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'Concurso Pokémon' :

La conmoción del público, los coordinadores ansiosos y los Pokemon bien arreglados. Aquella era la situación con la que Dorothy se había ensoñado por tanto tiempo. Más aquel día, solo tenía consigo a Coelho, el pájaro nervioso y cobarde que ahora mismo se refugiaba bajo su sombrero, con sus uñas enterrándose en la cabeza de su entrenadora.

—Coelho, lo estás haciendo de nuevo, me lastimas—murmuró Dorothy irritada, sin que el pájaro pareciera calmarse.

Aquel concurso de Halloween parecía pintado para su debut. Todo tenía temática terrorífica, con telarañas y velas decorando el escenario de forma lúgubre y tétrica. Dorothy calzaba naturalmente con aquella escena, y ni siquiera tuvo que preocuparse por conseguir un traje nuevo, pues su clásica pinta de bruja y unos motivos morados funcionarían a la perfección con la rutina que había planeado.

Pero el pequeño Coelho sentía que se le caerían una a una las plumas.

—Llegó nuestro momento—murmuró Dorothy en un agradable nerviosismo mientras se dirigía al escenario.

Se vio a sí misma al otro lado de las cortinas, ahí donde la magia ocurría. Vio el público, animado y expectante, con su sinfín de ojos pegados a ella y a la función que esperaban. Dorothy sonrió divertida.

—¡Hola a todos! ¡Soy Dorothy Mahou!—exclamó pegando una emocionada reverencia— ¡Permítanme el honor de presentarles a mi Pokemon! ¡Ve! ¡Mismagius!

Y así, con aquel nombre, salió su sombrero volando, con un largo velo purpúreo siguiéndole el trazo por el aire mientras Coelho sembraba en su vuelo un aura espectral.

Sacó la bruja una varita y esbozó en el aire círculos y vueltas como un director de orquesta. Coelho danzaba en el aire dando giros sobre sí mismo, haciendo aumentar la distancia entre él y el suelo, dibujando bajo él una espiral danzante de cintas purpúreas que ondeaban y se estremecían ante el aletear de sus plumas.

Detuvo Dorothy el movimiento de su varita y detuvo también el ave su ascenso.

—¡Mismagius! ¡Tornado!

Extendió el Pidgey sus alas y se abrió el vestido del Mismagius como un amplio manto. Vibraba el violeta de las telas mientras Coelho agitaba sus alas en el aire. Formó un tornado y lo lanzó a su izquierda, esculpió otro y lo mandó a bailar. Siguió así con dos más hasta que estuvieron finalmente los cuatro, girando en torno a su vuelo, incorporando en su danza las prendas del Mismagius, que parecían cobrar vida propia en aquel ventarrón esquemático que el Pidgey había pintado.

—¡Rómpelos con un ataque rápido!

Trazó un breve giro en el aire y emprendió un ágil vuelo hacia el trazo de sus tornados. Los atravesó uno a uno a alta velocidad, rompiéndolos con su pico una vez tocaba su centro. Lo envolvían por un segundo los giratorios velos que le colgaban, y emergía de nuevo su cuerpo para empezar de nuevo el mismo ataque. Al poco rato, ya no había tornados, y se posó entonces el Pidgey sobre la cabeza de su entrenadora. No se escondió bajo el sombrero, tampoco le pellizcó la cabeza con las patas. Mantuvo el pecho erguido y las plumas erizadas. Coelho de verdad estaba contento.

—¡Muchas gracias por su atención!—gritó Dorothy antes de inclinarse en una reverencia. Le siguió el Pokemon desde su nuca. Abandonaron la escena orgullosos.

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'Concurso Pokémon' :

Ópalo y Herensuge entraron dentro del recinto. Nunca habían estado en un concurso Pokémon,
ni siquiera se habían interesado antes por ello. Ellos eran Entrenadores Pokémon pero, sin embargo,
allí estaba. ¿La razón? Querían probar cosas nuevas. Nuevos desafíos, nuevas aventuras, nuevos retos. Y quizá ese fuese el momento. Total ¿qué perderían? Nada, en absoluto. Y si no conseguían ganar el concurso, al menos lograrían una nueva y enriquecedora experiencia.

El chico, con su usual cabello bicolor, portaba una peluca de color negro y pelo alborotado. También llevaba lo que parecía ser un traje de color negro, con unos pantalones y unos zapatos a juego, así como una máscara de color plateado que le cubría los ojos. En su mano, además, portaba lo que parecía ser una varita de mago. A su lado, se encontraba su eterno compañero y Pokémon inicial, Herensuge, que vestía un disfraz de Sableye, un Pokémon al que le encantaba las joyas, en especial, los diamantes. Y, precisamente, ése tipo de mineral era el protagonista del pequeño show que había planeado. No tenía intención de ganar, pero lo intentaría con todas sus ganas. Una vez que le tocó su turno, recibió un mando que le permitía controlar la iluminación del lugar, tal y como había pedido al rellenar el formulario de inscripción, puesto que lo necesitaba para su show.

Antes de entrar, el chico pudo observar la decoración. Todo coincidía con la temática de Halloween: velas, calabazas especialmente decoradas, telas de araña y mil enseres más, tan comunes de estas fiestas especialmente señaladas en cierta parte de la comunidad.

Bienvenidos todos, damas y caballeros. Me llamo Ópalo Musashi y éste es mi compañero, Herensuge,
un Chableye- ambos se presentaron, ladeando ligeramente su cabeza, mientras daba comienzo al show- Les preguntaré una cosa, ¿creen en la magia?- preguntó el muchacho, ocultando el mando controlador de la luz tras su guante, sin que el público se diera cuenta, pues le prestaban más atención al pequeño reptil vestido de Sableye- Les aseguro que la magia existe... ¡Tenebris!- con un movimiento de su varita, apuntó hacia los focos de iluminación, apagándolos por secciones mientras la varita recorría las zonas que se iban a ir oscureciendo hasta quedar únicamente la luz que iluminaban únicamente a Ópalo y a Herensuge.

Sin embargo, una vez que Ópalo realizó un giro de muñeca con la varita en su mano hacia el foco que apuntaba a ambos, todo se oscureció. La única luz era la que emitía tenuemente la cola del Pokémon de tipo Fuego. Entonces, Ópalo, sin que le pudieran ver, se dirigió hacia donde había venido, deshandando los pasos que había hecho y agarró lo que parecía ser un saco del cual comenzaron a salir varias gemas. Al vestir un traje negro, a él tampoco se le veía, por lo que los espectadores y el jurado tan sólo veían las gemas, relucir con fuerza gracias a la tenue luz de la llama de su Pokémon.

Herensuge, Giro Fuego- ordenó el muchacho, mientras que su Pokémon iluminaba ligeramente sobre ellos, siendo ligeramente visibles tan sólo los diamantes y la cola del Pokémon.

Los diamantes, falsos claramente, danzaban en el aire de aquí para allá, como si estuviesen siendo movidos por terribles movimientos de tipo fantasma o psiquico... O, peor aún, como si estuviesen embrujados. Le brillo de los diamantes falsos fueron aumentando, a medida que Ópalo iba sacando minerales de la bolsa y se los iba pasando a su Pokémon, siendo que ambos hacían malabares con ellos: Los hacían volar, los hacían chocar, los acercaban al Giro Fuego y luego volvían a caer en sus manos.

Finalizando ya su participación los dos lanzaron todos los diamantes, junto al saco donde aún había algún que otro diamante más que no pudieron recoger y, con una orden de Ópalo, darían por finalizado el concurso.

¡Pirotecnia, Herensuge!- desde la boca del reptil, una bola de fuego salió disparada hacia los diamantes, impactando en el más grande y provocando ligeras explosiones que rebotaron en todos los demás diamantes, causando que los falsos diamantes, al estallar, centelleasen, iluminando toda la sala y a los allí presentes. Una vez que volvió a oscurecerse, el muchacho dio de nuevo la luz, inclinando su cabeza hacia delante- Gracias por presenciar nuestro primer número. Merci beacoup- sonriendo, abandonaron la instancia, orgullosos de haber podido dar lo mejor de si en algo que jamás en la vida habían realizado antes.

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'Concurso Pokémon' :