Equipo:

Mi nombre es Yuki Kobayashi, nacida y crecida hasta este momento en la ciudad de Hau’oli, en la isla Melemele de la hermosa y lejana región Alola, aunque no tengo mucho más que contar sobre eso… Soy una chica simple con una mentalidad sencilla y un gran amor por los Pokémon… Aunque suelo ser bastante tímida… Y no soy buena confraternizando con otros seres humanos, siendo un ejemplo aquellas personas que me he encontrado durante mi camino… Niea, una amiga mía a la que no he visto de nuevo desde hace bastante tiempo, Satoshi, un entrenador extraño al que en verdad no quiero volver a ver si fuese posible… O mejor dicho, no lo quiero ver una vez más ni aunque me pagasen… Y Mizuki, la adorable chica que encontré en el pueblo Arcoíris…

Mi aventura por los alrededores de Ysiel ha comenzado ya hace unos cuantos meses, y he visto lugares hermosos como ninguno otro… Aunque no sabría compararlos con mi región natal, pues nunca terminé el aquel viaje llamado “Recorrido Insular”… Más que nada por mi timidez y mi torpeza durante los combates tanto como entrenadores y Pokémon salvajes… Bah, ¿A quién engaño? Fue porque apenas pisé la Isla Akala me sentí muy melancólica y decidí dejarlo todo para volver a casa a descansar… Lo cual he estado haciendo durante los últimos ocho años… Hasta que… Pues terminé siendo obligada a venir a Ysiel… Mi meta ahora mismo es regresar a casa y continuar mis días de pereza… Algo que, ahora que lo pienso y luego de aquella experiencia en Strattos… No es un buen objetivo que digamos… Sin embargo, aquella meta es lo que me ha impulsado a venir hasta aquí… Ciudad Viridis… Un lugar lleno de vegetación y Pokémon tanto de tipo Planta como de tipo Bicho… Un ambiente puro y natural como aquel en la Ruta 3 de Alola, escondido en una cueva…

Al entrar a Viridis hice lo que cualquier entrenador con medio cerebro haría, me metí directamente en el Centro Pokémon para dejar descansar a mis compañeros, los cuales deberían estar cansados después de un largo rato de viaje… Y no les podría agradecer más de lo que ya lo hago con este pequeño gesto… Después de todo, ellos me protegen, aún si no soy ni una buena entrenadora o una persona modelo… - Supongo que me iré a descansar yo también… – Dije mientras estiraba mi pequeño cuerpo, estaba agotada por el veloz viaje que realicé desde Pueblo Pixie hasta aquí, además de estar increíblemente hambrienta, por lo que, tomando una Pokéball extra de mi PC, solo por si las dudas, me puse en camino a buscar algún lugar donde comer.

No me tomó tiempo enterarme de algo bastante interesante, pues mientras comía, escuché a una persona hablar sobre un gimnasio muy… Especial, según decía… Eso me llamó la atención, un paso más para regresar a mi hogar nunca estaría mal… Y quizá podría aprender algo nuevo de camino… - Disculpa, muchacho… – Dije curiosa. - ¿Mencionaste un gimnasio? – A mis palabras el joven me respondió afirmativamente, pues tal parecía que el Gimnasio Viridis había vuelto a funcionar, además de explicarme más o menos hacia donde debería dirigirme para encontrarlo, por lo que, sin perder el tiempo y dándole las gracias al joven, me encaminé al Centro Pokémon a recuperar a mis compañeros… Quizá no fuese buena idea llevar tantos Pokémon de tipo Agua conmigo… pero no había de otra…

Me encaminé al gimnasio, preguntándome qué tipo de retos me esperarían… Pensando en Sorey, el último líder al que había enfrentado, me paso un escalofrío por la espalda… Él había dicho que seguro los demás líderes no serían tan amables como él en su batalla final… Así que, miré hacia mi cinturón, donde descansaban aquellos que me acompañaban en mi viaje… Primero mi fiel Hoothoot, quien después de atacarme en la Ruta 12 mostrando un nivel de violencia inusual para mí en un Pokémon, finalmente fue capturado y, de algún modo u otro, se volvió un inseparable miembro de mi equipo, seguido de Vaporeon, una Pokémon de un color rosa inusual, a quien había encontrado en la costa de Ysiel, junto al que le seguía, aquel perturbador Pokémon llamado Quagsire… En verdad me daba escalofríos su forma de solo pararse ahí… Mirando… Como leyendo tu alma… Pero dejándolo de lado, también venía a mi lado mi Manectric, uno de los pocos Pokémon que capturé en la Ruta 12, quien con su velocidad había logrado evolucionar en poco tiempo, así como también uno de los más fieles y mejores amigos que he hecho en todo mi recorrido… Mi Raichu, atrapado también en la Ruta 12 y alguien que no se separaba de mí desde que fue un Pichu… No sé qué habría hecho sin su personalidad tan madura y su valor… Por último… Mi compañera más antigua… Aquella a la que abandoné alguna vez, pero que a pesar de aquello continuó amándome y teniendo la disposición de apoyarme, aun cuando yo soy solamente una cobarde… Mi Primarina… Amorosa y dulce, pero valiente y osada cuando la situación lo amerita…

Con mis compañeros en mi cinturón, mi determinación al máximo, y mis ganas de regresar a casa junto a mí no había nada que me pudiese detener… Caminé por los caminos de cemento indicados hasta aquel sendero de tierra húmeda en el que se alzaba un cartel que rezaba “Para aquellos que buscan encontrar al Guardián del bosque solo hay un consejo:  Sed uno con el bosque.”… Habíamos llegado… - Es la hora de la verdad… No debemos fallar… – Me dije a mi misma, mientras acariciaba las pequeñas esferas de mi cinturón, las seis que me acompañarían a través de este recorrido… Dejando salir un suspiro, ingresé a aquel frondoso e inescrutable bosque que se hallaba delante de mí… tan frondoso que parecía que la oscuridad se cernía sobre él… Pero no temía a nada en ese momento… Mi única meta… Era llegar a lo más profundo… Y enfrentar el reto que me esperaba…

Una vez visto el letrero y dejando atrás la ciudad, estiré mi cuerpo y decidí entrar al bosque, armada con mi confiable consola portátil y una librería de cinco juegos distintos, algunos alimentos que deberían de durarme el resto de mi travesía, eso si no me los terminaba comiendo por aburrimiento, una manta que tomé prestada del Centro Pokémon, como muestra de apoyo en mis viajes por parte de la enfermera, algo de agua y mis compañeros. No sabía cuanto tiempo transcurriría hasta que encontrase algo, pero en algún momento podría ocurrir algo inesperado, como por ejemplo que un Pokémon salvaje saltase frente a mí y me diese un susto, o caerme a un agujero creado como trampa de algún tipo de Pokémon salvaje, o incluso encontrarme con un lugar perfecto apra acampar… Eso si era necesario acampar… El lio es que sin un mapa que me guiase sería excesivamente difícil encontrar mi camino hacia la salida del bosque…

Pasó un rato mientras caminaba sin rumbo en aquel frondoso y oscuro mar de arboles y plantas, por el camino pude divisar ciertos tipos de flores bastante coloridas, me recordaban a aquellas que ví en posesión de los Floette y Flabébé que habitaban en el Arbol del Origen, razón por la que me empecé a sentir un poco intranquila, pero era imposible que esos pequeños me hubiesen seguido desde tan lejos solo para vengarse porque mis Pokémon vencieron a uno de los suyos… ¿Cierto…? No estaban por ningún lugar cercano a mi ni se estaban escondiendo tras algún árbol esperando emboscarme, ¿Verdad…? Intranquila como estaba empecé a acelerar el paso, tratando de tranquilizarme mientras suspiraba… No, bueno, más que suspirar me estaba hiperventilando… Tenía que encontrar el gimnasio lo más pronto posible... Y de pronto, se me ocurrió una fabulosa idea, tomé una de las Pokéball que se hallaba en mi cinturón y la arrojé, liberando a mi compañero Hoothoot. - Ok, Hoothoot, elevate y trata de ver donde está el gimnasio. – Dije, mirando como este asendía por encima de las copas de los arboles…

Apoyada sobre un árbol, esperando que mi compañero regresase tomé mi consola y empecé a jugar, Raichu se encontraba sobre mi regazo, como siempre, con el cargador de mi juego pegado a las bolsas de sus mejillas, no sabía porque, pero siempre que se recostaba en mis piernas y conectaba el enchufe, se veía relajado… Como si todas las preocupaciones del mundo se le escapasen… Igual que yo cuando me pongo a jugar… Sin embargo, aún cuando me encontraba concentrada en aquello, no podía dejar de echar un pequeño vistazo hacia arriba, esperando que mi compañero volador regresase de su viaje… ¿Dónde estaba? Ya se había demorado muchísimo… Estaba muy preocupada y no había forma en la que me pudiese comunicar con él… Solo me quedaba seguirlo esperando con aquel juego de pelea… Tenía que pensar en esta situación como si fuese una más de mis exploraciones, buscando nuevos compañeros por las diferentes rutas de Ysiel, mientras que intentaba divertirme tanto como fuese posible… Aunque no pude evitar el paso del tiempo, pues el estómago empezó a rugirme… Pero aún no era hora de la comida, debía esperar un rato más... De seguro mi compañero regresaría a la hora de comer… Cuando pusiese unas pocas bayas en su plato, o cuando se aburriese de buscar lo que le envié a buscar… Solo me quedaba esperar… Y esperar… Y seguir esperando a que mi confiable amigo regresase… Pero era como si no fuese a hacerlo…

No podía seguir esperando, si continuaba haciendo nada sentada por ahí, seguramente me tomaría muchísimo más tiempo encontrar el gimnasio, el cual se encontraba en lo más profundo de aquel bosque oscuro, tan hermoso como también espeluznante por aquella cantidad de oscuridad que le cubría, no quería que llegase la noche, pues si aquello ocurría, seguramente terminaría perdiéndome, no traía ningún Pokémon Tipo fuego para que me pudiese brindar un poco de aquel calor, necesario obviamente para poder calentarme bajo el frio manto del cielo nocturno… Aunque eso me atraía un poco, pues es la primera vez que iba a dormir en la intemperie… jamás había estado fuera de un Centro Pokémon durante mis viajes, por lo que sería un poco interesante ver cómo es que me podría arreglar para pasar la noche.

Luego de un rato más de espera, me aburrí de mi videojuego y empecé a quedarme dormida, razón por la que tenía que empezar a moverme nuevamente si es que no quería que el tiempo se me escurriese entre los dedos, es por eso que sacudí un poco a Raichu, quien despertó un momento después y me miró, sus ojos azules como el mar me llenaron de ternura, pero no podía quedarme viéndolos por siempre… Tomé mis cosas y, estirándome tanto como pude para desperezarme, empecé a caminar… Finalmente Hoothoot nunca volvió… ¿Qué habría pasado con él…? - Ojalá y no se haya perdido… – Dije mientras caminaba, intentando mirar hacia el cielo, el cual era cubierto por una gran capa de las hojas que aquellos árboles juntaban al estar tan juntos… Seguramente si empezaba a llover estaría bastante bien protegida por aquellas hojas… Aunque los rayos serían atraídos bastante fácil hacia estos árboles que llegan a cubrir el cielo… Y con que un solo rayo golpee un árbol sería suficiente como para que todo se arruine… - Arceus todopoderoso… Te ruego por favor que no hagas llover… No ahora ni mañana… Sino hasta que haya salido de toda esta vegetación… – Me encontraba rogando mientras caminaba, con todos mis Pokémon en mi cinturón… Bueno… Casi todos…

Hoothoot seguía perdido, por lo que empecé a gritar su nombre… Sin respuesta… Por un momento empecé a pensar que seguramente había regresado al lugar donde le dejé ir… Pero no hacía mucho tiempo que había salido de ahí, no me encontraba muy lejos de mi anterior posición, por lo que me dieron ganas de girarme, quería ver si es que Hoothoot había regresado… Pero habría perdido todo mi avance hasta el momento… No podía dar vuelta atrás… Además, si es que me hubiese escuchado, llegaría en un segundo hasta aquí… - ¡Hoothoot! ¿Oye! ¡Ven aquí! ¿Dónde te escondiste? – Grité, sabiendo que habían altas posibilidades de que mi compañero no me estuviese escuchando… Ya me encontraba muchísimo más preocupada por él de lo que alguna vez estuve… Quería llorar… Pero no podía… debía ser fuerte, no una llorona cobarde como siempre… tenía que darlo todo y no mostrar debilidad… Sorey no estaría feliz si supiese que aún sigo siendo una niña tonta que casi no ha madurado en lo absoluto… Suspiré una vez más, intentando calmar mi voz. - ?¡Hoothoot! ¡Tengo las bayas que tanto te gustan! ¡Yum yum! – Dije intentando tentar a mi compañero con comida… ¿Y qué tal si le gustó tanto este bosque que no quiere regresar conmigo…? ¿Qué tal si ya se instaló en un árbol nuevo y me había olvidado por completo? No… no quería eso… Si mi compañero me abandonaba así nada más y me reemplazaba con un árbol cualquiera… ¿Entonces por qué me siguió durante tanto tiempo…? ¿Por qué parecía quererme durante los combates que tuvimos…? ¿En que estaba pensando el búho a la hora de ser enviado en esa misión tan peligrosa…? ¿En que estaba pensando YO al enviarlo tan idiotamente en una misión imposible? Me sentía fatal… Ya las lágrimas no se hacían esperar… Estaba a punto de abrir el grifo…

Tenía que ser fuerte, no podía solo dejarme llevar por las emociones y llorar como niña en ese lugar… pero iba a ser difícil… Unas pocas lágrimas se me escapaban de los ojos mientras caminaba, sentía el tiempo pasar… No sabía cuánto tiempo ya había caminado por aquel bosque, pero no podría detenerme… No porque me importase mucho encontrarme con el gimnasio, no, es más, me interesaba más encontrar a mi compañero… Si lograba encontrarlo, sería cuestión de retirarse… Caminar en la dirección opuesta hacia donde había ido y regresar a la parte más moderna de la ciudad… El problema es que me sería muy difícil buscar a mi compañero en aquel bosque tan frondoso… Y ya habían pasado cerca de cuatro horas desde que entré y envié a mi compañero a su posible perdición… Suspiré, intentando calmarme… No podía tranquilizarme… Mis ojos se llenaban de agua… Y deseaba ver nuevamente a mi compañero de viaje…

Cansada, me senté al pie de un árbol mientras jadeaba… Estaba exhausta luego de caminar tanto… Descansaría ahí por un rato… Después de todo, era hora de la comida… Decidida a atraer a Hoothoot con mi último plan, liberé a mis compañeros, quería empezar a preparar la comida, por lo que empecé a recoger algunas hojas caídas de los árboles, así como también a tomar algunas pequeñas ramitas tiradas. - Ok, Quagsire, hay que utilizar Excavar, ¿Ok? Solo un poquito, has un pequeño agujero. – Dije, Quagsire se me quedó mirando… Fijamente… Con esa mirada tan desconcertante… Me dio escalofríos… Pero finalmente el Pokémon utilizó sus grandes brazos para hacer un pequeño agujero en el que pude poner primero las ramas y luego las hojas, para luego mirar a Manectric, el cual se acercó lentamente. - Tranquilo, utiliza Lanzallamas, pero con cuidado, no queremos un incendio aquí. – Le dije a mi compañero, el cual asintió y disparó un Lanzallamas bastante débil contra lo que había improvisado una pequeña fogata, tomé unas cuantas baya t las puse en hojas un poco más grandes en el suelo, frente a cada uno de sus compañeros, para Primarina algunas bayas dulces, no quería que su voz fuese lastimada, pues era tanto su mejor atributo como también su mejor arma al combatir, Vaporeon bayas Pecha, rosa como ella, me encantaba el color de mi pequeña amiga… Manectric obtuvo algunas bayas picantes, él era un muchacho fuerte, podía soportarlo… Aunque luego de un mordisco no parecía que le gustase mucho el picante, me arrepentí e iba a tomar las bayas de regreso, pero Manectric las engulló tan rápido como pudo… Yo le miré algo confundida, pero finalmente le acaricié la cabeza… Raichu achicharró con sus rayos unas cuantas bayas Meloc, ¿Por qué? Quien sabe… Y en cuanto a Quagsire… Pues… Quagsire… No sabía qué hacer con respecto a él, su cara es tan inexpresiva que no puedo más que adivinar qué es lo que está pensando…

Todos mis compañeros comieron algunas de las bayas que había recolectado durante una pequeña travesía de exploración en la ciudad… Sin embargo, faltaba uno… Hoothoot… Sus bayas estaban sobre una hoja también, pero él… Hoothoot no se encontraba conmigo… Estaba tan preocupada que incluso olvidé comer mi parte… No tenía hambre… No quería hacer nada más que ver a mi compañero… Pero no lo vería por muy buen rato… O quizá… Nunca… Suspiré mientras miraba hacia la copa de los árboles… Esperaba que el pequeño búho apareciese de la nada y se posase en mi cabeza… Quería verle… Y sentir su calor…

El miembro 'Yuki Kobayashi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Moneda' :

Miré mi reloj, estaba preocupada por mi compañero… Ya habían pasado más de seis horas desde que Hoothoot había desaparecido… Suspiré, mirando hacia el cielo, finalmente me había rendido y había empezado a comer, guardando la comida de mi compañero en mi mochila nuevamente… Suspiré, para luego levantarme y continuar con mi camino, llamando de regreso a todos mis compañeros… Aún no lo sabía, pero algo malo estaba a punto de pasar… Todo ocurrió luego de dos minutos caminando, un árbol cayó delante mío, casi terminaba convirtiéndome en panqueque de Yuki… Di unos cuantos pasos hacia atrás y me resbalé, cayéndome de espaldas en contra el suelo… Y en eso sentí algo en mi trasero… Algo blando… Algo que desafortunadamente no había pisado, sino que me había sentado en ello… Esperando que fuese lodo, solo desabroché mi falda y me la quité, liberando a Vaporeon. - Ayúdame… Por favor… Límpiala… – Dije mientras dejaba la falda en el suelo y cerraba los ojos, luego escuché el golpe de Pistola de Agua en contra de la tela… No podría utilizar esa falda hasta que fuese a lavarla a alguna fuente de agua limpia…

Comencé a caminar nuevamente, luego de acariciar la cabeza de Vaporeon y dejarla nuevamente en su Pokéball, no iba a conseguir nada si es que me quedaba ahí, además que, aquel árbol que había caído frente a mí, había bloqueado la línea recta por la que había ido caminando desde que entré al bosque… Tenía que rodearlo o trepar y pasar alrededor de este, lastimosamente, si realizaba lo primero, seguramente iba a terminar perdida, mientras que era casi imposible que lograse la segunda, a menos utilizase la fuerza de… Quagsire… Pero como ya se debe saber, aquel Pokémon me da un poco de nervios… No sé…Su rostro inexpresivo y sus ojos negros y profundos me asustaban un poco… Por lo que no me quedaba otra opción que rodear aquel gigantesco árbol que me cortaba el camino… - Ok… He de continuar… No me puedo quedar aquí… – Dije, suspirando, empecé a caminar hacia la derecha, pensando que quizá podría encontrar la base del árbol caído más rápido que la copa de este, no sería de ninguna forma fácil, pero o era eso, o retirarme de aquí, olvidándome de Hoothoot y de ganar la medalla.

Era obvio que no me podía ir, mi compañero volador continuaba rondando por ahí y no quería que algo malo le pasase, o dejarlo solo y abandonado en este lugar, tenía que encontrarlo, por lo que, luego de llegar a las raíces del árbol tumbado, empecé a gritar su nombre. - ¡Hoothoot! – Dije con fuerza, mirando a mi alrededor, me había olvidado de marcar mi camino de regreso a la civilización, pero en ese momento me preocupaba más Hoothoot, a quien no había visto en ya más de siete horas… El cielo estaba oscureciendo… Y tendría que dormir muy pronto, pues aquel lugar ya era bastante oscuro durante el día, y según puedo creer, durante la noche, seguramente iba a ser mucho, mucho peor… Lo único que me mantenía un poco animada era que los Hoothoot usualmente son criaturas nocturnas, y por eso es que seguramente se había quedado dormido durante su recorrido… Me daba esperanzas… Si ese era el caso, entonces había mucha más probabilidad de encontrármelo durante la noche que en el día… Sonreí un poco, algo más animada a cada segundo, pero no podía dejar de sentir algo de miedo… La Ruta 12 me había dejado traumatizada después de aquella estupidez que realicé al salirme de noche y sin preparación de ciudad Strattos cuando llegué a esta región… Pero tenía que soportar, la medalla en aquel estuche que llevaba conmigo demostraba que podía lograr cosas increíbles si me mantenía fuerte… No podía dejar en ridículo el gimnasio de aquel muchacho dándome por vencida en este pequeño reto…

El cielo ennegreció tan rápido que casi no tuve tiempo ni de armar una tienda de campaña… Aunque de haberla tenido, de todas formas seguramente no hubiese podido armarla, pues en mi vida he puesto un pie en un bosque tan espeso, además que las rutas de que en casi todas partes en mi región hay un Centro Pokémon a la vuelta de la esquina y no toma mucho tiempo rodear los lugares para llegar tanto a aquellos lugares de reposo como a la siguiente ciudad… Desearía haber explorado un poco más mi región, según me contaban los entrenadores que ya habían pasado el Recorrido Insular, me contaron que la Jungla Umbría de Akala era bastante espesa… Quizá si no me hubiese regresado a casa una vez puse un pie en aquella isla hubiese tenido algo más de experiencia… Por lo que, lo único que me quedó era repetir el procedimiento de hace un rato a la hora del almuerzo, hice que Quagsire excavase un hoyo, mientras que yo fui junto a Raichu a buscar madera, pues no quería quedarme sola en aquella oscuridad… Aunque me llevé una sorpresa cuando me di cuenta de que Raichu no podía utilizar Destello para iluminar el camino…

Teniendo en cuenta que no podría regresar si no conocía el camino, me decidí ordenarle a Quagsire que utilizase demolición sobre una rama un tanto gruesa de un árbol, para luego hacerlo volver a su Pokéball, sabía que muy posiblemente también podía utilizar Destello, pero a decir verdad, me sentía mucho mejor sin tenerlo cerca... Pero en fin, luego de obtener aquel pesado objeto con el que planeaba ver por donde pisaba, ordené a Manectric que utilizase Lanzallamas en esta, encendiendo uno de los extremos, luego ordené a Raichu que sujetase con su poder psíquico aquel gran palo para inmediatamente llamar de regreso a mis otros compañeros, no podía dejarlos solos y a oscuras, así como tampoco quería dañar más a los árboles más saludables que me rodeaban, por lo que, poniendo una pequeña marca en el suelo, tomé la antorcha improvisada y comencé a andar, mientras que Raichu me seguía el paso, marcando con su cola el camino de regreso a nuestro improvisado campamento, el cual por ahora solo contaba con un agujero…

Fue una hora más de caminata y, como había imaginado al tomar la precaución de tomar aquella rama, se había vuelto completamente oscuro… Y lo peor del caso es que, a diferencia de la mañana en la que no podía escucharse ni el más mínimo ruido aparte de mis pasos y ciertos gruñidos de Pokémon que habitaban el área, en la noche, pues…  De alguna manera, además de que el silencio era excesivamente enervante, pues hasta mis propios pasos sonaban más fuertes, no había ningún sonido más… Pero en vez de dejarme tranquila, me hacía sentir mucho más nerviosa… Podía sentir como un grupo de ojos me estaba siguiendo… O por lo menos eso creía… Me estaba empezando a dar una horrible paranoia… Pero finalmente llegué a mi destino: El árbol caído… El cual al verlo pude notar que estaba ahora partido en dos… Tragué saliva… Yo pensaba que no había nadie más que yo en este bosque, y pues al parecer estaba completamente equivocada… Quizá fue otro entrenador el que lo rompió… O solo fue alguno de los Pokémon que habitan este lugar… SI, seguro fue un Bulbasaur tratando de encontrar su camino a casa… o quizá un Scyther… ¿Hay Scyther por aquí? No lo sabía… Pero si los había sería mejor salir de su camino… Pero… ¿Y qué tal si en vez de un Scyther fue un Bewear…? Había leído muchísimo sobre aquellos Pokémon en mis libros de la escuela… ¿Cabría la posibilidad de que aquel poderoso y destructivo Pokémon habitase en los alrededores de este denso bosque? Bueno, no había muchos árboles partidos a la mitad como si se les hubiese apretujado con fuerza… Pero lo que yacía frente a mí me daba muchos nervios… Decidí apresurarme y liberar a Quagsire para que utilizase demolición sobre el árbol… Como siempre demoró su buena cantidad de tiempo hasta que finalmente me obedeció, para luego ayudarme a llevar una buena cantidad de leña de regreso al campamento… Raichu había hecho un buen trabajo marcando algunos surcos con su cola de regreso a nuestro pequeño agujero donde pronto habría una fogata…

Una larga y pesada noche nos aguardaba tanto a mí como a mis compañeros… Aunque más que nada a mí, pues yo no tenía ninguna esfera para meterme a descansar… Tendría que vérmelas de alguna forma… No podía treparme a los árboles por el riesgo de encontrarme con alguna criatura nocturna, por lo que solo me limité a apoyarme contra un árbol alrededor del pequeño agujero con la fogata formada tanto por la rama gruesa que había utilizado como antorcha y los pequeños trozos de leña que trajimos de aquel árbol caído que, en vez de hacerme puré, hizo que terminase sentándome sobre el “puré” de algún Pokémon desconocido… En fin… Había sido un largo día y tenía que descansar… La fogata chasqueaba gracias a la madera quemándose, El bailar del fuego era hipnótico y el hambre empezaba a afectarme… Lo había olvidado… Había puesto a mis compañeros dentro de sus Pokéball sin cenar… Sin embargo, quizá fuese la mejor opción, pues sin saber cuánto tiempo nos quedaríamos en este denso y oscuro bosque, así como no sabíamos que podría a ser lo siguiente que pasaría en nuestro viaje, si no racionábamos bien la comida, podríamos quedarnos sin ningún alimento durante los próximos días…

La noche avanzaba sin parar, hacía mucho que no me quedaba despierta durante la noche en esta región… La última vez fue cuando llegué a esta región y me metí directamente a la Ruta 12… Ese día no había dormido nada… Y luego llegué al puerto de Ysiel… Fui a la playa… Me encontré con gente interesante… ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que me obligaron a salir de casa para vivir una “aventura” por mí misma? Digo, me había obligado a hacerlo… Pero ahora que lo consideraba, no había sido una mala experiencia… Claro, sin contar aquellas que si fueron malas experiencias… Pero por el momento supongo me quedaba disfrutar de este mal momento… Solo me consolaba que no hubiese empezado a llover, pues si aquello ocurría justo en este momento, estaría completamente arruinada… no tenía ropa limpia, no llevaba conmigo un Pokémon de tipo fuego que me calentase, ni ningún método de conseguir refugio, pues no quería romper la corteza de los árboles, además que sería bastante peligroso ponerme a explorar por una cueva o una madriguera, lugares que muy seguramente estarían infestados de Pokémon salvajes que podrían tanto como no querer proteger sus tierras, por lo que terminarían atacándome en grupo y… Pues digamos que no saldría muy bien parada de aquello…

Mientras mis compañeros descansaban yo miraba hacia el cielo mientras arrojaba trozos de leña al fuego, el cual amenazaba con apagarse en cualquier momento, dejándome completamente desprotegida, pues si llegaba a apagarse, no solo podría morir de frio, sino que la oscuridad podría volverme completamente loca… El bosque era oscuro y parecía como si estuviese dentro de una cueva… Una oscura, peligrosa, infestada de Pokémon salvajes, y más que nada, inflamable, cueva… Aunque esa última parte no me preocupaba mucho… Sin contar a Quagsire, tenía dos compañeros Pokémon de Tipo Agua que podrían ayudarme a apagar un incendio si es que terminaba ocurriendo… Lo cual no significaba que no debía ser cuidadosa… Suspiré pensando en todas esas malas cosas que podrían pasar, además de preguntarme porque es que Hoothoot aún no había vuelto a mi… ¿Acaso el pequeño resplandor del fuego no era suficiente para indicar mi posición? ¿Lo había encontrado aquel ser que partió el árbol enorme en dos? No tenía idea… Pero tenía la sensación de que mi compañero estaría bien… Era un pequeño bastante rudo, después de todo… Si alguien podía sobrevivir en los alrededores de un bosque, era él, su ventaja sobre mí y mis demás amigos era que podía volar y explorar el bosque desde lo alto… Pero luego lo pensé nuevamente y, dándome cuenta de que si yo no podía ver el cielo, seguramente Hoothoot no podría ni siquiera ver el suelo, entonces no me sorprendía que estuviese perdido… Continuaría buscándolo por la mañana… Debía descansar… Mis parpados se habían vuelto muy pesados en poco tiempo… ¿Pero era buena idea quedarme dormía? ¿Qué tal si Hoothoot pasaba por ahí y terminaba perdiéndolo de vista? ¿Y un potencial incendio? Teniendo eso en cuenta, tomé la Pokéball de Raichu y lo liberé, el pequeño estaba medio dormido también… - Necesito algo de energía… – Le dije a mi compañero, el cual me miró curioso y cansado. - Electrocútame… – Mi compañero me miró curioso e incrédulo sobre lo que acababa de ordenarle. - Hazlo, no me puedo quedar dormida ahora… Por favor… – Dije nuevamente, Raichu solo levantó los hombros y me lanzó una potente descarga… Y me desperté… Agradeciéndole a mi compañero, lo devolví a su Pokéball y continué mi vigilancia…

El miembro 'Yuki Kobayashi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Moneda' :

Me había aburrido… A ese ritmo me iba a terminar quedando dormida de todas formas… Por lo que, mientras miraba al fuego danzar frente a mis ojos, empecé a tararear una melodía que la gente de Hau’oli suele tocar todos los días desde que sale el sol hasta que la noche llega, momento en el cual la tonada cambia a una mucho más tranquila y dulce… Lastimosamente… No pasó mucho tiempo hasta que ocurrió lo que más temía Una gota de agua cayó sobre mi cabeza… Miré hacia arriba y una más cayó sobre cada uno de los cristales de mis gafas… Estaba comenzando… En plena noche… Una pequeña garúa… La cual se empezó a convertir en llovizna… Luego en lluvia… Y finalmente se convirtió en un diluvio… No tuve opciones… Era o subirme a un árbol, arriesgándome a que me pegue un rayo, o quedarme en el lodo y morir congelada... De cualquier manera terminaría increíblemente mojada y con mucho frio… ¿Era este mi castigo por ser una chica floja y perezosa? ¿Cuánto tiempo iba a durar la lluvia? Ni idea de las respuestas… Pero lo que hice fue lo que más sensato me pareció en ese momento: Me subí a un árbol… El cual finalmente fue alcanzado por un rayo y se prendió en fuego, por lo que finalmente decidí volver al suelo y empezar a caminar… Esta vez completamente a oscuras… ¿Hacia dónde me dirigía? Ni idea… La oscuridad era intensa y el agua cayendo sobre mi cuerpo, ahora frio y húmedo por cada uno de sus rincones, al igual que aquel día en Strattos en el cual gané mi primera medalla, me incomodaban bastante… Empezaba a contemplar la idea de quedarme en ropa interior, pues la camisa y la falda se estaban pegando demasiado a mi pie y me resultaba una molestia a la hora de caminar… Lastimosamente a diferencia de la otra vez, no había un enorme edificio que me protegiese del diluvio, o una dulce trabajadora de oficina que me prestase su uniforme de reserva, ni un Pokémon maligno que me lastimase tanto física como psicológicamente durante mi recorrido dentro del gimnasio… Aunque eso último era algo que agradecía de sobremanera... No iba a extrañar a ese Oricorio en mi vida… De cualquier manera, esto era aún peor… EL agua llegaba a mis tobillos, mis medias estaban mojadas y mis zapatos inundados de lodo… ¿Qué debía hacer en ese momento?

El caminar en el lodo era agotador, lastimosamente no solo lo era físicamente, sino que gracias a la oscuridad, el seguir un camino sin chocarse contra algo estaba empezando a causar estragos en mi estado mental… Tenía en mi mente la idea de que constantemente iba a chocarme con algo, por lo que mis pasos eran lentos y muy cortos, además, gracias a que no podía ver nada, había estirado mis brazos tanto como pude, intentando palpar mis alrededores… No era sencillo… Es más, la razón por la que mis pasos eran muy cortos y lentos, aparte de ser porque el barro me pesaba y los zapatos amenazaban con salirse, era porque tenía miedo de terminar resbalándome o pisando algo que no debía… Incluso podría terminar precipitándome por una pendiente, llegando tanto al final de un acantilado como al fin de mi viaje… Y mi vida junto a él… El ruido de la lluvia cayendo sobre los árboles y el agua que se acumulaba bajo y alrededor de mis pies junto al lodo y todo lo demás que podría haber ahí empezaba a hacerme enloquecer…