Después de pasar varios días en Seaside y empaparse del espíritu playero, la joven por fin estaba lista para enfrentarse al gimnasio de la ciudad sin ningún temor. Al menos eso es lo un decía pues claramente su temor por el agua no estaba ni por lejos superado. Lo estuvo pensando por mucho tiempo, aún su última vista le dio los ánimos para aventurarse, no podía simplemente encogerse por el hecho de no saber nadar o un mal recuerdo ¿verdad? ¿Qué podía ser peor a escalar un monte en la mitad de una tormenta? El solo ver su brazo enyesado le provocaba escalofríos y una terrible sensación de culpa, prefería olvidar eso para seguir adelante y probarle a todos que se equivocaban cuando decían que no servía para ese trabajo. En En esta ocasión tuvo muchos problemas para elegir un buen equipo, siendo que no tenia ningún tipo agua en caso de que le obligarán a llevar uno, ni muy poderosos como Flygon, la mayoría o eran tipo fuego, o eran pequeños y adorables bebés que apenas resistían un bofetón antes de salir llorando. Suspiro de forma pesada, quizás no era tan buena como pensaba.  

Muy temprano por la mañana salió del Centro Pokémon segura de que encontraría el edificio acuoso en cosa de nada, solo pregunto a la enfermera del puerto por indicaciones, unas muy vagas sobre "buscar en las aguas" o algo asi, creía que con un poco de esfuerzo daría con el lugar. Esta vez su pequeña Vulpix le acompañaba a pequeños saltitos a diferencia del último desafío en que decidió esconderse. Temía porque su querida entrenadora, o madre como le veía, volviera a lastimarse por intentar llegar hasta el gimnasio, también quería ser valiente y superar esa personalidad tímida que le provocaba tantos problemas. ㅡ Tengo la confianza de que este será fácil, ¿no lo crees asi? ㅡ Le dedico una gran sonrisa a la pequeña, pasando por las blancas arenas de playa por varios minutos, después una hora... ¿Qué estaba pasando? No importaba cuanto buscará ni arenas cuantas sillas de salvavidas subiera, no había rastro del gimnasio. Trago saliva imaginando que estaría bajo el arenas, pero era ridículo, ningún otro líder tomaría literal su tipo elemental como el de Amethyst.... ¿cierto? ¿CIERTO?

Exaltada salió corriendo de la playa ahora hasta la costa aprovechando que sus piernas ya no dolían. De nuevo busco como si no hubiese un mañana, o eso es lo que contaría a sus nietos porque ni en pedo se metería al agua o se haría pipí del miedo. Eran zonas salvajes, más tenía la esperanza de que encontraría una pista, pero ya le quedaba claro que eso no sería tan fácil y lo mas seguro es que algo igual de horrible o quizás peor de lo que vivió en el anterior reto le esperaba en este. Nada, eso le llevo a preguntar como desquiciada por toda la ciudad sin obtener nada conciso, no hasta que piso el suelo de madera en el puerto, ya a unas pocas horas para el atardecer. ¿Qué clase de lugareños no sabían donde estaba su maldito gimnasio?

ㅡ Hohoho... Te ves cansada niña, ¿acaso perdiste algo? ㅡ Preguntó un anciano de mirada noble y barbas de nieve que pesca en uno de los más viejos lugares del puerto, donde la madera rechinaba y ya solo los más nostálgicos se sentaban a pescar.

Airi balbuceo, recuperó el aliento y cruzó miradas con su Pokémon antes de acercarse por esa vieja estructura. ㅡ ¡No! D-digo si... ¿sabe dónde queda el gimnasio? ㅡ

El anciano se mantuvo callado por unos segundos, tomando una caña de pescar en sus últimas que pronto extendió a la chica. ㅡ Oh no mí pequeña, pero no hay nada que una buena tarde de pesca ayude. Aclara las ideas. ㅡ Y con ello le dio una sonrisa bonachona, como si eso fuese a resolver todos sus problemas.

ㅡ ¿Qué...? N-no puedo creer que haré esto... ㅡ Murmuró, incapaz de decirle que no al ancianito mientras tomaba la caña con su mano sana y las piernas temblorosas. Pronto tomó asiento un poco alejada de el, rezando porque la madera no se rompiera y le dejará caer al mar que yacía bajo ellos. Apenas podía mirarlo sin desear huir, los recuerdos de casi ahogarse le atormentaban, más no podía dejar que nadie supiera de su miedos. Vulpix se sentó a su lado, justo cuando bajo el anzuelo en forma de caterpie al agua, de cierta forma ya se había rendido y solo quería disfrutar del momento tan pacífico que brindaba la brisa marina. Algo molesta por como término aquello estuvo a punto de volver a preguntar al anciano, pero fue interrumpida por el y su canción, una que jamás había escuchado pero le daba cierta melancolía:

A pesar de todo el simplemente dejarse llevar por una canción valía la pena. Cerró sus ojos durante todo el tiempo que el anciano le canto la primera vez, dejando escapar una sonrisa sincera pues le recordaba a su vida en la nevada Puntaneva, cuando su única preocupación era por entonar las notas y aprender canción tras canción al piano. Debía ser sincera, el estar tan cerca del agua no le permitía relajarse por completo, aun cuando intento imaginar que estaba en un desierto desde hace días y que moría de sed; ni por más que el anciano siguiera tarareando la mano con la que sostenía la caña dejaría de temblar.

Volvieron a pasar los minutos, convirtiéndose en más horas al punto en que el sol ya estaba cerca de colorear el cielo en el ocaso. El atardecer se acercaba, y en ningún momento sintió que la cuerda era jalada, ni la de ella o la del ajeno. Obviamente lanzaba quejidos de vez en cuando, incluso intento sentarse de muchas formas y permanecer de cuclillas en el borde del puerto, más nada. ㅡ ¿En serio disfruta sentarse sin obtener na- ¡E-espere! ㅡ Se sobresalto y levantó del golpe cuando la voltear el viejo ya estaba a unos cuantos metros de ella, caminando como si nada. ㅡ S-su caña, señor. ㅡ Tosió un poco después al ser su voz demasiado chillona.


Y dedicándole una sonrisa mucho mayor bajo su bigote y barba se retiró a una velocidad increíblemente lenta. Airi parpadeo atónita, mirando ese obsequio... ¿no se intentaba deshacer sólo de la basura? Infló ambas mejillas mientras volvía a tomar asiento para lanzar el anzuelo una vez más, cansada de lo difícil que era todo.

La brisa seguía haciendo que sus cabellos danzaran a su gusto, el olor a sal ya no le resultaba insoportable, por mucho que odiara el mar no podía negar que era una vista hermosa cuando el sol bajaba poco a poco. Miro fijamente su brazo derrotada, comenzando a tararear la misma canción que después de escuchar por literalmente una hora seguida se grabaría en su cabeza al menos una semana. Bueno, ya que nadie podía reírse de ella tomó una gran bocanada de aire para comenzar a cantar con una dulce voz, o quería creer que la suya propia era linda y más que ahuyentar, atraria a los Pokémon. ㅡ ♫ ♪ She sing me the song of the sea, paceful and quite.... In search of my love. ♫ ♪ ㅡ Obsequio pequeñas caricias sobre la cabeza de su Vulpix ante de que un ligero canto llegará hasta sus oídos. Eso le hizo callar de golpe pues venía desde el fondo del mar, pronto la caña comenzó a moverse, presa del pánico soltó el objeto y dejo que el agua se lo tragara a expensas de que su Pokémon quisiera conocer a la criatura que cayó.

ㅡ Moh... esperamos todo el día por ello. ㅡ Se reprochó a sí misma, antes de que una figura celestial emergiera frente a ella. Más que asombrarse el rostro de la chica mostró un infinito miedo por lo que se avecinaba, temblando por completo mientras retrocedía varios metros sin siquiera pararse. ㅡ ¿¡Q-qué d-demo-onios!? KYAAAAA. ㅡ Abrazó con fuerza a la pequeña Vulpix quien permanecía calmada y curiosa por el Milotic que les observaba desde las olas, pero para los ojos de Airi era diferente.

¿Cómo? ¿Cuando? ¿Dónde? La repentina aparición de Milotic dejo boquiabierta tanto a la pelirroja como a su Pokémon, en especial porque era imposible el atrapar una presa tan grande con una caña tan vieja y gastada que de seguro sólo servía para pescar Magikarp; es decir ¡sólo miren su tamaño! La mitad de su cuerpo no estaba fuera del agua y ya sabia que era enorme. Tragó un taco de saliva aún con todo su cuerpo tembloroso, pero aquella no hizo ningún movimiento brusco ni tampoco intento acercarse hasta que la chica hubo de ponerse de pie. Era como si estuviera esperando algo o tuviera interés por un par de forasteras, cosa que solo hacia ponerla de nervios mucho más rápido. "Okey, esta es tu oportunidad Airi, no la arruines por el amor a Arceus ", pensó con la mirada fija en la ¿cosa marina? Recordaba haver visto su imagen antes, era muy popular, pero su irremediable miedo le hizo olvidarlo todos esos años.

ㅡ ¿Q-qué estas mirando? ㅡ Se atrevió a decir intentando no sonar tan grosera, a lo que como respuesta sólo obtuvo otro vuelco en el corazón. Milotic de inmediato volvió a sumergirse sólo para tomar impulso y saltar a la superficie, cayendo sobre el puerto de madera viejo y provocando que se tambaleara un poco por no medir la fuerza que tuvo al caer. La chica cayó de nueva cuenta asustada, lanzando un chillido de auxilio sin entender que demonios pasaba. Lo que nunca se imagino es que los rumores de que el líder de gimnasio era amigo de todos los Pokémon tipo agua fuesen ciertos, aquella Milotic había escuchado la pregunta de la pelirroja cuando se acerco al anciano, tras notar la paciencia que tenia y escuchar como repetía la canción del mar con tanto cariño no pudo más que intentar ayudarla. Tenia un corazón demasiado noble, eso es lo que el viejo pescador le decía cada mañana cuando iba a visitarla.

Pero seguía algo asustada, por fortuna entendió que el ser acuático no estaba allí para lastimarla y cuando Vulpix se acercó lo suficiente para tocarla con una de sus patitas. Milotic en respuesta inclino su cuerpo para tocar con su nariz a la criatura de fuego. ㅡ ¿Ella quiere que...? ㅡ Murmuró señalandole, pues tenía el presentimiento de que quería que la acariciara. Sintió un ligero escalofrío recorrerle. No le gustaba para nada la idea, más tuvo la idea de obsequiarle un poffin que traía en su mochilas. Con mucho cuidado se lo acercó, siendo recibido con gratitud. Esto era mucho más difícil de lo que esperaba.

Airi observó como Milotic comía esa pequeña galleta esponjosa con un terrible nudo en la garganta, si quitaba el hecho de que era un tipo agua realmente no era horrible. Sus escamas eran brillantes ante la luz del sol en picada, sus colores eran mucho más vibrantes que cualquier Pokémon que haya visto, incluso su chillido semejaba a los cantos de sirenas, suave y melodioso. Se tomó el tiempo de acostumbrarse a su presencia, visualizando que esta no había llegado del océano, algo difícil, más no podía dejar que su miedo le controlará, así como sentirse menos que Vulpix, un puro tipo fuego, siendo tan amigable con alguien que podía dejarla inconsciente con un chorro de agua.

ㅡ ¿No es suficiente? ¿Q-qué tal otro? ㅡ Musitó con una sonrisa nerviosa mientras buscaba en su mochila, en definitiva, aquel tipo agua no estaba conforme con ella. Ni siquiera sabía por que intentaba acercarse, pero tenía una corazonada de que ya no podía rendirse. Volvió a dar un pequeño salto cuando la Milotic se acercó de forma pausada, cual serpiente, hasta la de cabellos rojos, manteniendo sus ojos sobre los ajenos y buscando una muestra de afecto. ㅡ Urim ayudameeeee... ㅡ Chillo lo más bajo que pudo al tiempo que sentía como su guía se le arrimaba como si fuese un cachorro. Con su mano ya como una maraca de tanto que se movía, dio una ligera caricia sobre la cabeza de esta sintiendo esa textura fría pero suave de los peces. Volvió a tragar saliva, ahora le era imposible hablar, y para su mala suerte Milotic seguía demandando caricias.

Tardó varios minutos en acostumbrarse, más por fin pudo brindarle amor a esa criatura sin casi orinarse encima del miedo. Seguía un tanto desconfiada, pero ya no temblaba como antes. ㅡ Viéndote de cerca eres bastante linda. ㅡ