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'Combate' :

Tan grande como el ataque fue la explosión que hizo temblar al área completa, generando una potentísima estela de humo que cubrió a atacantes y a defensores con gran facilidad. Cualquiera desde fuera diría que tamaña expresión de poder había resultado letal tanto como para el Pokémon objetivo como para su entrenador, pero la mueca de desagrado del símil atacante hizo ver otra cosa.

Cuando el humo empezó a disiparse, vería a Spiritomb aun generando una barrera que respondía a una Protección, la cual se quebró segundos después producto de su propio agotamiento, habiendo reducido gran parte del daño que aquella técnica buscaba producir. Inmediatamente y por mero instinto extendería su sombra a gran velocidad para atacar por detrás al ninja que expresaba por primera vez desconcierto, y esa sorpresa sería usada a favor del tótem para dañar de manera importante a su oponente, haciéndole retroceder casi al lado de su oscuro entrenador sintiendo, por fin, cansancio. El Pokémon maldito reuniría fuerzas para seguir atacando, pero una voz le detuvo y a la vez le hizo mirar hacia atrás.

¿Los fantasmas podían expresar felicidad? Aquel momento sería una prueba irrefutable.

Leer con este soundtrack:

Taichi estaba de pie, con sus cabellos y su ropa siendo movidos por las corrientes de viento que abandonaban el lugar junto con el humo. Su expresión estaba llena de decisión, y su contraparte siniestra no podía percibir una pizca de resentimiento en él. – Qué…pasó… - siseó el de ojos rojos, gruñiendo de rabia- ¡¡¿Por qué no estás muerto?!! ¡¡Deberías estar sometido a tu desesperación de no saber qué hacer!! – exclamó colérico, recibiendo más temprano que tarde una respuesta. – Es cierto, tienes toda la razón. – dijo sorprendentemente el que había pasado largo rato callado, escuchándose serio y sereno. – Lo reconozco, el abandono que sufrimos es un tema que suelo evadir debido al dolor y al resentimiento que provoca en mí, y no voy a negar que muchísimas veces el odio intentó tomar la iniciativa en mi viaje para vengarme de ellos. – Comentó sonriente, recordando aquellas ocasiones como meras anécdotas. – Me tuviste contra las cuerdas, ¿sabes? De verdad me sentía perdido: sentí miedo, desesperación, y una profunda ira que fortaleció muchísimo a Spiritomb por momentos. Y aunque ese poder es realmente tentador, hay una forma de ser todavía más fuerte, y eso es transformar tus recuerdos y tus lazos en la fuente de tu voluntad. – dijo empuñando su mano derecha. – El Shuriken de Agua de tu Greninja nos pudo haber matado sin problemas, pero fue el lazo que he construido con Spiritomb a lo largo de esta loca aventura el que le dio el poder para resistirlo. La Batalla Pokémon no se trata de destruir los sueños de tus oponentes…¡¡La Batalla Pokémon es la manera por excelencia de fortalecerlos por igual!! ¡El deseo noble de victoria, la unión de voluntades y deseos de hacerse más fuertes para conseguir tus objetivos! ¡Trabajar junto con tu Pokémon y con tus rivales para aprender cada día más y ser mejores! ¡¡Esa es la Batalla Pokémon verdadera!! – rugiría él esta vez, causando la frustración visible de su lado oscuro al ver que sus planes estaban fracasando y el orgullo de su compañero fantasmal.

- ¿Recuerdas lo que te dije antes? ¿Que te demostraría el verdadero significado de una Batalla Pokémon? – Interrogó el de ojos castaños, sin esperar una respuesta formal por parte de su contraparte. – Pues lo estás viendo con tus propios ojos…- dijo en referencia a que, a pesar de que apenas podía mantenerse dispuesto a combatir, la mirada de Spiritomb estaba tan o más decidida que la suya. Eran dos voluntades abrumadoras. – Amigo, sé que estás en el límite de tus fuerzas…pero quieres seguir luchando, ¿No? – su compañero asintió, percibiendo ambos la correspondencia de sus deseos. - ¡Muy bien! ¡Usa Doble Equipo y luego Bola Sombra! – ordenaría apuntando hacia el frente con fuerzas renovadas, con una carga bastante más ligera en su pecho al darse cuenta de que escapar no era la opción. Evitar el dolor no era la solución: tenía que vivirlo y usarlo a su favor para fortalecerse. De eso también se trata el Valor.

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'Combate' :

A pesar de lo reconfortantes que podían resultar las palabras de aliento y los emocionantes discursos que reforzaban la motivación, éstas no podían controlar todas las circunstancias de una batalla en todo momento. Eso fue lo que quedó demostrado en los segundos siguientes al auténtico renacer de Taichi, del retador que con ojos ligeramente sorprendidos observó en primera fila cómo Spiritomb colapsaba por el esfuerzo en tan extenuante batalla y era incapaz de mantener los cinco clones realizados previamente como preparación para la Bola Sombra que en teoría debía ejecutarse luego de desconcertar a su oponente con sus imágenes multiplicadas. Greninja haría uso de su velocidad – la cual aún era de temer a pesar del cansancio acumulado que tenía – para acabar con Spiritomb usando un Hidropulso en forma de esfera, dejando al tótem completamente inmóvil a no más de tres metros de su entrenador.

Su contraparte oscura dejó entrever una sonrisa debido al resultado, pero la tensión por el desempeño general de su parte “buena” le seguía preocupando; más aún cuando éste llamaba al vencido de vuelta a su Pokéball a un más que merecido descanso. – No tengo palabras para agradecerte todo lo que hiciste, Spiritomb. Déjanos encargarnos del resto. – dijo serio, sacando al segundo de sus compañeros. Era prácticamente la estrategia que usaría contra el líder cuando llegara a él – si es que en algún momento de la vida llegaba -, por lo que servía como una excelente práctica. ¿Cómo podía estar pensando en la batalla contra el líder cuando todavía no sabía qué pasaría con él? Porque tenía la fe intacta en que iba a salir airoso, y eso se lo debía al que recién había sido derrotado.

- ¡Vamos, Arcanine! – exclamó arrojando la esfera, revelando al cánido de colores rojizos ya totalmente “repuesto” de la batalla anterior contra la figura en la oscuridad.- Ni te molestes en preguntar por qué lanzo un tipo Fuego contra ti, porque tengo a otro esperando para derrotarte. – dijo sin darle tiempo a cuestionamientos, buscando continuar esa batalla con la ferocidad de las llamas que habían vuelto a él. - ¡Usa Velocidad Extrema! – ordenó yendo por lo más directo, esperando aprovechar el contraste de stamina para acrecentar su ventaja. Tenía a Charizard esperando para el gran final, pero esperaba terminar todo con su fiel perro.

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'Combate' :

Arcanine aprovecharía el estar con la disposición plena de sus fuerzas para cargar y ejecutar su ataque con un potencial más que estremecedor debido al alto nivel de entrenamiento que poseía; pero su oponente no era alguien a quien debía subestimar. Precisamente ese fue el error que cometió, ya que sin recibir orden alguna Greninja se multiplicaría usando Doble Equipo, formando a lo menos quince imágenes de él que hicieron dudar al verdadero Perro Legendario, y eso para un ataque tan decisivo y poderoso resultaba devastador. Al no saber cuál era el original, el impacto hizo desaparecer a uno de los clones con la simpleza de un empujón, dejando al cánido a merced de múltiples esferas de agua que provocaron una explosión de vapor en el lugar, preocupando nuevamente al castaño de la Luz y devolviéndole la sonrisa al de la Oscuridad.

Éste reiría largamente mientras el aire caliente se disipaba, revelándose un Arcanine bastante maltrecho pero aún con fuerzas para seguir luchando. - ¡¿De verdad creías que un tipo Fuego iba a hacerle daño a Greninja?! ¡¡No seas tonto!! Te conozco demasiado bien, Taichi. Sé tus estrategias con los de tipo Fuego, ya que son tus favoritos. Sé que comienzas con Velocidad Extrema y luego usas Llamarada para rematar a tus oponentes, o que a veces intentas con Voltio Cruel y con Pulso Dragón… ¡Nada me va a sorprender de ti! Y gracias a lo predecible que eres Arcanine ya recibió una gran cantidad de daño…Decepcionante, ¿eh? – Ahora estaba de vuelta en su actitud habitual, en su territorio, el de la desesperación – No me subestimes, Taichi…Greninja tiene la ventaja absoluta sobre tus Pokémon sin importar lo cansado que esté. Y lo vamos a hacer valer…- terminaría siseando mientras la rana negra generaba una pequeña cuchilla en tonos blancos brillantes, cogiéndola como una Kunai.

- Ya veremos quién ríe al último. No he perdido la confianza en Arcanine en ningún instante. – respondió su contraparte al tiempo que su Pokémon recobraba su posición y su aliento, listo para seguir luchando. Con un rugido éste alzaría sus patas delanteras y pisaría fuertemente generando un temblor más veloz que potente, iniciándose la estrategia que tenía pensada el joven retador.- ¡Lanzallamas! – ordenó apuntando hacia el frente, esperando que aquella combinación diera resultados positivos.

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'Combate' :

Su contraparte de mirada siniestra y ojos rojos tenía toda la razón. Tanto el Arcanine que entrenó en Kanto como el que ahora poseía en Ysiel eran dirigidos usualmente con las mismas estrategias. Aquellos ataques mencionados eran los que casi siempre usaba por la obviedad de que eran la mayor ayuda para vencer a sus oponentes, pero nunca le había tocado como uno a alguien que literalmente supiera todo lo que hacía, siendo paradójicamente una versión maligna de sí mismo. Por eso la Velocidad Extrema había fallado estrepitosamente, y por eso ahora la tierra temblaba con intensidad enfocada en la velocidad, haciendo que el ya bastante maltrecho Greninja no tuviera las posibilidades de moverse con la agilidad acostumbrada tanto por su propio agotamiento tanto como por las particularidades de aquella técnica.

- Usaste Terratemblor…- siseó el oscuro con rabia, contrastando con la sonrisa esperanzadora del joven de mirada renovada.- ¡Greninja, muévete! – ordenó moviendo violentamente un brazo a un costado, pero la rana tuvo que usar todas sus extremidades para no caerse, anulando toda posibilidad de ataque y permitiendo por tanto que la corriente de glorioso fuego disparada desde el hocico de su oponente le diera de lleno, haciéndole besar el piso por primera vez en toda la batalla. El temblor terminó y los puños derechos de ambos se presionarían; uno por lo bien que había resultado el plan y el otro por lo mal que se veía su Pokémon tras aquella táctica inesperada. – Deberías conocerme, Taichi. Suelo utilizar tácticas inesperadas cuando mis oponentes creen saber todo de mí – dijo con seriedad el castaño que parecía tener la ventaja en ese momento, deslizando una ligera entonación burlona, exasperando a quien hace un rato estaba cantando victoria por la estrategia anterior.

- ¡¡Silencio!! ¡¡Voy a acabar contigo cueste lo que cueste y me apoderaré de tu cuerpo!! – bramó visiblemente alterado, viendo cómo el agua/siniestro se levantaba con dificultades pero con idéntica decisión a seguir luchando. – No voy a permitir que una basura como tú nos derrote…¡¡Tú eres inferior a nosotros!! ¡¡Greninja, usa Hidrobomba!! – exclamó apuntando hacia adelante, gesto que su Pokémon tomaría prestado para hacer una serie de posición de manos estilo ninja para preparar aquel ataque. Sus oponentes no perderían el tiempo, buscando el golpe final.- ¡Esquívale y usa Voltio Cruel! – ordenó creyendo en que la reducción de velocidad provocada en teoría por el Terratemblor anterior debería servir para sus propósitos.

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'Combate' :

Voltio Cruel era una técnica muy similar a Derribo en cuanto a efectos, ya que la variedad eléctrica era una diferencia obvia: causa un gran daño teniendo como coste una porción de la energía y resistencia del Pokémon atacante. Un entrenador más precavido quizás no hubiera optado por una técnica así en una instancia tan delicada, pero el aventurero de cabellos castaños revueltos era un experto en arriesgarse, y su Pokémon hubiera hecho lo mismo en su lugar. Gruñiendo generó electricidad en su piel cual Luxray y se dejó envolver por ésta realzando su ferocidad, corriendo a velocidad importante a la vez que la rana de agua finalizaba los movimientos de manos ejecutados tantas veces, disparando de inmediato una gran cantidad de agua a modo de bombeo, con potencia comparable a la de un Blastoise con sus cañones.

Arcanine esquivaría con un fantástico movimiento zig-zag aquel chorro haciendo justicia a los efectos del Terratemblor y de la agotadora batalla, logrando impactar de lleno en el cuerpo del Pokémon de colores azulados y enviándolo a estrellarse contra una escultura cercano quedando a una distancia aproximada de diez metros ambos contendientes. - ¡Greninja! – le llamó con una preocupación inconsciente, una genuina que no había mostrado en toda la batalla, y eso Taichi lo notó mientras el perro de fuego recibía el daño secundario y perdía gran parte de su fortaleza física, jadeando de manera muy notoria debido a que estaba al borde del agotamiento también. Los ojos rojos se entrecerraron en señal de odio y frustración, masticando en esos instantes la propia desesperación que él gustaba de infundir en sus víctimas al saber que no podían vencerle; y el asunto era que él mismo estaba a punto de ser vencido, faltando aquel perro y el lagarto que era el Pokémon más fuerte de su contraparte. – Maldita sea…- siseó con la vista fija en el castaño que lentamente se empezó a acercar a la par de que Greninja se levantaba sosteniéndose de la porcelana dañada, generando dos Kunai con brillo blanquecino. – Greninja apenas puede estar de pie, ríndete por el bien de tu Pokémon. – diría al llegar hasta Arcanine, acariciando parte de su pelaje para darle apoyo y tranquilidad. – Terminemos con esto por las buenas…

- ¡¡No!! ¡¡Jamás me voy a rendir contra ti!! – escupiría prácticamente el Taichi Oscuro, desesperado como nunca – Voy a destruirte…voy a masacrar tu maldita voluntad cueste lo que cueste…¡¡Voy a acabar con esa maldita esperanza tuya!! – gritaba con energía pero sus amenazas ya no causaban efecto en el dueño del Arcanine, el mismo que se alejaba un poco para dejar espacio a que su compañero siguiera peleando. – No escuchas razones…lo que es paradójico. – dijo encogiéndose de hombros, retomando su postura recta para apuntar hacia el frente y dar ojalá el golpe de gracia de esa locura.- ¡¡Arcanine, remátalo con Llamarada!! –ordenó al tiempo que Greninja corría hacia ellos con las cuchillas listas para matar, sin saber absolutamente nada de la piedad o la compasión por parte de su entrenador…

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'Combate' :

Una voz se hizo presente en toda la ciudad celestial, como si fuese proveniente de las propias alturas. Casi omnipresente, hizo eco a lo largo de las maravillosas construcciones, acompañadas de una poderosa brisa que limpiaba la sangre y destrucción a su paso, dejando todo con reluciente resplandor, como nuevo. El sol, lejano y fijo en lo alto del firmamento, comenzó a brillar con mayor intensidad, haciendo brillar el oro en las construcciones que serían solo dignas de los más grandes reyes, reinas y dioses. El calor no se hizo esperar, aunque el mismo no era desagradable ni mucho menos. Por el contrario, parecía ser el emanado por el abrazo de un padre, una madre, o alguien sumamente cercano y querido, producto del amor y el afecto.

La reacción del Taichi malvado fue de sorpresa y odio mezclados al punto de ser dependientes uno de otro, como si fuesen simbióticos. Ante tal resplandor, su cuerpo comenzó a arder en llamar, haciéndose polvo que sería barrido por acción del propio viento. Aunque gritaba, no podía ser oído. Aunque sufriera, su dolor no podría ser compartido. Ese era el precio a pagar de alguien que había vivido solo, renegando de aquello que todo ser humano necesita, lazos, afecto y amor. El Greninja oscuro fue, sin embargo, una muy diferente, pues el color azul volvió a su cuerpo, dejando que el negro de su piel cayera al suelo en una suerte de escamas que, como su propio entrenador, se harían polvo en el viento. Su mirada ya no era una intimidante, más bien era una agradable, llena de respeto y estoicismo, propio de los de su tipo. Su última mirada sería dedicada al humano que lo había derrotado, seguido de una reverencia. Su cuerpo finalmente se derretiría, formando un charco de agua que se arrastraría hasta humano y Pokémon, limpiando sus cuerpos de toda impureza, como si nunca hubieran estado presentes.

-Felicidades, joven retador.- La voz volvió a hacerse presente, pero esta vez se encontraba más cerca… Peligrosamente cerca. En un lento descenso, un Jellicent celeste apareció flotando con su sutil movimiento, llevando sobre su cabeza a un humano de picudos cabellos, prendas oscuras y una capa que se mecía al compás marcado por la brisa de las alturas. Sus orbes grisáceos denotaban paz y tranquilidad, mientras pasaba su mirada por el libro que ya no estaba en propiedad del muchacho de castaña cabellera, sino en sus propias manos. –Es una buena historia, con una moraleja hermosa. Tienes todo mi agradecimiento por haber hecho tan magnífica desenlace.- Estando a una distancia prudente del suelo, saltó del lomo de su Pokémon para caer sobre la superficie sólida, dejando que sus zapatos hicieran eco ante el silencio de tan inmenso lugar. El Pokémon fantasma se acomodó detrás de su entrenador, en silencio, con su mirada fija en el retador frente ambos, quién se encontraba a unos 20 metros de distancia.

-Soy Yuto, el líder de Gimnasio de Tenebris Town. Un placer conocerte, Taichi.- Ambos, humano y Pokémon, hicieron una reverencia al unísono, al mismo tiempo que el autoproclamado líder de gimnasio cerraba el libro, únicamente para ser consumido en llamas violáceas. –Fueron pruebas difíciles, lo se. Si quieres golpearme, adelante, no serías el primero.- La sonrisa en su rostro, amigable, únicamente denotaba lo feliz que se encontraba en ese momento, mientras su compañero se adelantaba, listo para pelear. –Vayas pruebas intensas, y las lecciones que dejan detrás de si son sumamente importantes.- Con un suave movimiento de su diestra, llegó hasta su corbata y la acomodó, tratando de que sea mucho más cómodo para poder desenvolverse en aquel lugar. –Ya no hay más trucos, retador. Sólo somos tú y yo. ¡Déjame ver si aprendiste las tres lecciones!-

Spoiler:

Cual intercambio cliché entre rivales Greninja lograría llegar hasta Arcanine y asestar un golpe que acabó con la resistencia ajena haciéndole caer, pero apenas unos segundos después el ennegrecido sentiría el peso de aquella larguísima batalla – y de todas las demás que había enfrentado – y caería hacia atrás bajo la mirada atenta de su entrenador, quien no emitió palabra alguna no debido a que no tenía nada que decir, sino que porque una tercera voz se haría presente en todo el lugar, teniendo el retador la idea de que alguna especie de ser superior les estaba hablando. – No me digas…viene otra prueba…- se quejó antes de suspirar sonoramente, regresando al perro de fuego a su Pokéball casi a la vez de que una poderosa brisa le hizo fortalecer su postura para no perder el equilibrio, viendo entremedio  de su brazo cómo los rastros de la batalla desaparecían, incluido su contraparte oscura y su Pokémon.

Con expresión serena contempló cómo los rastros de oscuridad en su reflejo y en el ninja se volvían nada, cerrando los ojos por unos momentos disfrutando de aquel calor que parecía envolverle de nostalgia y recuperaba sus energías y las de sus Pokémon, sin darse cuenta que el libro de su mochila desaparecía de su mando. Apenas unos segundos bastaron para que la mirada castaña se dejara ver otra vez y se alimentara de la realidad gracias a la voz que se volvía a manifestar pero de manera muchísimo más cercana. Vería cómo el dueño de ésta descendía de un lugar desconocido junto con un Jellicent, sintiendo la corazonada de que el verdadero reto por fin había llegado. Allí se dio cuenta de lo de su libro, moviendo un poco su mochila con los hombros para darse cuenta del peso faltante que aligeraba su carga, además de la otra que había parecido irse en gran parte tras aquellas pruebas tan demandantes.

La mirada del chico de Lavacalda se entrecerró al oír que todo se trataba de una historia armada por él, sonriendo sin poder evitarlo debido a los recuerdos que le asaltaban respecto a aquella aventura. Al final todo había sido parte de las pruebas del líder que se identificaba luego como Yuto para poder llegar hasta él, y ahora que lo tenía en frente sólo pensaba en ganar. Su expresión decidida lo reflejaba por completo. – Taichi Yagami, de Pueblo Lavacalda, Hoenn. – dijo correspondiendo la respetuosa reverencia de la pareja con una propia proveniente de su hidalguía a la hora de afrontar combates importantes. – Más que golpearte, debería agradecerte por lo que acabo de vivir. Fue demasiado realista, y varias veces creí que me iba a volver loco y que nunca encontraría el gimnasio. – Dijo con una sonrisa un tanto inocente, rascándose la nuca y asintiendo a lo que expresaría el de rango superior. Sí, las lecciones habían resultado importantísimas, y no había mejor profesor que la propia experiencia de vida.

- ¡Con todo gusto! ¡Te demostraré lo fuerte que me hicieron tus pruebas derrotándote! – dijo apuntando hacia él y a Jellicent a la distancia, sacando una de sus Pokéball para lanzarla al frente al grito de - ¡Spiritomb, yo te elijo! -, revelando la luz rojiza a la criatura del tótem con la que había fortalecido sorprendentemente sus lazos llena de energía como al principio gracias a aquel agradable calor que desconocía si tenía explicación lógica o no. -  Por fin llegamos, Spiritomb, hagamos de esta batalla una que Yuto jamás olvide. – le motivó empuñando una de sus manos, percibiendo su espíritu en llamas renovadas, limpias de todo resentimiento. - ¡Usa Pulso Umbrío! – ordenó dando inicio a su segunda batalla de gimnasio en Ysiel, con su Pokémon abriendo su extraña boca y liberando un disparo de ondas de choque de colores negruzcos en dirección a su primer oponente.

Nota:

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'Combate' :

Como todas las veces que algún retador había logrado llegar hasta su presencia, siendo estas contadas con una mano hasta el momento, el corazón del líder de gimnasio palpitaba con cierta intensidad, generando un eco interno que apabullaría el nerviosismo entendible del momento. Antes de hacer acto de presencia, observaba en silencio de las pruebas impuestas hacía aquellos que, con gran valentía, osaban buscaban su medalla. Lamentablemente, carecía del control absoluto sobre tan particulares restos, pues los mismos eran generados en su mayoría por el azar y la voluntad de quién las atravesaba. Entonces, ¿era posible que los retadores pudieran resultar dañados? Claro que no, puesto que no se encontraban en un plano estrictamente físico de la realidad, aunque siempre que intentaba explicar el funcionamiento de su gimnasio, solo terminaba por empeorar las cosas.

En presencia del joven que había logrado satisfactoriamente llegar hasta él, con las presentaciones pertinentes llevadas a cabo, las primeras impresiones se hicieron lugar. No pudo evitar el recorrer la figura del muchacho con sus orbes grisáceos, notando cosas básicas como la postura y forma de hablar, hasta las facciones de su rostro, incluso expresiones. Viendose, de buenas a primeras, como seres completamente distintos uno de otro, Yuto pudo notar cierta similitud entre ambos individuos, esbozando la misma sonrisa con aire inocente que había empleado el recién introducido Taichi. Mas su genio no pudo evitarlo, echándose a reír por el comentario recibido a su propia frase. –Es curioso, ¿sabes? Eres el primero que no quiere golpearme o matarme… O que no expresa una gran negativa hacia mi persona.- El recordar a otros retadores, y poder compararlos, era algo invaluable, aunque sabía que le costaría volver al evento que le precedía si iniciaba con sus usuales divagaciones. –Por cierto, ¿Quién dijo algo sobre no estar en el gimnasio?-

Dejando las explicaciones de lado, innecesarias por el momento, se dio lugar al evento que realmente importaba: El combate de gimnasio. Jellicent ya se encontraba posicionado y listo para atacar, mas era digno, como si se tratara de un príncipe de cuentos de hada, incapaz de atacar sin ser atacado primero. Con su aspecto estoico y sus ojos fijos en el oponente de turno, Spiritomb, esperando un ataque que no se haría esperar en lo más mínimo. Por el contrario, apenas dejándose notar, empleó un ataque reconocido por el líder de gimnasio, quedándose sorprendido y ligeramente boquiabierto por la potencia empleada en su realización. Una gran explosión que generaría una nube de polvo, la cual no tardaría en retirarse del lugar, únicamente para dejar entrever al fantasma celeste de conocida corona en la misma posición en la que había recibido el ataque, flotando como si nada hubiera ocurrido.

Era una farsa, lo tenía bien claro. Que Jellicent se mantuviera estático en el lugar que ocupaba recelosamente era signo de su orgullo, puesto que un rey jamás osaría inclinarse ante otros, y mucho menos parecer débil. –Bien hecho, Taichi. Muy bien hecho.- Palabras de halago solo podían ser empleadas hacía alguien de tan grande calibre y un potencial en bruto superior al de muchos. Ante estos factores, no podría hacer otra cosa más que responder con la misma pasión que había recibido. Con un ligero asentimiento del gran ser fantasmal, Yuto esbozó una sonrisa, comprendiendo lo que este quería decir. -¡Es nuestro turno! ¡Energibola!- Señalando a Spiritomb, el líder ordenó el movimiento a emplear. Tal como le fue indicado, la gran medusa elevaría sus extremidades, formando en su interior una esfera de esmeralda iluminación, que sería arrojada con todas sus fuerzas al oponente.

Spoiler:

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'Combate' :

Si Yuto se sorprendió por la potencia de aquel Pulso Umbrío que pilló desprevenido a Jellicent, la mirada de Taichi no se quedó atrás al ver la explosión provocada por el tótem que estaba justo delante suyo. – Spiritomb…¡¡Eso fue espectacular!! – exclamó sin contener su emoción, algo que su Pokémon recibió con gran orgullo. Era impresionante el progreso que habían experimentado ambos en tan poco tiempo, creando un lazo que podía calificarse hasta de temible. El Líder le felicitaría por tamaña ejecución, la cual había dejado igualmente a la medusa inmóvil –lo que le hizo preguntarse mentalmente al castaño si no había tenido tiempo para esquivar o lo había recibido a propósito -, pero lista para un contraataque que no tardó en producirse. - ¡Esquívala, Spiritomb! – ordenó apuntando hacia un costado aunque no pudiera verle hacerlo, casi como un gesto reflejo propio de la experiencia y la automaticidad al dirigir a sus compañeros.

Su Pokémon lo había intentado, pero aquella esfera verdosa le había impactado anticipándose al esquive dirigido hacia la izquierda que había intentado, siendo esa una muestra de predicción –o suerte- bastante impresionante. - ¿Estás bien, amigo? – Preguntó el retador un tanto preocupado, pero la tranquilidad regresó a él cuando recibió respuesta positiva de su interlocutor. – Eso es…- Susurró expresando esa calma, dirigiendo su mirada al joven de cabellos tan alocados como los suyos. Había estado digiriendo lo dicho anteriormente por él, y aún no podía creer que, según él, habían estado en el Gimnasio durante todo el proceso previo  - ¿De verdad soy el primero? – preguntó rascándose la nuca un tanto inocente, encogiéndose de hombros luego – Yo tomo todo como una aventura. Tal y como mis Pokémon, yo tomo todo lo que vivo como experiencia para aprender y hacerme más fuerte, y créeme que esta…locura me sirvió de mucho. ¡¿Pero de verdad estuvimos dentro del gimnasio todo el tiempo?! – Le fue inevitable sacar el tema con un tono un tanto infantil, sintiéndose como un niño que había sido engañado completamente por un truco de magia. – Luego tienes que decirme cómo lo hiciste, ¿Si? Prometo guardar el secreto. – concluyó enseñándole el pulgar de la mano empuñada en señal de confidencialidad, sintiéndose tan en confianza como si fueran amigos de años enfrentándose.

- De momento, sigamos con esto… ¡Spiritomb! ¡Usa Doble Equipo y luego Bola Sombra! – ordenaría de manera bastante simple y estratégica, viendo cómo ahora habían a lo menos quince copias de su Pokémon alrededor del fantasma de agua, cargando todas al mismo tiempo esferas idénticas de colores oscuros que fueron disparadas como un auténtico bombardeo contra aquel galante oponente. ¿Iría a funcionar tan bien como la vez anterior?

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'Combate' :

Una sonrisa se dibujó en el rostro del líder de gimnasio, al notar que el ego de su propio Pokémon pudo más que el daño que había recibido, impulsándolo a atacar. Para su gran fortuna, el ataque dio de lleno contra el oponente en cuestión, aunque no fue tan grande el daño como se había esperado en un principio, aminorando la felicidad del joven de cabellos rebeldes y oscuros. Mas no podía disimular, sin embargo, que aquel combate comenzaba a encender aquella llama que habitaba en su interior, las chispas que todo entrenador que se jactara de serlo debía poseer para poder disfrutar de un encuentro memorable. Estaba seguro que este encuentro lo sería, sin importar tanto el resultado aunque, para ser completamente honestos, prefería perder. Curioso, ¿no? Que un líder de gimnasio quiera perder por voluntad propia era algo que no podía ser oído todos los días…

-Eres alguien muy… Particular, Taichi.- Cruzándose de brazos, emitió un comentario que había estado dando vueltas en su mente desde que las pruebas comenzaron. Todos los que habían llegado hasta la etapa final, donde deberían hacerle frente a su persona, resultaban ser individuos excepcionales que, de alguna forma, le habían hecho frente al terror en sí mismo y habían resultado victoriosos del mismo. En el caso del actual retador, a diferencia del resto, parecía ver las cosas con una gama de colores más claros, más brillantes. El mero hecho de verlo era apabullante, por aquella “aura” que su presencia desprendía, además de aquella personalidad que bien acompañaba a su persona. –No me gustan los lugares ostentosos y llenos de gente, como bien comprenderás.- Agitó su cabeza de lado a lado a modo de negación, a la par de su explicación, como si fuesen acciones que debían ir acompañadas imperativamente. –En el momento que pusiste un pie dentro de la niebla… En ese momento ya te encontrabas en el gimnasio.-

El oponente se multiplicó súbitamente, siguiendo a la perfección las ordenes indicadas por su entrenador, acabando con su segundo ataque al primer representante del líder. –Buen trabajo.- Con una frase suelta que iría tanto al muchacho de cabello castaño como para su propio compañero, regresaría a Jellicent directo a su Pokeball correspondiente, entregándolo al merecido descanso que le correspondía. Acto seguido, con un ágil movimiento de su brazo, intercambió el objeto esférico por otro similar en su cintura, habiendo elegido a su nuevo peleador. –Si tanto quieres saber mi pequeño truco, deberás arrancar el secreto de mis labios.- Otra sonrisa, una más grande y visible, se hizo presente, acentuando ciertas facciones intimidantes en el rostro del joven que portaba cierto título en su espalda. -¡Es tu turno!-


El segundo Pokémon de Yuto era Honedge, la espada fantasmal. Su figura se hizo presente rápidamente, flotando alrededor de su entrenador como si se tratara de un guardaespaldas preparado para hacer lo que se le ordenara sin siquiera dudarlo. Y así era, puesto que la relación con aquel humano de orbes grisáceos era muy unida, tomando en cuenta que es uno de los miembros originales de este cuando ascendió a líder. –Veamos si tu anterior victoria fue suerte o pura habilidad.- Con un movimiento de su cabeza, indicó a la espada que procediera. Esta, sin hacerse esperar, se abalanzó violentamente hacía adelante, separando su cuerpo de aquella funda en la que siempre se encerraba, dejando ver el filo de la espada. -¡Cuchillada!-

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'Combate' :

Aquella efectividad en sus ataques continuó sorprendiendo al castaño, aunque esta vez de manera no tan visible. Con un inmenso orgullo contempló cómo el primer Pokémon de Yuto apenas había tenido oportunidad de defenderse de aquel “Bombardeo Sombrío”, nombre que se le pasó por la mente al momento de la ejecución y del posterior resultado, aun asimilando el hecho de que toda esa aventura bizarra que vivió tomó lugar dentro del mismo gimnasio. Había perdido todo su tiempo intentando encontrarlo cuando desde un principio estuvo dentro de él, y eso no se tradujo en frustración, como muchos entrenadores podrían haber reaccionado – o él mismo hace unos años-; sino que en una profunda admiración y sorpresa.

- Vaya…estuve tan metido en lo de encontrar el gimnasio y luego la salida a todas esas locuras que nunca pude detenerme a contemplar la posibilidad de estar dentro desde un principio. – Comentó divertido mientras se rascaba la barbilla sin dejar de sonreír; y tenía motivos para hacerlo ya que la primera ronda había sido para él.- ¿Eso significa que nunca estuve en peligro real? ¿Lo de las columnas, el derrumbe, la muerte.. el Taichi malvado…todo fue una ilusión? – preguntaría mirándole antes de que el de cabellos púrpura hiciera el cambio correspondiente de Pokémon, revelándose Honedge al tiempo de que su entrenador le presentaba un desafío más, el cual estaba a dos tercios de cumplir. Sonrió ampliamente, incluso enseñando un poco sus dientes. Habían tentado al Aventurero con un tesoro digno por el cual luchar.

Taichi conocía al Pokémon espada tanto por su experiencia en Kalos, su región de origen, como por los Doublade que había capturado en el último viaje previo a aquel desafío en la Mansión Abandonada. No era algo que desconociese gracias a la información que había recolectado, y gracias a eso su equipo estaba más que preparado para cuando Spiritomb no pudiera seguir luchando; y aun habiendo recibido una Cuchillada directa por las diferencias en velocidad y agilidad entre ambos, el tótem había podido resistir, y más importante, iba a poder contraatacar. - ¡Continuemos, Spiritomb! ¡Usa Sombra Vil! – ordenó el castaño apuntando hacia adelante, y su compañero proyectaría en el suelo un área oscura proveniente de sí mismo que se dirigió a toda velocidad a la espalda del arma con intenciones de dañarle severamente.

Spoiler:

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'Combate' :

La sonrisa en el rostro del líder era inimitable, signo de su confianza en si mismo, aun a sabiendas de que todo podría salir en contra de lo que tenía planeado. No era necesario el seguir con el combate, a sabiendas de lo poderoso que era el retador de turno. Mas no esperaba que fuese tan perceptivo con su explicación y mucho menos que aceptara de buenas a primeras la lógica explayada por el líder. Éste, manteniendo aquella sonrisa y una expresión relajada, dio dos cortos aplausos, que desencadenarían un extraño evento: El cielo celeste se volvió negro, el sol se convirtió en luna y las grandes construcciones pasaron a ser árboles. Finalmente, el gran edificio detrás de Yuto pasaría a ser una mera cabaña, poco cuidada, con las luces en su interior encendidas. Poco duró, sin embargo, este cambio repentino, volviendo todo a su estado anterior.

-Y tenemos un ganador.- Comentaría, sumamente relajado, mientras cubría sus ojos con su antebrazo derecho, tratando de acostumbrarse una vez más a los rayos solares que se hacían presente, con la intención de quedarse mucho más. –Digamos que es una simple cuestión de perspectivas, ¿no te parece?- Esperaba alguna reacción por parte del ajeno, sorpresa, miedo, pánico, admiración, lo que sea. Se encontraba sumamente fascinado por encontrar finalmente a alguien cuya reacción no fuese violenta, más bien infantil, alegre, sumamente confiable. Podría aprender un poco de tan peculiar individuo, por supuesto, mas esperaría a que el combate que ambos estaban llevando a cabo tuviera un final definitivo antes de intentar entablar una relación más profunda que solo “líder-retador”.

Honedge era confiable, no solo por su fuerza sino también por su velocidad. Podía contar con sus habilidades de forma ciega, puesto ya habían atravesado muchas peripecias juntos, saliendo victoriosos en cada una de estas. Su gran experiencia fue demostrada desde que ingresó al campo de batalla, acortando la distancia que lo separaba con el tótem de Taichi y acertando un corte en su figura espectral. –Parece que no lo pensamos bien.- Comentaría Yuto, al notar la poca distancia que separaba a ambos seres fantasmales. Tal como lo había intuido, el contrataque no se hizo esperar, empleando un movimiento que asestaría y dañaría notoriamente a la espada fantasmal. –Quizá no fue solo suerte.- Provocar era la mejor forma de sacar los talentos y demonios ocultos de una persona, y esperaba poder apreciar un poco más de aquello que tenía por dar el joven de cabellos castaños. Estaba seguro que no se decepcionaría.

-¿Te encuentras bien?- Con su Pokémon a su lado una vez más, preguntaría por lo bajo para confirmar el estado en el que se encontraba. Solo recibiría un susurro suave y sereno, indicando que podía continuar. Aunque dudoso, aceptaría la respuesta recibida y volvería a indicar un plan a seguir, imitando el movimiento empleado por su oponente. Honedge separaría una vez más el filo de su cuerpo de la funda con la que se protegía y se clavaría a si mismo en el suelo. De esta manera, su sombra podría moverse con mayor precisión hacía llegar a su objetivo.

El miembro 'Yuto' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Combate' :

Que la primera batalla culminase tan rápido y casi sin daños le daba al castaño cierto colchón de confianza al cual aferrarse, aliviado al constatarse de manera incuestionable que la mayor amenaza en términos de tipo para sus Pokémon había sido derrotada. Había averiguado que Yuto disponía de Pokémons como Gengar y Dusknoir, ambos muy poderosos y complicados para los entrenadores en general, pero teniendo a Arcanine y a Charizard en su 100% creía ciegamente en que podría hacer algo contra uno de ellos, si es que salían al campo. Ya le había sorprendido con la inclusión de Jellicent -  y con todo el diseño de las pruebas de su gimnasio -, por lo que aquel líder resultaba una caja de sorpresas, como toda aventura que pudiera llamarse como tal.

 Sus ojos se pondrían como platos al ver cómo el escenario cambió drásticamente con sólo un par de aplausos, estando un par de segundos en un bosque que bien podía confundirse con el Bosque Verde de Kanto antes de “regresar” al escenario de antes, emitiendo un “woooooow” en voz baja antes de volver la vista a quien compartía su tipo de peinado, mirándole cual niño que admira a un mago que acaba de hacer un truco. – Eso lo explica…en parte. – Dijo cruzándose de brazos, alzando una ceja de manera crítica.- Asumo que para todos los retadores los retos son distintos, ¿no? ¿Cómo controlas eso? Quiero decir…dudo que a todos les haya tocado cruzar un campo con voces de ultratumba, armar unas figuras, pelear contra la muerte y contra una versión oscura mía, ¿no? – Terminaría diciendo de manera un tanto cómica, con una sonrisa que daba cuenta de cómo se estaba tomando las cosas. No es que no fuera serio, sino que el hecho de que todo haya sido parte de una supuesta ilusión lo hacía tan increíble que no parecía real, casi como un juego; mas sus consecuencias en él no habían resultado tan infantiles.

La Sombra Vil de Spiritomb no encontraría oposición en la espada, quien de hecho se atrevería a replicar el mismo ataque con un resultado similar, dejando a un Spiritomb muchísimo más cansado tanto por lo vivido en esas dos batallas en particular como todo lo experimentado durante las pruebas. Más que un cansancio físico, era el mental el que tenía al tótem al borde de caer vencido…pero Taichi podía sentir su voluntad ardiendo todavía. Él quería pelear hasta el final, y como Entrenador no podía darse el lujo de no escuchar la voz combativa de su Pokémon. – Pon todas tus fuerzas en este ataque, Spiritomb. ¡Pulso Umbrío! – ordenaría apuntando hacia Honedge, quien era el obvio objetivo a vencer. Su Pokémon cargaría grandes cantidades de energía aún a corta distancia, disparándola con toda la fuerza de voluntad que le quedaba…todo por su entrenador.