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A diferencia de otras excursiones, el persistente ruido causado por el movimiento de gentío combinado con el de Pokémon, objetos u aparatos dispuestos en sus calles comerciales, se entremezclaban en el aire, causando un ambiente bastante animado para quienes no conocían la ciudad en su totalidad. Aunque también dentro de dicho desconocimiento, entraba el grupo de los que le habían utilizado solo como ciudad de paso, antes de embarcarse en las rutas colindantes cuales generaban mayores intereses en algunos entrenadores. Y pese a no ser ciento por ciento mi caso, debía de confesar el haber estado en la pasada visita tan solo un par de minutos, al necesitar insumos y recuperar a mis compañeros en el Centro Pokémon. Siendo el motivo por el que todo a mis ojos me parecía algo novedoso, pues al igual que el resto de las ciudades y pueblos conformando Ysiel, entregaba la sensación de poseer su propia cultura; como si no estuviese solo en una región, si no en varias al mismo tiempo.

Un choque de cultura cual medía solo al momento de transcurrir por sus veredas, sintiéndome bastante fuera de lugar si me comparaba con la elegancia del resto de las personas que me encontraba de frente, aun si no me dedicaban ningún tipo de mirada despectiva o siquiera de interés, tan solo observar la diferencia en la vestimenta me hacía querer regresar al Centro Pokémon a cambiarme. Deteniendo esa idea apenas pensar lo desprotegida que me haría sentir el deshacerme de mi abrigo, mucho menos ahora donde debía afirmarme de cualquier atisbo de valor para dar con el objetivo planteado ese día. Tomando una profunda y larga bocanada de aire de entre mis labios, acomodando la capucha sobre mi cabeza para así reanudar mis pasos, entregando su peso un poco se sosiego cual necesitaba con total urgencia.

¿En que estaba pensando cuando creí sería buena idea viajar a Somnium? Ni yo misma podía dar con la respuesta, sobre todo, porque el gran merito se lo llevaba Gardevoir y el resto de mi equipo, quienes me animaron hacerlo con la excusa de ser algo que necesitábamos todos en general para “crecer”. Pero a nada de llegar al destino, aun dudaba si debía o no el ir a enfrentar al Líder de Somnium, percibiendo el aumento de los latidos de mi corazón anunciando ese traicionero nerviosismo, ¡y ni siquiera lo tenía de frente para causar dicha sensación! Tal vez no era el momento, podía ir a buscarle mañana, una semana más… ¡o el próximo año! Sí, eso sonaba mucho más razonable, dar media vuelta y marcharse antes de hacer el ridículo.

“Encontré la ubicación del gimnasio. Vamos, está en dirección contraria a la que ibas.” Y cualquier intención de echar a correr con el rabo entre las piernas, terminaba en segundos. Sin poder generar palabras para contradecirle, abriendo y cerrando la boca queriendo formular una respuesta negatoria, pero ese contradictorio y diminuto lado no deseaba en el fondo hacerlo, consiguiendo el afirmar en silencio, siguiéndole el paso entre el resto de la gente y hasta llegar a la edificación donde supuestamente el líder esperaba a sus retadores.

– ¿Estás segura que es aquí? me parece un edificio cualquiera… y demasiado fácil de encontrar. – comente mirando con detención la infraestructura frente a nosotros, salvo la vistosa y gigante puerta de entrada que poseía, nada anunciaba el tener un gimnasio en su interior; no había señales, ni mucho menos retadores cerca a quienes preguntarles. Además, en la zona se veía demasiados turistas y comerciantes para ser el lugar correcto. – N-no me mires así, tengo razones para dudar. – la mirada amenazadora de mi compañera me hacía creer que ella estaba en lo cierto, sin embargo, ¿no se supone que los gimnasios son mucho más llamativos? Aunque para ser honesta, jamás me había detenido a mirar uno.

“Bueno, solo existe una forma de probar que estoy en lo cierto.” Antes de darme el tiempo de preguntar a que se refería, esta utilizaba de sus poderes para abrirse paso, ignorando el grito de mi parte y la negativa por ingresar a un lugar cual podría ser el hogar de alguien. Sin embargo, apenas entrar detrás de Gardevoir seguido de una disculpa por irrumpir, cualquier tipo de regaño a la susodicha terminaba muriendo en mis labios y era remplazado por silencio.

El más diminuto sonido se expandía con fuerza en ese amplio salón de entrada, un eco recibido de vuelta que aumentaba esa sensación de incertidumbre de lo que estaba ocurriendo. Prefiriendo el quedarme quieta utilizando mi mirada por sobre cualquier otro sentido, al temer si tocaba la más mínima decoración, terminaría activando una trampa; tal como los momentos clichés de esas películas de mansiones embrujadas. Pero muy a diferencia de estas últimas el lugar se veía limpio y cuidado, es más, por una extraña razón, sentía que varios de los objetos decorando las paredes y la mesa de centro me eran familiares. Queriendo detenerme en esto, mas el fuerte estruendo de la puerta cerrándose a mis espaldas hizo que lo olvidase, gritara con fuerza y mirara a Gardevoir con suma urgencia; deseando me explicara lo que estaba sucediendo.

“Tal vez fue el viento. Supongo no nos queda de otra que avanzar.” No muy contenta por su resolución, preferí seguir la decisión tomada por mi compañera. Subiendo unas largas escaleras cual llevaban al único sector de salida de la pintoresca y familiar habitación, utilizando el pasamanos derecho tratando de ir despacio, mirando a todos lados hasta chocar contra la espalda de mi compañera. Preparándome para preguntar el motivo de porque se detuvo, mas al alzar la mirada al frente daba con la respuesta; el paso estaba bloqueado por una extraña puerta.

Equipo:
Corleon Straff
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Corleon Straff
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Mar 23, 2020 7:09 am
Primera fase del reto superada. Puede continuar a la siguiente fase. ¡Éxitos!



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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Mar 24, 2020 8:38 am
_____PUERTA DEL MIEDO_____
Fears are nothing more than a state of mind

¿Continuar o dar la vuelta? Independiente de haber avanzado hasta este punto, esa pequeña voz en mi cabeza seguía tentándome con la idea de dejar todo tal como estaba, debiendo de frenar cualquier movimiento de mis piernas para no dar un paso en falso. Pero no era el momento indicado de caer en dichas reflexiones o en cosas que pudieran distraerme, mucho menos cuando Gardevoir se hacía a un lado tratando de llamar mi atención no solo con su postura o mirada, sino también, lo conseguía por el medio molesto del uso de sus poderes. – ¿Puedes dejar de hacer eso,por favor? – alegue contra la punzada recibida en medio de mi cabeza, sobando esa zona con la palma de mi diestra, mientras ella solo parecía reírse en silencio por sus actos y las consecuencias a mi costa.

“Después de ti.” Su falsa modestia a veces me hacía dudar de si de verdad le importaba o no, observando como ya a un costado, alzaba uno de sus brazos a señal de dejarme pasar y así ir directo hasta la misteriosa puerta; ya no existían motivos para no hacerlo. Conteniendo la idea de sacar su Pokéball y regresarla dentro del aparato, al creer el desafío sería peor con ella importunando cuando se le diera la gana.

Afirmando la manija con mayor fuerza de la deseada, debido a la inquietud provocada por la incertidumbre de lo que podría encontrarse tras esa fina y elegante puerta de madera. Aumentando aquello gracias al silencio de nuestros alrededores, jurando incluso el escuchar cada latido de mi corazón o el cambio de postura de las extremidades de Gardevoir en su misma posición. Cerrando mis ojos con fuerza al tiempo que mi brazo respondía a la orden, buscando el valor necesario para así girar la manija y recibir parte del brillo proviniendo del otro lado, iluminando de forma inmediata hasta más allá del pasillo oscuro donde nos encontrábamos. Abriéndose paso a medida que la abertura se agrandaba, llegando al punto de verme obligada a permanecer con los ojos completamente cerrados, sin ver ni escuchar nada que pudiera dar un aviso de lo que nos esperaba.

━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━

Antes de caer en la desesperación y quejarme contra el líder del gimnasio por dejarme ciega, con pequeñas lagrimas mis parpados previamente pesados desprotegían a mis ojos y me permitían observar borrosamente mi entorno. Parpadeando varias veces y sobando con el dorso de mi muñeca ambos ojos, intentando con ello el regresar a una vista más clara para poder distinguir los brillantes colores dispuestos en mi campo visual. Un proceso prolongándose innecesariamente, notando con el pasar de los segundos como de a uno daba con los objetos, sin asignarles la mayor importancia de momento. Aunque claro, al reconocer finalmente la decoración, caía en el juego de no saber si era real o no.

“Es solo un sueño.” Me repetía estas palabras en mi cabeza tratando de convencerme, utilizando mi diestra para pellizcar una de mis mejillas, sintiendo no solo el dolor y el posterior ardor en la zona lastimada, a su vez, el peso de estar realmente en el interior de una habitación conocida y que no traía buenos recuerdos. – ¿Aradia? ¡juro si esto es invención tuya, te mato! – grite con fuerza manifestando mi enojo contra Gardevoir y sus jugarretas crueles, pero la única respuesta obtenida era el regreso de ellas al rebotar entre sus cuatro paredes. Esperando segundos, minutos, sin suceder absolutamente nada. Confirmando lo que temía desde recuperar la visión por completo, estaba totalmente sola.

– Okey Sophie… Calma. – percibiendo por dentro ese cambio de seguridad a temor inmediato, comenzaba hablar en voz alta a mi misma, procurando el evitar caer en la desesperación y con ello, perder el control de mi respiración. – Inhala por la nariz, exhala por la boca. – me ordenaba a mí misma constantemente, tratando de mantener la calma aun si mi pecho comenzaba a pesar. Llevando mi diestra sobre el mismo y la zurda en dirección al bolsillo de mi abrigo, palpando con mis dedos aquel objeto tubular que servía en mis ataques de asma. Dejando transcurrir el tiempo hasta lograr una respiración normal, sintiéndome un poco más tranquila que en un comienzo, mas no del todo a gusto al pensar nuevamente en donde me encontraba.

La revisión rápida a mis pertenencias, indicaban el no poseer nada más que el largo abrigo negro cubriéndome de la cabeza a los pies. Ahora bien, aquel lado causando el pensamiento de tratarse de algo real, era el estar en una replica exacta de la habitación de mi antiguo hogar, trayendo la imagen a mi cabeza de saber porque me era tan familiar la decoración al entrar al gimnasio, se parecía bastante al salón de entrada del mencionado. Por otro lado, no solo la lógica de ir de Ysiel a Hoenn en minutos me hacían dudar y creer era falso, también apoyaba ese racionamiento la carencia de mis compañeros. ¿podría tratarse de una ilusión? a esas alturas, todo me era razonable, sin embargo, no estaría ciento por ciento segura hasta comprobarlo con mis propios sentidos.

Me causaba cierta curiosidad como cada cosa de la habitación estaba en el lugar que le había dejado tras marcharme, negando, sin embargo, esa sensación de añoranza y reemplazándola con dos cosas puntuales; no se trataba de algo real y que debía de marcharme cuanto antes. Dirigiéndome a la única salida cual daba al pasillo conectando con el resto de las habitaciones, aun si no estaba muy segura de querer revivir la experiencia de deambular por la casa, era la única opción que tenía a mano. Evitando el mover un solo centímetro más de mi cuerpo en dirección hacia la puerta, al escuchar un murmullo y la proyección de dos sombras por su abertura inferior, congelándome inmediatamente al reconocer a los dueños de la voz femenina y masculina.

La indecisión de avanzar o quedarme en mi lugar se resolvía en cosa de instantes, sobre todo, al escuchar con detención la discusión mantenida entre ambos y que eran bastante habituales en casa. Claro, que mejor tema de conversación familiar si no es de su poco talentosa hija ¿no? – De todas mis malas y buenas experiencias… y tenía que ser precisamente este tipo de recuerdo. – murmuraba para nadie, extrañando por primera vez los comentarios sarcásticos de mi compañera, volteando la mirada hasta dar con la ventana, al ser quizás la otra mejor opción de salida. Todo sea por largarme cuanto antes.

– Qué más da, ella ya se marcho de nuestras vidas. Si sigue viva o no, no es de nuestra incumbencia. – apenas regresar mi atención hacia la puerta, me llevaba esa terrible sorpresa. Antes ambas sombras mirándose de frente, ahora se proyectaban con los rostros en dirección hacia la habitación, como si supieran que había alguien más con ellos.

– Con lo torpe que es, de seguro termino perdiéndose en una de las rutas. Quizás por eso no hemos recibido noticias de ella. – era el turno de la figura femenina, utilizando el mismo tono desinteresado que su contrario, sin reflejar ninguna preocupación respecto a como se encontraba la menor de sus hijos. – Esa ladrona malagradecida, ¡que ni se le ocurra a volver aparecer por aquí! – aun si no los veía, se sentía el odio irradiado en sus palabras y tono de voz, notando como ambas sombras parecían aumentar de tamaño, consiguiendo llegar más allá del umbral del marco de la puerta.

– Debimos dejar que partiera antes de viaje, así se hubiese muerto ella en vez de su hermano.

Sin soportarlo más, ambas manos cubrieron mis oídos para no seguir escuchando sus comentarios cada vez más crueles. Pero estos se colaban entre mis dedos y seguían penetrando con fuerza, al punto de sentir mis ojos humedecidos. Cerrando con fuerza mis parpados en un vano intento de hacerlos desaparecer de mi vista, causando el efecto contrario, puesto sus sombras se aproximaban con cada palabra mencionada, llegando hasta cubrir no solo mi figura, si no el resto de la habitación con sus comentarios rebotando de un lado a otro. – ¡Ya basta, cállense los dos! – grite a todo pulmón causando milagrosamente lo ordenado de mi parte, sintiendo el correr de una lagrima en mi mejilla apenas abrir mis ojos, percatándome de la oscuridad y silencio que ahora me acompañaban.

“De nada sirve negarlo, ni tu propia familia te quiere. Estas completamente sola.” Reconocía la voz como propia, pero sonaba bastante distorsionada para serlo. No obstante, su comentario era acertado y la realidad de ellas lograban lastimarme más de lo que admitiría. Era como si el peso de esa realidad finalmente golpeara físicamente, sintiendo mis piernas ceder cayendo de rodillas e intentando controlar mis emociones cuales sin poder evitarlo, se desbordaban hasta dejar salir el llanto. No me importaba lo patética que podría verme o si todo era real o no, llevaba tanto tiempo guardando esa tristeza que sentía era necesario liberar un poco de presión en el corazón. Sin embargo, el estar en un sitio oscuro y delimitado de espacio, impedía quitar el miedo inicial cual ahora recorría con libertad en mi cabeza. Abrazando con mis brazos mi cuerpo, buscando algún tipo de estabilidad mental para lograr componerme.  

¿Y de que servía? A la primera indecisión ya estaba lista para tirar la toalla, además, si abandonaba ese estúpido ¿sueño o pesadilla? ¡lo que sea!, tal vez podría salir de entre la oscuridad y el silencio, quienes comenzaban afectar en mis decisiones, dejando salir ese lado débil que tanto odiaba. – Será mejor rendirme… – murmure sin tomarle importancia a esas palabras o si existía alguien más escuchándome, intentando pensar en diferentes cosas; todo sea para no caer en cuenta nuevamente, de estar en un espacio tan reducido. Y gracias Arceus, mis plegarias eran escuchadas.

– ¡Auch! ¿Qué demonios? – una punzada en la cien seguido de un dolor irradiando desde mi cuello, lograba apagar ese lado emocional por instantes, para así voltearme en busca del causante de ambos ¿golpes? Pero como antes, me encontraba completamente sola. Tal vez si tenía algún tipo de trastorno mental, después de todo. Transcurriendo solo otro par de segundos y regresaban esas dos molestas sensaciones. – ¡H-hey, eso duele! ¿sabes? – aun si parecía desquiciada hablándole a nadie y buscando con la mirada a ese mismo nadie, las palabras salieron antes de poder detenerlas, sin saber si serían o no escuchadas por el principal culpable.

“¡Por fin reaccionas! ¿¡Sabes cuanto tiempo llevo tratando algún tipo de respuesta de tu parte!?” abriendo ambos ojos en par, no tenía cabida palabra o reacción alguna, tan solo escuchar la “voz” de Gardevoir tras todo lo ocurrido, me alegraba por dentro; independiente de lo mala que estaba siendo conmigo. “¡Nos tenías preocupados! Y… espera, mejor te ayudo primero.” No entendía a lo que se refería, mas seguido de sus palabras una intensa luz comenzó a cubrir mi cuerpo proyectándose al resto del espacio, consiguiendo como lo ocurrido con la puerta, cegarme completamente perdiendo mi ubicación actual.

━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━

A diferencia de la primera vez, toda sensación llegaba rápidamente, logrando percibir no solo la pesadez ahora apoderándose de mi cuerpo, para mi infortunio, regresaba en el segundo menos indicado. Soltando un grito de sorpresa e incorporando hasta quedar sentada en el suelo, sintiendo aun en el rostro ese golpe húmedo y frío, cayendo en cuenta posterior a recuperarme del susto de lo empapada que estaba en la parte superior de mi cuerpo. “¿Lo ves? Te dije que eso funcionaría.” Tosiendo al sentir un poco de agua atrapada en mi garganta, finalmente se aclaraba el escenario y lo sucedido; también, de los principales culpables.  

– ¿E-era eso necesario? – mencione al recuperar finalmente el aliento, dirigiendo mi mirada y pregunta en dirección a Gardevoir, independiente de no haber sido ella la causante del movimiento.

“Llevabas tiempo sin despertar y los demás comenzaban asustarse. Los había sacado para ayudarme, pero al final, solo terminaron causando más problemas.” A su comentario, le siguió un gruñido a mi espalda, junto a la combinación de chirrido y luminosidad a mi costado. Consiguiendo el darme cuenta de no estar sola con Gardevoir, a mis espaldas y a manera protectora se encontraba Stoutland, acompañado de Pikachu quien posterior a soltar un poco de electricidad de sus redondeadas mejillas, se acomodaba sobre mi regazo. Sin olvidarme del principal cómplice de empaparme a instrucciones de otro de sus compañeros, Empoleon a un lado de mi postura en completo silencio, mas dirigiendo una mirada de molestia a la interlocutora y principal mente maestra detrás de todo.

A ello le siguió una disputa entre ellos cual no lograba entender, pero tan solo escuchar ruidos conocidos, independiente de no saber lo que estaba pasando, quitaba esa inseguridad y tristeza atrapada en mi pecho. Si bien no conectaba aun la escena vivida con el caer inconsciente o incluso si había sido tan real como se sintió en ese momento, un alivio recorriendo mi cuerpo hizo que finalmente me diera cuenta, pese a no tener a mi familia de mi lado, no me encontraba del todo sola como aquella Sophie del pasado. Volviendo mi atención a quienes ahora discutían, probablemente por otro dicho negativo de Gardevoir, los mismos cuales sin haber esperado más que luchar a mi lado tras decidir venir conmigo, se habían vuelto en más que unos simples compañeros, dispuestos a seguirme hasta en mis peores momentos.

“¿Y ahora porque lloras? Oye, deja de hacer eso… no quiero que me relacionen con una entrenadora debilucha.” Tanto Gardevoir como los demás regresaban ahora sus miradas a mi dirección, pasando mis manos debajo de mis ojos sintiendo la humedad de ellos, limpiando finalmente con la manga del abrigo lo que quedaba y consiguiendo componerme finalmente.

– Lamentablemente, estás atrapada conmigo y no te queda otra que aguantarme. – respondí sintiendo en ocasiones mi voz temblar, sin embargo, una sonrisa al final terminaba por dominar sobre cualquier rastro de tristeza. Tranquilizándome al punto de poder levantarme del suelo, ignorando la respuesta que pudiese recibir de Gardevoir. – C-creo descanse lo suficiente ¿nos vamos? – pregunte mirando a todos al mismo tiempo y recibiendo sus afirmaciones casi por separado, dando cuenta después del desborde emocional ocurrido, de nuestra ubicación y en definitiva, del desconocimiento hacia donde ir.

Nuevamente y gracias a la iluminación generada por Pikachu, se aclaraban esas dudas y aun si el espacio no decía mucho, por lo menos teníamos un indicio. Nos encontrábamos en el centro de un largo pasillo con grandes ventanales, cuya carencia de luz traspasando por ellos, daba la sensación de estar aun de noche por la completa oscuridad, tanto dentro como por fuera. Sin embargo, en uno de los extremos a nuestra espalda, se encontraba la puerta ya abierta que habíamos cruzado previamente, mientras en el extremo contrario, estaba una completamente cerrada emanando una luz desde su interior. – No queda de otra ¿no? – sin esperar una respuesta, mis piernas comenzaban a moverse solas para continuar, aun si tenía dudas de si hacerlo o no, estas terminaban ahogándose apenas sentir algún roce o peso del cuerpo ajeno de uno de mis compañeros; como si supiesen que necesitaba ese apoyo físico para lograrlo, y no estaban equivocados. Ahogando lo más posibles mis dudas para dar no solo lo que parecía ser mi objetivo, si no también, del resto de mi equipo. Sintiéndome más resguardada que nunca, pues sabía ahora, no estaba sola en la vida como creía.
Corleon Straff
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Miér Mar 25, 2020 7:49 am
Puerta del Miedo superada. Puede continuar a la siguiente puerta.



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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Mar 31, 2020 5:19 pm
_____PUERTA DEL PLACER_____
Illusion is the first of all pleasures.

– Bueno, la cosa es esta. – tosí suavemente llamando la atención de los Pokémon presentes, quienes fijaban sus miradas curiosas a mi dirección. – No los puedo llevar a todos fuera de sus Pokéball… por obvias razones. – murmure dejando dichas palabras se entendiesen de manera implícita, cuyo silencio sin reproches, indicaba su comprensión. – Cualquier cosa que llegue a suceder, Aradia será quien los llame nuevamente. Y antes de que se quejen, ella promete portarse bien con ustedes, ¿no es así, Aradia? – ahora era yo junto al resto quien fijaba la mirada a la susodicha, sin mencionar ni decir absolutamente nada, pero asintiendo levemente con ambos brazos cruzados, indicando con ese gesto el haber aceptado las condiciones impuestas de mi parte.

Suspirando aliviada y dejado todo en regla con los demás, tomaba las Pokéball de cada uno de mis compañeros menos la de Gardevoir, ingresándolos al interior de aquel aparato esférico para así llevarlos conmigo de una manera más pasiva. Inhalando una larga bocanada de aire armándome de valor para continuar, gesticulando con una de mis manos, una señal hacía Gardevoir y así proseguir con lo que ahora sospechaba eran pruebas del líder del gimnasio a sus retadores. Siguiendo la misma mecánica que en la puerta anterior, con la única diferencia de sentirme un poco más preparada gracias a la previa vivencia.

━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━

Nuevamente, el diseño rustico de mi antiguo hogar me daba la bienvenida, deteniendo mis pasos apenas dar con la claridad del escenario frente a nosotras. Sin embargo, muy opuesto al ambiente cual me recibió antes en ese desagradable encuentro, de los ventanales cercanos a la puerta emanaba una luz cálida proviniendo del exterior, el sol en su punto máximo en el cielo junto a la brisa marítima revoloteando las largas cortinas, ambas cuales llegaban a penetrar esa barrera arquitectónica sosteniendo a ese hogar. Un marco de fotografía en el que solo faltaban sus personajes principales, debiendo de controlar mis emociones, sobre todo, ante el sentimiento de añoranza oprimiendo con tal fuerza que impedía el poder siquiera articular palabra alguna.  

Avanzando por inercia tocando con mis dedos solo la superficie de cada objeto interviniendo en mi camino, advirtiendo su dureza o su suavidad dependiendo de su utilidad y con ello confirmando mis dudas internas; suponía por ser tangibles, eran reales. No obstante, no podía fiarme del todo y parte de mi cabeza lo relacionaba como tal, negándome el caer aun si un mínimo porcentaje deseaba que fuese realidad. Separándome de golpe como si el hechizo se hubiese desvanecido, observando de un lado a otro buscando la salida o a Gardevoir para ayudarme a continuar. Bastaba solo mencionar su nombre y aparecería.

– ¿S-sophie? – un frío recorrió mi cuerpo al conectar ese tono de voz femenino con la figura respectiva en mis recuerdos, congelándome en mi posición tal si me hubiesen atrapado en alguna travesura, como cuando apenas era una niña. – ¡Sophie, hija mía! ¡Por fin regresaste a casa! – cualquier tipo de pensamiento lógico se iba al tacho de la basura apenas sentir como por la espalda, la mayor reducía el espacio existente y se abalanzaba en un fuerte abrazo. Siendo quizás esto último lo que más me había impactado, pues jamás en mi tiempo viviendo con mis padres, me demostró un tipo de afecto físico o emocional.

Logrando darme vuelta tras soltarme del agarre, dispuesta a desmentir lo que estaba pasando con palabras previamente mentalizadas, sin embargo, todo ese bravo y el discurso preparado morían antes de soltar siquiera una simple silaba. Lo primero, fue al dar en agregado a la escena la figura de mi padre con ojos esperanzados mirándonos desde el marco de la puerta, y lo otro, tras notar como las lágrimas proseguían deslizándose del rostro cansado de la mujer a quien nunca antes cumplió su rol de madre, pero seguía siéndolo aunque yo lo negase. Aferrándose y sintiendo sus brazos alrededor de mi cuerpo, notando por encima de su hombro como ahora la figura de mi padre se acercaba para formar parte del abrazo, a su vez sollozando en silencio sin dar indicios de querer interrumpir ese conmovedor momento. Apretando con fuerza mis manos hasta sentir mis uñas penetrar mis palmas, sin dar cuenta cuan fuerte presionaba mis puños ni tampoco el dolor posterior que pudiese causar; era la única forma de no decaer a dichosa grata tentación.

Y aun pensando en eso ¿por qué no los detenía?, sabiendo más el daño causado por una falsa esperanza de recibir amor de personas cuyo interés jamás estuvo conmigo, ese pequeño ser hambriento de cariño pedía que no los dejase ir, sea real o no, ¿cuándo existiría una situación similar a la actual? Menos si lo situaba en la vida real, ellos con suerte me dedicaron algo de atención cuando mi hermano estaba con vida. Pero ahora todo era distinto, no debía ni tampoco permitiría que jugasen así conmigo; ya había aprendido la lección y no caería con la misma piedra en el camino.

– ¿T-tienes hambre? Dime ¿qué te gustaría comer? – finalmente ambos se separaban, pero mantenían la mirada fija en mi postura, irradiando alegría como si hubiesen recibido la mejor noticia del mundo. – ¡Te preparare un banquete que no olvidaras!

Basta.

– Hija, es mejor te hagas ya la idea de que aumentaras unos kilos más con la comida de tu madre. –  continuo ahora el mayor, riendo suavemente mientras rodeaba por la cintura a su pareja. – Desde que te fuiste, aprendió unos platillos exquisitos que deseaba prepararlos para cuando regresaras a casa.

¿Mi madre aprendiendo cocinar? No, es un absurdo. No, no y mil veces no… ¡esto ya no tiene sentido!  

– Mi niña, ¿sucede algo? Te has mantenido en silencio desde que llegaste. – inquirió ahora la mujer reduciendo el espacio entre ambas, sintiendo sus fríos dedos tomar de mi mentón y que al mínimo contacto, genero que reaccionase de la peor manera posible; separándola con un golpe de la mía. – ¡S-sophie!

– ¡Silencio, basta los dos de entretenerse a mis expensas! – grite con fuerza, controlando cualquier impulso de lanzarme sobre ambos y zarandearlos hasta hacerlos desaparecer de mi vista. – Se que esto no es real y encontrare la manera de salir… Y ninguno me lo va a impedir. – probablemente fue el agotamiento de tantos años de abuso, el que no sean reales y por ello poder gritarles como me diera la gana sin consecuencias, o simplemente, el haber crecido al punto de poder enfrentar a quienes fueron mi principal enemigo y a la vez, a quienes deseaba con todo corazón demostrar mi validez en este mundo para recibir siquiera un abrazo de su parte. La verdad no importaba el motivo, lo que necesitaba ahora era buscar la manera de huir, antes de caer nuevamente en la inestabilidad mental cual ahuyentaba con mis propios pensamientos.

– ¿Hija, estás bien? ¿De que nos estas hablando?

– ¿Te sucedió algo cuando estabas en Ysiel? Mi niña, si te sientes mal debemos de ir de inmediato atenderte, no queremos que te suceda nada.

¡Hasta sus justificaciones a mi conducta, llegaban a bordar en lo absurdo! Aunque en el fondo, hubiese deseado siquiera un poco de comprensión de mis verdaderos padres, en vez de ser tan estrictos con todo lo hecho de mi parte y como lo demostrado por estos dos desconocidos. Tal vez, así se sentía el tener familiares indulgentes, algo que no sabía si a futuro podría volver a experimentar, mas el deseo de que se volviese realidad podría ser escuchado cuando decidiera regresar nuevamente a Hoenn. Uno nunca sabe lo que depara el mañana.

“Supongo que, es mi momento de intervenir esta conmovedora escena ¿no?” a diferencia de la vez anterior, donde solo escuchaba la voz de Gardevoir resonar en todo el espacio, ahora su figura se materializaba e interponía entre los mayores y mi postura, generando un tipo de barrera por si existía algún tipo de segunda intención. “Intuí que necesitabas un poco de tiempo a solas para enfrentarles, pese a no ser reales, tómalo como un ejercicio.” Sin saber si deseaba golpearle o agradecerle por aparecer, tan solo afirmaba con suavidad sin cuestionar el como había llegado, o donde estuvo todo este tiempo. Acercándome lentamente, con intenciones de agarrar su mano extendida, sin embargo, la intervención de las otras dos figuras me detuvo a medio camino.

– Sophie, ¿estás segura que deseas regresar? – mire a la figura femenina quien me miraba con ese cariño de madre en sus ojos, una expresión que me resultaba difícil de poder pasar desapercibida. – Acá tienes todo el amor que nunca recibiste, tanto mío como el de tu padre. Ya no estarás sola ni tampoco tendrás que esconderte, nunca más. ¿De verdad deseas marcharte y dejar pasar este hermoso momento en familia?

Trague saliva al notar como ella junto al mayor trataban de convencerme no solo con palabras, si no también, con sus gestos, posturas y miradas. Sin embargo, aun si había dudado por segundos, mi decisión fue tomada desde un principio. Negando con la cabeza y tomando firmemente la mano extendida de Gardevoir, causando aquel cambio de escenario apenas lograr ese simple contacto.

“Espero y algún día, puedan comprender la gran persona que se están perdiendo crecer.”

Sin saber si fue producto de mi mente o si de verdad es algo más allá que borda mi imaginación, aquellas palabras resonaron con fuerza al mismo tiempo de terminar cegada por el intenso brillo, sin embargo, la calidez del cuerpo emanado por mi compañera, posicionaba mis pies en la tierra para no perder el rumbo. Regresando aquel pasillo cual nos recibió previamente, pero con la única diferencia de encontrarse bastante iluminado, como si la luz de los ventanales por fin pudiera entrar por su vidrio alumbrando aquel estrecho espacio. Hemos regresado al principio.

“Ya me puedes soltar.” Y apenas notar seguía aferrada a mi compañera, la soltaba con torpeza al punto de casi ocasionar cayese de espaldas. Emanando una risa de su parte y un regaño de mis labios por burlarse a cada error que cometía. Siempre que creía se comportaba de manera cortes y como una verdadera amiga, generaba una acción cual me hacía dudar no fuera abusiva conmigo. Ignorándome como siempre y continuando con su andar al otro extremo, donde se encontraba otra de las grandes puertas cerradas.

– Aradía, dime una cosa… ¿dónde estuviste escondida todo este tiempo? – pregunte apenas alcanzar su paso, inquiriendo el momento en el que estábamos dentro de dicha ¿ilusión?, por así decirle. Mas la única respuesta recibida fue su silencio, seguido de una suave risa ocultando algo que bien podría ser usado en mi contra; ya sea bueno o malo.
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_____PUERTA DEL PASADO_____
Inhale the future, exhale the past.

Mire con detenimiento cada mínimo detalle, sin lograr comprender de fondo lo que estaba sucediendo. La parte racional de mi cabeza quería convencer al porcentaje indeciso, aun si el engaño visual era tal que impedía un consenso entre ambos lados. Asegurando pese a la contrariedad de mi postura el estar aun dentro del gimnasio, negando el vivido paisaje, los golpes contra las demás personas viniendo de frente por la calle y el bullicio provocado por las diferentes entidades desplazándose de un lado a otro, abarcando en gran medida los estadios etarios de todo ser humano. “¿Dónde diablos nos trajiste ahora?” el tono molesto de mi compañera logro sacarme de mi posible dolor de cabeza por tratar algo que a mis ojos engañaban, preocupada en un principio de ser la fuente de su fastidio, sin embargo, su mirada y la dirección de su cuerpo indicaban el estar hablando a una tercera persona; probablemente al creador de esa ilusión.

– Aradia, no nos metas en problemas. – murmure sobando con mi mano el costado derecho de mi rostro, suspirando con desgano y cansancio debido al enfrentamiento emocional vivido hasta ese punto. Haciendo un ademan con mi diestra para que Gardevoir se hiciese a un lado, permitiendo así el transcurso de las personas en la vía, donde detenidas en medio del tumulto, provocábamos ese choque contra nosotras sin respeto alguno.

Desatendiendo los siguientes comentarios deslenguados y poco comunes para un Pokémon, me enfocaba en tratar de descifrar el dónde nos habíamos transportado en el tiempo, reconociendo variados detalles que me hacían creer el adivinar nuestra actual ubicación. Cerrando mis ojos escuchando con detenimiento y apartando los ruidos generados por los presentes, logrando captar un suave pero inconfundible sonido cual me ha acompañado desde mi niñez. Había conseguido descifrar el principal misterio. – E-estamos… estamos en Ciudad Portual. – ¿de nuevo? Aunque bien antes las visiones se habían enfocado dentro de mi antiguo hogar, me era extraño el trasladarse a un terreno mucho más amplio y complicado de replicar, ¿qué no se supone a más detalle, más difícil es mantener una ilusión? ¿por qué no existían fluctuaciones en los lugares irrelevantes al suceso en curso? No obstante, cualquier tipo de idea respecto a ese tema se iba en cuestión de segundos al suelo, literalmente hablando.

– D-disculpe señorita.

– No pasa nada, ¿te encuentras…bien? – a ojos de tercero, cualquiera creería la capacidad de habla se complicaba producto del buen golpe dado contra el suelo, al haber caído sin sostenerme de manera adecuada. Pero, quienes eran cercano a mi núcleo y me conocían lo suficiente, comprendían mi estado de estupefacción repentino. Fijando mis ojos a mi mini versión, al punto de incomodarla y motivar que se marchara tras su leve disculpa. Ya con ese incidente, teníamos el siguiente eslabón perdido de la misión en trámite. – Vamos, tenemos que seguirla. – palabras innecesarias, pues Gardevoir se movía casi por su cuenta y despejando la vía apartando alguno de los transeúntes, de la manera más cortes posible. Murmurando disculpas automáticas cuando la respuesta era algún comentario de molestia a nuestra dirección, mas sin apartar mi vista de lo que sea debía de hacer en ese terreno, o del sujeto importante para continuar con nuestro propósito.

━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━

– ¿Lograste encontrar algo? – pregunte gritando con ambas manos alrededor del rostro, con la idea de aumentar el volumen de mi voz y que el mensaje llegará a Gardevoir.

“No.” Negó tajante descendiendo del tejado en donde había montado guardia, sin importarle si estaba sobre uno de los negocios en la zona más concurrida y comercial de la ciudad. “¿Cómo una mocosa se puede perder tan fácilmente?, sobre todo, si hablamos de ti.” Mordí mis labios con la intención de no entregarle la respuesta que ella esperaba, optando por la alternativa más infantil de todas y sacarle la lengua al mismo tiempo que le daba la espalda. Ignorando cualquier otro tipo de palabra viniendo de ella.

Los carteles, rumores de la gente y la cantidad inusual de entrenadores en la ciudad rememoraban varios destellos de recuerdos respecto a ese día, cual por una extraña razón, no lograba descifrarlo por completo, pese al estar en la punta de mi lengua. ¿Se trataba de un Concurso Pokémon?, en mi vida jamás había participado en uno, así que lo descartaba de manera inmediata. Tal vez, se trataba de una exposición nueva en el museo… Nah, pocas fueron mis visitas a ese lugar y tampoco fueron memorables para preservarlos en el tiempo. Y entonces, ¿qué era?

– ¿Escuchaste lo que paso en el combate amistoso de hoy?

– Sí, que terrible. Ese entrenador estaba bastante desquiciado, hasta daba la impresión que deseaba matar a su oponente.

La conversación de dos adultos en el camino sin reconocer quienes eran, por un motivo curioso lograron captar mi atención junto al de Gardevoir ahora a mi lado. Sin intervenir en ningún momento, desviando mi mirada a otra dirección a modo de disimulo, pero manteniendo mis oídos atentos en lo que ellos continuaban hablando. Solo para saciar mi curiosidad.

– Ni que lo digas, ese Cottonee tendrá suerte si es que sale vivo con esas heridas. – menciono el primer sujeto, sintiendo con sus palabras un apretón propagándose por la zona de mi pecho, obligándome apoyar mi diestra a modo de tranquilizar mi respiración. – ¿Y su pequeña entrenadora, estará bien?

– Ojalá, su grito de desesperación para que se detuviera pudo evitar un peor desenlace. – continuo el segundo, suspirando con preocupación y perdiendo su mirada en dirección al Centro Pokémon. – Pobre, será algo difícil de superar.

Por fin el valde de agua fría impactaba al punto de soportar parte de mi cuerpo con la ayuda de mi compañera, regresando ese vivido momento que independiente de haber sido hace tantos años atrás, se sentía como si me hubiese sucedido recientemente. Sin poder contestar a quien hacía uso de mi nombre, sustituyendo sus llamados por los gritos de una pequeña niña sumida en el terror de ver a su Pokémon lastimada gravemente por una cortina de fuego, fuego cual no se detenía aun con haberse dado por vencida y declarar a su oponente como el ganador, fuego cual continuaba consumiéndola aun en su estado inconsciente y ante la sádica sonrisa del dueño del Heatmor de quien provenía dicho elemento. Acostumbrada a bloquear memorias traumáticas al punto de eliminarlas de mi cabeza, sin embargo, nada podía escaparse cuando alguien indagaba a fondo con la intención de traerlas a flote; sea por el motivo que fuese. Mucho menos cuando quedaban racimos, manifestándose en temores en la actualidad.

– Okay… a-ahora estoy bien, no t-te preocupes… – sostuve con la intención de tranquilizar a mi compañera, quien me seguía literalmente zarandeando empeorando la situación. – …L-lo estaría completamente si te detienes, por favor. – comente con mayor firmeza. Emanando de su parte una leve disculpa y lograr que por fin, dejara de soportar el resto de mi peso sobre ella. Incorporándome al contemplar mi actual posición, cayendo en la sorpresa de haber caído de rodillas sin darme cuenta, notando cierto deje de preocupación en los ojos de Gardevoir; poco común a los indiferentes de siempre. Una faceta muy inusual de ella, quien en silencio me juzgaba o trataba de descifrar lo que estaba pasando, sin en el fondo poder conseguirlo. Su frustración lo dejaba en claro y con la mirada, apresuraba le explicara lo sucedido.

– Recuerdas cuando te uniste a mi equipo, te había dicho que los Tipo Fuego no son de mi agrado, ¿cierto? – el breve silencio entre ambas cesaba con la expresión de mis palabras, pidiendo se sentará a mi lado con un simple movimiento de mi mano, aceptando la invitación independiente de estar en el suelo. Recibiendo una afirmación con su cabeza, tanto para contestar a mi pregunta como para proseguir con el relato. Tomando una larga bocanada de aire me preparaba mentalmente, dejando salir por medio de lo vivido ese “misterio”, cual insistentemente en el pasado deseaba de averiguar y que por fin se daba la oportunidad de explicarlo con el suficiente detalle para la ocasión.

━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━

Pese a no ser la mejores de mis experiencias, el mencionarlas a otra persona o en este caso Pokémon de confianza, ayudo alivianar un poco el peso y darme cuenta de ser un tema cual faltaba superar. Por primera vez observaba a mi compañera callada en su posición, sin respuestas sarcásticas y muy interesada por lo sucedido, inclusive había aceptado el esperarme para hacer esta travesía por mi cuenta, sin reproche alguno. Era así como terminaba caminando hasta dar con la ciclovía parte en la tierra y parte sobre el mar, sin mucho gentío al exterior gracias a la continuidad del evento realizándose en el lado más al sur, donde la cantidad de turistas aumentaban por el acceso marítimo. Caminando fuera del sendero demarcado, sumergiéndome entre los árboles a un costado y cuales daban a un frondoso bosque, sitio donde por recuerdos trataba de ubicar a mi clon diminuto.

Los suaves sollozos guiaban mi camino, pudiendo así dar con la figura encorvada de una niña escondida entre los arbustos, quien por su tristeza no se había dado cuenta de mi presencia. – Es un lugar muy bonito para ocultarse, ¿no lo crees? – mi comentario no causo mayor impacto, aun si sus ojos azulados se fijaban con atención a la desconocida encapuchada, al permanecer con el gorro de mi abrigo encima de mi cabeza con la idea de pasar más desapercibida. Sin recibir otro tipo de indicio y que esta agachara nuevamente la cabeza entre sus piernas, por lo cual, debía de proceder de una manera distinta. – Tu hermano a de estar preocupado por ti, podrías–

– ¿M-me puede d-dejar sola? – interrumpía con su vocecita quebrada por el llanto, logrando el callarme por completo y comprender algo cual ya de antes tenía claro, no era buena tratando con niños.

Suspire desmotivada no por su respuesta, si no por lo difícil que sería lograr una intervención con alguien cerrándose de esa manera. Mas sin querer aun rendirme me senté a su lado, levantando la mirada hasta dar con algunas copas de árboles y sin bajarla aun si seguía hablando por mi cuenta. – No fue tu culpa y ella lo sabe también. – comencé corta y precisa, logrando cierto movimiento de la pequeña, pero sin otro tipo de reacción de su parte para impedir continuar hablando. – Se que dieron lo máximo durante esa y otras batallas, pero a veces, las cosas no se logran tan solo con desearlas… y no todo sale como uno lo espera. – me detuve al escuchar un suave sonido, pero al seguirle el temblor de su cuerpo, tan solo me quedaba colocar una de mis manos en su pequeño hombro a modo de apoyo. – De nada sirve cargar con ese peso sola, tampoco el estar mortificándote como si fueras tú la causante de su sufrimiento. Cottonee no estaría feliz si te viera así. – me sorprendió como de repente se incorporaba apartando bruscamente mi mano de su cuerpo, irradiando de sus ojos hinchados por las lágrimas rabia y pena combinada.

– ¿¡Y tú qué sabes!? – grito a todo pulmón apretando ambos puños, sin quitarme la mirada de encima. – ¡Tú no tienes idea de lo que se siente! – nuevamente las lagrimas brotaban de su rostro, elevando y descendiendo uno de sus brazos con la intención de golpearme, pero deteniéndose en el acto controlando su compostura. – No debí haber participado… si no me hubiera inscrito, si hubiera hecho caso a mi hermano y saber que no estaba lista, tal vez… ¡t-tal vez Cottonee seguiría con vida!, ¡Por mi culpa ella…e-ella!

Por instinto o quizás al no querer escuchar más, apegaba con fuerza a la pequeña en un abrazo, sin encontrar resistencia de su parte ni mucho menos sentir que esta me apartara por la repentina acción. – Créeme… soy la única que te entiende perfectamente. También he perdido a mis seres queridos y no pasa día en el que no los extrañe ni me arrepienta por los errores cometidos en vida. – al sentir su cuerpo tensarse, comprendía su sorpresa iba más por lo recién mencionado y no por encontrarse en un gesto cariñoso con un completo extraño, sintiendo su cuerpo relajarse para luego volver a esa postura defensiva. – Se que es muy difícil sopesar la culpa, sacarte los “y si” de cada oración o el arrepentimiento de tus acciones que posibilitaran estén ahora… contigo. – sin percibir el brote de mis emociones hasta sentir el roce de las lágrimas, consiguiendo que ahora las dos fuéramos un manojo de tristeza escalando al pasar los segundos. – Pero a su memoria y por respeto a ellos debemos permanecer fuertes, llorar cuando no podamos sostener más este peso y no enfrascarlo para hacer ver al resto que todo esta bien. Vivir la vida que tanto nos habían deseado que viviéramos, pues jamás un ser querido querría verte infeliz. – a este punto no sabía si eran palabras a mi misma -literalmente- o trataba de exponer soluciones a los problemas de ambas. Sea como fuese comenzaba a convencerme, sintiendo como con cada palabra mencionada, con cada segundo transcurrido, la pequeña figura se relajaba colocando sus pequeños bracitos por mi espalda.

– No es un proceso de la noche a la mañana, pero si lo intentas apoyándote en tus cercanos, lograras vencer tus miedos y tristezas. – aun si no cruzaba por completo, su abrazo se hacía evidente al aferrarse con fuerza, hundiendo su cabeza sobre mi pecho donde continuaba sollozando y afirmando suavemente. – Estoy segura que con eso los harías muy feliz, y harías honor a su sacrificio. – no estaba segura si era lo que se tenía que decir o si generaba alguna ayuda, pero a mi punto de vista me sonaba a lo más correcto. Con el tiempo aprendería, así como también apoyarme en el resto y expresarme más abiertamente, por ahora solo quedaba continuar con el aprendizaje ganado de momento.

Sin soltar a la pequeña figura del abrazo pese al haber cesado su llanto, sintiendo como su respiración se relajaba al punto de quedarse completamente dormida. – No recuerdo precisamente que ocurriera esto. – murmure soltando una leve sonrisa, observando lo oscuro que comenzaba a cambiar el paisaje y a tranquilizarse su ambiente. Era la circunstancia perfecta para marcharnos y dejar a la pequeña en el Centro Pokémon, donde probablemente llegaría a buscarla mi hermano. Por una parte, quería quedarme más tiempo para verle una vez más, sin embargo, no era el tiempo ni la hora correcta de pensar en eso. Dejar a la mini versión mía en el Centro Pokémon, para luego buscar a Gardevoir y marcharme. Eso sonaba lo más apropiado que hacer; independiente de lo difícil que sonaba y que mis pies se negaban a tan simple acción.
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_____PUERTA DEL OLVIDO_____
Accept what is and forget what was

– Ugh, me duele la cabeza… – comente al aire llevando mi mano sobre la zona donde se expandía esa terrible y punzante sensación. Sintiendo la pesadez de mis parpados con cada intento de mantenerme despierta, percibiendo el frío recorrer parte de mi espalda al encontrar mi cuerpo recostado en el suelo, sin nada en especifico en el ambiente que me diera indicios de mi actual ubicación. Levantando la mirada buscando un recuerdo o una memoria causante de mi completo desconocimiento, palpando entre mi conciencia un simple nombre sin apellido, pero por su cercanía y esa extraña sensación recorriéndome al ser mencionada en voz alta, suponía se trataba del propio o quizás del nombre de alguien cercano. Por lo menos ya tenía un principio.

Pero ¿sería eso suficiente?, vagas imágenes venían de manera desordenada y sin un contexto; el calor de un abrazo, el regaño firme de alguien por sabrá Arceus que motivo, la decisión de continuar con nuestro cometido y la luz enceguecedora al abrir una ¿puerta?, la verdad no podía diferenciarlo. Datos inservibles a mi parecer, sobre todo, cuando lo único permanente y uniéndolas unas con otras, era ese intenso dolor de cabeza.  

– Despertaste, pensé estarías inconsciente unas horas más. – una voz masculina intervenía en mi monologo interno, volteando hasta dar con el joven a una distancia de mi posición, sosteniendo varios objetos en su diestra. – ¿Como te sientes? – pregunto con más preocupación de lo esperado, emanando una extraña sensación de añoranza tan solo por su sola presencia, pero cual omitía al no entender el motivo de su surgimiento.

Abriendo y cerrando mis labios sin emanar palabra alguna, dejando un incomodo silencio entre ambos, sin saber como romperlo o que decir al respecto para solucionar mi clara falta de educación. Sin embargo, al joven no pareció molestarle, prosiguiendo con la conversación aun si fuese el único entre ambos quien seguía hablando, explicando vanamente el estar igual de perdido y que en su búsqueda de una salida se había topado conmigo. – Al menos sé que ya no estoy solo. – pese a mi propio desconocimiento y sorpresa no pude evitar emanar una leve sonrisa de mi rostro afirmando a sus palabras, relajando un poco mi postura, tras saber no haría nada malo en mi contra.  

Por varios minutos la situación continuo de la misma manera, un dialogo casi unidireccional donde solo el joven era quien respondía y hacía preguntas, dejando por mi parte varias de ellas sin poder contestarlas al no saber ni yo misma cual era su respuesta. Pero no fue impedimento para hacer esa compañía amena, es más, con cada segundo transcurrido parecía generar un vinculo mucho más fuerte con la desconocida figura, sin entender en el fondo su razón y tampoco siendo algo a lo que le diese mayor importancia de momento. No obstante, así como avanzaba todo de una manera bastante extraña, así también se sentía el ambiente rodeándonos cual aun sin poder contemplarle por la oscuridad rodeándonos cuan si fuera de noche, no lograba tranquilizarme. Cosa que no paso desapercibida.

– Es mejor avanzar, si nos quedamos quietos en un mismo lugar terminaremos congelándonos. – comento apenas observar como refregaba por encima de mi abrigo mis brazos contra el cuerpo, claro indicio de buscar calor en pequeños gestos y acciones.  – Te llevaré a un sitio donde podamos estar más cómodos, tengo un tiempo vagando por aquí así que reconozco bien casi toda la zona. – continúo haciendo énfasis en su último comentario, pues si su conocimiento fuese tan grande ya habría encontrado la salida. Afirmando por ello e incorporándome, lista para seguirle el paso. – No te preocupes Sophie, estas en buenas manos conmigo. – Y deteniéndome en seco dando unos pasos atrás, notando la clara confusión descrita en su rostro ante mi repentino cambio de actitud.

– En ningún momento te he dicho mi nombre. – mencione aclarando su duda y que al parecer termino de sorprender aun más al joven, puesto sus ojos se abrían de par en par y su postura parecía tensarse. – ¿Cómo sabes mi nombre? ¿quién eres en realidad? – la atmósfera cambiaba a uno de completa desconfianza, siguiendo con pasos hacía atrás con intenciones de separarme lo más que pueda y generar una buena distancia; por si las dudas.

– A veces olvido lo perceptiva que eres con algunas cosas. – murmuro tras dar un leve suspiro, levantando la mirada y manteniendo sus ojos con una emoción cual no podía descifrar. – No sé porque te das tan poco mérito. – dirigió sus palabras con un tono apagado, dejando ver su figura que se mantenía con la distancia inicial.

Escasa de ideas a manifestar al no entender nada en lo absoluto, el clima repentinamente parecía cambiar ante nuestros ojos, llevando ambos brazos por delante al levantamiento brusco de aire e intensidad de la luz alrededor, cual quitaba la oscuridad en la que nos estábamos hundiendo. Dejando en su lugar un espacio soleado con un ahogante calor golpeando desde todas direcciones, sintiendo como el suelo bajo mis pies se volvía más arenoso y acompañaba al sonido del mar proviniendo a mis espaldas. Aun si no podía ver un limite o siquiera el mar, sabía estábamos cerca de la playa, o algo dentro de mí lo confirmaba pese a la confusión latente. Regresando mi mirada al frente solo para llevarme otro asombro del momento, pues el joven estaba a una distancia considerable, separado solo por un recuadro en el centro cual parecía dividir el campo en ambas mitades.

– ¿¡Qué es lo que sucede aquí!? – grite a todo pulmón con cierta desesperación y enojo en el tono de mi voz, notando como aun con mi molestia no parecía causar ningún efecto sobre el contrario.  

– Eso es lo que debes averiguar por tu cuenta. – respondió elevando su voz lo suficiente para ser escuchada, sacando una Pokéball de un costado y a su respectivo Pokémon del interior del aparato. – Sophie, dime… ¿quién eres? – como ya de costumbre las palabras no salían de mi boca debido al desconocimiento, ahogando cualquier tipo de respuesta al observar como su Buizel me atacaba directamente.

– ¿¡Estás loco!? – grite una vez rodar en la arena esquivando el chorro de agua, manteniendo ambas manos sobre la superficie para verle de frente mas sin incorporarme. – ¿Qué rayos tiene que ver eso con atacarme directamente? – refunfuñe con furia y de manera acusadora, sin recibir ningún tipo de respuesta de su parte. Por el contrario, este prosiguió con las ordenes para que la pequeña criatura siguiera con sus movimientos. – ¿¡Podrías parar de una buena vez, me ves cara de Pokémon!?

– Entonces llama a uno de tus compañeros si no quieres salir lastimada. – Aun confusa una de mis manos se movía de manera inconsciente al costado, tomando rápidamente el mismo aparato esférico y dejando salir a un Surskit del interior. Sin embargo, solo me quede mirando fijamente a la criatura y esta me devolvía la misma mirada confusa, sin solucionar el problema en mano. – Es un buen comienzo, pero no lo suficiente. – y sin esperar, Buizel nuevamente atacaba dando de lleno a mi compañera, quien retrocedía sacudiendo su cuerpo y manteniéndose con dificultad sobre la arena.

– ¡Vamos Sophie, sé que puedes hacerlo mejor que eso! – era difícil poder concentrarse con todo lo que estaba ocurriendo, sobre todo, cuando un imbécil seguía animándote en algo cual claramente él mismo había causado. Mas cuando no se detenía. – Recuerda, primero debes confiar más en ti misma y así lograras la confianza de tus seres queridos. – aun si no les hallaba sentido, algo me decía le escuchase para utilizarlo a mi favor, pues causaba cierta reminiscencia de una experiencia ya vivida; como si ya hubiese estado en una situación igual con aquel joven. – Busca usar tus alrededores como ventaja y así triunfar sobre tu contrincante.

Quería contestarle, de verdad deseaba poder agarrarle de los cabellos y tirarlos hasta hacerle entender que no comprendía absolutamente nada. Sin embargo, un nuevo ataque de su parte me saco de mis pensamientos, observando como Surskit salía lastimada como antes. – Muy bien, ya me tiene harta todo esto. – murmure optando por la opción de seguir mis instintos, cuales me decían debía de patearle el trasero y quitarle esa sonrisa boba de su cara. Ordenando así a mi compañera, para primeramente mojar la superficie en donde se encontraba, consiguiendo esquivar parte de los chorros de agua gracias al despejar un poco el suelo y facilitar sus movimientos de sus finas patas. – ¡Red viscosa! – soltando una pegajosa tela cual agarraba las patas de Buizel al intentar regresar a su posición inicial, dejándolo a la merced de nuestro siguiente movimiento. – ¡Ataque rápido! – la orden se completo y el pequeño insecto golpeaba de frente contra su enemigo, generando por primera vez un daño tras iniciado ese combate.

– Siempre fuiste mejor entrenadora a lo que nuestros padres te hacían creer. – A sus palabras parecía todo se detenía, desapareciendo cualquier rastro de otro ser en esa zona, quedando solo los dos distanciados por una fila de conchas de mar, cuales iban de un extremo al otro. – Si tus temores no hablaran más fuerte que tus virtudes, tal vez me hubieras ganado en todos los combates realizados cuando éramos pequeños. – rio de una manera tan amable y familiar, causando ese simple gesto el regreso de mi dolor mi cabeza, a la vez sentirme… ¿triste? Y antes de saber porque, mis ojos se llenaban de lágrimas.

Recogiendo una concha de mar apegada a mis zapatos, recogiéndola y apoyándola en mi oído escuchando una voz irreconocible en su interior, pero cercana a mi inconsciente. Siguiendo con esa misma acción comprendiendo se trataban de palabras de aliento, mensajes guardados reflejando virtudes y las debilidades cursadas todo este tiempo, inclusive recuerdos que al rememorarlos volvían a mi cabeza. Llegando hasta dar con la última cercana a los pies del joven, quien sin quitar su sonrisa apuntaba a que la recogiese con confianza y eso es lo que hice. Apegando la concha contra mi oído, casi soltando de golpe la misma tras escuchar una leve pero inconfundible melodía provenir de su interior. – Siempre supe llegarías lejos, hermanita. – Dejando las emociones guardadas de tanto tiempo fluir y dar de golpe con la razón, aferraba la concha entre mis manos abalanzándome sobre el mayor a quien no había visto desde su decisión de convertirse en entrenador, cuyo paradero a todos le hacían pensar había fallecido.

Si era una ilusión o no, no me importaba en ese minuto. La sensación de calidez de su abrazo junto al poder tocarlo, finalmente me regresaba la esperanza de creer aun seguía con vida en alguna parte a su vez de regresar mi cabeza a la realidad, lo sucedido hasta entonces y en donde me encontraba. Sin importar si los sollozos se volvían en llanto puro, ni que podría mojar la ropa del contrario, no obstante y como todo, mi actitud cambiaba hasta agarrarle de su chaqueta arrugándola hasta tirarlo a mi dirección; tras recobrar el sentido de todo lo causado por el mismo. – ¿¡Sabes lo preocupada que estuve todo este tiempo!? Mamá y papá te creían muerto… ¡Hasta a mi me terminaron convenciendo! – gruñí con fuerza sacudiéndolo, aun si era un poco más alto o si mi voz se rompía por el cansancio. – ¿Por qué solo se te ocurre aparecer ahora? – no tenía el valor de esperar a que me dijese todo era falso, de tratarse de una simple ilusión de mi cabeza creada para una de las tantas pruebas del líder de gimnasio.

El silencio entre ambos no contestaba a mi pregunta, pero tampoco podía emitir algún otro comentario al respecto, al no desear mis esperanzas se vieran completamente arrebatadas. Fuera lo que fuese, la mejor persona en poder ayudarme a tomar la confianza, a comprender quien era y el seguir adelante a lo que se me pusiera enfrente, era mi hermano mayor. Siendo mi pilar para mantenerme firme, a sabiendas continuaría apoyándome sea de donde estuviese, tomando en consideración sus enseñanzas y siendo el entrenador quien me inspiraba a continuar.
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Corleon Straff
Líder de Gimnasio

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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Sep 17, 2020 12:17 pm
Aviso
r e t o  c e r r a d o


SE AVISA DE QUE ESTE RETO DE GIMNASIO ACTUALMENTE SE ENCUENTRA CERRADO.
RAZÓN: ABANDONO POR PARTE DEL RETADOR.
LAMENTO EL INCONVENIENTE.





Be the magic, not the illusion | Reto Gimnasio YpdDRLP

Agradecimientos a Sakura bonita <3:

Agradecimientos a Maximillian:
Contenido patrocinado

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