Avanzo atravesando aquellos muros rocosos y gélidos con paso firme, aunque algo lento, con máxima precaución. Preparo mi mente para una larga travesía y para afrontar posibles obstáculos, más el resultado de aquella decisión se muestra con rapidez. — Smoochum. Son Smoochum. — Ladeo la cabeza, algo confuso, pues parecían voces humanas. Trato de descifrar aquello, ver si hay algo que deba hacer ahí, pero algo no me deja pensar. — Argh... cállate. — Tardo unos minutos hasta que ese sonido inunda mi mente.

— ¡Agua! — Abro los ojos, sorprendido, al observar en la distancia un torrente de ésta venir hacia nuestra dirección. — ¿Qué pinta agua aquí? — Es muy extraño.

Vistazo rápido alrededor. Los Smoochum siguen ahí. Pequeños, indefensos, ignorantes del peligro. Parecen puestos a propósito justo en este momento. No lo descartaría. — Buen trabajo, Raine... acepto el reto. — Bajo la vista. Suelo totalmente rocoso y helado. Igual a cada lado. Igual en el techo. Sin embargo, antes de continuar con el análisis, un brillo cegador me hace detenerme. — ¡El tercer símbolo! — El brillo y la forma eran claros indicadores de ello. Sin embargo, está demasiado lejos como para tomarlo. Hacerlo me arriesgaría a ser arrollado por el agua a posteriori. Debo enfocar mis esfuerzos en detener el agua y de paso salvar a los Smoochum. — ¡No es problema para un Profesor de mi calibre! — Motivado, llevo mis manos hacia mis Pokéball.

El largo pasillo es muy estrecho. No hay mucho espacio para maniobrar. Eso significa que toda el agua se concentrará en un espacio menor. Mayor facilidad para lidiar con ella, pero al mismo tiempo ésta tendrá una mayor potencia debido a la poca superfície. — Un arma de doble filo. — Mientras pienso el plan, doy un salto y subo en Spikey, mientras sujeto a Vulpix en mi hombro. Comienzo a volar al frente, sobrepasando por encima todos los Smoochum, en dirección agua. — Ejecute el plan que ejecute, deberé actuar en el fondo, para así evitar que afecte a los Smoochum, y donde el agua todavía no ha alcanzado su máxima potencia. Tiempo... necesito tiempo. — De entrada pienso en bloquear el agua, pero eso sería catastrófico. Un primer pensamiento lógico, pero no recomendado si lo piensas más detenidamente.

— No hay que contener la fuerza... hay que desviarla. — Observo al fondo con máxima seriedad.

— π —

Aprieto los puños mientras nos aproximamos al punto clave. — Sí... es lo mejor. ¿Lo es? ¿Debo plantear otras opciones? — Entonces, en mitad del vuelo, comienzo a sentir algo. Una visión más global y más empática. — Si desvío el agua... causaré daños tremendos en otro lugar. Quizás haya Pokémon en ese otro lugar. ¿Pero acaso se puede calmar tan tremenda fuerza de la nat...? — Rápidamente esbozo una sonrisa.

Tras soltar un “aquí” serio y seco, doy un leve salto y bajo de Spikey. Éste frena en seco, observando mi pasividad y mi tranquilidad, y le veo algo alterado.

— ¿Nervioso, Spikey? El torrente se aproxima. Si nos arrolla, nos podría matar. Sin embargo, te faltan tres cosas... — Le miro con una sonrisa. — Primero, una confianza y autoestima que rocen lo absurdo. Confío en mi plan. — Río bajito. — Segundo, estar hiperactivo y nervioso, tanto de mente como de cuerpo, las 24 horas del día. Comienzas a verlo como algo normal y tener una mente calmada y serena. — Comienzo a reír con más fuerza. — Tercero... ¡Locura! — Ahí río con mucha más fuerza mientras saco las Pokéball de Skorpy, CalmBro, Aethernal y Aggrock, y éstos entran en escena.

Siguiendo la posición inicial de las Pokéball, Spikey y Skorpy se encuentran al frente, uno al lado del otro. Unos pasos más atrás se encuentra CalmBro, y aún más atrás, Aethernal y Aggrock, también en pareja. Entonces doy unos pasos y me coloco delante de Aethernal y Aggrock, pero detrás de CalmBro.

Por un instante comienzo a sentirme idiota. He elegido la opción más peligrosa... no sólo comenzando por salvar a los Smoochum, sino también evitando desviar el agua hacia otro lugar para posibles víctimas adicionales. Complicación tras complicación. Podría salir muy mal parado. Sin embargo, en ese momento, no me importaba. Aquel extraño sentimiento de empatía me había llevado a ello y a casi ignorarlo y, simplemente, actuar.

— ¡Spikey, Skorpy, comenzad a usar Danza Espada, y cuando el agua llegue, agitad las alas con fuerza! ¡Usad Viento afín por turnos sincronizados para detener el avance del agua! — Exclamo, apuntando al frente, y me giro atrás hacia Aggrock. — ¡Aggrock, usa Gravedad en la zona frente a ellos! ¡Si el agua se redirige hacia abajo, su avance se verá un poco interrumpido, a demás de por el rozamiento!  ¡Aethernal, usa tus látigos para cubrir la zona lo máximo posible y de forma constante, que éstos detengan el avance del agua y absorban lo que puedan de ésta! — Mi plan llegaba a su punto más alto. Apunto a CalmBro. — ¡CalmBro, comienza a usar Paz Mental! ¡Cada vez que el agua se acerque, usa Llamarada potenciada para que el choque la haga evaporarse! ¡El objetivo es detener y evaporar todo el torrente de agua! — Era un plan muy arriesgado, pero era lo que debía hacer. — ¡Confiad en mí igual que confío en vosotros! ¡En equipo lo lograremos! — Asiento, decidido.

Tras aquel choque, si todo salía bien, corrientes de aire caliente, producto de la evaporación del agua, irían hacia los lados en dirección a los Smoochum, regalándoles una caliente brisa en vez de un tsunami destructor.

Llegados a este punto, mis niveles de locura eran tan elevados como mis niveles de razonamiento, y no era capaz siquiera de plantearme qué estaba ocurriendo ni las consecuencias de aquello. Confío en la potencia de las alas de mis dos Pokémon voladores. Confío en las tremendas capacidades psíquicas del Legendario Coloso de tipo Roca y en la espesura de Aethernal. Confío en las poderosas Llamaradas de CalmBro. ¿Qué podía salir mal? Vulpix parecía no pensar igual, pues estaba a mi espalda, temblando.

— π —