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Raine Liza
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- Aún no hemos terminado, Aoi. Yo me guardaría las celebraciones para cuando llegara el momento... Aunque me halaga que disfrutes de nuestro encuentro de gimnasio de esa forma. - Momentos después, Froslass aparecía ante ella, causando una poderosa impresión. Algo que no tuvo ningún efecto en el pokémon. Froslass no era orgullosa, era más bien... misteriosa. Sí, esa era la palabra. En cierto modo, algo de vanidad sí llevaba consigo a todas partes. - Quiero mostrarte algo con ella, ya que estamos aquí hoy, Aoi. - Añadió la chica, mirando por unos instantes al suelo, pero dejando cierta pausa dramática que su pokémon pudiera aprovechar. Fue en ese momento cuando el golpe de su pokémon intentó hacer efecto, aunque... Froslass evitó gran parte del daño, solo por ello. Su condición de fantasma la ponía en ventaja al estar en aquella niebla.
- La leyenda dice que a Froslass puedes perderla de vista mientras se encuentra en la nieve. Este gimnasio está completamente helado. Es parecido, ¿no crees? - Prosiguió, como si estuviera en mitad de la narración de un relato. Algo que ella misma disfrutaba, mirando atrás al pasado y recordando su primer concurso pokémon en la región. Al tiempo que hablaba, los movimientos de Scrafty proseguían, intentando alcanzar a Froslass. Y la estaban alcanzando, pero ésta parecía estar evitando gran parte del daño que pudieran estar causando. Como si se estuvieran disipando. - Hay una pequeña pista que puede serviros en este pokémon. Olvida la nieve. Nada puede desaparecer en este mundo. Todo... va y viene. - Acabó, místicamente, dejándole algo de tiempo para que pudiera pensar en sus palabras. Incluso respondería sus preguntas, pero aquel era un buen punto a evaluar. Decidió añadir algo más a su argumento, en caso de que la joven no supiera qué decir.
- Centra tu mente, al igual que hiciste en el Santuario de la Intuición. La primera vez fallaste. ¿Qué hiciste después de eso? Había algo más, que te estás olvidando aquí. - Con esas palabras, Froslass se movía místicamente de un lado a otro. Incluso... parecía menos nítida en ese momento, con la niebla de por medio. Parecía querer permanecer en concordancia perfecta a las palabras de la líder.
- Piensa en ello, y hallarás la respuesta, Aoi. A Froslass le gustan todo este tipo de cosas. Y no por nada este gimnasio tiene muchos misterios, que el intrépido entrenador debe superar para abandonar el lugar. Ahora bien... - Realizó de nuevo otra breve pausa, que pretendía ser la última. Froslass había abierto sus ojos de par en par. - Esto no es más que un combate de gimnasio. Estoy segura de que no es justo si nos detenemos aquí. ¡Veamos si puedes mantener esa concentración mientras lidiamos en este combate! ¡Froslass, ya sabes lo que hacer! ¡No eres la princesa del misterio por nada! ¡No te dejes ver, y utiliza Canto Helado! ¡Muéstranos la belleza de tu hielo, puro y perfecto! - Fue alzando la voz, poco a poco, como si se encontrara en mitad de una representación. Algo que parecía ser parte de la función, y que Froslass imitó a la perfección, mientras se escuchaba un cántico que parecía proveniente de la montaña. Gélido y siniestro. Albergando tantos misterios como el acertijo propuesto por Raine. Y mientras lo hacía, se deslizaba a ras del suelo congelado, camuflándose en parte. Era el punto fuerte de Froslass, y no iban a echarlo a perder.
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Sáb Feb 13, 2016 1:11 pm
El miembro 'Raine Liza' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Kitahara Aoi
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Sáb Feb 13, 2016 4:47 pm
Parecía que Froslass y Raine e compenetraban perfectamente como dos reinas del hielo, dominando aquel paraje helado con su misteriosa y astuta presencia. Las dos hacían gala de una elegancia innata, demostrando que se hayaban justo en su elemento, justo al contrario que Scrafty, que apenas podía golpear al pokemon fantasma en su terreno y menos aún con lo poco que le gustaba el frío.
Y por si eso fuera poco, la líder le estaba dirigiendo de nuevo una de sus enigmáticas charlas que no entendía muy bien.
—¿Había algo... que estoy olvidando? —dijo, confusa. No entendía qué era, porque no había entendido por qué el santuario le abrió la puerta. Solo sabía que había echado de menos a Gardevoir y que ella sabría lo que hacer, incluso en aquel momento, cuando todo parecía en su contra.
Volvió en si cuando Scrafty recibió un nuevo impacto del canto helado de Froslass.
—¡Oh, no! ¡Scrafty! —por suerte, al momento Scrafty se levantó, decidido a seguir combatiendo —Debería haber estado más atenta.
Scrafty le dirigió entonces una mirada fulminante, con su típica expresión malhumorada. ¿Qué estaba haciendo? No necesitaba excusarse, solo confiar en su compañero y luchar juntos, como habían hecho hasta ese momento, dando todo hasta el final, ganaran o perdieran. Además, Scrafty confiaba en ella, así que debía corresponder a eso.
—Vale, ahora vamos a ponernos en serio. Scrafty, sé que tu estilo es luchar de frente, pero así no podremos con un pokemon fantasma —decidió Aoi, ya se había dado cuenta de que ir de frente sin más no funcionaba con algunos pokemon, no podía volver a caer en la helada trampa de la princesa de las nieves —Demostrémosles que nosotros también podemos atacar desde las sombras.
Scrafty se quedó entonces en mitad de la bruma helada con los ojos cerrado, escuchando, esperando a notar la presencia de su rival acercarse. Aoi también se concentró, confiaba en que podría ver a Froslass en el momento preciso...
—¡Ahora! —en el mismo momento en que lo dijo, Scrafty desapareció momentáneamente. Aoi nunca se había sentido tan compenetrada con su pokemon antes, por ello no tuvo ninguna duda de que Scrafty actuaría al mismo tiempo en que ella pronunciaba la siguiente palabra —¡Finta!
Scrafty +5PV por ventaja: Siniestro > Fastasma
Y por si eso fuera poco, la líder le estaba dirigiendo de nuevo una de sus enigmáticas charlas que no entendía muy bien.
—¿Había algo... que estoy olvidando? —dijo, confusa. No entendía qué era, porque no había entendido por qué el santuario le abrió la puerta. Solo sabía que había echado de menos a Gardevoir y que ella sabría lo que hacer, incluso en aquel momento, cuando todo parecía en su contra.
Volvió en si cuando Scrafty recibió un nuevo impacto del canto helado de Froslass.
—¡Oh, no! ¡Scrafty! —por suerte, al momento Scrafty se levantó, decidido a seguir combatiendo —Debería haber estado más atenta.
Scrafty le dirigió entonces una mirada fulminante, con su típica expresión malhumorada. ¿Qué estaba haciendo? No necesitaba excusarse, solo confiar en su compañero y luchar juntos, como habían hecho hasta ese momento, dando todo hasta el final, ganaran o perdieran. Además, Scrafty confiaba en ella, así que debía corresponder a eso.
—Vale, ahora vamos a ponernos en serio. Scrafty, sé que tu estilo es luchar de frente, pero así no podremos con un pokemon fantasma —decidió Aoi, ya se había dado cuenta de que ir de frente sin más no funcionaba con algunos pokemon, no podía volver a caer en la helada trampa de la princesa de las nieves —Demostrémosles que nosotros también podemos atacar desde las sombras.
Scrafty se quedó entonces en mitad de la bruma helada con los ojos cerrado, escuchando, esperando a notar la presencia de su rival acercarse. Aoi también se concentró, confiaba en que podría ver a Froslass en el momento preciso...
—¡Ahora! —en el mismo momento en que lo dijo, Scrafty desapareció momentáneamente. Aoi nunca se había sentido tan compenetrada con su pokemon antes, por ello no tuvo ninguna duda de que Scrafty actuaría al mismo tiempo en que ella pronunciaba la siguiente palabra —¡Finta!
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Sáb Feb 13, 2016 4:47 pm
El miembro 'Kitahara Aoi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Raine Liza
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Feb 15, 2016 8:55 pm
- Piénsalo detenidamente, Aoi. Estoy muy segura de que puedes saber lo que está faltando en este momento. ¿Faltando? No, no usaría esa palabra. Es más bien... algo que tu pokémon está esperando de ti. Presiento que conseguirás saber qué es antes de abandonar el gimnasio hoy. O así lo espero. - Enunció con calma, a medida que pequeños remolinos de niebla la rodeaban tanto a ella como a su Froslass. Estaba lista. Realmente lo estaba, para dar paso al gran final de aquel combate. - Quiero que sepas, Aoi, que estoy disfrutando enormemente de nuestro encuentro hoy aquí. Espero que ambas estemos a la altura de este gran... cierre de espectáculo. - Acompañó sus palabras de una breve reverencia. Quería así demostrar todos sus respetos hacia aquella que estaba siendo una digna adversaria. Quizá... no la estaba ayudando demasiado con sus frases para intentar hacerla pensar. Pero los líderes de gimnasio debían mostrar el camino a los nuevos entrenadores y a todos aquellos que se quisieran medir. Y ella siempre estaba dispuesta a compartir de algún modo su forma de pensar.
- ¡Froslass! ¡Envuélvete con la niebla! ¡Somos una con la nieve, tú y yo! - Añadió, con sus palabras acompañadas de resonante eco. Fue en ese momento cuando su pokémon imitó su reverencia anterior. Quizá era el propio eco lo que hacía artístico a aquel movimiento. - Y ahora, bajo el foco que nos ilumina en este momento, demostrando así la belleza de este movimiento... ¡Esquívalo, Froslass! - Y con un chasquido de dedos, hizo que el delicado pokémon de hielo se retirara hacia un lado, aunque, a pesar de todo, la Finta fue realmente rápida. Pudo ver aquello en los ojos gélidos de la enigmática fantasma.
- No está nada mal, Aoi... En parte creo que has sabido ver a través de nuestra estrategia. ¡Hora del segundo acto! Lo titularemos... La llegada de la luz. Ahora que todo el reino había sido envuelto en oscuridad, es momento de la llegada del ejército de los cielos. - De forma bastante dramática, y sin detener el grácil movimiento de sus brazos un solo instante, hizo ondear el cuerpo de Froslass en un rápido Doble Equipo, duplicando en diversas ocasiones su místico cuerpo en copias perfectas.
- ¡Acabemos con esto! ¡Atención, Aoi! ¡Estamos listas para el segundo acto y no dudaremos en realizarlo, hasta el final! - Y de nuevo, otro chasquido de dedos. Todas las imágenes de Froslass se movieron en el mismo preciso instante, al unísono, como un gran ejército luminoso, gracias a un movimiento Destello que fue alternándose entre sus movimientos, como una pasarela de focos. - Y con esto, los ángeles descendieron y... pusieron fin al segundo acto. - Una reverencia más bastaba, al tiempo que la líder de gimnasio alzaba la mirada, tras su movimiento cegador. El secreto tras ese movimiento no era otro que un Golpe Cabeza. Y el objetivo era que no pudieran verlo venir, gracias a las numerosas copias de su pokémon, nublando la visión con sus destellantes brillos. Tras las sombras, siempre debía aparecer la luz para mitigarlas, o bien hacerlas desaparecer. La verdadera pregunta era... ¿alcanzarían así el tercer acto, que probablemente sería el último, o bien la función acabaría antes de tiempo? Confiaba en la habilidad de Aoi y su equipo junto a Scrafty. Quizá aquel no era el final todavía.
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Feb 15, 2016 8:55 pm
El miembro 'Raine Liza' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Kitahara Aoi
Entrenador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Mar 04, 2016 9:13 pm
El último movimiento parecía haber dado resultado e incluso Raine admitió que había sabido responder a su estrategia... ¿por fin había dado con la forma de vencer a ese desafiante rival? Apenas había comenzado a hacerse ilusiones con ello cuando la líder volvió a tomar otra de sus elegantes actitudes y, con una misteriosa sonrisa, dio paso a su siguiente estrategia.
Con esa puesta en escena bien podría competir con ella como idol, ¡pero ahora no era el momento para eso! Tenía que pensar en una forma de responder a la nueva táctica de la líder, ya que en un instante multitud de imágenes de Froslass se hallaban girando alrededor de un confuso Scrafty y, por si fuera poco, en ese momento usaron Destello para cegarle.
—¡Scrafty, cuidado! —aunque esas palabras no resultaron ser ningún escudo para su desconcertado pokemon. Raine les estaba poniendo contra las cuerdas, sin duda estaba siendo el combate más complicado al que jamás se habían enfrentado, ¡pues sí que había entrenadores fuertes en Ysiel! Pero su meta era llegar a superarlos, y ya había decidido que echaría el resto para lo que quedaba de combate —¡Scrafty, usa Excavar!
La orden de la entrenadora llegó precipitada y poco meditada, como solía ocurrir con las órdenes de Aoi, pero aún así su pokemon la cumplió al instante. Durante unos segundos el campo quedó en silencio, a la espera, como si el combate hubiera sido pausado... y de hecho, así era. Porque el Excavar no afectaría a un pokemon que puede levitar, como Froslass, por tanto su única utilidad era alejar a Scrafty de la confusión de estar rodeado de fantasmas brillantes y darle unos segundos a su entrenadora para pensar una estrategia.
Y, claro, el factor sorpresa.
—¡Ahora, Scrafty, Pulso Umbrío!
Al momento en que Aoi dio la orden, Scrafty volvió a emerger del campo para ejecutar dicho movimiento. Aunque la idol no sabía cómo reaccionaría la líder ante su estrategia, estaba bastante orgullosa de su idea, pues usar un movimiento que se expande por todo el campo le evitaría tener que encontrar al objetivo y delataría a la Froslass verdadera. O al menos, esa era la idea.
Scrafty +5PV por ventaja: Siniestro > Fastasma
Con esa puesta en escena bien podría competir con ella como idol, ¡pero ahora no era el momento para eso! Tenía que pensar en una forma de responder a la nueva táctica de la líder, ya que en un instante multitud de imágenes de Froslass se hallaban girando alrededor de un confuso Scrafty y, por si fuera poco, en ese momento usaron Destello para cegarle.
—¡Scrafty, cuidado! —aunque esas palabras no resultaron ser ningún escudo para su desconcertado pokemon. Raine les estaba poniendo contra las cuerdas, sin duda estaba siendo el combate más complicado al que jamás se habían enfrentado, ¡pues sí que había entrenadores fuertes en Ysiel! Pero su meta era llegar a superarlos, y ya había decidido que echaría el resto para lo que quedaba de combate —¡Scrafty, usa Excavar!
La orden de la entrenadora llegó precipitada y poco meditada, como solía ocurrir con las órdenes de Aoi, pero aún así su pokemon la cumplió al instante. Durante unos segundos el campo quedó en silencio, a la espera, como si el combate hubiera sido pausado... y de hecho, así era. Porque el Excavar no afectaría a un pokemon que puede levitar, como Froslass, por tanto su única utilidad era alejar a Scrafty de la confusión de estar rodeado de fantasmas brillantes y darle unos segundos a su entrenadora para pensar una estrategia.
Y, claro, el factor sorpresa.
—¡Ahora, Scrafty, Pulso Umbrío!
Al momento en que Aoi dio la orden, Scrafty volvió a emerger del campo para ejecutar dicho movimiento. Aunque la idol no sabía cómo reaccionaría la líder ante su estrategia, estaba bastante orgullosa de su idea, pues usar un movimiento que se expande por todo el campo le evitaría tener que encontrar al objetivo y delataría a la Froslass verdadera. O al menos, esa era la idea.
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Admin Ysiel
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Mar 04, 2016 9:13 pm
El miembro 'Kitahara Aoi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Raine Liza
Coordinador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Mar 28, 2016 6:36 pm
SCRAFTY ♂ 15/50 | ![]() | ||
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¿Aquello era… concentración? ¿Vínculo? Era un momento crucial del encuentro. Ni siquiera el imperturbable hielo que cubría las frías barras que componían los adornos del inmenso balcón había cambiado. Sin embargo, había algo que no había permanecido inmutable, y que provocó que Raine arrojara una leve sonrisa al viento. Un leve gesto de su mano bastó, y el combate se detuvo tan pronto como el Pulso Umbrío de su oponente se acercaba con rapidez, incluso antes del propio impacto. No era necesario continuar.
- Es suficiente, Froslass, retrocede. El cuarto acto de nuestra pequeña obra ha llegado a su final verdadero. ¿Qué ocurre? Pareces sorprendida. Ella y su equipo están preparados, ¿no crees? – A primera vista, Froslass dejó caer lo que no era sino una hermosa reverencia. El final de su acto, tal y como la líder de gimnasio había declarado en voz alta. Algo que había comprendido a la perfección. Y a ojos de la líder, su pokémon también se encontraba suficientemente cansado como para continuar. De todas formas, ya había visto todo lo que deseaba ver. - En el día de hoy quisiera declararte ganadora orgullosa de la Medalla Copo de Nieve. Te la has ganado con creces. – De un brinco, Glaceon se lanzó a sus brazos, al mismo tiempo que la líder de gimnasio se acercaba a su contrincante.
- Has pasado por pruebas muy duras, otras te han hecho pensar cuál era la mejor opción a tomar. Encrucijadas, caminos… Incluso alguna vez has tenido que dar media vuelta y meditado acerca del destino. Eso es lo que quería juzgar hoy. Pero estoy contenta. A medida que nuestro combate avanzaba, sabías ver a través de mis estrategias, incluso cuando las cosas se ponían difíciles. – El pokémon que descansaba en sus brazos gruñó levemente, dirigiéndole una mirada curiosa a la entrenadora. - Incluso has parecido caerle bien a Glaceon, estoy sorprendida. Con lo orgulloso que es este pequeñín… – Tan pronto como añadió aquellas palabras, hubo un brusco movimiento en sus brazos, y el pokémon de hielo fue a corretear de nuevo a la sala anterior. De paso, Froslass también fue tras el primero, haciendo gala de un silencioso y a la vez gélido desfile hacia la salida.
- Quería disculparme también, Aoi. Por privarte de la compañía del que parece uno de tus pokémon más fieles. Me gusta… comprobar el vínculo que los entrenadores tienen con sus pokémon cuando llegan aquí. Aunque diría que es algo que ya notaste tú misma. Te ha echado de menos. Igual que lo has hecho tú misma. – Con un chasquido de su enguantada mano bastó para que, como si fuera prácticamente magia, el Gardevoir que había dejado atrás en la prueba de la Confianza la sorprendiera desde detrás, de forma bastante cálida.
- ¡Pero no podemos olvidar el pequeño pasito que has dado hacia la Liga Pokémon hoy! Creo que no puedo retrasar ese momento mucho más. – Extendió la palma de su mano, acercándola a la otra chica, y mostrando una brillante placa con forma nívea. No cabía duda: La Medalla Copo de Nieve estaba ante sus ojos. - Como líder de gimnasio de Glacius Town, así como una de las portavoces de la escalinata que deben recorrer todos los entrenadores, te hago merecedora de este pequeño premio. Espero que… hayas crecido como persona, y que la suerte esté contigo en el resto de tu viaje. – Finalmente fue ella misma la que se inclinó leve y educadamente, con decisión, ante la entrenadora que merecía sus respetos. ¡Había sido un grandioso combate, a la vez que emocionante y divertido! Y no se podía decir otra cosa de ello, la chica además… tenía estilo para moverse. Siempre y cuando no hubiera suelo resbaladizo bajo sus pies, ¿verdad?
❄Terraza de la resolución❄



❄ La nieve cae con fuerza, como es costumbre. Pero la victoria es tuya, entrenador. Has sabido dar un gran espectáculo junto a tus geniales pokémon. Y has sabido ganarte a las estrictas normas de la líder de gimnasio. ¡Buen trabajo! La medalla finalmente podrá lucir con seguridad en tu estuche. Estás un paso más cerca de la Liga Pokémon.
❄¡RECIBES LA MEDALLA COPO DE NIEVE!❄


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Kitahara Aoi
Entrenador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Jun 24, 2016 1:40 pm
Parecía que su plan iba a funcionar, que el combate se decidiría en aquel último impacto, y entonces… entonces la líder se pronunció y dio por finalizado el combate, retirando a su pokemon. Unas simples palabras llegaron a los oídos de Aoi, a pesar de estar algo alejada. «Ella y su equipo están preparados». ¿Preparados? ¿Aquello significaba…?
No tuvo que pensar más, porque al momento la misma líder lo proclamó: había ganado la medalla del gimnasio. La medalla Copo de Nieve. Había… ganado.
—¿He…? ¿En serio…? —la incredulidad de la chica dio paso rápidamente a la euforia en cuanto asimiló la situación— ¡Hemos ganado! ¡Ya está, tengo la medalla del gimnasio! Adelante, Flareon, Empoleon —al tiempo que los nombraba liberó a ambos pokemon de sus pokeball. Después de todo, si había ganado había sido gracias a sus tres pokemon— ¡Lo hemos conseguido! ¡Hemos ganado! Habéis estado los tres increíbles hoy, ¡gracias!
Los tres pokemon reaccionaron con alegría y orgullo, cada uno a su manera. Flareon saltó a los brazos de su entrenadora y luego se subió a su cabeza, contento. Empoleon se enorgulleció visiblemente de su éxito y lo celebró con una pose de “soy genial”, y por su parte Scrafty miró hacia otro lado con los brazos cruzados para disimular, aunque no podía esconder su sonrisa.
Sin embargo, el momento de celebración terminó, pues los pasos de la líder acercándose impusieron poco a poco el silencio en la estancia. Aoi simplemente la observó con una mezcla de admiración, respeto, felicidad y sorpresa. Aunque por naturaleza era escandalosa, algo en la solemnidad del momento hizo a la idol guardar silencio y escuchar las palabras de la líder, que resonaron en el silencio de la sala, mientras sus tres pokemon escuchaban tras ella. Cuando Glaceon y Froslass se marcharon, Aoi no pudo evitar romper la solemnidad del instante.
—¡Adiós, Glaceon, gracias por todo! ¡Adiós, Froslass, has combatido genial! —se despidió con la mano de ambos mientras desaparecían.
Entonces la líder habló de Gardevoir, y Aoi la notó rápidamente a su espalda. Los brazos de la pokemon la asieron cálidamente por los hombros y ambas se miraron. Gardevoir asintió en un gesto que significaba “enhorabuena”, pues sabía que su entrenadora había ganado el combate. Tras eso, la sorpresa de Aoi se desvaneció y procedió a abrazar a su Gardevoir y a dar saltitos mientras la tomaba de las manos, exclamando de vez en cuando “¡Hemos ganado!” o “¡Me alegra verte por fin!”, mientras su pokemon sonreía serena, pero compartiendo la felicidad de su entrenadora.
Cuando pasó el momento de euforia —el segundo momento de euforia, más bien—, Raine volvió a dirigirse a Aoi y esa vez mostraba en su mano la elegante medalla del gimnasio de hielo. Con unas amables palabras, se la tendió a Aoi, que estaba como en una nube. Era como la primera vez que ganó un concurso de canto, aunque mejor, porque el camino había sido tan duro que haberlo superado la hacía sentir orgullosa, además de feliz.
—¡Muchas gracias! No estoy segura sobre lo de crecer como persona, pero seguiré recorriendo esa escalinata para seguir mejorando y superando retos… hasta la Liga Pokemon, ya verás —dijo con determinación, aceptando la medalla que le tendía la líder y observándola en su mano. Después, sacó su estuche de entrenadora y la guardó: la medalla Copo de Nieve, un paso importantísimo en su camino como entrenadora y como futura retante de la Liga Pokemon.
Con una sonrisa imborrable, la idol devolvió a los pokemon que habían combatido a sus pokeball, pues se habían ganado un buen descanso después de la dura prueba que había supuesto aquel gimnasio. Sin embargo, dejó que Gardevoir se quedase un poco más con ella, después de todo estaba descansada, ya que no había tenido que combatir.
—Me alegro mucho de haber venido —añadió la idol con una ligera reverencia— No me refiero por la medalla, aunque también… Pero me alegro de haber conocido a una entrenadora tan fuerte, amable y con tanto estilo, ¡ha sido genial! Mmm ¡ya sé! —añadió de pronto— ¿Podemos hacernos una foto de recuerdo? —preguntó.
No tuvo que pensar más, porque al momento la misma líder lo proclamó: había ganado la medalla del gimnasio. La medalla Copo de Nieve. Había… ganado.
—¿He…? ¿En serio…? —la incredulidad de la chica dio paso rápidamente a la euforia en cuanto asimiló la situación— ¡Hemos ganado! ¡Ya está, tengo la medalla del gimnasio! Adelante, Flareon, Empoleon —al tiempo que los nombraba liberó a ambos pokemon de sus pokeball. Después de todo, si había ganado había sido gracias a sus tres pokemon— ¡Lo hemos conseguido! ¡Hemos ganado! Habéis estado los tres increíbles hoy, ¡gracias!
Los tres pokemon reaccionaron con alegría y orgullo, cada uno a su manera. Flareon saltó a los brazos de su entrenadora y luego se subió a su cabeza, contento. Empoleon se enorgulleció visiblemente de su éxito y lo celebró con una pose de “soy genial”, y por su parte Scrafty miró hacia otro lado con los brazos cruzados para disimular, aunque no podía esconder su sonrisa.
Sin embargo, el momento de celebración terminó, pues los pasos de la líder acercándose impusieron poco a poco el silencio en la estancia. Aoi simplemente la observó con una mezcla de admiración, respeto, felicidad y sorpresa. Aunque por naturaleza era escandalosa, algo en la solemnidad del momento hizo a la idol guardar silencio y escuchar las palabras de la líder, que resonaron en el silencio de la sala, mientras sus tres pokemon escuchaban tras ella. Cuando Glaceon y Froslass se marcharon, Aoi no pudo evitar romper la solemnidad del instante.
—¡Adiós, Glaceon, gracias por todo! ¡Adiós, Froslass, has combatido genial! —se despidió con la mano de ambos mientras desaparecían.
Entonces la líder habló de Gardevoir, y Aoi la notó rápidamente a su espalda. Los brazos de la pokemon la asieron cálidamente por los hombros y ambas se miraron. Gardevoir asintió en un gesto que significaba “enhorabuena”, pues sabía que su entrenadora había ganado el combate. Tras eso, la sorpresa de Aoi se desvaneció y procedió a abrazar a su Gardevoir y a dar saltitos mientras la tomaba de las manos, exclamando de vez en cuando “¡Hemos ganado!” o “¡Me alegra verte por fin!”, mientras su pokemon sonreía serena, pero compartiendo la felicidad de su entrenadora.
Cuando pasó el momento de euforia —el segundo momento de euforia, más bien—, Raine volvió a dirigirse a Aoi y esa vez mostraba en su mano la elegante medalla del gimnasio de hielo. Con unas amables palabras, se la tendió a Aoi, que estaba como en una nube. Era como la primera vez que ganó un concurso de canto, aunque mejor, porque el camino había sido tan duro que haberlo superado la hacía sentir orgullosa, además de feliz.
—¡Muchas gracias! No estoy segura sobre lo de crecer como persona, pero seguiré recorriendo esa escalinata para seguir mejorando y superando retos… hasta la Liga Pokemon, ya verás —dijo con determinación, aceptando la medalla que le tendía la líder y observándola en su mano. Después, sacó su estuche de entrenadora y la guardó: la medalla Copo de Nieve, un paso importantísimo en su camino como entrenadora y como futura retante de la Liga Pokemon.
Con una sonrisa imborrable, la idol devolvió a los pokemon que habían combatido a sus pokeball, pues se habían ganado un buen descanso después de la dura prueba que había supuesto aquel gimnasio. Sin embargo, dejó que Gardevoir se quedase un poco más con ella, después de todo estaba descansada, ya que no había tenido que combatir.
—Me alegro mucho de haber venido —añadió la idol con una ligera reverencia— No me refiero por la medalla, aunque también… Pero me alegro de haber conocido a una entrenadora tan fuerte, amable y con tanto estilo, ¡ha sido genial! Mmm ¡ya sé! —añadió de pronto— ¿Podemos hacernos una foto de recuerdo? —preguntó.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Dom Jun 26, 2016 5:49 pm
No pudo evitar dejar escapar una leve sonrisa, al ver la celebración de su retadora. Era una persona llena de dudas, al igual que ella. ¿Qué pasaría por esa cabecita mientras realizaba las pruebas? Quizá su ego podía estar algo arriba, sí. Pero no era… de una forma innecesaria. Más bien se trataba de un caso especial. Alguna especie de auto-motivación. Interesante, en realidad, pero no por ello juzgable. La chica se había ganado el respeto de la líder de gimnasio.
- Comprendo… las dudas. Pero no hay mucho más que juzgar aquí por mi parte. Eres buena moviéndote en el frío… más o menos. Tu vínculo junto a tus pokémon es fuerte, y no has dudado en apoyarlos cuando ellos lo necesitaban. Te preocupas por ellos, y ellos se preocupan por ti. Es todo lo que valoro en mis pruebas… y en nuestro combate. – Aunque internamente reconoció que fue una gran impresión que volviera a sacar de nuevo a sus pokémon. No… esperaba al Flareon. Y aquello casi la hizo retroceder. Por otro lado, reconoció que aquel Flareon no le causaba… fuertes impresiones. Su temor al fuego proseguía, sí, pero aquel pokémon parecía ser muy calmado y tranquilo. Algo que verdaderamente agradecía, si quería seguir cuerda un rato más, o intentarlo. Su retadora lo merecía. Merecía una líder de gimnasio a la altura que no temiera a sus pokémon.
- Todos tus pokémon parecen… tener un pedacito de su entrenadora con ellos. Entrañable. – Sonrió por un instante, y alejó a Flareon de sus pensamientos. Compostura, Raine, compostura. Aunque realmente así lo pensaba. Cada pokémon siempre guardaba alguna similitud con su compañero, sin importar la situación. - La medalla que aquí te entrego, Copo de Nieve, es solo un peldaño de tu escalera, pero… No dudo en que puedes llegar alto con algo de confianza en ti misma. Dudar es de humanos, pero tus pokémon notan eso. No lo olvides. Los harás sentir mejor si confías en ellos de principio a fin. – Aconsejó, aunque sabía perfectamente que la chica ya conocía aquel consejo. Había pasado las pruebas, nada menos.
- Si lo necesitas, pueden atender a tus pokémon antes de partir aquí. Tengo un grupito de Smoochum que atienden bastante bien los primeros auxilios. El camino hasta Glacius Town y su Centro Pokémon es largo. Pero solo si así lo prefieres. – Aquello también lo decía a menudo. Pero era fundamental que sus pokémon se encontraran en plena forma y en plenas facultades. Devolvió la reverencia educada a su retadora, también. Había también… algo que le llamaba la atención de una manera bastante curiosa, pero no acababa de caer en de qué se trataba.
- Siempre es un honor tener visitantes en un lugar tan alejado como este. No tenemos problemas de comunicación, aunque debo decir que los viajeros suelen perderse debido a los Froslass. Pero no es una… anécdota excesivamente interesante. Supongo que tampoco es que estés aquí por eso. – Siguió pensando un poco más en qué era lo que la inquietaba, pero aún no caía en ello. ¿Qué podría ser? Aunque, con rapidez, se sorprendió al recibir una pregunta bastante curiosa que nunca antes le habían pedido. - ¿Una foto de recuerdo? Nunca antes me habían hecho esa petición… ¡Pero claro! Creo que tengo una cámara en la habitación anterior… Discúlpame un momento. – Se excusó un momento, y retornó al cuarto de los pokémon que había antes de la terraza de combates.
Curioseó un poco en el interior de los muebles, buscando aquella vieja cámara a la que tanto cariño tenía, regalo de Max. Y justo entonces localizó una de sus revistas pokémon, llevada por un par de Smoochum, y a las cuales acudía con normalidad para estar al día de todos aquellos asuntillos del mundo moderno. El último número de su favorita, “Oh, Kakuna”, ofrecía una portada un tanto peculiar. ¡¿Aquella no era Aoi?!
¿Cómo no la había reconocido? ¡Por supuesto! ¡Era una celebridad hoy en día, con seguidores en todas las regiones. Conocida por sus últimos éxitos musicales, basados en sus viajes. ¿Y ella… no la había reconocido? Sí era cierto que cada día sabía menos del mundo, pero era porque estaba realmente ocupada. Los asuntos de Cumbre Nevada y Glacius, encargarse del gimnasio, y todo ello sin descuidar a Max ni un solo instante. Dejó la revista donde estaba y tomó la cámara, finalmente volviendo a la arena de combate, para evitar hacer esperar a su invitada mucho más.
- Quizá parezca inoportuno, pero… ¿te apellidas Kitahara por casualidad? Eres… famosa, ¿cierto? ¡Me disculpo por no haberte reconocido! La verdad es que no estoy… muy puesta en todas estas cositas nuevas… – Hablando de dudas, en aquel momento ella misma las tenía. ¿No era asombroso conocer gente famosa en todo el mundo? Incluso si no era ni de lejos la seguidora más fiel de Aoi… No, aquello tenía que decírselo. - ¿Qué tal si intercambio esa fotografía por un autógrafo tuyo? Sé de alguien que se morirá de las ganas de tenerlo y… bueno, la verdad es que a mí también me hace cierta ilusión. ¿Te parece? Por el bien del final de este grandioso encuentro que acabamos de finalizar. – Celebró, con una cálida sonrisa. Se lo había pasado bastante bien, y definitivamente no había nada mejor que aquel brusco giro de acontecimientos.


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Kitahara Aoi
Entrenador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Jun 27, 2016 11:23 am
La medalla Copo de Nieve brillaba ahora en el interior de su estuche y la idol no pudo evitar contemplarla feliz mientras la líder le dirigía unas nuevas palabras de consejo. Un peldaño en su escalera... podría ser así, pero los demás peldaños estaban ahí, justo delante de sus narices, esperando a que los subiera.
—Claro, mis pokemon son geniales y siempre confío en ellos y ellos en mi —respondió a la líder, eso sí que lo tenía claro, ¿cómo iba a haber llegado hasta ahí sin sus compañeros? Como idol solo dependía de sí misma, como entrenadora en gran parte también, pero no podía combatir sola. Algo como «Aoi usó Hiperrayo», ¡qué tontería!
—Vale, sería estupendo si mis pokemon pudieran descansar —respondió ante la información sobre los Smoochum que podían atender a los pokemon. Y se alegró de haberlo hecho, porque la líder tenía razón, el camino hacia Glacius Town era arduo desde allí, incluso ella estaba agotada, aunque no era del todo consciente por el subidón de emociones— ¿P-perderse? —se le escapó. Decididamente no quería volver tan rápido a Glacius Town, había conseguido llegar hasta allí, pero el regreso sería duro... más aún recordando cierta travesía helada de su pasado, aunque bien pensado, le había servido para conocer a su Froslass.
Dejando esos pensamientos a un lado, la entrenadora asintió ante la petición de la líder de esperarla allí un momento. Mientras Raine desaparecía a través de unas puertas que daban al edificio, unos pequeños y acompasados pasitos sonaron cerca de Aoi, que se giró para ver de qué se trataba. Ahí estaban los Smoochum de los que había hablado la líder, cuatro pequeños y adorables pokemon que habían aparecido para llevarse a los pokemon de Aoi.
—¡Muchas gracias, Smoochum! Aquí están mis pokemon —les dijo Aoi y les entregó las pokeball de sus tres pokemon que tan buen papel habían hecho en aquel gimnasio ese día. Los pokemon de hielo las recogieron y se las llevaron y, al marcharse, le lanzaron algunos besos a la entrenadora, que los despidió con la mano, sonriente. Después se quedó a solas con Gardevoir en aquel campo de batalla helado— ¿Cuál crees que sería el mejor ángulo para una foto, Gardevoir? Yo creo que el paisaje por ahí es el mejor, pero no quedará bien si nos ponemos a contraluz... creo que es mejor por aquí, ¿verdad? —reflexionó ella sola, mientras que su pokemon solamente asintió, pues la chica ya había tomado sus conclusiones por su cuenta sin necesidad de otra opinión, en realidad.
En ese momento la líder apareció de nuevo, caminando con su elegancia natural a través del helado paisaje. Desde luego, el hielo era su elemento. Aoi estuvo a punto de volver a hablar, pero la líder la sorprendió saliendo por donde menos se esperaba en aquel momento.
—Sí, ese es mi apellido —respondió, ¡así que Raine la había reconocido! Bueno, era normal que la reconocieran allá donde iba, después de todo... pero como hasta ahora no había dicho nada, le sorprendió—. ¡No te disculpes! Bueno, yo vine a retarte como entrenadora, no como idol... o sea, las dos soy yo, pero son cosas diferentes, ¡no sé si tenga sentido para ti! —terminó a modo de disculpa. Era un concepto un tanto raro, pero eran como dos oficios diferentes. Al igual que nadie la retaba a un combate en medio de un concierto, tampoco hacía de idol en medio de un combate... aunque, espera, seguro que a su manager le gustaría eso de los conciertos con combates. Se sacudió esa idea de la cabeza, ¡sería mejor que no se le ocurriera mencionárselo!
—Oh, claro, ningún problema —asintió ante la petición de firmar un autógrafo, dejando de perderse en pensamientos extraños—. ¿Tienes un papel? O, bueno, creo que yo tengo un papel, ¿o prefieres que te firme en otro sitio? Me han pedido que firme de todo: camisetas, gorras, en brazos... hasta un obrero me pidió que le firmase su martillo, fue difícil escribir ahí... —divagó, pero al momento se dio cuenta de que se estaba yendo por las ramas y se calló, poniendo su más adorable expresión de «ups»—. Ay, ¡me he puesto a divagar! Mmm, ¿qué te parece si nos hacemos la foto allí? Hay buena luz —le indicó a la líder.
Nada más decirlo se colocó corriendo en el lugar que había pensado, por suerte sin resbalar en el hielo esta vez. Lo cierto era que la cámara que había traído Raine era muy chula, aunque de alguna forma no esperaba que fuese a tener una cámara de ese tipo, ¡cuántas sorpresas escondía aquella chica! Pero lo importante ahora era que pose usar... ¡lo ideal sería el símbolo de victoria! Y por supuesto, también le dijo a Gardevoir que se sumase a la foto.
—Va a quedar genial en mi diario, voy a escribir un montón sobre este día. También escribiré en mi blog... pero si no quieres, no la subiré ahí —comentó a la líder después de dejar que ella se encargase, ya que era su cámara—. Ah, sí, ahora el autógrafo. Uno para ti... ¿y hablaste de otra persona? ¿Qué nombre pongo? —preguntó.
—Claro, mis pokemon son geniales y siempre confío en ellos y ellos en mi —respondió a la líder, eso sí que lo tenía claro, ¿cómo iba a haber llegado hasta ahí sin sus compañeros? Como idol solo dependía de sí misma, como entrenadora en gran parte también, pero no podía combatir sola. Algo como «Aoi usó Hiperrayo», ¡qué tontería!
—Vale, sería estupendo si mis pokemon pudieran descansar —respondió ante la información sobre los Smoochum que podían atender a los pokemon. Y se alegró de haberlo hecho, porque la líder tenía razón, el camino hacia Glacius Town era arduo desde allí, incluso ella estaba agotada, aunque no era del todo consciente por el subidón de emociones— ¿P-perderse? —se le escapó. Decididamente no quería volver tan rápido a Glacius Town, había conseguido llegar hasta allí, pero el regreso sería duro... más aún recordando cierta travesía helada de su pasado, aunque bien pensado, le había servido para conocer a su Froslass.
Dejando esos pensamientos a un lado, la entrenadora asintió ante la petición de la líder de esperarla allí un momento. Mientras Raine desaparecía a través de unas puertas que daban al edificio, unos pequeños y acompasados pasitos sonaron cerca de Aoi, que se giró para ver de qué se trataba. Ahí estaban los Smoochum de los que había hablado la líder, cuatro pequeños y adorables pokemon que habían aparecido para llevarse a los pokemon de Aoi.
—¡Muchas gracias, Smoochum! Aquí están mis pokemon —les dijo Aoi y les entregó las pokeball de sus tres pokemon que tan buen papel habían hecho en aquel gimnasio ese día. Los pokemon de hielo las recogieron y se las llevaron y, al marcharse, le lanzaron algunos besos a la entrenadora, que los despidió con la mano, sonriente. Después se quedó a solas con Gardevoir en aquel campo de batalla helado— ¿Cuál crees que sería el mejor ángulo para una foto, Gardevoir? Yo creo que el paisaje por ahí es el mejor, pero no quedará bien si nos ponemos a contraluz... creo que es mejor por aquí, ¿verdad? —reflexionó ella sola, mientras que su pokemon solamente asintió, pues la chica ya había tomado sus conclusiones por su cuenta sin necesidad de otra opinión, en realidad.
En ese momento la líder apareció de nuevo, caminando con su elegancia natural a través del helado paisaje. Desde luego, el hielo era su elemento. Aoi estuvo a punto de volver a hablar, pero la líder la sorprendió saliendo por donde menos se esperaba en aquel momento.
—Sí, ese es mi apellido —respondió, ¡así que Raine la había reconocido! Bueno, era normal que la reconocieran allá donde iba, después de todo... pero como hasta ahora no había dicho nada, le sorprendió—. ¡No te disculpes! Bueno, yo vine a retarte como entrenadora, no como idol... o sea, las dos soy yo, pero son cosas diferentes, ¡no sé si tenga sentido para ti! —terminó a modo de disculpa. Era un concepto un tanto raro, pero eran como dos oficios diferentes. Al igual que nadie la retaba a un combate en medio de un concierto, tampoco hacía de idol en medio de un combate... aunque, espera, seguro que a su manager le gustaría eso de los conciertos con combates. Se sacudió esa idea de la cabeza, ¡sería mejor que no se le ocurriera mencionárselo!
—Oh, claro, ningún problema —asintió ante la petición de firmar un autógrafo, dejando de perderse en pensamientos extraños—. ¿Tienes un papel? O, bueno, creo que yo tengo un papel, ¿o prefieres que te firme en otro sitio? Me han pedido que firme de todo: camisetas, gorras, en brazos... hasta un obrero me pidió que le firmase su martillo, fue difícil escribir ahí... —divagó, pero al momento se dio cuenta de que se estaba yendo por las ramas y se calló, poniendo su más adorable expresión de «ups»—. Ay, ¡me he puesto a divagar! Mmm, ¿qué te parece si nos hacemos la foto allí? Hay buena luz —le indicó a la líder.
Nada más decirlo se colocó corriendo en el lugar que había pensado, por suerte sin resbalar en el hielo esta vez. Lo cierto era que la cámara que había traído Raine era muy chula, aunque de alguna forma no esperaba que fuese a tener una cámara de ese tipo, ¡cuántas sorpresas escondía aquella chica! Pero lo importante ahora era que pose usar... ¡lo ideal sería el símbolo de victoria! Y por supuesto, también le dijo a Gardevoir que se sumase a la foto.
—Va a quedar genial en mi diario, voy a escribir un montón sobre este día. También escribiré en mi blog... pero si no quieres, no la subiré ahí —comentó a la líder después de dejar que ella se encargase, ya que era su cámara—. Ah, sí, ahora el autógrafo. Uno para ti... ¿y hablaste de otra persona? ¿Qué nombre pongo? —preguntó.


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Raine Liza
Coordinador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Jun 28, 2016 5:03 pm
- No te aceleres, Aoi. Apresurarse puede ser la perdición. Piensa con cabeza, y todo irá bien. Tener confianza en una misma es bueno, pero el exceso deja de serlo. Siempre elogio a los entrenadores con confianza. Pero no dejes que eso te lleve por el mal camino. – Y allí estaba ella de nuevo, dando consejos. ¿Consejos? Casi se sentía una profesora dando clase a una alumna. Pero Raine era así. Consideraba que los gimnasios pokémon no eran sino un lugar de aprendizaje, en el que el entrenador se forjaba a sí mismo, crecía junto a sus pokémon y demostraba que era digno de alcanzar la liga pokémon. Y no únicamente en lo que se refiere a fuerza y habilidad, sino también en conocimiento y vínculo. Aoi conocía aquello bien, aunque a veces daba lugar a situaciones un tanto… ¿cómicas? La líder de gimnasio se preguntaba qué le pasaba por la cabeza a la chica en aquel momento, a juzgar por el gesto de su cara.
- Muchos entrenadores… optan por una sanación algo más natural, así que siempre recomiendo los tratados de Smoochum. ¡Sus masajes son los mejores de la región al completo! – Aseguró, con un asentimiento de la cabeza. Estaba convencida de aquello. Y era la mayor de las glorias relajarse con ellas por allí. - Oh, no te preocupes. Casi hemos solventado lo de los viajeros que se pierden. Incluso si vas hasta Cumbre Nevada, hemos colocado un pequeño sendero de brillantes banderines rojos. Me encargué personalmente de que estuvieran por toda la montaña. Si localizas la primera, no tiene pérdida el hecho de encontrar las demás. Oh, y… los pokémon las respetan. Casi parece un acuerdo mutuo. – Tenía que responder a aquello. Ella misma se había encargado de aquello, incluso se recorrió toda la ruta 19 colocándolos… Ardua tarea, sin duda, pero satisfactoria.
Fue tan pronto como retornaba a la habitación cuando localizó a los Smoochum regresando con las pokéball de la chica, y se las entregaban. Tan veloces y eficientes como los Chansey de los centros pokémon, debía decir. Los adoraba por eso, además de que de por sí eran bastante adorables. Ahora bien, tenía que aclarar todo aquel asunto de idols famosas… ¡Menuda cabeza tenía como líder de gimnasio!
- Eso suena… complicado. – Dejó escapar, al ver el lío que la entrenadora llevaba consigo. ¿Entrenadora y idol a la vez? La chica se imaginó a sí misma en mitad de una carrera del mundo del espectáculo y se le cayó el alma a los pies, solo con pensar la cantidad de tareas que tendría y lo apretada que estaría su agenda. Sin darse cuenta, estaba negando levemente con la cabeza para alejar aquellos pensamientos. ¡Demasiado para ella!
- ¿De verdad? Siento no ser tan… original como las personas que te has llegado a encontrar en el camino. Pero será… algo simple. ¿Qué tal aquí? – Le mostró un pequeño libro de color azul, señalando la parte interior de la contraportada. - Este será para mí, y… En papel otro, si no es una molestia. Oh, claro, la foto primero. ¡Disculpa! Tengo al fotógrafo ideal. ¡Sal fuera, grandullón! – Y se colocó al lado, al mismo tiempo que un gran Abomasnow salía de su pokéball. Sería el fotógrafo perfecto para la ocasión.
Posaron un poco, con Gardevoir como la estrella de la fotografía, que se sumó con rapidez. Raine buscó su mejor sonrisa para la fotografía. Curiosamente, hubo un invasor más, pues Glaceon se asomó a duras penas y alcanzó a asomar la cabecita en la esquina de la imagen, a duras penas. Por lo que parecía, quería salir.
- Sabía que eras el pokémon idóneo para esta tarea. Muchísimas gracias, Abomasnow. Tienes el pulso y la calma de todo un estratega. – Dio las gracias a su pokémon, que se llevó uno de sus bracitos a la frente, deliberando que todo estaba en orden, y tras unos segundos, el gran Abomasnow estaba de vuelta en su pokéball. - Creo que a estas alturas… soy bastante conocida en la región, al menos por los rumores. Pero descuida, no me importa aparecer en tu blog. De hecho, me halaga. ¿Por dónde iba…? Ah, sí. El segundo autógrafo… Para Max Caulfield. – Enunció el nombre de la líder psíquico con una amplia sonrisa en el rostro. Era casi como… si su nombre trajera consigo la felicidad en sí misma.
- Supongo que marcharás pronto. Si necesitas algo, no dudes en pedirlo antes de partir. Te ofreceremos una mano. O muchas. – Palabras que simbolizaban el fin del viaje. Su retadora se iba con una victoria y… ¿una foto? Había sido un gran día que rememorar en el gimnasio de Glacius Town.
¿Cómo decirlo?… La visita de la fama, en ocasiones. ¿Cuántas veces se podía decir que una idol visitaba su gimnasio?


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Kitahara Aoi
Entrenador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Jun 28, 2016 9:31 pm
Aoi supuso que la líder tendría algún pokemon capaz de hacerles las fotos, ¡pero no creyó que fuese a ser un pokemon tan... extravagante! Parecía un árbol que daba un poco de miedo, pero al mismo tiempo era... ¿mono? ¡Qué cosas! Aunque le recordaba a Snover, quizá era su evolución. Ese día había visto un montón de pokemon de tipo hielo geniales, otro motivo más por el que había sido un día estupendo.
—¡Muchas gracias, Abomasnow! —le dijo Aoi al pokemon cuando este le dio una copia de las fotos. En seguida decidió cuál era su favorita, ¡había quedado estupenda! Incluso Glaceon se había animado a salir en ella y estaba monísimo. Así que, una vez solventado el asunto de las fotos, recordó que debía firmarle a Raine dos autógrafos.
—¡Ha quedado genial! Bueno, ahora te debo esas firmas —comentó a la líder y tomó el cuaderno azul que ella le entregaba y una hoja de papel— Um... ¿cómo se escribe Caulfield? —dudó. Una vez que Raine respondió, terminó de firmar ambos autógrafos, asegurándose de poner corazones en ellos, por supuesto.
El día había sido tan emocionante y lleno de retos, que todavía estaba ilusionada. Pero después de recuperar a sus pokemon, tener la medalla, la foto y haber firmado los autógrafos... ya no le quedaba mucho más que hacer allí y entonces el cansancio empezó a hacerse presente. Justo cuando la líder dijo que se marcharía pronto se le escapó un leve bostezo, que se apresuró a ocultar con el dorso de la mano.
—Muchas gracias, estaremos bien —respondió sinceramente ante el ofrecimiento de Raine de ayudarla en lo que necesitase—. La verdad es que ha sido un día agotador, debería irme ya —resolvió, casi más pensando en voz alta que hablando realmente con la líder.
Así terminó su encuentro con la «Princesa del hielo», tal y como había escuchado antes de conocerla, y lo cierto era que había sido todo lo que cabía esperar en un líder. Por eso tenía que seguir esforzándose y llegaría a la altura de gente como ella y más aún. Pero por el momento, solo llegaría hasta su cama.
Se despidió efusivamente con la mano de Raine y de Glaceon antes de tomar el camino que la llevaría de vuelta a Glacius. Por suerte, encontró las banderas de las que había hablado Raine y pudo hallar la senda sin problemas.
Aquella noche, al llegar por fin al Centro Pokemon de Glacius, dejó preparado su diario y su móvil en la mesa, pues al día siguiente tenía que contarle a su familia todo lo que había pasado aquel día, escribir en su blog y, por supuesto, escribir también en su diario. Lo último que hizo antes de acostarse fue dejar la foto con Raine sobre el diario, lista para que la pegase a una de sus páginas. Sería un recuerdo perfecto de su paso por aquel gélido castillo helado.
—¡Muchas gracias, Abomasnow! —le dijo Aoi al pokemon cuando este le dio una copia de las fotos. En seguida decidió cuál era su favorita, ¡había quedado estupenda! Incluso Glaceon se había animado a salir en ella y estaba monísimo. Así que, una vez solventado el asunto de las fotos, recordó que debía firmarle a Raine dos autógrafos.
—¡Ha quedado genial! Bueno, ahora te debo esas firmas —comentó a la líder y tomó el cuaderno azul que ella le entregaba y una hoja de papel— Um... ¿cómo se escribe Caulfield? —dudó. Una vez que Raine respondió, terminó de firmar ambos autógrafos, asegurándose de poner corazones en ellos, por supuesto.
El día había sido tan emocionante y lleno de retos, que todavía estaba ilusionada. Pero después de recuperar a sus pokemon, tener la medalla, la foto y haber firmado los autógrafos... ya no le quedaba mucho más que hacer allí y entonces el cansancio empezó a hacerse presente. Justo cuando la líder dijo que se marcharía pronto se le escapó un leve bostezo, que se apresuró a ocultar con el dorso de la mano.
—Muchas gracias, estaremos bien —respondió sinceramente ante el ofrecimiento de Raine de ayudarla en lo que necesitase—. La verdad es que ha sido un día agotador, debería irme ya —resolvió, casi más pensando en voz alta que hablando realmente con la líder.
Así terminó su encuentro con la «Princesa del hielo», tal y como había escuchado antes de conocerla, y lo cierto era que había sido todo lo que cabía esperar en un líder. Por eso tenía que seguir esforzándose y llegaría a la altura de gente como ella y más aún. Pero por el momento, solo llegaría hasta su cama.
Se despidió efusivamente con la mano de Raine y de Glaceon antes de tomar el camino que la llevaría de vuelta a Glacius. Por suerte, encontró las banderas de las que había hablado Raine y pudo hallar la senda sin problemas.
Aquella noche, al llegar por fin al Centro Pokemon de Glacius, dejó preparado su diario y su móvil en la mesa, pues al día siguiente tenía que contarle a su familia todo lo que había pasado aquel día, escribir en su blog y, por supuesto, escribir también en su diario. Lo último que hizo antes de acostarse fue dejar la foto con Raine sobre el diario, lista para que la pegase a una de sus páginas. Sería un recuerdo perfecto de su paso por aquel gélido castillo helado.
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