por la extensión de algunas ramas. Mantenía a Jangmo-o abrazado contra sí para evitar que saliera lastimado por efecto de aquel traslado, y mientras intentaba calmar al pequeño dragón con caricias al vuelo comenzó a pensar que la urgencia de Zero en su desplazamiento no era porque había percibido agua cerca.
El oír unos rugidos y temblores a la distancia se lo confirmó, y eso hizo que su expresión se volviera más seria. ¿Intrusos? Fue lo primero que pensó, aunque lo laberíntico del bosque restaba validez a esa presunción. – Braviary, prepárate. – Dijo serio, y el ave asintió. De encontrar a una persona que pareciera malintencionada, atacaría de inmediato con tal de inmovilizar y pedir respuestas.
Luego de unas cuantas decenas de metros más, la geografía por fin comenzó a cambiar. El grupo comenzó a ver más luz y menos árboles, hasta que la visión se despejó por completo. Lo primero que vieron fue un río, pero la alegría por encontrar una fuente de agua fue eclipsada por el sonido estruendoso de un latigazo chocando contra la tierra. Apenas frenaron y tuvieron posibilidad de analizar sus alrededores, se encontraron con la situación inmediata: Un Venusaur muy molesto avanzaba con sus lianas en plan de amenaza a un Breloom que se veía muy lastimado a juzgar por lo curva de su postura. Detrás de él o ella había tres Shroomish y otro Breloom que sostenía a un cuarto. Taichi juntó los dientes y se bajó de un salto de Silvally, liberando también a Jangmo-o de su abrazo. Debían hacer algo…y por eso comenzó a correr al mismo tiempo que Braviary, subiéndose a él cuando Venusaur comenzaba a levantar sus lianas para atacar de nuevo.
- ¡¡ALTO!! – exclamó, y con la velocidad que sólo un Golpe Aéreo permitía, Taichi lanzó la Pokéball de Arcanine para que, con su Velocidad Extrema, pudiera tomar a Breloom y sacarlo del rango. Los látigos dieron de nuevo contra el piso, lo cual sorprendió al atacante, así como también a toda la aparente familia de Shroomish. Taichi bajó del ave y se acercó de inmediato al herido Breloom, a quien Arcanine ya había dejado en el piso. – Está muy mal… - Miró a Venusaur, molesto. - ¡Oye! ¡Le has hecho mucho daño! – exclamó, pero los látigos fueron levantados de nuevo. – No escucha…¡Arcanine! Lanzallamas, pero sólo a los látigos. – Ordenó, y el cánido se puso delante de todos para llevar a cabo la instrucción. Quemó las lianas y las recibió igualmente, pero con un daño claramente reducido por la ventaja de tipo. Mientras tanto, Taichi estaba delante del Breloom herido, con la intención de ser escudo en caso de que quisiera atacarlo de igual manera.
- No queremos pelear, Venusaur. Sólo queremos que dejes de atacarlos. – dijo con voz más suave que antes, intentando que ésta pudiese tranquilizarlo. Venusaur sólo gruñía más y más al verse superado en número y al notar Pokémon que resistían sus ataques. En medio de toda esa tensión, Taichi pensaba cuál era el origen del problema mientras usaba una Superpoción para curar a Breloom. ¿Por qué una familia completa de Shroomish y Breloom estaba cerca del río, y por qué Venusaur estaba tan enojado por ello? Su experiencia le dio una teoría, y la comprobaría de inmediato.
- ¿Estás molesto porque entraron a tus dominios? – se atrevió a decir una vez terminó, avanzando hacia el Pokémon mientras Jangmo-o, desde su posición, hacia gestos para que la familia se moviera hacia donde estaba él, en una zona más segura. Venusaur asintió lentamente, y Taichi comenzó a construir desde allí. – Ellos sólo vienen a tomar un poco de agua, igual que nosotros. – Se apuntó. – Lamento que estés enojado, pero tienes que pensar que todos aquí somos iguales. La naturaleza nos regala a todos sus frutos para que podamos disfrutarlos y convivir en paz. El agua también es de todos…- explicaba con la mayor tranquilidad posible mientras el Breloom herido por fin se ponía de pie, asistido por Braviary. – Déjanos beber un poco, y me aseguraré de que no te hagan enfadar otra vez. – Pidió respetuosamente, incluso arrodillándose a unos metros para darle a entender su posición. Él no era parte de ese bosque, por lo que respetaba a sus habitantes. Y si ese Venusaur tan grande estaba molesto, debía apelar a su orgullo para que pudiera calmarse.

¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Nov 28, 2019 1:36 am
Taichi podía sentir su corazón latir desbocado mientas estaba agachado, porque incluso había puesto sus manos y su frente conta el pasto para intensificar más aún la importancia de aquel gesto. Sabía que no todos los Pokémon comprendían el actuar de los humanos, pero había ciertos movimientos universales que servían incluso para ellos. Además, había oído muchas historias sobre la sabiduría de los Venusaur y su asociación al buen juicio en conversaciones espontáneas con otros entrenadores e incluso un par de documentales, por lo que el castaño se aferraba a la imagen proyectada por ellos con un riesgo claro de que no fuera así. Sabido era que en Ysiel el comportamiento de los Pokémon podía ser muy diferente a lo que pudiera esperarse de ellos, más allá de las diferencias de fuerza que pudieran mostrar. Todavía recordaba como una tragicomedia la vez que un Chikorita venció sin apelación a su Charmeleon en la Ruta 1, pero ese era otro tema que no correspondía en la situación actual.
Todos los Pokémon se quedaron expectantes a lo que fuera a hacer Venusaur, quien se había despreocupado de la familia de Shroomish y Breloom que se mantenía en un segundo plano junto con Jangmo-o que había actuado por su cuenta para protegerlos. Resultaba muy interesante lo que ocurría con el Pokémon de la escama, ya que a pesar de no evolucionar todavía – por alguna razón que Taichi no consideraba anormal todavía, simplemente aun no alcanzaba la experiencia suficiente para hacerlo. - sí había progresado una barbaridad en relación con algunas actitudes. Aunque el aspirante -todavía- a Campeón era un fanático de las evoluciones máximas como parte de la búsqueda del potencial completo de sus Pokémon, respetaba completamente las decisiones propias de negarse al proceso de cambio físico y buscar la fortaleza en la forma actual. El dragón todavía no tomaba una decisión, pero no es que se haya quedado quieto sin avanzar. Aunque se viera por fuera como un Pokémon pequeño e infantil – y lo era cuando se ponía celoso de la atención que su entrenador le daba a cierta rubia -, había madurado mucho aprendiendo de sus compañeros con más experiencia. Ahora no solía necesitar de las instrucciones de su entrenador para moverse, y lo estaba demostrando.
Un grave gruñido sacudió como viento huracanado la tranquilidad de ese sector del bosque, y todos fijaron la vista en Venusaur, Taichi incluido que había alzado levemente la cabeza de su posición entregada y sumisa. Con una mirada más iimplacable que enojada, la bestia de las hojas se fue volteando, haciendo temblar el bosque con cada paso que daba en dirección desconocida. A medida que éste se marchaba el castaño se incorporó, haciendo una reverencia en noventa grados en señal de respeto y agradecimiento. - ¡Gracias por entender! – Y una vez que el inicial de Kanto desapareció por completo, suspiró fuertemente, sacándose toda la tensión acumulada. - ¿Están todos bien? – Sus Pokémon respondieron con distintos movimientos afirmativos, pero la pregunta también iba dirigida a la familia de Shroomish y Breloom que habían salvado. Jangmo-o acortó las distancias con su entrenador cuando le vio acercarse, actuando similar a un cachorro de Growlithe que ve llegar a su amo.
- Lo hiciste muy bien, Jangmo-o. – Lo mimó unos segundos mientras el resto de sus Pokémon contemplaban la situación. Dos de los Shroomish estaban asustados todavía, pero el ver a su padre mucho mejor evitaba que estuvieran soltando esporas a la defensiva. Taichi se colocó en cuclillas a cinco metros de ellos, sonriendo intentando demostrar que él y su grupo estaban de su lado. – Todo está bien ahora. Venusaur no les va a molestar por un rato. – Dicho eso, el tercero de los Shroomish salió de la espalda de su madre y corrió hacia el humano de pelaje raro, dando saltitos y “hablando” alegre una vez llegó hasta él. Sus padres le miraron, pero no hicieron nada. Tampoco se movieron cuando el humano pasó suavemente su mano por la cabeza de su hijo. – De nada. – Sonrió, y luego se puso de pie. – Sigamos el río, chicos. Hallaremos una salida a partir de él. – Anunció, y mientras regresaba a sus Pokémon para continuar la travesía, Jangmo-o se dirigió hacia sus nuevos “conocidos”. Un intercambio de sonidos y gestos bastó como despedida, y el pequeño dragón se volteó para correr y alcanzar a su querido entrenador, quien ya había empezado a caminar tras despedirse con una mano alzada.
Todos los Pokémon se quedaron expectantes a lo que fuera a hacer Venusaur, quien se había despreocupado de la familia de Shroomish y Breloom que se mantenía en un segundo plano junto con Jangmo-o que había actuado por su cuenta para protegerlos. Resultaba muy interesante lo que ocurría con el Pokémon de la escama, ya que a pesar de no evolucionar todavía – por alguna razón que Taichi no consideraba anormal todavía, simplemente aun no alcanzaba la experiencia suficiente para hacerlo. - sí había progresado una barbaridad en relación con algunas actitudes. Aunque el aspirante -todavía- a Campeón era un fanático de las evoluciones máximas como parte de la búsqueda del potencial completo de sus Pokémon, respetaba completamente las decisiones propias de negarse al proceso de cambio físico y buscar la fortaleza en la forma actual. El dragón todavía no tomaba una decisión, pero no es que se haya quedado quieto sin avanzar. Aunque se viera por fuera como un Pokémon pequeño e infantil – y lo era cuando se ponía celoso de la atención que su entrenador le daba a cierta rubia -, había madurado mucho aprendiendo de sus compañeros con más experiencia. Ahora no solía necesitar de las instrucciones de su entrenador para moverse, y lo estaba demostrando.
Un grave gruñido sacudió como viento huracanado la tranquilidad de ese sector del bosque, y todos fijaron la vista en Venusaur, Taichi incluido que había alzado levemente la cabeza de su posición entregada y sumisa. Con una mirada más iimplacable que enojada, la bestia de las hojas se fue volteando, haciendo temblar el bosque con cada paso que daba en dirección desconocida. A medida que éste se marchaba el castaño se incorporó, haciendo una reverencia en noventa grados en señal de respeto y agradecimiento. - ¡Gracias por entender! – Y una vez que el inicial de Kanto desapareció por completo, suspiró fuertemente, sacándose toda la tensión acumulada. - ¿Están todos bien? – Sus Pokémon respondieron con distintos movimientos afirmativos, pero la pregunta también iba dirigida a la familia de Shroomish y Breloom que habían salvado. Jangmo-o acortó las distancias con su entrenador cuando le vio acercarse, actuando similar a un cachorro de Growlithe que ve llegar a su amo.
- Lo hiciste muy bien, Jangmo-o. – Lo mimó unos segundos mientras el resto de sus Pokémon contemplaban la situación. Dos de los Shroomish estaban asustados todavía, pero el ver a su padre mucho mejor evitaba que estuvieran soltando esporas a la defensiva. Taichi se colocó en cuclillas a cinco metros de ellos, sonriendo intentando demostrar que él y su grupo estaban de su lado. – Todo está bien ahora. Venusaur no les va a molestar por un rato. – Dicho eso, el tercero de los Shroomish salió de la espalda de su madre y corrió hacia el humano de pelaje raro, dando saltitos y “hablando” alegre una vez llegó hasta él. Sus padres le miraron, pero no hicieron nada. Tampoco se movieron cuando el humano pasó suavemente su mano por la cabeza de su hijo. – De nada. – Sonrió, y luego se puso de pie. – Sigamos el río, chicos. Hallaremos una salida a partir de él. – Anunció, y mientras regresaba a sus Pokémon para continuar la travesía, Jangmo-o se dirigió hacia sus nuevos “conocidos”. Un intercambio de sonidos y gestos bastó como despedida, y el pequeño dragón se volteó para correr y alcanzar a su querido entrenador, quien ya había empezado a caminar tras despedirse con una mano alzada.

¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
Taichi Yagami
Entrenador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
¡El Valor me dará alas!
5289
40
123350
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Nov 28, 2019 2:49 pm
Por diferencias de criterio, el retador cancela el reto.
Las razones han sido explicadas por MP.
Las razones han sido explicadas por MP.

![Trébol Rojo [Desafío Gimnasio #11 - Visita al Bosque de los Tréboles] Icon-Admin-Ysiel](https://i.ibb.co/Sd7tR5s/Icon-Admin-Ysiel.jpg)
256566
0
0
![Trébol Rojo [Desafío Gimnasio #11 - Visita al Bosque de los Tréboles] Icon-Admin-Ysiel](https://i.ibb.co/Sd7tR5s/Icon-Admin-Ysiel.jpg)
256566
0
0
Admin Ysiel
Webmaster
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:
![Trébol Rojo [Desafío Gimnasio #11 - Visita al Bosque de los Tréboles] Icon-Admin-Ysiel](https://i.ibb.co/Sd7tR5s/Icon-Admin-Ysiel.jpg)
256566
0
0
PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Feb 10, 2020 1:48 pm
Finalizado
r e t o de g i m n a s i o
Debido al retiro del líder de gimnasio, este reto queda oficialmente terminado.
Lamentablemente, como no se pasó de la primera etapa, no puede reclamar sus recompensas correspondientes ni reclamar la medalla. Gracias por su comprensión.
Lamentablemente, como no se pasó de la primera etapa, no puede reclamar sus recompensas correspondientes ni reclamar la medalla. Gracias por su comprensión.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|