Team::

Había retrasado en dos días aquella decisión, y no se arrepentía de haberlo hecho. Él era de hacer las cosas en cuanto tuviera la oportunidad, pero por esta vez la sensatez y la prudencia habían resultado, paradójicamente, la mejor opción para un joven tan impulsivo y competitivo como él. Había dedicado los días siguientes al regreso al Centro Pokémon de Tenebris a buscar información, estrategias y, obviamente, Pokémons que pudieran augurar un buen resultado contra el oponente del que muchísimos entrenadores y demases individuos hablaban al ingresar a aquel lugar de esparcimiento y descanso para quienes tenían a tan especiales criaturas como compañeros de vida. ¿De quién se trataba? Del líder de gimnasio de la ciudad, llamado Yuto según los datos que pudo recabar.

¿Por qué había retrasado la decisión? Motivo más que simple: La recuperación de su compañero de una y mil batallas en Ysiel, a quien se le había recomendado un descanso de un día completo para que aquella herida en su rostro cicatrizase sin problemas. Una marca que cruzaba el costado izquierdo de su rostro ahora acompañaría al lagarto de fuego para siempre, y aunque no le gustaba a Taichi que sus Pokémon sufrieran daños hasta tal punto  - recordar instantáneamente lo sucedido con Zebstrika le erizaba la piel -, agradecía que había sido eso y nada más. Charizard podría seguir peleando sin problemas, y eso era lo que más quería en el mundo, o la culpabilidad lo hubiera consumido a niveles gigantescos.  Al final había que quedarse con el lado bueno de las cosas, y celebraría aquello haciéndolo parte del grupo que iría a enfrentar a aquel líder.

Cuando el aludido fue dado de alta, su entrenador ya había hecho los cambios correspondientes de acuerdo a sus cálculos y predicciones, sintiendo que tenía un buen equipo estratégicamente hablando. El entusiasmo por una instancia de estas características regresó desde el combate con Slaine, y por ello liberó a Spiritomb de su Pokéball unas calles luego de salir del Centro Pokémon, con la venia de la enfermera antes de partir. - ¿Sabes dónde está el Gimnasio? – preguntó colocándose en cuclillas para ponerse a su altura, a lo que la criatura respondería afirmativamente, o al menos así lo interpretó quien preguntaba.  Sabía que los tipo Fantasma eran seres que deambulaban constantemente recorriendo y asustando, y a esa suposición se aferraba el joven retador, quien se dedicó a seguir a su Pokémon durante los minutos restantes.

Por seguirle de manera ciega metafóricamente hablando llegaron a un lugar que no había visto antes en el recorrido de la ciudad, una zona que apenas recorriendo unos metros llenaría de neblina su visión. El panorama no cambió luego de largos minutos, y la sensación de sentirse observado regresó a su subconsciente. - ¿Spiritomb? ¿Estás seguro de que este es el camino correcto? – preguntó al aire prácticamente, ya que no podía ver nada.  Puso una de sus manos en estilo visera para ayudarse, e incluso se colocó sus Goggles…pero no había caso. No podía ver nada, y tenía el fuerte presentimiento de que estaba completamente solo. - ¡Spiritomb, esto no es gracioso! – Sabía que era un bromista, de hecho fue por un susto el motivo de su primer encuentro en la mansión que visitó dos días antes, ¿Pero era capaz de dejarlo completamente solo en una zona de la cual no recordaba cómo escapar?

- Seguramente me hipnotizó…eso debe ser…- dijo con el corazón latiéndole más fuerte que de costumbre, pellizcándose el brazo y la mejilla para “despertar”, pero no pasó nada.  Su instinto le dictó sacar la Pokéball de Charizard para salir de allí, pero un susurro pareció congelar por un segundo su sangre llena del fuego apasionado que lo caracterizaba.-  Taichi… Taaaaaaichii… - El aludido retrocedió unos pasos, sintiendo cómo su cuerpo quería ceder ante lo que quería surgir en forma de temor. – Son sólo Pokémons…me están jugando una broma…Spiritomb me está jugando una broma… - se dijo respirando profundo, avanzando sin pensar hacia adelante, tal y como siempre lo había hecho. – Taichi…. – la voz se hizo oír de nuevo, y los pasos se hicieron trote, con el corazón golpeándole el pecho por un estrés extremadamente fuera de lo normal. - *Qué significa todo esto…* - Se preguntaba en sus pensamientos mientras no dejaba de ver niebla a su alrededor, enfocado en lo único que podía hacer: Seguir hacia adelante antes de que sus propios temores lo desesperasen.

Porque el Valiente no es el que no tiene temores, sino el que los acepta y supera…

La caminata a través de la niebla llevaba ya varios minutos, pero la noción del tiempo de Taichi provocó que su noción del tiempo se multiplicase, haciéndole creer que llevaba al menos una hora deambulando por allí. Dobló un par de veces buscando un cambio de escenografía además del direccional, pero sólo la niebla le acompañaba, como si no se hubiera movido del lugar desde un principio y los movimientos fueran sólo proyecciones de su mente.  Lo peor es que la voz que se había manifestado no le ayudaba, incrementando aquel nerviosismo ya presente en él pero aún sin ser lo suficientemente poderoso para detenerlo.  – Qué rayos pasa aquí…-se preguntó cada vez más preocupado mientras intentó por enésima vez disipar la niebla con sus manos, pero ésta regresaba tal y como quien intentase cortar el mar en dos. - ¡Spiritomb! – Gritó nuevamente, llamando a su travieso Pokémon mientras sus pasos no se detenían - ¡Ven acá, ya es suficiente de tus bromas!  - exclamó molesto. ¿Por qué no había traído a Doublade?

Y ni bien dijo eso la niebla empezó a disiparse, lo cual le devolvió la motivación al compungido corazón del chico de Lavacalda. – Ya verás cuando te encuentre, te voy a…- Pero antes de terminar cualquier amenaza, algo chocó contra su cabeza haciéndole quedarse en cuclillas por el dolor, sintiendo un agudo dolor en su frente. – Qué clase de rama me pegó… - se quejó con una pequeña y tierna lágrima estacionada en su ojo izquierdo, eso hasta que se levantó con lentitud para no golpearse de nuevo y se dio cuenta de lo que en verdad había pasado. No era un árbol, sino que un trozo de piedra flotante, algo así como una estatuilla. - ¿Estoy dentro del gimnasio? – Se preguntaría rascándose la nuca observando aquella pieza con incredulidad,  evitando la frente por motivos obvios. - ¿O es una ilusión? Ya intenté salir de ella… - se cruzó de brazos reflexionando en el momento, atreviéndose a mirar un poco más allá de su ubicación y ver un lugar bastante desolador y bizarro, según él. Era casi como si se hubiera muerto y anduviera en el inframundo. Al no conseguir respuesta de sí mismo decidió avanzar por un rato, con esa sensación de estar vigilado nuevamente en su subconsciente. Con incertidumbre en su pecho notó que algo sobresalía de una de las placas enterradas en la tierra, y con aventurera curiosidad fue por respuestas, dándose cuenta que era un libro de tapa negra y líneas doradas.

Su impulsividad lo hizo tomarlo, y ni bien lo hizo Spiritomb apareció delante de él, regalándole otro buen susto en forma de grito al retador, cogiendo a duras penas el texto que danzó entre sus manos un par de segundos antes de refugiarse en su pecho, salvándolo de caer al piso. - ¡¡Spiritomb!! Hasta que te dignaste a aparecer. – le regañó de entrada preparando un discurso relativo a la obediencia a su entrenador, pero una brisa fría movió sus cabellos y las páginas del libro, generando en consecuencia que Taichi empezase a revisarlas. El primer capítulo era completamente comprensible, no así los dos siguientes que descubrió durante su inspección. – Tú tienes relación con este libro, ¿no es así? Quiero decir…te apareciste justo cuando lo toqué. – trató de exigirle una explicación coherente, pero aunque el Pokémon tótem tuviera toda la intención de contarle, la diferencia obvia de idiomas hacía aquella petición casi imposible. Recordando eso el humano suspiró, empezando por leer un par de páginas a la rápida.

"El héroe, incapaz de seguir ascendiendo, decide descender, en busca de aquello que tanto anhelaba"."Con ayuda de un compañero un tanto particular, el héroe da inicio a su viaje. Su primer objetivo es atravesar un plano intermedio, existente entre la vida y la muerte, lo material y lo etéreo. Sin embargo, su camino difícil será. El primero de sus obstáculos será el miedo mismo, manifestándose en voces tenebrosas y formas conocidas."

- Por alguna razón siento que el texto es extrañamente familiar… - le dijo a Spiritomb quien simplemente inició su andar hacia el frente, confundiendo todavía más a su entrenador. - ¿Al menos espérame, ok? No tengo ganas de quedarme aquí para siempre. – Pidió un tanto inseguro con el libro aferrado a su brazo derecho, mirando por sus alrededores a ver si encontraba alguna pista. Sin embargo, lo único que encontró fueron más y más placas tanto enterradas como flotantes, y el regreso de aquella voz que le volvió a helar la sangre, deteniéndolo de golpe en su caminata. – Taichi…no puedes hacerlo, Taichi… / - Regresa, Taichi… - El aludido se mordió el labio inferior, caminando junto a Spiritomb a pesar de que su corazón estuviera encogido del temor; y es que esas voces tan tenebrosas parecían penetrar en lo más profundo de su espíritu. – No lo vas a lograr, Taichi…jamás vas a encontrarlos…- Del labio pasó a los dientes juntos, entrecerrando los ojos sintiendo metafóricamente cómo clavaban agujas en su corazón, una tras otra por el dolor adicional y el delicado tema que traían a colación aquellas desconocidas voces, el cual no quería recordar y mucho menos en un "lugar" como ese. ¿Quiénes eran, de hecho? ¿Eran reales? ¿Su imaginación? No, si no salía de allí pronto iba a perder la cordura, y eso sí que no podía permitírselo. Sólo seguía a su Pokémon, rogando que aquella tortura terminase pronto.

- ¿Cuánto falta para salir? – preguntaría luego de unos minutos cual niño aburrido en un viaje familiar, sin oír respuesta de su acompañante que sólo avanzaba de manera ascendente, sintiendo pronto el peso de una colina en sus piernas. – Eres un cobarde, Taichi… / Un completo inútil… / ¿Campeón de la Liga? ¡No usas a Tyrantrum porque no eres digno de su respeto y no le puedes ganar a un mísero Togekiss! / Deberías quedarte aquí para siempre, como el fracasado que siempre has sido…- A esas alturas el objetivo de todas esas palabras durísimas se había apoyado en una de las placas, sintiendo su espíritu completo temblar tanto de rabia como de miedo, viendo cómo Spiritomb seguía avanzando sin esperarle. - ¡E-Espérame! – dijo intentando retomar el ritmo pero se tropezó con “algo”, cayendo al piso pesadamente. Y pesadamente era la mejor forma de describirlo, ya que no podía mover su cuerpo para incorporarse. – Ven aquí…quédate con nosotros… - le susurraban todas las voces al mismo tiempo con ese toque fantasmagórico propio del lugar, a lo que simplemente reaccionó mordiéndose la mano izquierda con mucha fuerza, safándose de aquel bloqueo emocional y logrando llegar hasta su compañero, jadeando agitado por la experiencia. – No puedo dejar que nada me detenga…- dijo empuñando sus manos, decidido. – Les demostraré a todos de lo que soy capaz…Tengo que salir de aquí...

Sus ojos castaños no dejaron de ver la tierra por la que sus pies circulaban en un largo rato, así como sus labios se mantuvieron firmemente cerrados mientras caminaba detrás de Spiritomb que tampoco contribuía demasiado a mejorar el ambiente que si ya era incómodo cuando la niebla se disipó, ahora parecía sustancialmente peor. Su entrenador luchaba internamente contra sus propios temores, haciendo todo lo humana e inhumanamente posible para no ceder ante las voces que seguían atormentando su cabeza luego de lo sucedido hace una cantidad de tiempo indeterminable por éste, resultándole no tanto al tótem que no quiso adelantarle que estarían prontos a salir de allí. Casi era como si a Spiritomb le diera igual su entrenador, como si no reconociera su autoridad desde que lo asustó en la mansión; pero si fuera tan así él ya lo hubiera abandonado, se conocía demasiado bien como para negarlo. Además, la expresión decidida de Taichi entre tanto estrés vivido le resultaba suficiente prueba como para no dejar de creer en él.

El retador tardó unos cuantos segundos en darse cuenta de un cambio de sus pasos polvorientos a unos de mármol, unos que resonaban en lo que parecía ser una construcción bastante grande. Eso le sacó de su ensimismamiento y le hizo mirar hacia arriba nuevamente, irguiéndose como prueba de haber superado aquella etapa tan difícil. Estaban ante lo que parecía ser un palacio digno de la realeza más poderosa, con detalles y decoraciones cuyos meros rasguños podían significar millones de daños, según él. ¿Por qué estaba en un lugar así de repente? ¿Era otro truco del Pokémon que tenía delante? Empezaba a desconfiar de esa respuesta aunque Spiritomb se viera tan tranquilo, repitiéndose mentalmente que sólo debía avanzar, y que sólo así descubriría de qué se trataba todo aquello.

Llegaron a un enorme portón rodeado de pilares y columnas, tratando el aventurero de recabar la mayor cantidad de información con su mirada. Inspeccionó la puerta e intentó abrirla, pero como supuso su fuerza física resultaba algo minúsculo en comparación al tamaño de aquel auténtico muro. - ¿Alguna idea, Spiritomb? – le preguntó mientras lo veía irse dando saltitos hacia una de las columnas, provocándole un suspiro a quien ya tenía una medalla en su haber. – Supongo que mejor reviso el libro… - y ni bien dijo eso un brillo intenso sacudió al documento por unos segundos, renovando las páginas correspondientes al segundo capítulo. Ni tonto ni perezoso, Yagami empezaría a leer…

"Porque el tiempo es oro, no se puede hacer nada fuera del mismo."

- ¿Qué significa? – se dijo ladeando la cabeza, totalmente ignorante de la solución. – Será mejor que siga leyendo…

"Habiendo superado el miedo mismo, el héroe se topa con su siguiente prueba. Ante sí, se alza una entrada que, por su diseño, es únicamente comparable a la empleada por Dioses y Seres Divinos. Las 4 columnas, talladas con líneas y con un sistema de Puzzles muy particular.

El héroe, dispuesto a todo, se toma la potestad de abrir la puerta de la forma más sensata posible. Sin embargo, tras formar el primer rompecabezas, todo el lugar comienza a temblar, amenazando con derrumbar todo el lugar en mera cuestión de segundos. "

- Creo que…ahora entendí. – dijo con un escalofrío recorriéndole la espalda, escuchando un “click” que le hizo voltearse inmediatamente. - ¡Spiritomb! – gritó con tenso desespero al ver que había logrado armar uno de los puzzles a puro instinto, formando las líneas la figura de un Giratina, legendario de Sinnoh. – Tras formar el primer rompecabezas, todo el lugar comienza a temblar… - susurró recitando lo leído recién, teniendo un pésimo presentimiento considerando que lo leído el primer capítulo había resultado coincidentemente cierto. Dicho y hecho, pronto se hizo difícil estar de pie, lo que maximizó el estado de alerta de Taichi al no tener idea de lo que iba a pasarles si no armaban las columnas o si no podían salir de allí por otros medios. - ¡Arma la columna del costado, yo voy por las dos de aquí – Le dijo y corrió desafiando el temblor predominante en el lugar, tratando de armar lo más pronto posible las columnas restantes. Una coincidió con Rayquaza, la segunda con Zekrom, y la otra que armó Spiritomb terminó siendo Yveltal. - ¡¿Y ahora qué?! – gritó mirando alternadamente la puerta y el libro, rogando por alguna pronta señal que les permitiera salvarse…o no.

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'Moneda' :

Diez...veinte...treinta segundos pasaron y lo único que cambiaba en aquel palacio era la intensidad del temblor, ascendiendo al punto de que entrenador y Pokémon apenas podrían darse a entender a la distancia producto de los ruidos y de los escombros que empezaban a caer en distintas partes del lugar, desestabilizando aún más todo. – Maldición….¡¡¿Por qué no pasa nada?!! – gritó juntando los dientes luego, mirando la columna de Zekrom y luego la de Rayquaza, intentando identificar cuál había sido el error, pero no podía ver nada. – Tch… - resopló mordiéndose el labio inferior con el corazón latiéndole fuertemente, quizás más fuerte que en el escenario anterior sintiendo un miedo aún mayor, pero la reacción instintiva que tuvo el joven de alborotado cabello fue cerrar los ojos con inesperada sutileza y sentir el propio ritmo de su corazón , procurando concentrarse para no pensar en nada más que éste.

- …

No dijo nada por largos segundos, manteniendo esa especie de fase de relajación para poder serenarse efectivamente, ya que el esperar sobreestresado una respuesta desde lo desconocido no era lo ideal. Respiró lento y profundo en varias ocasiones, afirmándose instintivamente de la columna del legendario de Hoenn para no perder el equilibrio, y tras la quinta secuencia sus orbes café se dejarían ver con una expresión mucho más serena y valiente, recobrando la seguridad en sus extremidades antes temblorosas y el sentido de la adrenalina en todo su cuerpo que le permitiría actuar a pesar de las circunstancias. – Bien…vamos a rearmar esto. – se dijo y el proceso de armado se volvió a repetir a pesar de que algunas explosiones se escuchaban. Taichi estaba desafiando de la manera más brillante su temor a lo desconocido y sólo así logró armar dos figuras nuevas en las columnas que le “correspondían”, mientras Spiritomb terminaba de hacer encajar la suya, ahora correspondiente a Palkia, el Pokémon legendario del Espacio.  Cuando ésta estuvo lista, el terremoto ya estaba haciendo colapsar todo, incluso resquebrajando uno de los pilares.

Con el corazón ardiendo y la mente fría movió las piezas con destreza, formando las figuras de Articuno y de Deoxys antes de caer sentado producto de la iintensidad del movimiento telúrico que pronto hizo que el estar de pie se hiciera casi imposible. – Vamos…tiene que funcionar ahora… - susurró mientras veía que Spiritomb se le acercaba, pero de reojo miró hacia arriba notando que un peñasco se estaba desprendiendo del techo dispuesto a caer justo en la posición de su Pokémon. - ¡Cuidado! – gritó y se levantó sin saber cómo, lanzándose con toda la fuerza de sus piernas para poder sacarlo de aquel destino que parecía ser letal, sin contar lo que fuera a pasar con las columnas…

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'Moneda' :

Tan pronto sintió el impacto de la roca en su cuerpo abrió los ojos de golpe, sentándose donde fuera que se encontraba. Agitado a más no poder lo primero que hizo fue palpar su cuerpo buscando alguna herida o consecuencia de la acción temeraria que había efectuado segundos antes, pero estaba completamente ileso físicamente, al menos. – Qué…qué pasó... –preguntó mirando a su alrededor, pero no veía nada más que una desconcertante oscuridad presente en cada “rincón” de aquel lugar que obviamente desconocía. - ¿Fue un sueño? ¿O estoy muerto? – sintió un escalofrío con la última posibilidad y llevó las manos a su cinturón. Sus Pokémon aún estaban allí, supuestamente. No dudó y Spiritomb fue el primero en salir, suspirando más tranquilo su entrenador al ver que aparentemente estaba bien. – No sé qué demonios está sucediendo, pero me alegra que estés bien, Spiritomb. – El Tótem miró a un costado como sin querer reconocer lo genial que estado Taichi al salvarle la vida, pero justo esa dirección le hizo ponerse más alerta al ver que alguien se acercaba hacia ellos.

- ¿Spiritomb? Que pa… - Cuando se giró el castaño se quedó sin palabras, sintiendo cómo su mente desafiaba con todas sus fuerzas el temor generalizado que aquella figura encapuchada estaba provocando en todo su cuerpo. - *Por qué…tengo tanto miedo de la nada…* - se preguntó empuñando las manos que temblaban como si tuviera Parkinson, con la necesidad imperiosa de transformar ese miedo en valor y así poder enfrentarle como fuese. - *¿Acaso es…es la Muerte que viene a buscarnos? ¿De verdad estoy muerto? Ya no entiendo nada…*- Reflexionaba desconcertado el joven de Lavacalda, acercando su temblorosa mano derecha hacia la segunda de sus Pokéballs. – Retrocede, Spiritomb. Voy a protegerte de…de lo que sea que sea este tipo. – Anunció con todo el coraje que pudo reunir en el momento, logrando coger la Pokéball y lanzarla hacia el frente.-  ¡Arcanine, yo te elijo! ¡Usa Lanzallamas! – exclamó con firmeza en su voz, desafiando los pálpitos, temblores y malos pensamientos que acechaban su cabeza respecto a la situación. Estaba ya en un momento en el cual no sabía si todo lo vivido era real o no, pero sin importar aquello, él iba a luchar.

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'Combate' :

Aquel cánido que era constantemente comparado con Pokémon legendarios producto de su majestuosidad y su poder surgió de su Pokéball sin una pizca de miedo, siendo revelado con una expresión realmente fiera y dispuesta a acabar con su oponente, incluso si en esta ocasión se trataba de un ente más que un Pokémon, a menos que fuera uno propio de Ysiel que aún no hubiera visto antes. De todas formas, el perro de fuego correría cuán rápido era generando una gran cantidad de llamas desde su estómago para luego dispararlas en una corriente que envolvió por completo a aquel ser, momento que Taichi aprovechó para analizar si había alguna ventaja o desventaja de tipo, o alguna habilidad que estuviera ejecutándose por parte del encapuchado. – Bien… - susurraría al ver que el ataque había sido de tal magnitud que había anulado alguna reacción de su parte; y aunque una parte de él estaba contento por causar aparentemente un daño importante, el resto de sus pensamientos estaban llenos de tensión debido al desconocimiento que tenía de sus habilidades y de su resistencia. Aun así, una llama de optimismo yacía en el joven.

- ¡Eso fue genial, Arcanine! – Taichi se atrevió a teorizar que no sería bueno acercarse demasiado al no saber sobre su oponente, y al menos en esa ocasión todo había resultado perfectamente. La pregunta ahora era, ¿debía seguir así? ¿O intentar combate cercano era la mejor opción? La única forma de responderse a sí mismo era atacando, y como estaban de locas las cosas, en verdad ya no sabía si podía pasarle algo peor. - ¡Ahora usa Rueda de Fuego! – ordenó el castaño para aprovechar la velocidad de su Pokémon tanto en ataque como en evasión para poder averiguar más sobre aquella… ¿criatura? y enfrentarla de la manera más efectiva posible para… ¿para qué? No tenía idea de qué iba a pasar si le vencía, pero apuntaría a eso de todas formas. Sino no podía llamarse Entrenador.

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'Combate' :

Las mismas llamas que hirieron a aquella figura surgieron explosivamente para envolver el cuerpo del atacante, recorriendo la distancia con el fulgor de un meteorito con la clara intención de chocar con la misma fuerza, pero para sorpresa de todos los presentes ésta se movería casi en un parpadeo justo antes de impactar, siendo rozado - ¿y lastimado? – nada más por el fuego que rodeaba a Arcanine durante la ejecución y no el impacto en sí, el cual hubiera resultado muchísimo mejor para las intenciones de quien había logrado gobernar en parte su temor, permitiéndole pensar más en la batalla que estaba teniendo más que en el contexto de la misma. – Es muy veloz….- susurró al ver aquel esquive y cómo parecía ejecutarse por primera vez un contraataque, incrementando instantáneamente la tensión de Taichi. - ¡Cuidado, Arcanine! ¡Aléjate de él! – exclamó más por miedo que por una movida estratégica, viendo cómo el encapuchado alzaba los ganchos de sus manos para luego dispararlos rápidamente en dirección al cánido, desconociendo todos su potencia.

Arcanine esquivaría de un amplio salto aquellos ganchos, buscando tomar distancia para poder contraatacar aprovechando que estaba prácticamente abierto a un ataque directo según su postura; intentó aprovechar eso por su cuenta yendo de frente pero los ganchos le alcanzaron por el costado derecho, impactándole con preocupante fuerza juzgando cómo reaccionó el tipo Fuego, cayendo empujado unos metros más allá con evidente mueca de dolor. Taichi no podía anticipar que tipo de daño era desde su posición, y eso le daba más neblina a aquel enfrentamiento casi irreal. - ¡Arcanine! ¿Puedes continuar? – preguntó mientras los ganchos regresaban con su dueño, recibiendo un ladrido como respuesta afirmativa. – Eso es…- murmuró con tenso alivio, desconcertado tanto como su compañero pero igual de dispuestos a seguir enfrentándolo.- ¡Usa Pulso Dragón, Arcanine! – ordenaría llamando a las raíces de su Pokémon, quien se entrenó contra los dragones de la Ruta 20 hasta el cansancio. Debía recurrir a todo lo existente si quería vencerlo…

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'Combate' :

Aquella técnica era de las más raras que podía aprender la evolución de Growlithe, aunque los que vivían en esa zona lo tenían mucho más sencillo gracias a la interacción constante con tipos Dragón en la Ruta 20. Gracias a eso dominaba muy bien la técnica, la cual no demoró en ejecutar a pesar del dolor que sentía en su costado.  Con un rugido disparó una onda de energía de colores azules y rosas con un tono brillante que bien hubiera revelado dónde se encontraban exactamente, pero la oscuridad presente era demasiado poderosa como para hacerlo. Aquella energía tomó  ligeramente la forma de las bestias que representaba y se dirigió contra la imperturbable presencia…pero un dejavu se produjo justo antes de que el ataque pudiera declararse como exitoso.

Nuevamente la evasión se produciría a centímetros de impactar, quedando relativamente ileso del daño completo, provocando un gruñido de frustración por parte de Arcanine y una maldición al aire de su entrenador, lamentando su suerte. ¿Era todo parte del plan de lo que fuera que estaba viviendo – si es que seguía vivo- ? No lo sabía y tampoco podía perder el tiempo haciendo más teorías al respecto, sino Arcanine terminaría por ser vencido. Desafortunadamente no estaba tan lejos de la realidad cuando vio que su oscuro oponente disparaba un rayo de colores idénticos directo a la frente del can de fuego, derribándolo pesadamente sin aparentes posibilidades de que pudiera levantarse. – Qué le hizo… - susurró generando incluso la preocupación de Spiritomb, quien de todos modos no se atrevió a acercarse para no ser atacado por…lo que fuera que estuvieran enfrentando. - ¡Arcanine, levántate! ¡Intenta usar Lanzallamas otra vez! – prácticamente se lo rogó mordiéndose el labio inferior luego. Necesitaba que reaccionase como fuese, no sabía qué tanto se estaba jugando con esa batalla, por lo que una victoria era crucial para sus intenciones.

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'Combate' :

Aquel impacto en la frente había dejado a Arcanine extremadamente mareado, alterando gravemente su sentido del equilibrio mientras intentaba una y otra vez ponerse de pie. Su espíritu de lucha era algo que sus amigos y protegidos del área donde vivía atesoraban con profunda admiración, y precisamente su aliento incondicional ahora manifestado en las palabras de su Entrenador fue lo que poco a poco fue llenando de fuerzas al cánido de fuego, haciéndole levantarse a duras penas con las patas temblando y la herida del costado doliéndole horrores, pero con una expresión de decisión a toda prueba mientras gruñía ferozmente tanto para aguantar el dolor como por la fuerza de voluntad que estaba demostrando frente a su entrenador y a su oponente que preparaba un ataque similar para poder rematarlo. - ¡Arcanine, yo creo en ti! ¡Tú puedes hacerlo! – gritó una vez más el castaño con los puños muy apretados, lamentando en el alma no poder ser un Pokémon y ayudarle más allá de las meras palabras. Sin embargo, serían esas palabras las que harían la diferencia.

Tanto el Lanzallamas como aquel extraño láser hicieron contacto, pero antes de que Taichi pudiera pensar en ir a auxiliar a quien lentamente se desplomaba en la oscuridad, una luz proveniente de la desconocida criatura ahora vencida cegó todo el lugar de manera avallasadora, siendo todos envueltos en ésta hasta que la oscuridad regresó por unos segundos. Inconscientemente el joven hizo el gesto de abrir los ojos luego de un largo sueño y lo primero que vio fue a Spiritomb, Charizard y Arcanine mirándole con profunda preocupación. – Qué… dónde estoy…- musitó sentándose lentamente, sintiendo una molestia en la espalda que le hizo cerrar un ojo de manera refleja – Ngh… Estoy bien, tranquilos… - dijo aún desconcertado por lo sucedido recién, acariciando casi por compromiso las cabezas de Charizard y Arcanine que eran los más felices por ver a su entrenador ya despierto. Con su ayuda pudo ponerse de pie, y allí pudo visualizar lo que había sucedido: había logrado salvar a Spiritomb, pero la roca había caído justo en su espalda con tal violencia que había quedado inconsciente, pero aquel enfrentamiento con el hombre de capucha… ¿significaba que había muerto y que ahora había vuelto a la vida? El sólo hecho de que esa fuera una posibilidad le estremeció, pero lo importante era que seguía “vivo” y que debía seguir adelante. – Gracias por preocuparse, chicos. Sigamos. - ¿Seguir? ¿Hacia dónde? ¿Con qué fin? Esas preguntas asaltaron su cabeza mientas regresaba al dúo de fuego a sus Pokéballs, ya que Spiritomb se negó rotundamente. – ¿Me seguirás guiando? – preguntó sonriendo, a lo que el Tótem respondió afirmativamente con un cambio de ánimo que sorprendió al castaño en un principio, pero así lo transformó en una sonrisa.

Dicho eso, y casi como si fuera un libreto, el gran portón se abrió revelando una especie de ciudad sobre las nubes, sintiendo internamente que ya no podía sorprenderse más con todo lo que había vivido. El libro volvió a brillar violentamente, suponiendo Taichi que nueva información había sido revelada. Sin perder el tiempo, comenzó a leer:

"Ante el héroe, no queda más que una bella vista, digna de divinidades y no apta para mortales. Sin embargo, la paz se ve súbitamente interrumpida por una presencia negativa, incubadora de la misma maldad. La paz que reinaba se ve interrumpida por un caos incomprensible. Gritos por un lado, aullidos de dolor por otro; indicios de que la muerte acechaba, una vez más, cerca de su persona."

- Cómo no…tenía que haber caos y muerte de por medio… - comentó ya casi riéndose de la situación, suspirando al cerrar el libro e iniciar la caminata por aquella ciudad, observando su prominente arquitectura. – Esta sería Ciudad Férrica en mil años… - dijo al aire mientras recorría un largo paseo que daba a una especie de plaza con estatuas e incluso una fuente. Retador y Pokémon observaron ésta última con extraña nostalgia y el primero miró hacia el cielo recordando a su Swampert en aquella tensa tranquilidad, ya que las cosas podían cambiar en cualquier momento y debía estar extremadamente alerta. Bajando luego a donde se encontraba se vio extrañamente atraído al líquido transparente, estirando la mano para poder tocarlo; y ni bien la yema de sus dedos medio e índice rozaron el agua, un reflejo y un grito le alarmaron de que algo estaba muy mal. – Qué fue eso… - dijo mirando su mano bajo la preocupación de Spiritomb, buscando ambos la fuente de aquel grito para, obviamente, ir en su auxilio. Éste nuevamente se manifestó y decididos ambos corrieron hacia el origen, con el castaño cargando un muy mal presentimiento en sus hombros.

Éste se cumpliría de manera shockeante al llegar al jardín de lo que parecía un palacio de colores dorados, pero eso no sería lo que le sorprendería más. A veinte metros dos figuras de recatado negro parecían estar terminando una macabra labor a juzgar por una tercera figura que yacía sin reacción en el piso.- ¡¡Alto ahí!! – gritó el castaño con fiereza, pero esa decisión en su rostro se transformó en una sorpresa inmensa al verse prácticamente en un espejo cuando las siluetas se voltearon.

- ¿Qué pasa…? ¿Te sorprende verte, Taichi?...

Era él. O no exactamente él. Era una copia física suya con un traje que había utilizado por un tiempo en Kalos, quizás por eso se explicaba el hecho de que la segunda figura fuera un Greninja pero de colores oscuros, múltiples cicatrices y mirada asesina reflejada en sus ojos rojos. El Pokémon limpió sus kunai de la sangre que había salpicado tras acabar con la persona detrás de ellos y pareció sonreír igual que su entrenador, disfrutando ambos del placer de un nuevo asesinato y de las impresiones de su símil de ojos distintos a los suyos, quien de la sorpresa pasó a la profunda rabia. – Qué significa esto… ¡¿Por qué la mataste?! – preguntó con los puños temblando mientras Spiritomb observaba la situación aparentemente sin entender.

El Taichi opuesto no pudo sino sonreír con placer, extendiendo los brazos percibiendo el júbilo de la pregunta con sus ojos rojos. - ¿Por qué? – Repitió casi burlándose de él, tomando aire y exhalando con profundo gusto – Porque es divertido, Taichi. Es divertido ver las inocentes ilusiones de quienes te desafían, dedicar palabras bonitas para luego, una vez que comienza la batalla, borrarlos del mapa y alimentarte de sus lágrimas…ver su desesperación al abrazar a su pobre Pokémon que sabe que jamás va a despertar, y ayudarles a reencontrarse es definitivamente lo mejor que te puede pasar en la vida…- Relató con bizarra pasión en cada palabra, acercándose al cadáver para pisotearlo un poco y luego apoyar su pie sobre una Pokéball que había pertenecido a un Torterra, destruyéndola con sádico odio. – Destruir los sueños de otros…para alimentar el tuyo de ser el mejor… ¿No se trata de eso la Batalla Pokémon, Taichi? – preguntaría mirando al joven que ahora tenía la vista fija en el suelo y los dientes tan juntos que pensó que podría trizárselos en un momento. Los ojos rojos miraban con complacencia aquella situación, anticipando y esperando la respuesta que muy pronto vino por parte de su lado estúpido e inocente.

- No tienes idea…¡¡No tienes idea de lo que estás hablando!! – exclamó apuntándole con su mano derecha, poniéndose Spiritomb delante de él igual de molesto.- Te voy a demostrar el verdadero significado de las Batallas Pokémon…¡¡Venciéndote en una!! – Declaró con decisión, provocando la amplia sonrisa de su versión oscura – Tan predecible…pero acepto. Usa los tres Pokémon que tienes, yo usaré al que se encargará de destruir todas tus esperanzas… - respondió gustoso, saltando la rana negra para ponerse delante de su entrenador en una clásica postura ninja. – Spiritomb, cuento contigo. – dijo el original de los Taichi, dispuesto a luchar con todo lo que tenía, naciéndole un deseo agresivo de victoria sin darse cuenta. - ¡Usa Sombra Vil, Spiritomb! – exclamó al aire, dando por iniciado aquel irreal combate.

Porque era irreal, ¿no?

"La última prueba era obvia y previsible desde la mera concepción, desde el inicio mismo del viaje. Enfrentarse a uno mismo y superarse sería, sin lugar a dudas, el objetivo que todo ser vivo anhela en secreto. Aceptar las debilidades de uno conlleva, inevitablemente, a una evolución espiritual.  "

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'Combate' :

Spiritomb no podía negar la genuina preocupación que ahora sentía por su entrenador, cambiando su percepción de él durante el transcurso de aquella bizarra aventura. Al haber caído tan fácil en su broma en la Mansión Embrujada no lo creía digno de él, pero ahora que enfrentaba a quizás el enemigo más temible que había tenido nunca, era el tótem el que no se percibía a la altura metafórica de quien miraba con una mezcla mayoritaria de rabia con pizcas de temor a su contraparte llena de confianza e instinto destructivo. Además, el hecho de que arriesgase su vida por él para salvarle en vida y defenderle en la muerte subía muchísimo su apreciación respecto a él. Por eso y más iba a pelear por él, para intentar retribuirle aunque fuera en un pequeño porcentaje todo lo que había hecho por él en tan poco tiempo a pesar de la extraña relación que habían entablado en un principio.

Con decisión el Pokémon originario de Sinnoh buscaría extender su sombra hacia adelante, siendo sorpresivamente ayudado con el hecho de que el tipo agua se acercaría a toda velocidad hacia él acortando bruscamente la distancia entre ambos contendientes en apenas unos segundos preparando a la vez una esfera de agua que identificó rápidamente como un intento de Hidropulso, todo bajo la atenta mirada del Taichi oscuro que no había requerido emitir palabra alguna para que su compañero actuara de la manera más letal posible. Simplemente sonreía viendo el espectáculo, sin importarle que el resultado fuera un daño mínimo para uno y otro debido a que Greninja saltó justo a tiempo para evitar la mayor parte del daño y a que Spiritomb se movió con reflejos sorprendentemente buenos para que la esfera de agua no impactase por completo en él.

- Nada mal…después de todo somos parte de la misma persona, Taichi. – diría el de ojos rojos antes de que su ninja generase una especie de cuchilla negra larga y la empuñase a modo de Kunai estudiando el patrón de movimiento de su oponente para poder atacar después.

- Tú no eres parte de mí… ¡Tú…tu eres una simple manifestación bizarra hecha por algún Pokémon! ¡No digas tonterías! – exclamaría respondiendo el de ojos castaños provocando la risa de su interlocutor y la rabia consecuente de sí mismo, sin darse cuenta de que estaba realmente alterado. - ¡Spiritomb, Bola Sombra! – ordenaría con un tono más agresivo del habitual, incrementando la sonrisa de quien nuevamente se quedaba en silencio dejando en libre acción a su Greninja.

- Tajo Umbrío…

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'Combate' :

La rana negra aumentaría levemente la distancia con su oponente para poder aprovechar su velocidad en línea recta, repitiendo esa estrategia ejecutada ya tantas veces y con mayoritarios resultados letales para los que osaban desafiarles. Con pisadas extremadamente veloces se multiplicaría producto de un Doble Equipo, generando diversos clones de su persona con la intención de confundir a un más que enfocado Spiritomb y reducir sus defensas, pero éste permanecía impasible ya que las palabras de su entrenador se habían apoderado de sus pensamientos. Su tono al usarlas había carecido del cierto toque noble y amistoso que le caracterizaba, dándole más fuerza al sentido agresivo del ataque mismo. Teniendo esto en cuenta, la esfera oscura que se generó resultó ser bastante más grande y más veloz de lo habitual, impactando sin problemas en el Greninja real y generando una explosión que disipó a todos los clones, haciendo aterrizar al de color negro en cuclillas sin aún una expresión de preocupación. Nadie de allí la tenía.

El Taichi oscuro simplemente alzó las cejas al ver esa potente Bola Sombra, haciéndose el sorprendido por aquella demostración de poder que su contraparte vivió de manera natural con una mueca de desconcierto. - ¿Por qué te sorprendes, Taichi? Tu Pokémon respondió a tus sentimientos…a tu rabia y a tu miedo y atacó de manera más poderosa. Tu deseo de vencerme a toda costa está dando resultado – explicó y luego se puso a reír, viendo metafóricamente cómo su oponente parecía estar hundiendo otra vez la mano en el agua de la fuente, cayendo a la tentación que había picado en él cuando las yemas la habían rozado antes. – Un poder inmenso te espera, Taichi. El poder para destruir a tus enemigos, para poder…encontrar las respuestas que tanto buscas…

La vista se había clavado en el piso y los brazos estaban tensos igual que todo su cuerpo. Había visto la explosión provocada por el ataque de Spiritomb, y una dualidad importante se había presentado en él. – Las…respuestas que busco…- susurró entrecerrando los ojos al saber de qué estaba hablando – era imposible no saberlo si eran supuestamente la misma persona -, y sintiendo el dolor en su pecho que siempre buscaba evadir. – No…- negó rápidamente, buscando despejarse. Tenía que seguir con esa batalla…

…pero la tentación era demasiado grande.

- ¡¡Usa Pulso Umbrío, Spiritomb!! – exclamó otra vez con ese tono cargado de resentimiento, ganándose la expresión indiferente de su contraparte. – Desafías lo inevitable, Taichi. Muy pronto te volverás como yo. – dijo mientras Greninja colocaba sus manos en una posición particular. – Y me encargaré de congelar ese valor tan asqueroso que tienes…- siseó mientras el aire bajaba bastante su temperatura preparándose para el próximo ataque.

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'Combate' :

Un escalofrío recorrió bruscamente la espalda de quien inició aquella bizarra aventura como retador al Gimnasio Tenebris, con un doble significado que podía resultar claro si se estaba en facultades mentales plenas y serenas. Su pecho ardía con una pasión oscurecida gracias al contexto, siendo envuelto por aquellos recuerdos que mantenía guardados bajo diez mil llaves y que sin embargo aún lograban hacerse presentes en sus pensamientos. Su mente luchaba por deshacerse de ellos, alejarlos como quien intenta espantar un grupo de moscas que le están rodeando; pero regresaban de manera insistente para el deleite del Taichi oscuro, quien contemplaba con placer cómo el Pulso Umbrío hacía un daño ligero comparado al que su Greninja provocaría de vuelta.

- ¡Demuéstrale el poder del odio, Greninja! ¡Usa Ventisca! – gritaría por primera vez el de ojos rojos con una expresión más seria que la acostumbrada, canalizando el aire frío en un torrente de nieve que se dirigió hacia ambos oponentes quienes no pudieron esquivar de ninguna manera aquella técnica por el amplio rango que cubrió; y este narrador dice ambos porque también fue dirigida hacia el humano que luchaba contra su propio corazón. Spiritomb estoicamente pudo mantenerse en pie, pero su entrenador terminó por caer de rodillas encogido y envuelto por la temperatura que superaba con facilidad las prendas que tenía puestas. El tótem se volteó preocupado e incluso se acercó a ver si se encontraba bien, pero los dientes juntos del castaño no parecían augurar una buena respuesta.

- ¿Tan rápido vas a caer? Quizás no seamos tan idénticos después de todo…- ahora se encargaba de echarle más leña al fuego en un sentido irónico, deleitándose con el estado patético en que se encontraba su contraparte, incapaz de concentrarse y mucho menos de pensar en luchar. Spiritomb volteó a mirar con rabia a aquella pareja, cuyo Pokémon sólo miraba esperando la próxima orden para aniquilar a su enemigo. -  Me gusta esa mirada, Spiritomb. Eso es lo que precisamente deberías hacer. Tu entrenador te transmite sus sentimientos negativos, y aquellos se vuelven tu fuerza. La Bola Sombra de antes es la prueba de ello. –Explicaba guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta con porte arrogante, neutralizando un poco sus expresiones para ir directo como una flecha. – Así jamás podrás averiguar sobre tus padres…

Aquello hizo un “click” en Taichi. Instantáneamente alzó la cabeza para mirarle no con rabia, sino que con un odio insano. – Vaya…así que era eso. Qué sorpresa. – comentó el oscuro con sarcasmo. – Pero estoy en lo cierto. Con bondad y esos patéticos lazos con tus Pokémon no vas a conseguir nada. ¿Quieres saber la verdad a pesar de que fueron capaces de abandonarte? ¡No nos querían, así de simple! – su expresión se alteró también, percibiendo ambos el dolor en sus palabras - ¡Nos dejaron como quien saca la basura sin importarles los que nos fuera a pasar! ¡¿Por qué deberíamos buscar una estúpida verdad cuando ésta ha estado presente desde que nacimos?! ¡¡NO SEAS ESTÚPIDO, TAICHI!! – exclamó con un inmenso resentimiento. – Lo único que se merecen es la muerte más dolorosa de todas, y sé que también quieres eso…por algo estoy aquí. – Con escalofriante versatilidad una sonrisa había regresado a su rostro, una macabra. – Una parte de ti quiere dejarse llevar por la ira y el dolor, y esa es la mejor opción. Estás resistiéndote inútilmente. – Dijo encogiéndose de hombros, tronando los dedos de su diestra para que Greninja generara instantáneamente un enorme Shuriken de Agua de tonos negruzcos.- Voy a destruir esa maldita bondad que tienes, y una vez que lo haga acabaré con todo lo que se atraviese en mi camino hasta encontrarlos, y matarlos también… - murmuró empuñando la misma mano. - ¡¡LOS HARÉ PEDAZOS A TODOS!! – rugió mientras Greninja ejecutaba el ataque, dejando a un Spiritomb indefenso de su entrenador. ¿Qué podía hacer ahora?