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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

El paso del tiempo poco importaba en aquel lugar que estaban ocupando para llevar a cabo su combate. Un plano creado únicamente para ambos individuos, dispuesto de forma tal como para que pudieran desatar todo dentro de sí, sin que nadie más sea capaz de ver, sentir o saber lo que ocurriría entre ambos. Con eso en claro, aquel que llevaba adelante tal locura, únicamente impulsada por la imaginación de alguien loco, lentamente se dejó llevar por aquel río de emociones, sentimientos, deseos que se albergaban en lo más profundo de su ser, arraigados en su alma misma. Inicialmente temeroso por lo que sea que podría pasar, aquella nube de incertidumbres se hacían a un lado, dando lugar para que todo su potencial se exponga.

Froslass y Trevenant se veían positivamente impulsados por el corazón de su entrenador, guardián de las almas que reposaban en Tenebris Town, en un intento de descansar por la mismísima eternidad. La dama de hielo se las ingeniería para hacer retroceder con sus poderes elementales a Skrelp, viéndose notoriamente sorprendida por la brutal resistencia de tal creatura. El árbol fantasmal hizo lo que su compañera no pudo lograr; aunque lento en su proceder, su fuerza física fue más que suficiente para acabar finalmente con el Doublade oponente, restando un factor importante en las fuerzas del retador de oscuros cabellos e intimidantes orbes escarlatas. Tal humano, peculiar y único en toda su extensión, seguro tendría varias jugadas extras bajo la manga, ¿no? De no ser así, se sentiría sumamente decepcionado ante tanta palabrería y poco accionar.

-Claro que lo entiendo.- Semblante serio, duro como la más dura de las rocas, Yuto respondió a una pregunta que aparentemente no esperaba respuesta alguna. No perdía nada con intentarlo, y tampoco podía evitar esa parte de su ser: tratar de comprender al otro era menester en su existencia. –No eres el único abandonado, ¿sabes? Yo también fui dejado de lado, siendo un mero recién nacido, a mi suerte.- En lo que hablaba empleando palabras suaves, llevadas con el soplido del viento en las alturas, sus compañeros Pokémon se reagruparon a ambos lados del humano, notoriamente exhaustos por tal nivel de pelea ajeno. Le debía reconocer al muchacho de instintos asesinos el potencial del que hacía gala como si fuese algo sumamente natural. Pocas eran las personas que poseían talentos tan palpables, por lo que tener uno en frente de si provocaba en el líder cierta envidia, nada difícil de controlar.

-¿Mi objetivo? Creo que ya lo estoy consiguiendo, sin que tú, Judal, lo estés notando.- Jugar con su mente se estaba volviendo una sana adicción para el líder de gimnasio, quién se hacía a la idea de jugar el mismo juego que su oponente pretendía controlar de forma unilateral.  –Si para cambiarte, tengo que causarte un trauma o dos… Entonces te las tendrás que aguantar, mi pequeño y joven retador.- Finalmente, una sonrisa volvería a adornar el rostro del aprendiz de profesor, mientras sus compañeros se lanzaban al ataque una vez más, esta vez contra el reemplazo de las espadas fantasmales que había sido derrotado, un Lanturn. Casi en un ataque kamikaze, ambos fantasmas se lanzarían contra los ataques llevados a cabo por ambos Pokémon ajenos.


Trevenant fue derrotado al instante, mas eso no detuvo a Yuto de proseguir con el ataque. Con un rápido movimiento de su surda, regresó al derrotado a su Pokeball, para dejar salir a Honedge del artefacto esférico de su diestra. Acto seguido, ambos fantasmas se desplazarían por todo el lugar, desconcertando a sus oponentes. Finalmente, sin orden alguna del muchacho de cabellos en pico, procederían a lanzar dos Bola Sombra, uno cada uno, contra sus respectivos oponentes.

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

Ya se estaba cansando, ni que le importara si el otro tenía planes de cambiar su mente y hacerle ver la vida de color de rosa, lo que a Judal realmente le interesaba era ver el transcurso del combate, observando con sus opacos y desequilibrados ojos lo que sucedía a sus alrededores de una única manera que nadie más era capaz de hacer, y de paso molestar al líder fantasma. Si, si, no importaba si decía pura palabrería, también si se ponía sentimental con su pasado. En serio que tenía ganas de reírse, y no se imaginaba que de un momento a otro cambiara su forma de pensar radicalmente, antes quería odiar con todas su fuerzas al líder fantasma, transmitirle su ira y cólera, pero… bah mejor se concentraba en otras cosas más importantes como ¡herirlo! O tal vez hacerle sentir como una basura, ya se estaba ideando varias formas de hacerlo, además lo de ser un niño abandonado a quien tiraron sus padres solo fue una manera de darle drama al enfrentamiento ¡Ya no podría aguantarse la risa! — Con que en verdad fuiste abandonado, EH, que triste… pero eso ya te no importa ¿verdad?—  Porque, ¿a quién le importaría ser abandonado? Solo eran puras tonterías, así que… como era debido, dejó escapar una burlona risa y amplia sonrisa. —Oh vaya, me lo imaginaba, inténtalo Yuto.— Sombrío como siempre, y ladeando la cabeza, observándole fijamente con toda intención de esperar esos traumas de los que estaba hablando el líder. Igual se preguntaba cómo es que terminaría todo, pero aún faltaba para eso, lo sabía. Las cartas aún estaban sobre la mesa.

Como lo esperaba, los pokémon del líder no iban a ser fáciles de derrotar, prontamente Lanturn contaba con cualquier tipo de energía eléctrica para manifestarla en onda trueno la cual encestaría en dirección al Trevenant del líder, para que en un golpe decisivo terminar debilitándolo.  Mientras el caso no se igualaba con el otro pokémon del entrenador de cabellos oscuros, en especial por aquel Froslass que había esquivado por completo los ataques de su Skrelp. Parecía ser demasiado ágil, y buen contrincante, y por eso mismo, ante la confianza del pokémon tipo agua/veneno fue derrotado, siendo así como Judal decidió devolverlo lo antes posible a su respectivo objeto esférico y así recuperar sus respectivas energías.



— ¡Asombroso! ¿Quién diría que ese Froslass fuera tan útil?—Delineó una ligera sonrisa el pelinegro, aunque no fuera exactamente un halago ni una burla, y es que, aunque no lo pareciera, incluso si eran de otros, el pelinegro al menos consideraba que aquellos seres si se merecían respeto, pero con los humanos era una cosa muy diferente. Siendo así como rápidamente tomaba del aparato que contenía a su gran compañero Charizard y le lanzaba al aire, dejando observar aquel color oscuro que caracterizaba su cuerpo. El pokémon volador ascendió de la gran altura en la que se encontraba, dejándose reposar sobre el suelo tras dejar una pequeña sacudida de carga. — Blaz hazte cargo de aquel Froslass y si puedes darle al niñato de allá perfecto. —Terminó riéndose. —Comienza con Lanzallamas, Light prosigue con Chispazo— Fueron las órdenes que sus compañeros aceptaron inmediatamente, dando inicio Charizard quien una vez acomodándose en la gran sala, abría de sus fauces para cargar en su centro una gran cantidad de fuego, mientras Lanturn se envolvía en varias chispas eléctricas que pronto liberaría.  

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

Apenas se movía el líder de gimnasio, pues no había nada que lo obligara a retroceder ni a huir de tan divertido encuentro. Sin embargo, la fatiga comenzaba a hacerse presente, tanto física como mentalmente. No era la primera vez que pasaba tal fenómeno, y resultaba de la constante conexión psíquica de su cerebro con sus Pokémon acompañantes. No era necesario emitir palabras ni órdenes, el solo compartir la emoción y el nerviosismo del momento desgastaba su mera existencia que, para secreto del retador, no era más que un plano creado solo para ellos do, y su mera voluntad podría influir a favor de un lado o de otro. Con eso en mente, ambos podrían darle rienda suelta a todo lo que tenían en su interior sin problema alguno pero… ¿Acaso Judal aceptaría tales condiciones?

Una débil sonrisa se dibujó en su rostro, pensando en aquella esporádica pregunta que apareció en su mente. En algún momento del combate había empezado a tomar en cuenta los sentimientos –retorcidos hasta la médula- del retador, y como le gustaría que fuese el desarrollo del encuentro. ¿Era tonto por pensar eso? Claro que si, pero no podía evitarlo. Le emocionaba atravesar por tal reto, y brindarle todo a quién osaba hacerle frente podría prolongar un poco más las cosas. Mientras tanto, sus Pokémon se seguían desenvolviendo en el campo de batalla, deslizando con cierta gracia, tratando de contrarrestar los ataques de sus oponentes. Grata fue la sorpresa de que Froslass, en su deplorable estado, pudiera derrotar finalmente a Skrelp como si nada. Sin embargo, el nuevo oponente de la dama de hielo era su talón de Aquiles, su gran debilidad.


Un Charizard de oscura piel se hizo presente, tomando el lugar de su caído compañero. Junto a Lanturn, ambos atacarían a la vez, acorde a lo indicado por el entrenador de oscuros cabellos. La fantasma del equipo haría frente a ambos ataques, en un intento absurdo de recibir todo el daño por ella misma. El poder de fuego logró abatirla como si de un muñeco de paja se tratara, dejando que el chispazo alcanzara a Honedge y lo hiciera retroceder unos cuantos centímetros. –Gracias compañera.- En un susurro, se dirigió al Pokémon que retornó a su Pokeball correspondiente. Eterno era el agradecimiento que tendría hacía ella, a quién consideraba una extensión de si mismo, una de sus más grandes compañeras. La sonrisa en su rostro, gentil, se mantendría incluso luego de que le diera el descanso que efectivamente se había ganado. –Bueno, bueno… Si que quieres hacerme daño.- Las llamas se mantenían presente a diestra y siniestra, aminorando el frío de las alturas. Poco durarían estas, desvaneciéndose con otra brisa gélida. –Con razón no tienes amigos, Judal. Deberías ser un poco más agradable, ¿sabes? Un poco más gentil.-

Un nuevo artefacto esférico sería tomado de su cintura, para luego arrojarlo a las alturas. El nuevo Pokémon que aparecería del lado de Yuto sería Dusknoir, acompañado de un sonoro rugido de su barriga. A su lado se acomodaría Honedge, revoloteando como si se tratara de un Pidgey, a la espera de su presa. –Debo admitir que tienes un buen equipo. Ese Charizard se ve sumamente intimidante.- Un cumplido que se lo tenía bien merecido, pues no mentía con las palabras que había pronunciado. Obvias eran las tendencias destructivas del muchacho de cabello azabache, mas su equipo respondía perfectamente a las intenciones –por momentos agresivas en exceso- de su entrenador. De reojo, observó a los cuatro Pokémon presentes, pasando a emitir un orden a dos de ellos: “procedan”.

El gran fantasma con boca en su barriga sería el primero en avanzar, impulsándose lo más rápido que podría contra Charizard. Su diestra estaría en lo alto, envuelto en descargas doradas de electricidad. Su Puño Trueno iría directo al rostro de la creatura de fuego. Por su parte, Honedge se movería en zigzag, avanzando lento pero seguro, tratando de ubicarse lo más cerca posible de Lanturn para golpearlo con un efectivo Espada Santa.

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

El encuentro continuaba, y a Judal le comenzaba a parecer eterno, pero no aburrido, ni en lo más mínimo, parecía disfrutar “a su manera” del combate con el líder fantasma. Observándolo con sus ojos muertos mientras exteriorizaba una sonrisa burlona en su rostro, parecía estar al pendiente, esperando por algo interesante que incluso podría llegar a exaltarlo. El pelinegro comenzaba a plantearse una que otra cosa, como si con ello pudiera hacer del combate algo mucho más interesante, ideas le sobraban, la demencia también, volvían a él las intenciones de destruirlo todo, en un sorprendente espectáculo de fuego y destrozos en todas partes. Quería contenerse, pero ¿acaso eso era posible? Si siempre hacía lo que quería, le gustaba meterse en problemas y llamar la atención de una manera estruendosa y exagerada, ese era Judal, nadie podía cambiarlo, no le importaba el bienestar de otros, a excepción de sus queridos compañeros de viaje. Así que se preguntaba con intriga, ¿cómo y cuándo llegaría a cambiar? No necesitaba nada de eso, o por lo menos eso es lo que creía sin siquiera dudarlo.

Seguidamente observó las arremetidas de Charizard y Lanturn, ambos manifestando sus ataques en contra de sus adversarios, separándose para ejemplar un liberal movimiento. Como era de esperar esta vez el pokémon tipo fuego desvaneció las fuerzas del Froslass una vez exteriorizando de sus reacias llamas que tomaron lugar en los alrededores con sumo dominio para no infringir en el ataque de Lanturn, quien ejecutaba chispazo en contra de Honedge para solo pronunciar un favorable nivel de fuerza. Judal curveaba sus labios en una satisfactoria sonrisa, la cual no se disminuyó por el comentario del líder fantasma. ¿No tener amigos? Casi le dieron ganas de morirse de risa, a lo que solo cerró de los ojos y se tomó del estómago tras reírse con toda su asombrosa mofa. — No me importa tener amigos ni en lo más mínimo. — Dejó de reír para mirar al otro con desdén y repulsa. — ¿Por qué debería ser gentil?... — Le entraba el asco cada vez que lo evocaba, considerando que solo era gentil cuando actuaba y quería conseguir algo en específico, pero nunca demostraba de verdad cierta “amabilidad” como cualquier otro lo haría.

— ¿Ah? Por supuesto que lo es, Blaz es claramente intimidante. — Arqueó una ceja con una mueca de fastidio, justo antes de observar como los compañeros fantasmas del líder avanzaban para ejecutar sus ataques. Observó como Charizard era infringido por aquel nuevo pokémon que el otro había liberado de su aparato. Su fuerza era sorprendente, tal como en una sola puñada envuelta de electricidad había dañado considerablemente al tipo fuego/ volador. La misma fuerza que Honedge llevaría a cabo en contra de Lanturn y ese movimiento tan ejemplar que lo afectó en tan solo unos instantes. La sonría del pelinegro se amplió enigmática, solo denotando en sus facciones lo muy interesado que estaba en sus contrincantes, eran dignos de un buen combate, no lo dudaba ni un poco, y a decir verdad le agradaba que aquel fuera el caso.

Esperó a que sus queridos compañeros volvieran a agruparse, colocándose firmemente en espera de nuevas órdenes para corresponder aquel daño que habían recibido por parte de sus adversarios. — Perfecto — Tan poco cuerdo se mostraba, lo que ya era “normal” en sus combates. —Blaz Giro Fuego, Light Bola voltio.— Decidió finalmente, observando el sucesivo movimiento de sus pokémon, quienes volvían a separarse y rodear el terreno en dirección a los tipo fantasma y dar comienzo a sus acometidas que osaban declarar tan pronto como sea posible.

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

Era curioso cómo podía cambiar el ambiente con la presencia de un nuevo Pokémon en el campo de batalla. El Charizard del retador era, sin lugar a dudas, un Pokémon de gran poder, y su mera presencia podía influir miedo en sus retadores. Por el vínculo telepático que compartía con los miembros de su equipo, podía sentir cierto miedo en sus corazones, intimidados por una simple mirada por parte de la creatura de piel azabache, completamente distinta a la de los de su misma especie. ¿Acaso influía ese color en su aspecto intimidante? Si, no podía dudarlo ni aunque quisiera. Más que un Pokémon tipo fuego, parecía uno de tipo siniestro, por lo que el miedo de los fantasmas era sumamente justificable. Incluso Froslass, la gélida belleza en su equipo, se había visto afectada por su mero aparecer en el campo de batalla.

La elección de Dusknoir se encontraba sumamente justificada, o al menos eso creía su entrenador, pues conocía a la perfección a los seres que se encontraban encapsulados alrededor de su cintura. Algunos alegres y despreocupados, otros intimidantes y distantes, era un grupo sumamente variado y distintos entre si, que aportaban un dinamismo necesario para poder seguir adelante. El gran fantasma en cuestión es conocido internamente como “el Tirano”, aunque la justificación de esto varía entre sus compañeros espectrales. Algunos afirman que es meramente por su apariencia intimidante y llena de ira, que dejaría al extraño espécimen de Judal como una salamandra en crecimiento, mientras que otros se lo atribuyen directamente a su personalidad explosiva en momentos de calma, desatando caos a diestra y siniestra, donde sea que pasara, sin importarle quién pudiera salir afectado.

Grande era la sonrisa del líder de Gimnasio al dejar salir a su nuevo peleador, e incluso la espada fantasma se podía ver sumamente alegre por su aparición. Al tener a semejante figura de su lado podría dar vueltas las cosas, brindándole una victoria sumamente satisfactoria al joven de cabellos picudos. –Y aquí viene lo bueno.- El estremecimiento lleno de euforia no se hizo esperar, mientras podía divisar y grabar en su mente el momento preciso en el que el puño derecho del “Tirano” impactaba, envuelto en descargas, en el rostro del falso dragón, como también aquel perfecto tajo llevado a cabo por Honedge contra Lanturn, haciendo que ambos retrocedieran por unos míseros segundos, llenos de felicidad para aquel de ojos ónix. Poder darle una lección sin mediar palabras era sumamente gratificante, a sabiendas de la poca humildad que eso implicaba. ¿Acaso no era apto para cargar con el título que le fue dado? ¿Era pecado disfrutar de aquellos placeres que degustaban todos los entrenadores por igual? Aunque lo sea, no podría dejarlo de lado.

La sonrisa siniestra dibujada en el rostro ajeno era preludio del contrataque que no se haría esperar en lo más mínimo. Fuego por un lado, destellos eléctricos por el otro, hermosos efectos para el ojo humano, mas nada agradable para el cuerpo de dos seres que les hacían frente, haciendo que retrocedieran más de lo esperado. –Nada mal…- Musitar por lo bajo no ayudaba en nada, y notar los grandes daños que uno de sus amigos había recibido solo hacía empeorar las cosas. Sin embargo, las reglas eran claras, y nada podría hacer para cambiarlas; el combate debía seguir tal como estaba previsto. –Las llamas, al final de su vida, brillan con mayor intensidad.- Grande era la experiencia que llevaba sobre sus hombres, por lo que podía firmar sin temor alguno a que, en los momentos más difíciles, era cuando uno se destacaba aun más. No necesitó enfocar su mirada en el puño izquierdo de Duksnoir, que se había envuelto en llamas, o en el filo de Honedge, cuyo cuerpo se vio envuelto en un violáceo oscuro. Ignorando el Puño Fuego y el Tajo Umbrío, lo único que existía en ese momento era el joven de cabello azabache, retándolo con su afilada sonrisa.

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

Tan alucinante y fragante, los arrebatos entre las criaturas de ambos contrincantes avivaban el enfrentamiento, siendo tan propios de sí mismos, e influyendo en la esencialidad del sitio. Ellos lo cambiaban todo, seres armoniosos e inherentemente equilibrados, sosegando un próximo discrepar entre el líder fantasma y el entrenador. Pero, ¿hasta cuándo duraría? Seguramente una vez declarándose un ganador de aquella contienda tan absorbente que esperaba Judal ávidamente, porque aquel contrincante y compañía eran interesantes, fuertes y singulares. Fantasmas con habilidades innatas y excepcionales. Quería verlos, quería presenciar más de ellos, el pelinegro no podría mirar hacia cualquier otra parte con el hastío que solía acompañarle. Porque sus ojos rojos solo podían escrutar el combate que se conllevaba, observando el estoicismo de sus compañeros pokémon mientras esbozaba una sonrisa característica de sí. Charizard no había fallado ni un poco en su ataque, liberando una gran cantidad de fuego que adquirió un efecto arremolinado, golpeando al gran pokémon fantasma, solo así devolviéndole aquel daño que había recibido de su parte. Judal había notado como aquel Duksnoir contrariaba plenamente el anodino esperado, parecía un compañero de gran relevancia que cambiaba fácilmente los ánimos de su compañero, como si fuese un factor importante y querido de aquel combate. Era maravilloso. Judal habría mofado y soltado palabras venenosas, pero, su atención también recaía en Lanturn, quien ejecutaba y maniobraba Bola voltio hacia su contrincante metálico. Había herido al fantasma, no igual ni mucho más fuerte, pero verdaderamente considerable.

Así mismo había contemplado meticulosamente los ataques del sus adversarios, aquellos mismos que pese al gran impulso y fuerza de la que requirieron no lograron su acometido, esta vez sus queridos pokémon habían contrarrestado gran cantidad, o mayoría de los ataques ajenos, por lo tanto, el daño infringido se había anulado casi en su totalidad. Judal quedó sorprendido, imperceptible en todo caso, solo volviendo en sí para ampliar de una amplia sonrisa, que terminó enfatizándose en una risa. — ¡Vamos que no es lo que esperaba! — Espetó como siempre mofándose, era claro, quería provocarlo, porque quería ver más de aquellos pokémon del líder fantasma. — Yuto, tus pokémon no son débiles ¿cierto? Entonces, qué ocurre, ¿acaso están conteniéndose? Porque lo hacen muuuy bien. — Burlón y despectivo, fingiendo desinterés con la intención de recibir en cambio alguna clase de respuesta interesante. Sin dejarse de su amplia sonrisa. Claro, sus pokémon conocían sus mañas, y por ello mismo no se sentían inferiores a una simple “contención” de sus adversarios. Ellos mismos sabían de sus capacidades, también sus prevenciones al tener de frente a contrincantes tenaces, claros estaban, no iban a bajar la guardia.

Charizard esperaba, observando a través de sus rojizos ojos al Dusknoir del ajeno, clavaba la mirada, quería ver debilidad en aquel pokémon tan singular y grande, especialmente porque no creía en el hecho de que fuese una criatura insignificante. Al igual que el pelinegro, sabía medir las fuerzas de sus enemigos, y considerar que tan extenuante sería el combate. No esperaba mucho del fantasma, pero tampoco iba a darle la espalda, esperaba que su presentimiento diera en el blanco. — Veamos~ Blaz, continua con onda ígnea. — Ordenó el pelinegro, solo después observando al pokémon tipo agua, que dé igual manera se mantenía atento en Honegde, aquella espada fanstamal a la cual no iba a brindarle la oportunidad de remontar en el combate, Lanturn esperaba ganar en su contra. Quería hacerlo, sin esperar la conformidad del ajeno. — Light Hidrobomba — Fueron las palabras del Judal, cuyas fueron puestas en marcha por su equipo. ¿Se contendrían? No lo harían, darían su máximo para lograr ejecutar buenos ataques, solo así esperaban estar un paso más cercano a la victoria.  

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

Aquellas revoluciones que nublaban su sentido, aminorando su capacidad de pensar, finalmente se hacían humo en el aire. El ambiente había sido modificado, dejando detrás de sí un campo de batalla sin tanto odio ni insultos que volaran de un lado a otro. La sensación de odio que brotaba de lo más profundo del líder de gimnasio, de la que tanto renegaba, finalmente comenzaba a aminorar, quedando como un viejo recuerdo de una época pasada. A paso lento pero seguro, iba comprendiendo la retorcida mente del joven frente a él, interpretando aquella sonrisa distorsionada, aquellas palabras escupidas con una malicia fingida, y dándole un significado que poco tenía que ver con la forma en la que se expresaba. Había sido muy estúpido por haber caído en aquel juego iniciado por el de cabello azabache, siendo este quién dominaba el tablero de forma unilateral. Habiendo notado tan magnífico error, ¿las cosas podrían cambiar? El tan solo pensar en el posible resultado de aquel encuentro le hacía sonreír inconscientemente.

La compostura había vuelto a su ser, la calma volvía a reinar en su mente, mas cierto nerviosismo se hacía presente cada tanto, resultado de aquella alma de entrenador que ardía incesantemente. Sus deseos e intenciones, sin embargo, eran puras y honestas, cosa que movilizaba a sus Pokémon. Ambos fantasmas habían atacado con sus frentes en alto, dispuestos a enorgullecer a su entrenador, aunque el resultado no fuera el esperado. Daño reducido o nulo fue lo único obtenido por tales ataques que, por más poderosos que pudieran haber sido, no cumplieron con su cometido. Las palabras provocadoras de Judal no tardarían en aparecer, buscando alguna reacción en el líder de gimnasio, una mueca de inconformidad, algún mísero indicio de lo cual tomarse para seguir mofándose de él. En su lugar, una carcajada surgió de lo más profundo de su pecho, mientras cubría su rostro con la palma de su diestra. –Bueno, no se si mis amigos se están conteniendo, o quizá los tuyos sean muy fuertes.- Rápido fue el movimiento de su mano, moviendo algunos cabellos que se habían movido de su eterno lugar, haciendo dificultoso el poder ver. –No es de extrañar que estén en tu equipo, ¿sabes?- Dio un paso hacía su derecha, y luego otro, fijándose con exclusividad en el retador, analizando aquel rostro lleno de una malicia poco fundada, probablemente falsa. ¿Por qué? Pues le resultaba interesante. No hay nada más honesto que las reacciones involuntarias en los rostros ajenos.

-Aunque sean ridículamente fuertes, este combate aún no ha terminado.- No fueron necesarias ordenes de su persona para que sus fantasmas hicieran lo que debían hacer. Dusknoir, sin siquiera sudar, le hizo frente a un oscuro Charizard con aires de grandeza, abriendo la boca en su barriga para reducir el daño recibido: Aquella barriga funcionaba como si fuese una gran aspiradora, absorbiendo gran parte de la Onda Ígnea. Por su parte, el debilitado Honedge se encontraba en aprietos, habiendo fallado su ataque fácilmente, y quedando a la merced de un ataque que, sin lugar a dudas, podría acabar con sus fuerzas restantes. La esperanza, claro estaba, era lo último que se perdía, y esta peculiar espada se encontraba lleno de ella, buscando una luz en tanta desesperación. La misma no se hizo esperar, siendo una pequeña chispa entre tanto dolor, una oportunidad única que, aunque lo deseara en un futuro, no la podría obtener jamás. Su cuerpo se vio envuelto en aquel brillo del que antes gozaba, permitiéndole dar un corte perfecto en el aire, partiendo en dos el ataque de agua proveniente de Lanturn.

-Como te dije antes, las llamas brillan aún más, cuando se encuentran al final de su vida.- Su tono de voz era desafiante, ¿Cómo podría ser de otra manera? El reto no era solo para el de ojos rojizos, sino también para el propio Yuto. Se sentía identificado con tan peculiar humano, encontrando alarmantes similitudes entre ambos. ¿Podría, de alguna forma, trazar en claro las diferencias que los distanciaban? -¿Quieres golpearlo de nuevo, Dusknoir? Hazlo, con placer. ¡Puño Sombra!- El nombrado esbozó una sonrisa malvada, o eso parecía, pues la boca de su gran panza siempre parecía sonreír maléficamente. Sin hacerse esperar, todo su físico se impulsaría hacia adelante, con su puño izquierdo en alto. –Honedge, has un último esfuerzo. ¡Garra Umbría!- el último en ser nombrado no le dedicó una mirada al humano, pues las fuerzas para hacer movimientos innecesarios escaseaban. Un aura oscura rodeó su peculiar figura, indicio de su poder.

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

Se cruzó de brazos y esbozó una amplia sonrisa, denotaba lo seguro que se encontraba, la superioridad de sus actos y acciones, la enorme confianza y claro narcisismo con la que contaba. Una postura que podría fastidiar a cualquiera que lo mirase, pero eso le importaba tan poco que incluso podría comenzar a carcajearse sin razón alguna. Judal experimentaba esa emoción y ansias por saber qué es lo que ocultaba su contrincante bajo la manga, o si contaba con alguna clase de táctica especial que pudiese sorprenderlo. Fantasmas dantescos. El pelinegro solo podía fijarse en ellos, pareciendo alguna clase de espectador loco que anhelaba descubrir más de ellos, más de sus habilidades, lo que sea, solo si con ello lo hacía hervir de la sangre. Ese sentimiento de guerra brotaba, el combate no iba a finalizar con rapidez como lo esperaba, pero si el tiempo en aquella torre implicaba más horas de “diversión” entonces valdría la pena ser paciente. Los ojos del pelinegro carecían de brillo, pero eran penetrantes, espectros rojizos y concienzudos recorrían del territorio. Aunque, a veces simplemente se quedaban quietos en el líder fantasma, fijándose de manera retorcida en los gestos ajenos para adivinar qué es lo pudiese estar pensando. ¿Tenía una razón para ello? No, la verdad solo se divertía, mirándolo como todo descarriado y manteniendo las comisuras de sus labios a tope. Porque pese a que combatían y comparaban fuerzas, no significaba que debía estar calmado y tranquilo en su sitio, si fuera posible caminaría por los alrededores, e incluso se acercaría al líder fantasma para molestarlo más de cerca, ¡porque así podría ser más divertido!

Soltó una pequeña risa, sin embargo está pereció junto a su amplia sonrisa y terminó enfatizando una mueca de inconformidad a Yuto. — ¿Ahhh? — Arqueó un poco las cejas y ladeo de la cabeza.— Claro, mis pokémon son fuertes. — Sacó la lengua para encorvarse un poco más y soltar de un suspiro. Mal. Hubiese deseado ver en la cara del ajeno alguna clase de mueca de disgusto, pero como era de esperar no podía tenerlo todo y al final salir victorioso, ¿necesitaba provocarlo aún más para poder verlo tan morado como su cabellera? Ya se planteaba de un nuevo objetivo, claro estaba, también se idealizaba los nuevos movimientos de sus queridos compañeros, porque tal vez estuviese buscando maneras de fastidiar al otro, pero ante todo siempre irían al principio sus pokémon. Ellos eran la razón por la cual se encontraba ahí, en ese mismo lugar, junto a un líder fantasma del cual quería creer que poseía de una superior fuerza para mantenerlo entretenido.

— Vamos —Dictó el pelinegro, solo después observando los movimientos de sus pokémon, cuyos ataques intentarían efectuarse en sus contrincante al tiempo más acomedido. Sin embargo, parecían ser fuerzas que se asemejaban demasiado, pese a los diferentes tipos que los caracterizaban. Aquella ocasión la Onda ígnea de Charizard había sido disminuida por la boca inferior del espectacular Dusknoir, tanto así que había sido sorprendente como es que mitigaba tal cantidad de fuego y la mandaba a lo que pareciese ser la nada. Lo mismo sería para Lanturn, cuyo ataque no había rozado ni un poco a la espada fantasmal, un Hidrobomba que cortó prácticamente en dos sin dificultades. Un acto alucinante por parte de sus adversarios, aquellos que no parecían inclinarse ni sumirse ante la fuerza de sus propios pokémon. Pareciese tratarse de aquellos combates en los que no se sabría jamás quien sería el ganador.

Judal finalmente delineó de otra maldita sonrisa, sintiendo la mirada desafiante del líder fantasma, solo así experimentando de ese “exaltamiento” que bien podría convertirse en ávida emoción. — Lo que dices es interesante, anda, hazlo Yuto, déjame ver de que es capaz aquella “llama” que brilla. — El combate necesitaba desatarse y acrecentarse de una manera sin igual a lo anteriormente ocasionado. Judal tenía una idea, tal vez una muy mala que podía salir contraproducente, pero que a su tiempo le resultaría muy entretenido.

Las criaturas fantasmales darían inicio a sus movimientos, aquellos mismos que parecían fortalecerse mientras más ganaban vitalidad. Sin embargo, lo mismo sería para los de su equipo, Charizard se preparaba para recibir el Puño Sombra de Dusknoir, midiéndolo con tanta exactitud que el momento de arremetida jamás había llegado, puesto que se veía librado de aquel impetuoso daño al agitar con fuerza de sus alas, moviéndole con tal fluidez para esquivarlo a toda costa. Mismo acontecería con Lanturn, quien tras esperar de aquella garra umbría se había librado de ella con un claro esfuerzo. Sus compañeros parecían agitados, como si se hubiesen librado de un mortal daño, era claro que no se mostrarían endebles ante sus contrincantes.

El pelinegro no esperó más, pronto soltó de una pequeña risa, porque ante todo, nunca debía faltar el escarnecimiento en sus palabras y acciones. — ¡Lo suponía, no puedes hacerme nada! — Befó, mostrando de una sonrisa ladina y después abriendo de sus ojos para pronunciarlos en los del líder. — ¿Esas son todas tus fuerzas? ¡Vamos, sé que tienes algo por ahí escondido Yuto! No me dejes esperando o moriré de aburrimiento. — Terminó negando con el dedo índice, mientras una de sus manos cubría su boca y soltaba de un profundo bostezo. El hastío volvía a hacer aparición, aunque esta vez estuviese exagerando, cuanto le agradaba hacer basura a los demás, por lo que llegaba a preguntarse ¿Aquello funcionaría con el líder fantasma? Necesitaba saberlo, quería verlo y comprobarlo con sus propios ojos.

— Blaz, Garra umbría — Terminó dictando hacia su gran pokémon oscuro, y después observó a su osado Lanturn. — Light, Acua Aro. —Fueron sus palabras, las cuales sus compañeros reconocieron y dieron inicio a sus respectivos ataques.

Spoiler:

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :

La armonía finalmente había alcanzado al líder del gimnasio, algo que había estado buscando desde el mero inicio del combate contra el retador. Comprendía que no todos podrían ser tal como él lo esperaba, principalmente las actitudes de aquellos que osaban enfrentarlos, mas la fuerza de Judal era digna de reconocimiento total y absoluto, aunque no podría decirle tal cosa descaradamente, pues su ego terminaría flotando por las nubes una vez más, haciendo del ambiente algo difícil con lo que lidiar. Detrás de ese claro narcisismo y amor por el caos, debía haber algo digno de halagos, siendo su gran voluntad algo que fácilmente podría caer en esa categoría. Quizá, si no fuese un enfrentamiento entre líder de gimnasio y retador, las cosas podrían haber iniciado de otro modo, con un pie distinto, o quizá peor, solo Arceus podría saberlo. Mas las cosas se daban por una razón en particular y listo, por lo que valdría la pena ver hasta donde llegaba su pequeño encuentro en cuestión.

El sermón que le había dado a Judal se perdería tan rápido como había llegado, puesto que los ataques empleados por sus dos Pokémon no habían servido de nada. Ya sea porque fueron evadidos, o porque simplemente erraron en su cometido, el resultado era claro: Los Pokémon de Judal habían salido sanos y salvos de las agresiones de los fantasmas de Yuto. Para el líder, ver el estado deplorable de sus compañeros era un castigo más que suficiente, mas las palabras hirientes del pelinegro no tardaron en llegar, buscando clavarse con fuerza en la moral del joven de rebelde cabellera. Sus orbes grises se fijaron momentáneamente en el portador de ojos escarlata, con cierto enojo palpable y apreciable a simple vista. Su convicción y fuerza de voluntad era puesta a prueba de una forma algo violenta, teniendo todas las de perder. Para su sorpresa, sus compañeros le devolvieron la mirada, con una calma natural nada propia de los de su tipo. Estaba claro que la primera derrota no sería física, sino mental, y Yuto se estaba dejando pisotear sin oponer resistencia alguna.

-Aún no hemos terminado.- Asintiendo a los sentimientos de sus Pokémon, aunque manteniendo aquel semblante serio que se había dibujado en su rostro, optó por mantener la compostura en el momento que más lo ameritaba. –Prepárense para lo que viene.- Las órdenes del contrario no se hicieron esperar, indicando que movimientos deberían llevar a cabo sus compañeros. Estaba más que claro lo orgulloso que estaba de su fuerza y su supuesta superioridad, como si buscara ocultar algún complejo en lo más profundo de ser, como si fuese el peor de los secretos. No lo conocía, nunca lo había visto en el pasado, aunque aprendió mucho de él en el transcurso de su enfrentamiento. Tanto, que podría describirlo con los ojos cerrados. -¡Intercepten!- No podía seguir divagando en sus pensamientos, lo tenía más que claro, aunque le costaba llevar a cabo su resolución. Con un chasquido de sus dedos, dio la orden para que sus fantasmas hicieran frente al rival en cuestión: Dusknoir detendría la garra umbría de Charizard con un Puño Trueno zurdo, mientras que Honedge repetiría su proeza anterior, cortando el ataque en dos con su filo.

-Parece que te estás quedando sin trucos, Judal. O quizá…- Afiló su mirada, demostrándose intimidante y engreído, tratando de sacar más cosas del interior del retador. Sabía que su ego se encontraría afectado por el evento que precedía delante de sus ojos, y como éste, habiendo cantado victoria de antemano, se había equivocado en su predicción. -¿O quizá nunca tuviste ningún truco? Claro, debe ser eso. Alguien que solo emplea fuerza bruta a diestra y siniestra ciertamente no puede tener trucos.- Siguiéndole el juego a su entrenador, sus dos Pokémon se echaron a reír enérgicamente, mientras preparaban su contrataque sin necesidad alguna de una orden. –Porque eres simple, Judal. Un mero mortal, simple, sin nada que ganar ni perder. Jamás podrías hacer algo relevante por ti mismo.- Con su sentencia finalizada, Dusknoir atacó una vez más con Puño Trueno, a la par que su compañero empleaba Tajo Umbrío para agredir a Lanturn.

El miembro 'Yuto' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Combate' :


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#2 'Combate' :