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Flareon ejectutó los dos movimientos pedidos por su joven entrenadora, pero a una simple indicación de la líder, Mamoswine se encogió como si fuera una tortuga escondiéndose en su caparazón, ¿los Mamoswine podían usar su pelaje así? Nunca se había enfrentado a uno antes, pero estaba claro que el Lanzallamas no le había hecho casi nada... ¿lo había subestimado? Quizá había sido un error utilizar las mismas tácticas que contra Weavile con un pokemon totalmente diferente.

—No te preocupes, Flareon, ya hemos practicado antes el combatir bajo la nieve de la montaña —respondió Aoi, aunque en el fondo sabía que no las tenía todas consigo. Mamoswine pareció de pronto un rival mucho más grande y temible y Raine siguió hablando, pidiendo a su Mamoswine una ventisca con otra de sus gráciles interpretaciones —P-podemos aguantar eso, ¿verdad, Flareon? —no se la notaba completamente segura, aunque Flareon seguía manteniendo todo su entusiasmo. Lo cierto era que necesitaba una táctica contra ese gran pokemon cuanto antes.

Pero este ya había comenzado a reunir la gran ventisca pedida por su entrenadora y el campo de batalla se llenaba de gélido viento y nieve que dificultaba la vista, y Flareon comenzó a retroceder por la fuerza del viento y a cansarse por él, se estaba resintiendo igual que Empoleon en aquella horrible cámara de la estatua, ¡y eso no había acabado bien, precisamente! Sin embargo, las reglas del combate eran claras, Flareon debía continuar en el campo hasta quedar fuera de combate, no podía sustituirlo.

—¡Flareon, necesito un último esfuerzo de tu parte! —el pokemon de fuego estaba agotado, así que aquel podía ser su último movimiento de aquel día. No había tiempo de preparar un gran contraataque, parecía que las opciones de Flareon se agotaban, pero si debilitaba un poco a Mamoswine sería suficiente para darle ventaja a su relevo —¡Corre hacia Mamoswine y aséstale tu mejor Envite Ígneo!

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Aoi mantenía los ojos en Flareon, aunque era difícil ver nada por la ventisca que provocaba Mamoswine. Parecía que todos los movimientos de este gran pokemon con la líder estaban bien pensados y calculados, pero Aoi no se dejaba intimidar por las palabras de la líder, confiaba en que Flareon podría asestar un gran golpe a Mamoswine antes de caer... sin embargo, eso no sucedió. Antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, Mamoswine se había apartado más grácilmente de lo que había creído posible para un pokemon tan grande y Flareon había errado el golpe por culpa de la mala visibilidad y de la dificultosa movilidad en el hielo, circunstancias que solo afectaban a la aspirante, claro.

—¡Flareon! —no pudo decir mucho más, pues al momento el Viento hielo que ordenó la líder había terminado por poner fin al combate, con Flareon en el suelo sin poder continuar. Poco a poco procesó las palabras de la líder, pues la escena fue tan apabullante que por unos instantes se había quedado en blanco —Flareon, vuelve, has hecho un combate estupendo.

Tras esas palabras usó su pokeball para devolver a Flareon a su interior. Aquel final de batalla había sido un poco... decepcionante, pero no por Flareon... ella no había sabido ver a tiempo que la estrategia y movimientos de la líder cambiarían al cambiar de pokemon y que sus ofensivas no funcionarían de la misma forma. Sí, había sido una pequeña lección, pero ahora no era el mejor momento para deprimirse, ni mucho menos, ¡todavía tenía toda la intención de ganar el combate!

—Sois impresionantes, es verdad, pero aunque seáis la nieve... yo enviaré un pokemon especialista en abrirse paso por el hielo —ya había decidido enviar a Empoleon a combatir a continuación, así que sacó su pokeball y lo dejó salir, lanzándola con una de sus poses ensayadas de entrenadora genial. El pokemon apareció en medio de su lado del campo de batalla, miró a su alrededor y comprobó la situación en que se encontraban —Empoleon, ¿estás recuperado de la prueba de antes? Te necesito para combatir contra Mamoswine, es un rival muy fuerte —Empoleon asintió y se colocó en posición de ataque —¡Pero espera, necesitamos una estrategia!

Empoleon no se movió, ¡uf! Parecía que sus días de hacer lo que quería en los combates se habían acabado definitivamente tras evolucionar... y además ahora su cuerpo de acero podía resistir mejor la ventisca, aunque igualmente no les fue bien en la cámara de la prueba... un momento, ¿por qué tenían que combatir en las condiciones que le venían bien a la líder? Era hora de cambiar eso, aunque nunca lo habían probado... ¡pero seguro que salía bien!

—Empoleon, hora de modificar un poco el tiempo en nuestro favor, ¡utiliza Danza Lluvia! —sin duda Empoleon no se esperaba esa orden, pero ejecutó el movimiento para que un gran aguacero cayera sobre el campo de batalla, un clima mucho más propicio para pokemon de tipo agua —¡Y ahora Acua Jet! —finalizó la idol, viendo como su pokemon tomaba carrerilla hacia el Mamoswine y esperando que ahora que la lluvia había despejado la visión, la velocidad de Empoleon pudiera tomar desprevenido al gran pokemon de hielo.

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Empoleon se dirigía a velocidad de cohete hacia Mamoswine con ese Acua Jet... ¡ya está, no podía salir mal! Volvería a tener el combate en el bolsillo al momento, por más que la líder dijera... un momento, ¿Mamoswine estaba enfrentando cara a cara el Acua Jet con un Derribo? Eso... no lo había esperado. Ambos pokemon chocaron de frente y el enorme Mamoswine salió ganando por su gran peso y fortaleza... ¿y ahora iba con un Colmillo Hielo?

—Empoleon, ¡rápido, apártate! —por suerte Empoleon utilizó la fina capa de agua que cubría ahora el campo para deslizarse con rapidez hacia un lado y evitar ese ataque que podría haber resultado muy grave. Aun así, aquello no iba tan bien como antes... parecía que Raine se esperaba todos sus ataques de frente... pero es que la ofensiva era su punto fuerte, y encima había llevado al gimnasio a sus pokemon más ofensivos, y no podía contar con Gardevoir... lo único que podía hacer era demostrar que podía salir airosa de aquella situación, ¡después de todo, cuanto más difícil sea la victoria, más la aclamarían después los fans! Aunque no había nadie viendo el combate... eso le quitaba un poco la gracia.

—Bien, Empoleon, vamos a tener que trabajar juntos más que nunca, ¿vale? ¿Estás listo? —el pokemon de agua observó a su entrenadora y después a los rivales con algo de incredulidad, normalmente pensaría algo como “pero si con un par de ataques contundentes puedo con él”, pero por suerte había experimentado por si mismo el choque de potencia contra el enorme pokemon de hielo y había salido perdiendo, así que finalmente asintió, decidido —Genial, vamos a usar Torbellino, ¡pero por el campo de batalla! ¡Adelante!

De nuevo era otra táctica sacada de la nada por la presión del combate, pero Empoleon reaccionó y creó un par de torbellinos que rápidamente comenzaron a girar por el campo de batalla. Aprovechó el agua girando por el campo para intentar que Raine y su pokemon no la vieran gesticular su plan a Empoleon, que había terminado dando un salto hacia atrás y acercándose un poco así a Aoi para evitar su propio torbellino descontrolado. Pero a los pocos segundos tuvo claro lo que tenía que hacer y tomó carrerilla por el suelo helado y húmedo, patinando ágilmente por él hacia su rival, manteniéndose por detrás de las corrientes de agua.

—¡Ahora, Empoleon! —en cuanto la idol dijo esas palabras, Empoleon saltó y atravesó uno de los Torbellinos, apareciendo al lado de Mamoswine en un instante —¡Foco resplandor!

Casi al mismo tiempo que Aoi ordenaba el ataque, el pingüino cargaba una luz en su metalizada aleta para finalmente dirigirla con toda su potencia hacia el Mamoswine rival. Pero por culpa de los torbellinos, Aoi no podía ver con especial claridad, solo se mordió el labio inferior y confió en que todo saldría bien, se había esforzado en crear ese plan y además confiaba en Empoleon. Podían estar orgullosos fuera cual fuera el resultado... pero claro, la intención era que funcionase y pudieran irse con esa medalla.

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La joven idol vio cómo su pokemon ejecutaba a la perfección su estrategia y sonrió victoriosa, pero al ver que la líder no parecía retroceder ni dudar un ápice su confianza mermó ligeramente, ¿es que aquella chica tenía una voluntad de hierro? ¡Sabía que los combates de gimnasio eran complicados, pero no sabía que tanto!

—¡Vamos, dale Empoleon! —gritó, solo para ver como Mamoswine respondía a su Foco Resplandor con un helado ataque que detuvo a Empoleon, haciendo que ambas fuerzas chocaran bruscamente y fueran empujadas con fiereza por el impacto. Claro que tan enorme y robusto como era aquel Mamoswine apenas retrocedió unos centímetros, mientras que Empoleon salió despedido hacia atrás, llevándose la peor parte, ¿¡es que esa mole de pokemon era invencible!? Aquello no estaba yendo tan bien como podría... —Empoleon, ¿puedes seguir verdad?

El pokemon pingüino se incorporó casi al instante, y en la mirada que le dirigió a Aoi casi parecía recriminarle que le hiciera semejante pregunta. Por su parte, la líder y su pokemon parecían totalmente firmes, como dos montañas a derribar, tan firmes como el mismísimo hielo. Y por encima de todo, compenetrados hasta el más mínimo detalle, ¿acaso Aoi no llevaba suficiente tiempo con sus pokemon y debía trabajar más en sus lazos con ellos? Ni hablar, ella y Empoleon tenían su estilo y su forma de comprenderse, y ahora demostraría lo que valían.

—Vale, vamos a patinar, ¡muestra lo veloz que puedes ser! —si había algo en lo que era superior a ese gran pokemon, debía ser en su velocidad. Empoleon volvió a la carga patinando por el húmedo terreno del campo de batalla, acercándose al Mamoswine por diversos flancos, listo para acatar la orden de Aoi —¡Pico taladro! —exclamó finalmente, esperando tomar desprevenidos a sus rivales con un ataque rápido. Aunque a aquellas alturas, ya nada era seguro. Sólo podía confiar en su pokemon y dar lo mejor de si misma.

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Ante la sorpresa de la idol, aunque a aquellas alturas de poco tenía que sorprenderse ya, la líder decidió enfrentarse directamente al golpe de Empoleon sin hacer nada para mitigarlo ni evitarlo. Una lucha cuerpo a cuerpo entre ambos pokemon, una lucha de voluntades entre ambas entrenadoras... ¿fue la mejor opción? Lo único seguro... fue que Mamoswine era lo suficientemente duro como para aguantar ese ataque casi a la desesperada.

—¡Empoleon! —Aoi apenas tuvo tiempo de reaccionar y procesar lo que ocurría cuando una poderosa ráfaga de viento y hielo surgió del imponente Mamoswine y se llevó por delante al agotado Empoleon. Este trató de levantarse, cabezota como era, pero trastabilló en el hielo tras intentarlo y por su expresión se diría que, aunque no quisiera aceptarlo, él mismo sabía que no podía continuar prestando batalla. Y al tiempo que el pokemon de agua fue amargamente consciente de ello, su entrenadora lo fue también —Vuelve Empoleon, mereces un buen descanso.

Aunque algo decepcionada, la idol devolvió a su pokemon a la pokeball y respiró hondo para aclarar sus ideas. Ya era el segundo pokemon que derrotaba aquel Mamoswine, probablemente el pokemon más poderoso de la líder, pero ya debía de estar cansado después del transcurso de la batalla. Tal vez Raine y su pokemon había sido más firmes, o habían tenido más seguridad, o simplemente tenían más experiencia... pero todo eso ahora no importaba. Había acudido allí para ganar una medalla de gimnasio y rendirse en aquel momento no tenía sentido. Además... aquello habría merecido la pena solo por combatir con alguien tan increíble como Raine. Por eso volvió a componer una sonrisa antes de seguir.

—¡Sois increíbles, pero no creo que podáis aguantar contra el último de mis pokemon! —retó a sus rivales mientras sacaba la última de sus pokeball —Cuento contigo —murmuró al esférico objeto antes de lanzarlo al combate para liberar a Scrafty, el último de los pokemon que había llevado a combatir al Gimnasio Hielo. Scrafty salió de la pokeball con su habitual pose cruzada de brazos y su rostro malhumorado, para después echar un vistazo alrededor y decir un “Scraf Scraf Scrafty” seguido de un escalofrío, lo que venía a ser algo como “¿Por qué me sacas de la pokeball con este frío?” —Ya sé que no te gusta el frío, Scrafty, pero esto es un combate de gimnasio —explicó Aoi, señalando a Raine y Mamoswine. Scrafty suspiró resignado y miró a sus rivales con el ceño fruncido, evaluándolos —Ese Mamoswine es muy poderoso pero ya debe de estar agotado de combatir contra Empoleon, así que confío en ti para acabar esto rápido, ¿vale, Scrafty?

Scrafty asintió y ambos, entrenadora y pokemon, parecieron de nuevo dispuestos a reanudar el combate de gimnasio.

—Gracias por la espera, ya podemos continuar —dijo, de nuevo animada y con nuevas energías, y tras eso se dirigió a su Scrafty —¡Vamos con Demolición, Scrafty!

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Aoi esperó con el corazón en un puño el resultado de la confrontación entre Mamoswine y Scrafty, pues aunque estaba prácticamente segura de que Scrafty podía dejar fuera de juego al cansado pokemon de la líder, no podía evitar temer que no fuese así, pues si no lo lograba probablemente sería el fin de cualquier oportunidad que hubiera tenido de derrotar a Raine. Ya solamente podía contar con Scrafty mientras que la líder todavía tenía un pokemon desconocido, por eso tenía que hacer que lo sacara cuanto antes, antes de que Scrafty estuviera cansado, si quería tener alguna oportunidad.

Por suerte su mejor pokemon era ese Mamoswine, ¿cierto? No podía tener nada peor... sí, seguro que el último pokemon era mucho más sencillo de derrotar.

En ese momento al fin el ataque de Scrafty llegó a Mamoswine, y como a cámara lenta la joven idol observó como la líder retiraba a su pokemon del combate, lo que significaba...

—¡Ya está! ¡Genial, Scrafty, eres el mejor! —exclamó  la entrenadora al instante al darse cuenta de que por fin habían derrotado a ese enorme pokemon, y al mismo tiempo dio un salto de alegría, del que inmediatamente se arrepintió, pues casi se resbala de nuevo en el hielo.

Una vez recuperada su "pose genial", Aoi miró al campo de batalla, en el que en aquel momento se encontraba únicamente su Scrafty con su habitual pose de brazos cruzados y una expresión desafiante que trataba de ocultar cualquier indicio del orgullo que le habían producido las palabras de su entrenadora, pues le gustaba hacerse el duro.

Sin hacerse esperar, Raine sacó entonces la pokeball que contenía al que sería su último pokemon para aquel combate de gimnasio y realizó de nuevo otra confiada presentación. Pero Aoi no se dejaría amedrentar, nada podía ser peor que ese Mamoswine tan resistente... o eso esperaba.

Lo que desde luego no esperaba era esa neblina tenebrosa... y ni rastro del pokemon de Raine... ¿qué estaba pasando?

—N-no te preocupes Scrafty, p-podemos derrotarlo s-sea lo que sea, n-no hay razón para preocuparse —no lo dijo para nada segura y sus ojos seguían escrutando la neblina de acá para allá.

Scrafty dio un suspiro ante la actitud de su entrenadora, pues era evidente que la única que tenía miedo era ella. En ese momento a Aoi le pareció ver una sombra entre la niebla.

—¡Cuidado, Scrafty! —pero aunque lo exclamó lo más rápido que pudo, no fue suficiente para que su desprevenido pokemon esquivase el ataque que el pokemon de la líder había dirigido hacia él.

Scrafty retrodedió un poco sin poderlo evitar, y entonces la neblina provocada por el Vaho Gélido se fue disipando al mismo tiempo que tanto la idol como su pokemon levantaban la vista para encontrarse con un hermoso Froslass que flotaba justo frente a ellos.

—¡Es una Froslass! —ahora que podía ver el pokemon que estaba utilizando la líder se sintió más tranquila. Conocía ese pokemon porque era uno de los pokemon que ella misma poseía, y sabía que se trataba de un pokemon de tipo hielo y fantasma... —Oh, no, ¡los ataques de tipo lucha de Scrafty no le afectarán! —dijo sin pensar, lo que provocó un facepalm por parte de su Scrafty —Oh, claro, Scrafty es también siniestro —rectificó y se llevó una mano a la cabeza a la vez que sacaba la lengua en una estudiada pose de "ups", propia de una idol adorable como ella.

Pero el caso era que aunque su idea de llevar un pokemon tipo lucha para vencer a los pokemon de tipo hielo de Raine no funcionase con Froslass, seguía teniendo ventaja por el tipo siniestro, así que sin pensarlo más decidió pasar al ataque de una vez.

—¡Muy bien, Scrafty, vamos a contraatacar! ¡Usa Vendetta! —indicó, esperando que ese movimiento ganase potencia después de haber recibido un primer golpe de Froslass.

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