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Cherry Blossom
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Jul 26, 2018 7:12 am

It's a wonderful world
ㅡ¡Oh Riina! No te ves muy bien... No te preocupes ¡te sentiras mejor con una de mis galletas caseras! ㅡ
ㅡ ¡Riina! No lo puedo creer, ¿cuándo volviste? ㅡ
ㅡ ¡Rii-neechan vamos a jugar! ¡a jugar! ㅡ
ㅡ ¡Riina! No lo puedo creer, ¿cuándo volviste? ㅡ
ㅡ ¡Rii-neechan vamos a jugar! ¡a jugar! ㅡ
Riina riina
RIina
riiNA
Riina
RiiNaOlvidala...
riiNA
RIIna
Riina
RIINA
¿Cuántos años pasaron sin escuchar ese nombre? Cherry decía hello~ sin siquiera esperarlo, ellos decían hello~ con tan sólo tenerle cerca, sin conocerse en lo más mínimo estrechaban su mano con fuerza, sonriendo como si su hija hubiera vuelto tras un largo viaje. ¿Quienes eran? ¿Amigos? ¿Familiares? No los recordaba alrededor de la pequeña y dócil joven que alguna vez habito Viridis sin saber de su existencia, a la que todos recordaban con cariño pero pasaban por alto que alguien igual existía.
Así era, incluso si su existencia hubiera sido pública nadie jamás estrecharia su mano, no era dulce como su hermana, tampoco tenía una armoniosa voz, ni un carácter destacable, ni quiera teniendo el mismo rostro era hermosa. ¿Cómo podía amar tanto el rostro de su querida hermana y odiar el propio con tanto desdén? Cada vez se miraba al espejo quería llorar por lo horrible que era a tal grado que evitaba estos o comenzaba a rasgar sus mejillas con las uñas, desesperada por robar la pura identidad de esa persona que aún en sueños le robaba el aliento. La extrañaba con toda su alma aún si la mayoría de sus encuentros fueron breves y jamás pudo decirle la verdad, en aquella época su maquillaje era tan extremo que podía fingir sólo ser un poco parecida, más ahora era vil sombra mal arreglada y sucia de la vieja habitante. Se daba asco.
Con un vestido andrajoso lleno de parches paseaba por las calles cubiertas por flores de todos los colores, rogando que nadie más le reconociera o mejor dicho la confundiera, había pasado todo el día sonriendo discúlpanose por la tierra en sus pies o negando invitaciones ¡ni hablar del hombre que le arrastró a una tienda de ropa! "Mi pobre Riina en esos arapos ¡Buaaahhh! D-de saber tu situación... ¡De saberlo!" Ah... No tenía el corazón de hablar con la verdad, de echarles en cara que esa dulce niña jamás volvería para bien o para mal, que ya no volverían a escucharla cantar o tocar su tedioso cabello... si lo pensaba de esa manera sus ojos volvían a llenarse de lágrimas amargas que intentaba ocultar con los mechones de cabello que caían a cada lado de su rostro. ¿Era acaso un castigó de Arceus? No es como si creyera en el, pero, nunca antes se había topado con personas que de verdad conocieran a su hermana, esto debía ser obra del mismísimo demonio.
Sus pasos eran cada vez más lentos, todo su cuerpo se sentía pesado, las articulaciones en sus piernas ya ardían por la fricción, si había algo que odiara más que tener que fingir ser una buena persona sería quizás esos dolores repentinos en sus huesos. Se quedó inmóvil sobre la acera unos cuantos minutos, pensando si debía llamar a alguno de sus Pokémon hasta que una señora obesa se acercó con una sonrisa bonachona hablando a todo pulmón. ㅡ ¡Arara! ¿Riina-chan? Juraba que jamás te volvería a ver por Ysiel. ㅡ De pronto el nerviosismo de la joven líder se extendió sobre todo su cuerpo en un notorio temblor que a la extraña le pareció hilarante, más o lo debía fingir hasta que eso terminará, oh por Helix que fuese pronto. ㅡ ¡Ahahaha! Siempre tan tímida querida si sólo soy yo~ ¿Recuerdas cuando me visitabas en la panadería? Apenas podía hablar de lo nerviosa que eras... vaya, que recuerdos. ~ ㅡ Continuó posando su mano sobre la mejilla, y siguió y siguió contando anécdotas de una pequeña niña con la que nunca podría identificarse, risas a las que sólo asentía, cosas a las que no les prestaba atención, no hasta su última frase. ㅡ Bueno, debo ir a atender el negocio pero recuerda visitarme más tarde. ~ Por cierto deberías chocar el bosque de los tréboles, ¡se volvió un gimnasio! Aún recuerdo cuando intentaste volverte líder, te veías adorable rodeada de Pokémon tipo planta. ~ ㅡ Y con esas vagas palabras se fue dejando una duda que le carcomia por dentro.
¿En que más se diferenciaba Cherry de su hermana? Quizás la única respuesta era que si pudo convertirse en una líder de gimnasio, más no una que pudiera darle el orgullo que merecía.
Ah... ¿Cómo podía describir sus sentimientos? Oh sí, se sentía de la verga.
Con pasos pequeños y algo lentos iba por el camino marcado en el asfalto,donde aquella mujer le dijo que fuera para disipar las dudas, si era sincera no planeaba conseguir una medalla de un pacifista puesto que no era una entrenadora,tenía cientos de esas placas de colores en su propio hogar, más sentía una inmensa curiosidad además de la promesa de un paseo que le debía a sus Pokémon en turno. Las hermosas flores siempre fueron algo muy propio de su familia real, para empeorarlo, hace tiempo que se vio obligada a pelear codo a codo con el mismo élite de tipo planta sólo para al final darle una paliza en un torneo sin sentido. Ambas personalidades eran puras, femeninas, no se imaginaba algo más que encajara con el puesto, y si lograba que esa figura la aceptará ¿quizás aún había esperanza de ser salvada? ... No, eran puras tonterías, era más realista amenazar a aquel líder si llegaba a toparselo, no quería tener que ver a nadie más irse para siempre.
El camino de entrada era horroroso, una línea en curvas semejantes a las de un Serperior obligaban al esfuerzo físico, el aire puro era repugnante, tanto que debía cubrir su nariz pues temía a que tanta naturaleza fuese a enfermar su tóxico ser,por último los árboles iban apareciendo para adornar el camino hasta cubrirlo por completo así como la tierra se hizo presente bajo sus pies descalzos. Una vez frente a un cartel extravagante tomó cinco de las seis pokeball que tenía escondidas bajo el vestido para dejar salir uno a uno a sus Pokémon.
« Para aquellos que buscan encontrar al Guardián del bosque solo hay un consejo:
Sed uno con el bosque. »
Sed uno con el bosque. »
ㅡ No traten de abandonarme, los encontraré y matare. ㅡ Murmuró esa débil voz que mantenía un perfil bajo después de leer esas extrañas órdenes. Uno a uno fueron accediendo a tal petición a pesar de que no la cumplirían. Vileplume, quien sonreía cada minuto del día sin mostrar alguna otra expresión en su rostro, asintió con su cabeza junto a Cherubi, una pequeña baya tierna que solía seguir a cualquiera del grupo por ser tan pequeña, impresionable y sobre todo,traviesa. Serperior por su parte se hizo la difícil con la característica escénica de orgullo de su raza, no es como si le gustará pasar el tiempo con la chica, baka. Por último quedó un efusivo y cruel Ariados junto a un Scolipede del carácter más reció que se pudiera encontrar, una máquina que sólo deseaba pelear para marcar territorio, dando el tono contrario al hermoso paisaje al que estaban por entrar. Y aunque su Steelix aún permanecía dentro de la cápsula creía que era mejor así, debido a su relación probablemente no podría detenerlo si hacía una rabieta que arrasara con parte del bosque, de tal palo tal astilla decían.
Cuándo pasos se fundieron con los contrarios sintió por primera vez en mucho tiempo el sabor agridulce de poder caminar junto a los compañeros que elegiste en busca de algo bueno que les hiciera brincar de emoción, aún cuando sólo lo veía como un paseó más que un reto. Subestimaba por completo la fiereza de un bosque, pero sobretodo el que sus Pokémon pudieran mantener esa promesa.

Scheherezade ♀
Captura
Evolución
Evolución 2

Lovid ♀
Eclosión
Evolución
Evolución 2
Intercambio

Vercassivellaunos ♂
Captura

Arakune ♂
Eclosión
Evolución



Atila ♂
Inicial
Evolución

??? ♀
Eclosión
Pokémon Team
Cuervo ~ BA!


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Jul 27, 2018 9:14 pm

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Mientras más se adentraba en el pacífico bosque el paisaje se volvía mucho más fantástico, si podía decirlo de alguna forma, el verdor de las plantas era tan brillante que parecía incluso modificado por alguien, más era el lugar más natural en toda la región, probablemente. Los árboles aunque frondosos daban espacio entre sí para que los Pokémon tuvieran una vivienda tranquila, casi sentía que estaba dentro de un cuento de hadas,uno donde quizás pudiera encontrar un final feliz.
Las pocas criaturas que se encontró huían casi al momento de verla a unos metros, tan tímidos como lo sería aquel líder, ¿o había una razón para que se escondiera dentro de un bosque? No podía culpar a una persona normal por ser hipnotizada por dicha pintura rupestre, más si era sincera tanto esplendor le estaba dando dolor de cabeza, no veía el punto cambiar los gimnasios cada vez que llegaba un nuevo líder. Cada tanto los ellos cambiaban para jamás volver a ser vistos, como una maldición que los obligaba a huir de la región cuando el tiempo llegará, incluso para los élites, no había tal cosa como retirarse y seguir viviendo en paz, siempre desaparecian sin dejar rastro. Quizás el hecho de tener que aprender nuevos nombres era lo que le molestaba, o el hecho de que algunos no se dignaban siquiera a decir adiós, con el tiempo ella también se escondió en su pequeña 'cueva' para hacer creer que Toxidra ya no tenía un líder y también el no tener que conocer más personas que sólo le traían recuerdos ácidos.
ㅡ Esto hará que enferme... ㅡ Murmuró cubriendo su rostro con ambas manos al tiempo que sus Pokémon tomaban un camino diferente cada uno. El aire fresco le asqueaba, en su cabeza eso le hacía daño a sus pulmones cuando era todo todo lo contrario. Los climas cálidos siempre le recordaban lo que jamás pudo ser, y la brisa que soplaba con tanta gracia le recordaba a su niñez en Viridis, tanta fue su distracción que para cuando se dio la vuelta ya nadie estaba siguiendole.
Sus ojos se abrieron como platos, con el corazón acelerado sus pasos recorrieron todo el camino trazado desde su llegada, perdiéndose más y más dentro del bosque en busca de alguno de sus compañeros con desesperación. Siempre necesitaban aire fresco, mantenerlos en las alcantarillas las veinticuatro horas no era algo que todo el mundo pudiera soportar, pero no esperaba que todos hayan desaparecido como por arte de magia... de verdad no esperaba que 'todos' rompieran su promesa. Tras llegar al cansancio permaneció inmóvil cerca de un enorme tronco de árbol recuperando el valiente mientras se apoyaba de este, con la diestra sobre su pecho. ㅡ Esos desgraciados... Ya verán cuando los encuentre. ㅡ Susurró entre respiraciones hondas llevando su mano bajo el vestido para tomar la pokeball de Steelix, pero se detuvo en seco, si lo dejaba salir destruiría todo. Sin excepciones.
A pesar de ser su primer Pokémon, la serpiente férrea no tenía sentimientos fijos por su entrenadora, ni ella hacia el, hubo ocasiones en que intento asesinarla de un golpe y otras donde le salvaba de desfallecer. No podía depender del único ser que tenía a disposición, tampoco de alguno salvaje, en esos momentos sólo le quedaba sobrevivir hasta encontrar una forma de salir.
¿Se había perdido también?
Las pocas criaturas que se encontró huían casi al momento de verla a unos metros, tan tímidos como lo sería aquel líder, ¿o había una razón para que se escondiera dentro de un bosque? No podía culpar a una persona normal por ser hipnotizada por dicha pintura rupestre, más si era sincera tanto esplendor le estaba dando dolor de cabeza, no veía el punto cambiar los gimnasios cada vez que llegaba un nuevo líder. Cada tanto los ellos cambiaban para jamás volver a ser vistos, como una maldición que los obligaba a huir de la región cuando el tiempo llegará, incluso para los élites, no había tal cosa como retirarse y seguir viviendo en paz, siempre desaparecian sin dejar rastro. Quizás el hecho de tener que aprender nuevos nombres era lo que le molestaba, o el hecho de que algunos no se dignaban siquiera a decir adiós, con el tiempo ella también se escondió en su pequeña 'cueva' para hacer creer que Toxidra ya no tenía un líder y también el no tener que conocer más personas que sólo le traían recuerdos ácidos.
ㅡ Esto hará que enferme... ㅡ Murmuró cubriendo su rostro con ambas manos al tiempo que sus Pokémon tomaban un camino diferente cada uno. El aire fresco le asqueaba, en su cabeza eso le hacía daño a sus pulmones cuando era todo todo lo contrario. Los climas cálidos siempre le recordaban lo que jamás pudo ser, y la brisa que soplaba con tanta gracia le recordaba a su niñez en Viridis, tanta fue su distracción que para cuando se dio la vuelta ya nadie estaba siguiendole.
Sus ojos se abrieron como platos, con el corazón acelerado sus pasos recorrieron todo el camino trazado desde su llegada, perdiéndose más y más dentro del bosque en busca de alguno de sus compañeros con desesperación. Siempre necesitaban aire fresco, mantenerlos en las alcantarillas las veinticuatro horas no era algo que todo el mundo pudiera soportar, pero no esperaba que todos hayan desaparecido como por arte de magia... de verdad no esperaba que 'todos' rompieran su promesa. Tras llegar al cansancio permaneció inmóvil cerca de un enorme tronco de árbol recuperando el valiente mientras se apoyaba de este, con la diestra sobre su pecho. ㅡ Esos desgraciados... Ya verán cuando los encuentre. ㅡ Susurró entre respiraciones hondas llevando su mano bajo el vestido para tomar la pokeball de Steelix, pero se detuvo en seco, si lo dejaba salir destruiría todo. Sin excepciones.
A pesar de ser su primer Pokémon, la serpiente férrea no tenía sentimientos fijos por su entrenadora, ni ella hacia el, hubo ocasiones en que intento asesinarla de un golpe y otras donde le salvaba de desfallecer. No podía depender del único ser que tenía a disposición, tampoco de alguno salvaje, en esos momentos sólo le quedaba sobrevivir hasta encontrar una forma de salir.
¿Se había perdido también?


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Jul 27, 2018 10:07 pm

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En definitiva había perdido su camino, ese lugar no sólo era una reversa natural, también un laberinto, se preguntaba si habrían entrenadores que al no entrar al líder terminaban por morir de hambre, o ser, quizás por el ataque de algún Pokémon. Por más hermoso que todo fuese a la vista seguía siendo un hogar de salvajes, las plantas carnívoras existían, no dudaba que la muerte también estuviera presente hasta en el oasis más puro. Sacudió su cabeza intentando mantener la compostura mientras su caminar seguía poco a poco, manteniendo sus pies lejos de las raíces y ese aroma a flores rondando por su nariz, dándole mareos por lo dulce que era y el olor nauseabundo que estaba acostumbrada a sentir pasar por sus pulmones.
Caminar descalza sobre la hierba le traía viejas memorias sobre la poca valentía que tenía, Viridis había sido su hogar, donde nació, pero terminó por alejarse siendo todo lo opuesto eso que la identificaba al final, pero recordar a su hermana y todos sus Pokémon tan puros como ella, y sobre todo a su madre, hacían de sus visitas cada vez menos frecuentes, eran un infierno, después de haber sido confundida ese día no se acercaría jamás en la vida. Ah... lo que hacía por sus Pokémon, esos desgraciados incluso desaparecieron de su vista como todo lo demás, y de no estar algo loca les habría dejado ser, abandonarlos a su suerte para que pudieran hacer su desastre en la reserva o ser consumidos por alguna criatura, si es que no terminaban más felices que bajo su ala, pero siendo sinceros, todo les haría mucho más felices que siendo de su propiedad.
Aclaro su garganta, asomándose entre los arbustos para buscar ese extraño sonido, cuando creía haber dado con la dirección el eco volvía a confundirla, ¿Qué pasaba con ese bosque? Era demasiado diferente a lo habitual, ¿o sólo se estaba volviendo más loca? ㅡ Maldita sea... ㅡ Susurró divisando un Vileplume a la lejanía, creyendo que era el suyo salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, tomándome de los pétalos para jalarle apenas lo tuvo a unos cuantos centímetros. ㅡ ¡Te dije que no te separaras! ㅡ Pero más tarde que temprano se dio cuenta que no era el suyo, por las motas en sus pétalos era un macho cuando la suya era hembra, y como respuesta a su agresión lanzó una nube de esporas tóxicas que la obligaron a soltarlo mientras cubría su rostro al sentir un infierno en sus ojos cuando parte del polvo entró en ellos.
ㅡ ¡Mierda! ¡Sólo espera a que te vea de nuevo! ㅡ Cayó de espaldas cubriendo ahora solo la mitad de su rostro con la diestra para evitar toser demasiado, aunque sabía que era una nube llena de veneno no le causaba tanto temor, ella vivía rodeado de eso, por más que su cuerpo reaccionará a las sustancias podía tolerarlo, al menos el que recibía de Toxidra mediante humo y nubes que producian otros Pokémon se iba en unas cuantas horas. Su cuerpo terminó en posición fetal, su respiración se volvió agitada y la tos era furiosa, no podía hacer nada, sólo esperar a que los efectos pasarán y soportar el dolor en todo su cuerpo. En menos de un minuto el ardor ya subía por todo su cuerpo tembloroso, más no podía moverse a libertad, sus extremidades estaban agarrotadas por la parálisis leve que tenían todas las toxinas, incluso partes de su piel se empezaban a tornar violetas ㅡ D-duele... ㅡ Balbuceo entre jadeos con la zurda sobre su garganta seca, ¿Cuánto tiempo tenía aguantar eso?
Fue entonces que el fugaz recuerdo de un árbol recobró fuerza en su cabeza, ¿dónde lo había visto? Al estar buscando como una desquiciada dio por alto un montón de bayas diferentes entre la vegetación pero estaba casi segura que uno de ellos era de bayas Meloc.
Primero una mano, después otra, seguida de sus rodillas y pies, ponerse de pie le tomó más de un minuto en esas condiciones. A como pudo fue aferrandose de los troncos para avanzar ahora con su cabeza en alto deseosa de hallar esos frutos rosados que podían aliviar ese terrible dolor. Era difícil mantenerse de pie con unas piernas de gelatina, después de mucho tiempo sin un rumbo fijo terminó por tropezar con una raíz para seguir avanzando a rastras. Ya sea que todo terminará con el tiempo o con un milagro de Arceus, rezaba en su cabeza porque fuera pronto.
Ah...estaba cansada de tanto esperar y rastrear algo que perdió de vista hace mucho, por fin se dio por vencida dejando que su cuerpo descansará sobre la hierba, con pocas energías su cuerpo le invitaba a dormir, sus ojos se cerraban de a poco ahogando la luz del bosque. Estaba segura de que moriría sola, tal vez ese era su momento, ya se había resignado cuando escuchó algo moverse entre los arbustos tras su espalda, seguido de que un lienzo suave se deslizara bajo su cuerpo para así girarla y levantar un poco su espalda del suelo. ¡Su salvador! ¡Alguien se había compadecido del feo troll! ¿Pero quién sería tan valiente como tocar a una bestia moribunda? ㅡ ¿Sche...? D-desgraciada... ㅡ Murmuró notando el rostro de su Serperior que intentaba acomodar su cuerpo entre su larga cola para acercar una baya rosada con látigo cepa hasta sus labios. Obviamente Cherry se resistió bajo el peso del orgullo, aunque también estaba demasiado débil como para masticar esa tierna baya, por lo que a la serpiente no le quedó de otra que aplastarla para dejar salir su jugo y meter por la fuerza la pulpa de la misma para que la joven la tragara de una.
Caminar descalza sobre la hierba le traía viejas memorias sobre la poca valentía que tenía, Viridis había sido su hogar, donde nació, pero terminó por alejarse siendo todo lo opuesto eso que la identificaba al final, pero recordar a su hermana y todos sus Pokémon tan puros como ella, y sobre todo a su madre, hacían de sus visitas cada vez menos frecuentes, eran un infierno, después de haber sido confundida ese día no se acercaría jamás en la vida. Ah... lo que hacía por sus Pokémon, esos desgraciados incluso desaparecieron de su vista como todo lo demás, y de no estar algo loca les habría dejado ser, abandonarlos a su suerte para que pudieran hacer su desastre en la reserva o ser consumidos por alguna criatura, si es que no terminaban más felices que bajo su ala, pero siendo sinceros, todo les haría mucho más felices que siendo de su propiedad.
Y de pronto un silbido que retumbo entre las hojas.
Aclaro su garganta, asomándose entre los arbustos para buscar ese extraño sonido, cuando creía haber dado con la dirección el eco volvía a confundirla, ¿Qué pasaba con ese bosque? Era demasiado diferente a lo habitual, ¿o sólo se estaba volviendo más loca? ㅡ Maldita sea... ㅡ Susurró divisando un Vileplume a la lejanía, creyendo que era el suyo salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, tomándome de los pétalos para jalarle apenas lo tuvo a unos cuantos centímetros. ㅡ ¡Te dije que no te separaras! ㅡ Pero más tarde que temprano se dio cuenta que no era el suyo, por las motas en sus pétalos era un macho cuando la suya era hembra, y como respuesta a su agresión lanzó una nube de esporas tóxicas que la obligaron a soltarlo mientras cubría su rostro al sentir un infierno en sus ojos cuando parte del polvo entró en ellos.
ㅡ ¡Mierda! ¡Sólo espera a que te vea de nuevo! ㅡ Cayó de espaldas cubriendo ahora solo la mitad de su rostro con la diestra para evitar toser demasiado, aunque sabía que era una nube llena de veneno no le causaba tanto temor, ella vivía rodeado de eso, por más que su cuerpo reaccionará a las sustancias podía tolerarlo, al menos el que recibía de Toxidra mediante humo y nubes que producian otros Pokémon se iba en unas cuantas horas. Su cuerpo terminó en posición fetal, su respiración se volvió agitada y la tos era furiosa, no podía hacer nada, sólo esperar a que los efectos pasarán y soportar el dolor en todo su cuerpo. En menos de un minuto el ardor ya subía por todo su cuerpo tembloroso, más no podía moverse a libertad, sus extremidades estaban agarrotadas por la parálisis leve que tenían todas las toxinas, incluso partes de su piel se empezaban a tornar violetas ㅡ D-duele... ㅡ Balbuceo entre jadeos con la zurda sobre su garganta seca, ¿Cuánto tiempo tenía aguantar eso?
Fue entonces que el fugaz recuerdo de un árbol recobró fuerza en su cabeza, ¿dónde lo había visto? Al estar buscando como una desquiciada dio por alto un montón de bayas diferentes entre la vegetación pero estaba casi segura que uno de ellos era de bayas Meloc.
Primero una mano, después otra, seguida de sus rodillas y pies, ponerse de pie le tomó más de un minuto en esas condiciones. A como pudo fue aferrandose de los troncos para avanzar ahora con su cabeza en alto deseosa de hallar esos frutos rosados que podían aliviar ese terrible dolor. Era difícil mantenerse de pie con unas piernas de gelatina, después de mucho tiempo sin un rumbo fijo terminó por tropezar con una raíz para seguir avanzando a rastras. Ya sea que todo terminará con el tiempo o con un milagro de Arceus, rezaba en su cabeza porque fuera pronto.
...
Ah...estaba cansada de tanto esperar y rastrear algo que perdió de vista hace mucho, por fin se dio por vencida dejando que su cuerpo descansará sobre la hierba, con pocas energías su cuerpo le invitaba a dormir, sus ojos se cerraban de a poco ahogando la luz del bosque. Estaba segura de que moriría sola, tal vez ese era su momento, ya se había resignado cuando escuchó algo moverse entre los arbustos tras su espalda, seguido de que un lienzo suave se deslizara bajo su cuerpo para así girarla y levantar un poco su espalda del suelo. ¡Su salvador! ¡Alguien se había compadecido del feo troll! ¿Pero quién sería tan valiente como tocar a una bestia moribunda? ㅡ ¿Sche...? D-desgraciada... ㅡ Murmuró notando el rostro de su Serperior que intentaba acomodar su cuerpo entre su larga cola para acercar una baya rosada con látigo cepa hasta sus labios. Obviamente Cherry se resistió bajo el peso del orgullo, aunque también estaba demasiado débil como para masticar esa tierna baya, por lo que a la serpiente no le quedó de otra que aplastarla para dejar salir su jugo y meter por la fuerza la pulpa de la misma para que la joven la tragara de una.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Jul 27, 2018 11:37 pm

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Sintió como algo intentaba sus pulmones y le obligaba a toser con fuerza mientras se daba golpes contra su propio pecho y sus ojos cerrados con fuerza por esa horrible sensación. El sólo comer un poco de esa fruta milagrosa estaba expulsando todo el veneno de su sistema, el polvo que inhalo, lo que se había colado entre sus venas, su piel empezaba a recuperar un poco de su color, pero estaba demasiado cansada aún como para aguantar despierta, desmayandose entre el cuerpo de una Serperior preocupada mientras el antídoto natural hacia su trabajo.
No pudo decir si durmió por horas o tan sólo unos minutos, tampoco que llevo a su Pokémon a tenerle un poco de piedad, más cuando volvió a abrir sus ojos ya no estaba sobre el cuidado de su serpiente, los rayos de luz que se colaban entre las ramas de los árboles daban un ambiente místico a donde sus orbes buscaban una respuesta a su situación. ¿Dónde estaba? Con la vista intento buscarla, más no dio con nada, lo único que quedó fue otra baya Meloc cerca de su palma en caso de alguna otra emergencia. Pocos minutos minutos después se apoyó de sus codos para después sentarse, aún sin rastros de la serpiente a su alrededor. ¿Se había ido nuevamente? Era demasiado orgullosa, quizás más que ella, no dudaba que se haya marchado para volver a disfrutar del bosque sin siquiera molestarse en ver que la baya surtiera efecto. Dio un golpe suave contra la tierra, debió quedarse despierta para regresarla a su pokeball por haber huido, ahora era demasiado tarde.
Maldecio al aire, acercando sus rodillas contra su pecho para abrazar sus piernas y esconder su rostro lleno de vergüenza contra estas, ser salvada de esa manera sólo para ser abandonada de nuevo, no había sensación más amargada, por suerte no era la simple víctima que alguna vez fue, no se dejaría morir sólo por un pequeño percance. Si miraba al pasado encontraba una Cherry temerosa que por su propia debilidad terminaba en las garras de todo el mundo, aún al día de hoy seguía siendo igual de débil que antes, pero ahora podía fingir ser lo que no era, si habían depredadores que cazaban,también habían los que esperaban a las sobras o a que algo cayera en sus trampas, y quería ser una de ellos.
Tras un suspiro amargo se pudo de pie golpeando sus mejillas para dibujar una pequeña sonrisa que mantuvo todo el tiempo que volvió a deambular por el bosque de treboles, como una inocente niña que no tenía miedo de los demás, a excepción de sus ropas sucias ¿qué más asustaria a los Pokémon? En secreto deseaba encontrar la salida en vez de comida, no todas las ramas daban frutos, más no estaba interesada en se tipo de alimento. Tenía sed, de eso estaba segura, su garganta se secó por las esporas, el único problema es que algo le decia,muy muy adentro de su ser,que a menos que no hiciera caso al letrero que vio al principio no llegaría a ningún lado. Un pesado suspiro entonces brotó de sus labios mientras pasaba uno de sus mechones detrás de la oreja, intentando encontrar alguna criaturita dócil que pudiera engatusar.
Escuchó un murmuró, seguido de un chillido familiar que le hizo salir corriendo en esa dirección a toda prisa gastando sus últimas energías para toparse con su Ariados comodamente sobre su telaraña, envolviendo a un pequeño Sewaddle. ㅡ ¿¡Qué demonios!? ¡E-está no es Toxidra! ㅡ Alzó su voz dando pasos pesados en dirección al insecto, ¿Cómo pudo capturar a otro de su mismo tipo? Bueno, seguramente era un tipo planta, no reconocía a ese gusano pero esas hojas a su alrededor, pero no le era conveniente dejarlo comer ahora, no hasta que haya encontrado una fuente de agua. ㅡ Bajalo ahora. ㅡ Dijo con un tono más autoritario, más sus brazos temblaban. Ariados negó con su cabeza como un niño caprichoso al que todo le vale tres hectáreas de pokechorizo, el tenía hambre y lo atrapó, ¿Por qué debía parar? Entonces Cherry sucumbió a tomar la pokeball y regresarlo antes de que escapara como la anterior.
Cuando el ambiente dejó de ser tenso se acercó a la red de seda para tomar el cuerpo de Sewaddle y tirar con fuerza para despegarlo, quitando de a poco esos hilos pegajosos he se quedaban entre sus dedos y cabello pues tendía a jugar con el cuando estaba nerviosa. ㅡ Pobre cosita, seguro que no has visto un Ariados en tu vida... ㅡ Murmuró intentando que su voz fuese dulce y su mirada vacía mostrará preocupación. Como todos en ese bosque el gusano sólo se alejó unos cuantos metros temblando, la única razón por la que no salió corriendo fue por el veneno que tenía en su cuerpo. Fue cuando recordó sobre la baya, la cual escondió en su sostén con relleno, la cual hizo rodar hasta la dirección del Pokémon que pronto tomó el acto de falsa gentileza para recuperar su salud en unos cuantos minutos de comer.
Cherry se dejó caer sobre la hierba fresca esperando alguna otra reacción, alardeando curiosa su cabeza hacia la criaturita, la cual hizo lo mismo. Poco a poco se fue acercando lo suficiente para que pudieran interactuar de verdad. ㅡ ¿Fue muy aterrador? ㅡ Preguntó apoyando su mejilla contra la diestra sin una idea verdadera de como ganar su confianza. Entonces aclaró su voz, cosiendo de forma brusca que hizo alterar al pequeño gusano que parecía ser demasiado bueno para su propia seguridad. ㅡ Hombre... No he bebido nada en días... creo que moriré. ㅡ Su voz se fue apagando, tratando de causar un poco de lástima en ese Pokémon, lo cual estaba funcionando.
Sewaddle se sentía tan mal por su salvadora que se dio la vuelta para dar pequeños pasitos, volteando de vez en cuando para asegurarse que le estuviera siguiendo.
No pudo decir si durmió por horas o tan sólo unos minutos, tampoco que llevo a su Pokémon a tenerle un poco de piedad, más cuando volvió a abrir sus ojos ya no estaba sobre el cuidado de su serpiente, los rayos de luz que se colaban entre las ramas de los árboles daban un ambiente místico a donde sus orbes buscaban una respuesta a su situación. ¿Dónde estaba? Con la vista intento buscarla, más no dio con nada, lo único que quedó fue otra baya Meloc cerca de su palma en caso de alguna otra emergencia. Pocos minutos minutos después se apoyó de sus codos para después sentarse, aún sin rastros de la serpiente a su alrededor. ¿Se había ido nuevamente? Era demasiado orgullosa, quizás más que ella, no dudaba que se haya marchado para volver a disfrutar del bosque sin siquiera molestarse en ver que la baya surtiera efecto. Dio un golpe suave contra la tierra, debió quedarse despierta para regresarla a su pokeball por haber huido, ahora era demasiado tarde.
Maldecio al aire, acercando sus rodillas contra su pecho para abrazar sus piernas y esconder su rostro lleno de vergüenza contra estas, ser salvada de esa manera sólo para ser abandonada de nuevo, no había sensación más amargada, por suerte no era la simple víctima que alguna vez fue, no se dejaría morir sólo por un pequeño percance. Si miraba al pasado encontraba una Cherry temerosa que por su propia debilidad terminaba en las garras de todo el mundo, aún al día de hoy seguía siendo igual de débil que antes, pero ahora podía fingir ser lo que no era, si habían depredadores que cazaban,también habían los que esperaban a las sobras o a que algo cayera en sus trampas, y quería ser una de ellos.
Tras un suspiro amargo se pudo de pie golpeando sus mejillas para dibujar una pequeña sonrisa que mantuvo todo el tiempo que volvió a deambular por el bosque de treboles, como una inocente niña que no tenía miedo de los demás, a excepción de sus ropas sucias ¿qué más asustaria a los Pokémon? En secreto deseaba encontrar la salida en vez de comida, no todas las ramas daban frutos, más no estaba interesada en se tipo de alimento. Tenía sed, de eso estaba segura, su garganta se secó por las esporas, el único problema es que algo le decia,muy muy adentro de su ser,que a menos que no hiciera caso al letrero que vio al principio no llegaría a ningún lado. Un pesado suspiro entonces brotó de sus labios mientras pasaba uno de sus mechones detrás de la oreja, intentando encontrar alguna criaturita dócil que pudiera engatusar.
It's too late.
Escuchó un murmuró, seguido de un chillido familiar que le hizo salir corriendo en esa dirección a toda prisa gastando sus últimas energías para toparse con su Ariados comodamente sobre su telaraña, envolviendo a un pequeño Sewaddle. ㅡ ¿¡Qué demonios!? ¡E-está no es Toxidra! ㅡ Alzó su voz dando pasos pesados en dirección al insecto, ¿Cómo pudo capturar a otro de su mismo tipo? Bueno, seguramente era un tipo planta, no reconocía a ese gusano pero esas hojas a su alrededor, pero no le era conveniente dejarlo comer ahora, no hasta que haya encontrado una fuente de agua. ㅡ Bajalo ahora. ㅡ Dijo con un tono más autoritario, más sus brazos temblaban. Ariados negó con su cabeza como un niño caprichoso al que todo le vale tres hectáreas de pokechorizo, el tenía hambre y lo atrapó, ¿Por qué debía parar? Entonces Cherry sucumbió a tomar la pokeball y regresarlo antes de que escapara como la anterior.
Cuando el ambiente dejó de ser tenso se acercó a la red de seda para tomar el cuerpo de Sewaddle y tirar con fuerza para despegarlo, quitando de a poco esos hilos pegajosos he se quedaban entre sus dedos y cabello pues tendía a jugar con el cuando estaba nerviosa. ㅡ Pobre cosita, seguro que no has visto un Ariados en tu vida... ㅡ Murmuró intentando que su voz fuese dulce y su mirada vacía mostrará preocupación. Como todos en ese bosque el gusano sólo se alejó unos cuantos metros temblando, la única razón por la que no salió corriendo fue por el veneno que tenía en su cuerpo. Fue cuando recordó sobre la baya, la cual escondió en su sostén con relleno, la cual hizo rodar hasta la dirección del Pokémon que pronto tomó el acto de falsa gentileza para recuperar su salud en unos cuantos minutos de comer.
Cherry se dejó caer sobre la hierba fresca esperando alguna otra reacción, alardeando curiosa su cabeza hacia la criaturita, la cual hizo lo mismo. Poco a poco se fue acercando lo suficiente para que pudieran interactuar de verdad. ㅡ ¿Fue muy aterrador? ㅡ Preguntó apoyando su mejilla contra la diestra sin una idea verdadera de como ganar su confianza. Entonces aclaró su voz, cosiendo de forma brusca que hizo alterar al pequeño gusano que parecía ser demasiado bueno para su propia seguridad. ㅡ Hombre... No he bebido nada en días... creo que moriré. ㅡ Su voz se fue apagando, tratando de causar un poco de lástima en ese Pokémon, lo cual estaba funcionando.
Sewaddle se sentía tan mal por su salvadora que se dio la vuelta para dar pequeños pasitos, volteando de vez en cuando para asegurarse que le estuviera siguiendo.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Jul 27, 2018 11:37 pm
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Sáb Jul 28, 2018 1:23 am

It's a wonderful world
Los Pokémon del bosque no confiaban para nada en la mano del hombre, eso le quedó claro desde que puso un pie dentro, por lo que hasta ella se sorprendió de que el el gusano intentará ayudarla después de lo ocurrido, aún si mantenía la distancia era uno de los logros más grandes en su vida. Mientras caminaban en dirección a ese lago, o río, desconocía que clase de oasis tendría agua dentro del bosque, intentaba hacer el mínimo ruido posible para sorprender al Sewaddle una vez estuvieran cerca del agua para usarlo de cena, justo como su Ariados pretendía. No es que no pudiera vivir a base de bayas, prácticamente estaban en todos lados incitando a la paz entre todos, pero literalmente tenía meses sin tocar algo natural.
El buen clima tampoco iba a durar por siempre, el sol que se colaba fue cubierto por extensos algodones grises junto a leves truenos que se escuchaban a lo lejos, parecía una tormenta de gran tamaño que venía desde lejos, más nunca veía el noticiero como para enterarse de esas cosas. El aroma del entorno era algo, húmedo, no podía describirlo, más cuando algunas gotas cayeron sobre la tierra el olor a tierra mojada pronto se hizo presente ante todas las cosas. Al principio fue una simple llovizna, nada que no pudiera soportar, y permaneció de esa forma todo el tramo que siguió a Sewaddle con algo que no cuadraba. ¿En verdad no habían más criaturas hostiles además de los propios? Si era así, su presencia debía resaltar entre todas pero no veía en ninguna parte Pokémon corriendo por sus vidas o escuchaba gritos, como si todos hubiesen sido atrapados antes de poder aullar por ayuda.
Escuchó resonar a su alrededor, poniendo sus nervios de punta y alertando al pequeño insecto que empezó a temblar. Unos pasos pequeños pero veloces que al enterrarse en el lodo producian un sonido similar al chapoteo del agua, eso parecía, uno que pronto identificó como ㅡ Versca... ¡Mierda! ㅡ Se detuvo en seco dándose la vuelta para correr en la dirección opuesta justo en el momento que Scolipede apareció furioso abriéndose paso a la fuerza entre los árboles para atrapar a Sewaddle y presionar con las garras de su cabeza para dar el golpe final sin ningún rastro de piedad. Algo dentro de la joven nació en ese momento, sabía cuando debía ser cruel, pero ahora necesitaba ser un ser de luz ante el bosque o jamás saldrían por más que destruyeran su entorno. Lo tenía claro, volvió a dar la vuelta para correr a su insecto con esteroides para empujarle desde sus patas traseras para que se alejara del pequeño Pokémon. ㅡ Te dije que no puedes cazar fuera de casa ¡estúpido insecto! ㅡ Scolipede, sin hacer caso embistió a su propia entrenadora lanzandole a un charco de lodo usando el mismo veneno que con su presa, a sabiendas que lo había resistido antes.
La joven sintió el dolor en su abdomen al recibir el golpe, soltando un chillido agudo tan intenso que al intentar levantarse vómito ignorante del peligro que corría con su propio 'bebé', El ácido de su garganta, ese sabor inmundo que le quedó en la boca, antes de que Scolipede se dispusiera a comer su bocadillo tomó la pequeña esfera para devolverlo a su prisión y que el silencio volviera a reinar en el bosque.Era tan mágico como un halo de luz roja podía desvanecerse en tan sólo segundos a la criatura más grande, un invento más de la codicia de los humanos, uno que le salvó la vida por ahora.
ㅡ Gusanito... ㅡ El veneno seguía corriendo por su cuerpo, al intentar levantar su rodilla sintió un fuerte ardor en el abdomen, y tras llevar su mano a presionar el área sólo se topó con una cálida sensación de sangre fresca. Desconocía si era una herida profunda o superficial, en verdad le daba igual tras tantos golpes y cortes que tenía a diario, el problema es que debió arrastrarse una vez más hasta su objetivo, esta vez Sewaddle, quien ya no se movía, ni respiraba, se había ido en desgracia por culpa del fuerte veneno del tipo insecto y con ello su única oportunidad de vencer. ㅡ Lo siento... n-no iba a comerte de verdad... ㅡ Amargas lágrimas brotaron de sus ojos, cubriendo sus mejillas mientras se dejaba caer de espaldas aún manteniendo la diestra sobre el área afectada. ¿Cuántas veces había pasado por ello? ¿Cuántas veces tendría que ser testigo o verdugo? Si nunca hubiera dejado salir a sus bestias, si tan sólo nunca hubiera regresado a Viridis... No estaría sumida en el dolor y la culpa.
De nuevo esa sensación de pesadez en todo su cuerpo, dejando su boca abierta para que la lluvia cada vez más intensa saciara su sed, poco a poco fue perdiendo la consciencia sin saber si era algo bueno o algo malo. Sólo quería ser uno con la tierra, que el agua se llevará todas sus lágrimas y al despertar su cuerpo estuviera fuera del bosque por sus malas acciones o en el infierno por al fin haber alcanzado la muerte.
El buen clima tampoco iba a durar por siempre, el sol que se colaba fue cubierto por extensos algodones grises junto a leves truenos que se escuchaban a lo lejos, parecía una tormenta de gran tamaño que venía desde lejos, más nunca veía el noticiero como para enterarse de esas cosas. El aroma del entorno era algo, húmedo, no podía describirlo, más cuando algunas gotas cayeron sobre la tierra el olor a tierra mojada pronto se hizo presente ante todas las cosas. Al principio fue una simple llovizna, nada que no pudiera soportar, y permaneció de esa forma todo el tramo que siguió a Sewaddle con algo que no cuadraba. ¿En verdad no habían más criaturas hostiles además de los propios? Si era así, su presencia debía resaltar entre todas pero no veía en ninguna parte Pokémon corriendo por sus vidas o escuchaba gritos, como si todos hubiesen sido atrapados antes de poder aullar por ayuda.
Plash plash plash
Escuchó resonar a su alrededor, poniendo sus nervios de punta y alertando al pequeño insecto que empezó a temblar. Unos pasos pequeños pero veloces que al enterrarse en el lodo producian un sonido similar al chapoteo del agua, eso parecía, uno que pronto identificó como ㅡ Versca... ¡Mierda! ㅡ Se detuvo en seco dándose la vuelta para correr en la dirección opuesta justo en el momento que Scolipede apareció furioso abriéndose paso a la fuerza entre los árboles para atrapar a Sewaddle y presionar con las garras de su cabeza para dar el golpe final sin ningún rastro de piedad. Algo dentro de la joven nació en ese momento, sabía cuando debía ser cruel, pero ahora necesitaba ser un ser de luz ante el bosque o jamás saldrían por más que destruyeran su entorno. Lo tenía claro, volvió a dar la vuelta para correr a su insecto con esteroides para empujarle desde sus patas traseras para que se alejara del pequeño Pokémon. ㅡ Te dije que no puedes cazar fuera de casa ¡estúpido insecto! ㅡ Scolipede, sin hacer caso embistió a su propia entrenadora lanzandole a un charco de lodo usando el mismo veneno que con su presa, a sabiendas que lo había resistido antes.
La joven sintió el dolor en su abdomen al recibir el golpe, soltando un chillido agudo tan intenso que al intentar levantarse vómito ignorante del peligro que corría con su propio 'bebé', El ácido de su garganta, ese sabor inmundo que le quedó en la boca, antes de que Scolipede se dispusiera a comer su bocadillo tomó la pequeña esfera para devolverlo a su prisión y que el silencio volviera a reinar en el bosque.Era tan mágico como un halo de luz roja podía desvanecerse en tan sólo segundos a la criatura más grande, un invento más de la codicia de los humanos, uno que le salvó la vida por ahora.
ㅡ Gusanito... ㅡ El veneno seguía corriendo por su cuerpo, al intentar levantar su rodilla sintió un fuerte ardor en el abdomen, y tras llevar su mano a presionar el área sólo se topó con una cálida sensación de sangre fresca. Desconocía si era una herida profunda o superficial, en verdad le daba igual tras tantos golpes y cortes que tenía a diario, el problema es que debió arrastrarse una vez más hasta su objetivo, esta vez Sewaddle, quien ya no se movía, ni respiraba, se había ido en desgracia por culpa del fuerte veneno del tipo insecto y con ello su única oportunidad de vencer. ㅡ Lo siento... n-no iba a comerte de verdad... ㅡ Amargas lágrimas brotaron de sus ojos, cubriendo sus mejillas mientras se dejaba caer de espaldas aún manteniendo la diestra sobre el área afectada. ¿Cuántas veces había pasado por ello? ¿Cuántas veces tendría que ser testigo o verdugo? Si nunca hubiera dejado salir a sus bestias, si tan sólo nunca hubiera regresado a Viridis... No estaría sumida en el dolor y la culpa.
De nuevo esa sensación de pesadez en todo su cuerpo, dejando su boca abierta para que la lluvia cada vez más intensa saciara su sed, poco a poco fue perdiendo la consciencia sin saber si era algo bueno o algo malo. Sólo quería ser uno con la tierra, que el agua se llevará todas sus lágrimas y al despertar su cuerpo estuviera fuera del bosque por sus malas acciones o en el infierno por al fin haber alcanzado la muerte.


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OG Calathea
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Ago 17, 2018 8:06 am
Éxito
Todos, o casi todos los deseos de la joven muchacha que se hacía llamar Cherry fueron concedidos cuando la lluvia amainó horas después y el amanecer llegó. Con la luz que se filtraba por el denso follaje de las copas de los árboles vino la claridad.
La tierra había quedado húmeda, negra y fértil, las hojas del sotobosque salpicadas por el rocío mañanero se mecían con la ligera brisa que recorría la densa arboleda, y una tupida alfombra de tréboles nacía a los pies de la inconsciente muchacha y parecía crear un sendero entre los árboles, serpenteando de forma sobrenatural hasta un claro.
En el claro había un árbol inmenso, tan antiguo como la región de Ysiel, y de su rama más baja colgaba un cartel hecho con madera tallada, empapado por la lluvia del día anterior.
Solo un mensaje rezaba en la madera:
« Para aquellos que han aprendido a ser uno con el bosque solo hay un consejo:
No encontraréis la plenitud solos. Pedid ayuda a los demás. »
No encontraréis la plenitud solos. Pedid ayuda a los demás. »
A los pies del árbol, descansando en un hueco entre las gruesas raíces, parecía haber un cuenco hecho de madera tallada que se había llenado con agua de lluvia. ¿Sería una extraña coincidencia, o un regalo de la providencia?
@Meiyo


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Cherry Blossom
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Sep 17, 2018 6:52 am

It's a wonderful world
El sabor amargo de la tierra entre sus dientes,el dolor punzante en sus extremidades después de largas horas sin moverse, ese sonido agudo de los insectos cuando la lluvia por fin saciaba tras la tormenta. Podía escuchar, sentir como la vida valoraba desde sus adentros a pesar del desgarrador encuentro pasado, devolviendo a una cruda realidad en un lugar no tan hostil, negándose a dar el último aliento sin saber un motivo en concreto. No necesitaba una razón para vivir, era normal que los humanos o Pokémon se aferraran a la vida aún cuando estaban llenos de desesperación, ¿no era increíble? Por su cabeza, tan sólo por unos breves segundos, pudo pronunciar un "gracias a Arceus que estoy viva aún". Desconocía si era obra del bosque o tan sólo la preocupación por las criaturas que aún permanecían extraviadas, pero ese deseo suicida se iba desvaneciendo poco a poco mientras sus párpados, pesados, iban abriéndose ante la débil luz del sol que se asomaba entre las ramas y nubes.
ㅡ No tiene sentido... No soy inmune... nunca fui inmune al veneno. ㅡ Murmuró para si mientras giraba su cabeza en busca del cuerpo de ese gusano, notando que había desaparecido por completo, sin rastro. Un pesado suspiro entonces brotó, quizás otro ya lo había tomado como cena, o alguno tuvo piedad y fue a enterrarlo... ¿Los Pokémon tenían funerales? Esa idea banal fue presa de su mente durante largos minutos que dejó pasar pues ya ni recordaba si había llegado de noche al encantador bosque o si sólo habían pasado pocas horas que le parecían días enteros. Más no podía dejar pasar más tiempo, ya nadie vendría a salvarla. Apoyándose contra la tierra con el codo y presionando con la mano su abdomen con la otra, poco a poquito fue levantándose ayudándose con los troncos de los árboles para no volver a caer, apenas podía respirar bien, aunque el dolor en su herida era un poco más tolerable.
Sin darse del todo cuenta seguía un camino marcado en la tierra hacia las entrañas del bosque de árboles, cada vez con más frío entre los huesos, la poca brisa que se colaba entre los árboles la invitaba a seguir adelanté en una extraña conspiración para que no tomará la decisión errónea. ㅡ Riina quizás también visitó este lugar. ㅡ Se susurró dándose ánimos, imaginando que alguien nacida en Viridis y con la aspiración a líder planta al menos habría visitado ese bosque, aunque fuese de manera ilegal, más si pensaba en lo último tacharia la posibilidad ante la pura imagen de su hermana. Le resultaba increíble como su sonrisa seguía grabada en sus recuerdos un en ese precario momento, misma que atribuyó a su buena suerte cuando a lo lejos vio un árbol que parecía el abuelo de todos los árboles en la región; rugoso cual arrugas, hojas mucho más ásperas que las comunes, en definitiva sus viejas ramas habían visto demasiado. ㅡ A-arceus ¿de verdad no quieres que muera? ㅡ Dijo antes de correr, o intentarlo, resbalando poco antes de llegar a ese hueco en el tronco y tomar el agua entre sus manos para llevarla directo a sus labios.
El líquido se escurria entre sus dedos mugrosos, dándole un terrible sabor, pero estaba bien, era agua después de todo, lo que le dejó perpleja fue de hecho cuando volvió a levantarse para leer ese cartel viejo, tan pero tan viejo que parecía un chiste malo para viajeros de hace cientos de años.
ㅡ ¡AAHH!! NO PUEDE SER. ㅡ Gritó a los cuatro vientos llena de desesperación y desilusión cuando las palabras del árbol le marcaban la única esperanza del bosque, una que no podría lograr ni en un millón de años. Había cubierto su cara con ambas manos, mirando hacia el cielo mientras sus rodillas caían a la tierra mojada sin temor a mancharse más por el barro, rendida después de tanto tiempo en lo que al principio parecía un bosque inofensivo del cual podía sólo pasar cual día de campo. Que equivocada estaba, ya había perdido la cuenta de cuantas veces se echó a llorar desde que se adentró, desde la más pequeña lágrima hasta el llanto que escapó de sus labios cual niña pequeña cuando por fin se dio cuenta que no era lo suficientemente fuerte para salir, ni para seguir, para nada.
ㅡ No tiene sentido... No soy inmune... nunca fui inmune al veneno. ㅡ Murmuró para si mientras giraba su cabeza en busca del cuerpo de ese gusano, notando que había desaparecido por completo, sin rastro. Un pesado suspiro entonces brotó, quizás otro ya lo había tomado como cena, o alguno tuvo piedad y fue a enterrarlo... ¿Los Pokémon tenían funerales? Esa idea banal fue presa de su mente durante largos minutos que dejó pasar pues ya ni recordaba si había llegado de noche al encantador bosque o si sólo habían pasado pocas horas que le parecían días enteros. Más no podía dejar pasar más tiempo, ya nadie vendría a salvarla. Apoyándose contra la tierra con el codo y presionando con la mano su abdomen con la otra, poco a poquito fue levantándose ayudándose con los troncos de los árboles para no volver a caer, apenas podía respirar bien, aunque el dolor en su herida era un poco más tolerable.
Sin darse del todo cuenta seguía un camino marcado en la tierra hacia las entrañas del bosque de árboles, cada vez con más frío entre los huesos, la poca brisa que se colaba entre los árboles la invitaba a seguir adelanté en una extraña conspiración para que no tomará la decisión errónea. ㅡ Riina quizás también visitó este lugar. ㅡ Se susurró dándose ánimos, imaginando que alguien nacida en Viridis y con la aspiración a líder planta al menos habría visitado ese bosque, aunque fuese de manera ilegal, más si pensaba en lo último tacharia la posibilidad ante la pura imagen de su hermana. Le resultaba increíble como su sonrisa seguía grabada en sus recuerdos un en ese precario momento, misma que atribuyó a su buena suerte cuando a lo lejos vio un árbol que parecía el abuelo de todos los árboles en la región; rugoso cual arrugas, hojas mucho más ásperas que las comunes, en definitiva sus viejas ramas habían visto demasiado. ㅡ A-arceus ¿de verdad no quieres que muera? ㅡ Dijo antes de correr, o intentarlo, resbalando poco antes de llegar a ese hueco en el tronco y tomar el agua entre sus manos para llevarla directo a sus labios.
El líquido se escurria entre sus dedos mugrosos, dándole un terrible sabor, pero estaba bien, era agua después de todo, lo que le dejó perpleja fue de hecho cuando volvió a levantarse para leer ese cartel viejo, tan pero tan viejo que parecía un chiste malo para viajeros de hace cientos de años.
« Para aquellos que han aprendido a ser uno con el bosque solo hay un consejo:
No encontraréis la plenitud solos. Pedid ayuda a los demás. »
No encontraréis la plenitud solos. Pedid ayuda a los demás. »
ㅡ ¡AAHH!! NO PUEDE SER. ㅡ Gritó a los cuatro vientos llena de desesperación y desilusión cuando las palabras del árbol le marcaban la única esperanza del bosque, una que no podría lograr ni en un millón de años. Había cubierto su cara con ambas manos, mirando hacia el cielo mientras sus rodillas caían a la tierra mojada sin temor a mancharse más por el barro, rendida después de tanto tiempo en lo que al principio parecía un bosque inofensivo del cual podía sólo pasar cual día de campo. Que equivocada estaba, ya había perdido la cuenta de cuantas veces se echó a llorar desde que se adentró, desde la más pequeña lágrima hasta el llanto que escapó de sus labios cual niña pequeña cuando por fin se dio cuenta que no era lo suficientemente fuerte para salir, ni para seguir, para nada.


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Admin Ysiel
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Lun Sep 17, 2018 6:52 am
El miembro 'Cherry Blossom' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Cherry Blossom
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Vie Ene 18, 2019 9:18 pm

It's a wonderful world
Por fin, después de largos minutos entre sollozos y desesperación, los quejidos de Cherry habían desaparecido. Sabía a la perfección que eso no le serviría de nada, aún cuando era su respuesta inmediata a cualquier tipo de obstáculo, al final siempre dejaba el llanto de lado para enfrentarse al mundo con dientes y uñas si era necesario -aunque deseaba que la violencia n fuese necesaria en esta ocasión-. Poco a poco su respiración tomaba un ritmo normal, su cuerpo dejaba de temblar y podía escuchar esos dulces sonidos que provenían desde lo más profundo del bosque, se preguntaba ¿qué clase de Pokémon lo haría?
Con los ánimos por los suelos pudo levantarse del pequeño lado lodoso que se había formado bajo sus pies, una consecuencia desagradable de la lluvia. Trato de repetir en su cabeza palabras de ánimo al son de que sus pies daban pequeños pasos hacia adelante, sin rumbo, esperando llegar al final del bosque en algún momento. Simplemente no lo entendía, todo ese sufrimiento para que al final sus propios compañeros siguieran perdidos por voluntad propia ni una pequeña señal de que podía llevarla de vuelta a Viridis... ㅡ Muy bien... ¡Me rindo! ¿Ya puedo ir a casa? ¡Prometo no volver nunca más! ㅡ Gritó de golpe con ambas manos a cada extremo de su boca, esperando. Suss pasearon por los árboles a su alrededor cuáles parecían exactamente iguales para ella, sin respuesta. ¡Se volvería loca! Si en realidad era el camino hacia un gimnasio ¿por qué no podía desistir del reto? Eso era demasiado cruel.
Volvió a quejarse, esta vez mucho más fuerte, ahuyentando de este modo a toda vida salvaje que se había acercado por curiosidad hasta su persona. Esa sensación de desasosiego se perdió mucho más rápido que sus lloriqueos hasta que la ira se iba calando entre sus venas como nuevo mecanismo de defensa ante lo desconocido. A cada pisada su temperamento se tornaba peor, con su mano derecha acarició levemente contra su herida, descansando entonces al postrarse junto a una enorme roca mohosa. Había llegado a una especia de prado en donde lo único diferente a toda la flora anterior era que en el suelo habían varias rocas enterradas o dispersas de aquí para allá.
ㅡ Esto... no tiene sentido. ㅡ Carraspeo dando varios pasos hacia adelante sin encontrar un significado a la estructura del bosque. Más perdida que nunca y con las mejillas rojas por el enojo de todo lo que había pasado por nada, soltó un grito al aire para patear un bulto que se asomaba de entre la hierba fresca, sólo para que su cuerpo entero sintiera un escalofrío, su cabello se erizara y callera de culo por el dolor en su pie. ㅡ ¡Maldita sea! ¡Odio este bosque! Lo odio lo odio lo odio... ㅡ Siguió murmurando entre dientes; Cherry no podía estar más confundida por sus propias acciones, por poco pierde la razón de no ser por un extraño sonido que venía desde la tierra.
El sonido era demasiado leve más metálico...
"Metálico."
No se suponía que ese tipo de ruidos existieran dentro de un santuario vegetal, entonces, ¿de dónde? Giró su cabeza en todas direcciones buscando alguna señal que pudiera devolverla a la tan preciada civilización, pero nada. Más el sonido seguía allí, retumbando en su cabecita loca, dándole una sensación de estar siendo observada. Fue cuando sus ojos volvieron a la roca que había pateado que se dio cuenta que no era sólo una roca... ¡tenía ojos! ㅡ ¡Iiiighh! ㅡ Soltó un chillido mientras se arrastraba pocos metros lejos de esa cosa. Al principio aturdida por los ruidos que salían casi desesperados de ese Pokémon.
¿Desesperados?
Estaba... ¿estaba atrapado?
Tomó una bocanada de aire, gateando cerca de esa "cosa" hasta poder reconocer ese par de ojos amarillos y los picos que salían de su cuerpo. ㅡ Creí que los Ferroseed sólo se encontraban en Ferrit... ㅡ Dijo para si pues aunque compartía el tipo planta le era difícil imaginarse a esas esferas junto a sus evoluciones columpiandose por las ramas de los árboles. Ah, otro escalofrío recorrió su espalda. Desconocía que clase de juego le dejó tan bajo tierra al pobre para quedar atorado ni el porque ninguno de las otras criaturas le había ayudado hasta ese momento, pero suponía era por las gruesas espinas que sobresalían.
"Pobre cosa" llegó a pensar; "Sólo quiere un poco de ayuda pero lástima a todos a su alrededor..." ㅡ Es igual a. ㅡ Un súbito momento de realización. Quedó pasmada, guardando silencio en un pequeño shock al realizar que no era todo en ese Lugar hermoso y perfecto, que las cosas malas no venían sólo de ella, el bosque también podía ser cruel con sus hijos queridos. No tenía nada que perder ni mucho menos algo que ganar, ver a ese Ferroseed le daba un malestar en el estómago por lo que intento tomar la parte de su cuerpo que sobresalía y tirar hacia afuera con las pocas fuerzas que le quedaban, pero nada. Se ayudó de sus uñas para cavar la tierra que estaba a su alrededor mientras tiraba con su mano libre, sin importar que las espinas llegaban a rasgar hasta que la sangre escurria. No supo si el tiempo pasaba lento o sólo era ella quién lo percibía así, más al final, tras volver a tomarle con ambas manos y haber desprendido la tierra a su alrededor que pudo sacar por completo a Ferroseed de su tumba.
En cuanto el Pokémon sintió la libertad este saltó lejos de las manos de la pelirrosa dando rebotes pequeños y así quedar a unos cuantos metros por su temerosa naturaleza ante los extraños. Ferroseed giró su cuerpo a la fémina sin alguna expresión palpable, más ella tenía la sensación que le tenía pavor o al menos intentaba no ser grosero con la única persona que le ayudó. ㅡ De nada... ¿Cuánto tiempo tenías allí? ㅡ Ladeo un poco su cabeza, llevando pronto la diestra a golpear la parte derecha del rostro por esa estúpida pregunta, ¿Cómo iba a responderle un Pokémon? Pudo notar los rasguños y pequeñas cortadas que pintaban sus palmas de rojo, volviendo a su contrario cada vez más lejos. ㅡ ¡E-espera¡ ¿Q-qué te parece un trato? ㅡ Tragó saliva, aún en el suelo se incorporó como pudo, dejando sus rodillas descansar sobre la hierba. ㅡ Te ayudé, so... tu podrías llevarme a la salida de este laberinto. ㅡ
Con los ánimos por los suelos pudo levantarse del pequeño lado lodoso que se había formado bajo sus pies, una consecuencia desagradable de la lluvia. Trato de repetir en su cabeza palabras de ánimo al son de que sus pies daban pequeños pasos hacia adelante, sin rumbo, esperando llegar al final del bosque en algún momento. Simplemente no lo entendía, todo ese sufrimiento para que al final sus propios compañeros siguieran perdidos por voluntad propia ni una pequeña señal de que podía llevarla de vuelta a Viridis... ㅡ Muy bien... ¡Me rindo! ¿Ya puedo ir a casa? ¡Prometo no volver nunca más! ㅡ Gritó de golpe con ambas manos a cada extremo de su boca, esperando. Suss pasearon por los árboles a su alrededor cuáles parecían exactamente iguales para ella, sin respuesta. ¡Se volvería loca! Si en realidad era el camino hacia un gimnasio ¿por qué no podía desistir del reto? Eso era demasiado cruel.
« Pero era exactamente lo que hacía en el suyo. »
Volvió a quejarse, esta vez mucho más fuerte, ahuyentando de este modo a toda vida salvaje que se había acercado por curiosidad hasta su persona. Esa sensación de desasosiego se perdió mucho más rápido que sus lloriqueos hasta que la ira se iba calando entre sus venas como nuevo mecanismo de defensa ante lo desconocido. A cada pisada su temperamento se tornaba peor, con su mano derecha acarició levemente contra su herida, descansando entonces al postrarse junto a una enorme roca mohosa. Había llegado a una especia de prado en donde lo único diferente a toda la flora anterior era que en el suelo habían varias rocas enterradas o dispersas de aquí para allá.
ㅡ Esto... no tiene sentido. ㅡ Carraspeo dando varios pasos hacia adelante sin encontrar un significado a la estructura del bosque. Más perdida que nunca y con las mejillas rojas por el enojo de todo lo que había pasado por nada, soltó un grito al aire para patear un bulto que se asomaba de entre la hierba fresca, sólo para que su cuerpo entero sintiera un escalofrío, su cabello se erizara y callera de culo por el dolor en su pie. ㅡ ¡Maldita sea! ¡Odio este bosque! Lo odio lo odio lo odio... ㅡ Siguió murmurando entre dientes; Cherry no podía estar más confundida por sus propias acciones, por poco pierde la razón de no ser por un extraño sonido que venía desde la tierra.
« Ffffrrrrr eerrrrrr rrrrr. »
El sonido era demasiado leve más metálico...
"Metálico."
No se suponía que ese tipo de ruidos existieran dentro de un santuario vegetal, entonces, ¿de dónde? Giró su cabeza en todas direcciones buscando alguna señal que pudiera devolverla a la tan preciada civilización, pero nada. Más el sonido seguía allí, retumbando en su cabecita loca, dándole una sensación de estar siendo observada. Fue cuando sus ojos volvieron a la roca que había pateado que se dio cuenta que no era sólo una roca... ¡tenía ojos! ㅡ ¡Iiiighh! ㅡ Soltó un chillido mientras se arrastraba pocos metros lejos de esa cosa. Al principio aturdida por los ruidos que salían casi desesperados de ese Pokémon.
¿Desesperados?
Estaba... ¿estaba atrapado?
Tomó una bocanada de aire, gateando cerca de esa "cosa" hasta poder reconocer ese par de ojos amarillos y los picos que salían de su cuerpo. ㅡ Creí que los Ferroseed sólo se encontraban en Ferrit... ㅡ Dijo para si pues aunque compartía el tipo planta le era difícil imaginarse a esas esferas junto a sus evoluciones columpiandose por las ramas de los árboles. Ah, otro escalofrío recorrió su espalda. Desconocía que clase de juego le dejó tan bajo tierra al pobre para quedar atorado ni el porque ninguno de las otras criaturas le había ayudado hasta ese momento, pero suponía era por las gruesas espinas que sobresalían.
"Pobre cosa" llegó a pensar; "Sólo quiere un poco de ayuda pero lástima a todos a su alrededor..." ㅡ Es igual a. ㅡ Un súbito momento de realización. Quedó pasmada, guardando silencio en un pequeño shock al realizar que no era todo en ese Lugar hermoso y perfecto, que las cosas malas no venían sólo de ella, el bosque también podía ser cruel con sus hijos queridos. No tenía nada que perder ni mucho menos algo que ganar, ver a ese Ferroseed le daba un malestar en el estómago por lo que intento tomar la parte de su cuerpo que sobresalía y tirar hacia afuera con las pocas fuerzas que le quedaban, pero nada. Se ayudó de sus uñas para cavar la tierra que estaba a su alrededor mientras tiraba con su mano libre, sin importar que las espinas llegaban a rasgar hasta que la sangre escurria. No supo si el tiempo pasaba lento o sólo era ella quién lo percibía así, más al final, tras volver a tomarle con ambas manos y haber desprendido la tierra a su alrededor que pudo sacar por completo a Ferroseed de su tumba.
En cuanto el Pokémon sintió la libertad este saltó lejos de las manos de la pelirrosa dando rebotes pequeños y así quedar a unos cuantos metros por su temerosa naturaleza ante los extraños. Ferroseed giró su cuerpo a la fémina sin alguna expresión palpable, más ella tenía la sensación que le tenía pavor o al menos intentaba no ser grosero con la única persona que le ayudó. ㅡ De nada... ¿Cuánto tiempo tenías allí? ㅡ Ladeo un poco su cabeza, llevando pronto la diestra a golpear la parte derecha del rostro por esa estúpida pregunta, ¿Cómo iba a responderle un Pokémon? Pudo notar los rasguños y pequeñas cortadas que pintaban sus palmas de rojo, volviendo a su contrario cada vez más lejos. ㅡ ¡E-espera¡ ¿Q-qué te parece un trato? ㅡ Tragó saliva, aún en el suelo se incorporó como pudo, dejando sus rodillas descansar sobre la hierba. ㅡ Te ayudé, so... tu podrías llevarme a la salida de este laberinto. ㅡ


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Tragó saliva, con los nervios de punta por la respuesta que tendría Ferroseed ante su petición. El silencio espectral no se hizo esperar en esa alejada parte del bosque, los minutos pasaron sin movimiento de alguno de los involucrados, más la negativa pronto llegó a la joven cuando los ojos rojos de ese Pokémon se daban vuelta para salir huyendo a toda prisa con esa forma tan rara de andar, saltando.
ㅡ ¡No, espera! ㅡ Estiró su brazo en dirección a la criatura sólo h:-) sentir un ligero dolor punzante en su abdomen que le detuvo de salir corriendo, más eso no le detendría para salir. A como pudo dio pasos largos entre la hierba, no era tan rápida como su contrario pero esperaba no perderlo de vista tan fácil como aquel Weedle al principio de su viaje. ㅡ Esto no es justo... ㅡ Chilló para si aún cuando había experimentado la injusticia del mundo en carne propia, el ayudar a otros no haría que los demás hicieran lo mismo.
Cuando menos lo espero ya estaba demasiado lejos de su presa, obligada a seguir caminado siguió derecho hasta escuchar a la lejanía los sonidos de más criaturas del bosque. ¿Debería sólo hacerse presente? Negó con su cabeza, todos en ese lugar eran temerosos, su mejor estrategia era esconderse hasta encontrar a alguien igual o más débil que ella para convencerle de prestar sus servicios. Caminando de puntas logró acercarce a lo que parecía un grupo de Oddish jugueteando entre sí mientras Ferroseed intentaba unirse al grupo dando pequeños saltos alrededor de esa extraña agrupación. Cherry sólo pudo esconderse tras un árbol, asomando ligeramente su cabeza para ver cómo todos aceptaban al tipo acero, pero una vez este se abalanzaba contra ellos lleno de felicidad estos salían lastimado por el impacto de las púas a su alrededor.
Pobre iluso, parecía que aún no entendía que estaba destinado a no tocar cosas suaves.
Era una escena bastante obvia, al final los Oddish no pudieron más con la alegría de Ferroseed, huyendo de el como Zebstrika de un Pyroar. Claro, esto causó cierta empatía en la líder de gimnasio, ¿no era mejor regresar con los de su especia? A juzgar por su entorno, quizás no habían muchos de su tipo en el bosque, o quizás se encontraban en un área lejana al cual no sabía cómo regresar, cualquiera que fuese su respuesta era un caso abrumador.
ㅡ ¿De verdad no entiendes que eres peligroso? ㅡ Murmuró tras el árbol y así provocando que el tipo acero se sobresaltara por la sorpresa, rebotando más metros lejos de ella. Era gracioso que una cosa tan pequeña pudiera hacer tanto daño sin siquiera notarlo, ¿no? Cherry tomó coraje una vez más, saliendo de su escondite para acercarse sólo unos cortos pasos a ese Pokémon, manteniendo siempre una mano apoyada contra su torso, presionando un poco. ㅡ Yo también... pudo ser así. ㅡ Confesó, mirando a todos lados excepto hacia la criatura, por vergüenza y temor a volver a ser rechazada en su interminable búsqueda por el gimnasio. ㅡ Sabes, si no les hubieras tocado... quizás... quizaaaaas, serían amigos. ㅡ
En un intento por sonar mucho más auténtica se atrevió a mirar directamente a los ojos del contrario, más la intensidad con la que este parecía devolverle el gesto le hizo volver a bajar la cabeza mientras se agachaba de cuclillas y quedar a una altura menos amenazante para el. Estiró su brazo, tembloroso por la humillación de ser amable así como la inseguridad de fallar, en dirección al Pokémon. ㅡ A mi no me importa tener un par de rasguños más. ㅡ Su voz era más fuerte de lo usual para que pudiese escucharla sin peros, más no podía volver a mirarle a la cara, por lo que escondió su rostro entre sus piernas. ㅡ Puedo soportar casi de todo... créeme. ㅡ
ㅡ ¡No, espera! ㅡ Estiró su brazo en dirección a la criatura sólo h:-) sentir un ligero dolor punzante en su abdomen que le detuvo de salir corriendo, más eso no le detendría para salir. A como pudo dio pasos largos entre la hierba, no era tan rápida como su contrario pero esperaba no perderlo de vista tan fácil como aquel Weedle al principio de su viaje. ㅡ Esto no es justo... ㅡ Chilló para si aún cuando había experimentado la injusticia del mundo en carne propia, el ayudar a otros no haría que los demás hicieran lo mismo.
Cuando menos lo espero ya estaba demasiado lejos de su presa, obligada a seguir caminado siguió derecho hasta escuchar a la lejanía los sonidos de más criaturas del bosque. ¿Debería sólo hacerse presente? Negó con su cabeza, todos en ese lugar eran temerosos, su mejor estrategia era esconderse hasta encontrar a alguien igual o más débil que ella para convencerle de prestar sus servicios. Caminando de puntas logró acercarce a lo que parecía un grupo de Oddish jugueteando entre sí mientras Ferroseed intentaba unirse al grupo dando pequeños saltos alrededor de esa extraña agrupación. Cherry sólo pudo esconderse tras un árbol, asomando ligeramente su cabeza para ver cómo todos aceptaban al tipo acero, pero una vez este se abalanzaba contra ellos lleno de felicidad estos salían lastimado por el impacto de las púas a su alrededor.
Pobre iluso, parecía que aún no entendía que estaba destinado a no tocar cosas suaves.
Era una escena bastante obvia, al final los Oddish no pudieron más con la alegría de Ferroseed, huyendo de el como Zebstrika de un Pyroar. Claro, esto causó cierta empatía en la líder de gimnasio, ¿no era mejor regresar con los de su especia? A juzgar por su entorno, quizás no habían muchos de su tipo en el bosque, o quizás se encontraban en un área lejana al cual no sabía cómo regresar, cualquiera que fuese su respuesta era un caso abrumador.
ㅡ ¿De verdad no entiendes que eres peligroso? ㅡ Murmuró tras el árbol y así provocando que el tipo acero se sobresaltara por la sorpresa, rebotando más metros lejos de ella. Era gracioso que una cosa tan pequeña pudiera hacer tanto daño sin siquiera notarlo, ¿no? Cherry tomó coraje una vez más, saliendo de su escondite para acercarse sólo unos cortos pasos a ese Pokémon, manteniendo siempre una mano apoyada contra su torso, presionando un poco. ㅡ Yo también... pudo ser así. ㅡ Confesó, mirando a todos lados excepto hacia la criatura, por vergüenza y temor a volver a ser rechazada en su interminable búsqueda por el gimnasio. ㅡ Sabes, si no les hubieras tocado... quizás... quizaaaaas, serían amigos. ㅡ
En un intento por sonar mucho más auténtica se atrevió a mirar directamente a los ojos del contrario, más la intensidad con la que este parecía devolverle el gesto le hizo volver a bajar la cabeza mientras se agachaba de cuclillas y quedar a una altura menos amenazante para el. Estiró su brazo, tembloroso por la humillación de ser amable así como la inseguridad de fallar, en dirección al Pokémon. ㅡ A mi no me importa tener un par de rasguños más. ㅡ Su voz era más fuerte de lo usual para que pudiese escucharla sin peros, más no podía volver a mirarle a la cara, por lo que escondió su rostro entre sus piernas. ㅡ Puedo soportar casi de todo... créeme. ㅡ


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De nuevo ese silencio incómodo. Temía que al alzar su cabeza aquella semilla de acero se haya marchado sin darle una oportunidad a sus palabras. No lo juzgaba, parecía que los Pokémon en ese hábitat jamás habían interactuado tan de cerca con un humano.
Permaneció de cuclillas, sin pronunciar palabra hasta que algo rasposo toco la palma de su mano obligándole a mirar frente a ella. ㅡ ... ㅡ Era Ferroseed, sus cejas se alzaron consolarse y debido a los saltos que daba el contrario terminó por sentarse sobre la hierba, permitiendo que este se acurrucara entre sus brazos sin temor al rechazó. Si, pronto su piel resintió las púas así como leves cortadas aparecieron por toda el área, más había experimentado cosas mucho peores a través de los años, ese pequeño podía fingir ser un Skitty todo el tiempo que necesitara para confiar un poco más en la líder, aunque deseaba que fuese pronto o la sangre mancharia más que su vestido.
ㅡ B-buen chico... la chica. ㅡ Pronunció dando leves palmaditas en la cabeza del Pokémon, esperando no ofenderle por confundir su género. Notó que sus sentimientos habían llegado hasta al ajeno cuando este se separó para rebotar en dirección a lo que creía era el este, girando su cuerpo hacia ella en un claro intento porque le siguiera. ¿De verdad estaba pasando? ¿IBA A SALIR DE ALLÍ? Los nervios le ganaron por un segundo provocando que al levantarse se tambaleara un poco, nunca había llegado tan lejos usando el método de los pacifistas, pero siempre había una primera vez para todo. "No vayas a arruinarlo" se repetía cuando ambos pasaron por grandes árboles, dejando que sólo el sonido de la brisa contra las ramas les diera paz mental.
Para Cherry todo era exactamente igual, desde el principio, sin embargo tras sus piernas cansarse como si hubiera entrado a un maratón, un camino al natural se hizo presente ante sus ojos, quizás hecho gracias a las cientos de patitas que lo transitaban día con día. Que iba a saber ella, no era una científica. Los árboles de repente parecían mucho más altos, las flores más coloridas e incluso el aire parecía tener un sabor, si, un sabor dulce por más ilógico que eso sonará. Era como entrar a un bosque de en sueño, ¿en este tipo de lugares se inspirarian los escritores para niños? Fue entonces que notó la mirada incandescente de Ferroseed, quien esperaba alguna reacción de su parte después de haberle guiado hasta el sendero secreto. ㅡ Eehhmmm... N-no es tan horripilante como el resto del bosque... ¿supongo? ㅡ Tragó saliva ante su inexperiencia para dar cumplidos, y aunque pudiera decir algo lindo no habían palabras para describir semejante belleza. Para su suerte eso le bastó al Pokémon para seguir rebotando hacia su destino.
Entre el silencio el eco en su cabeza se volvía mucho me molesto a pasar de sus intentos de mantenerse calmada para así no ahuyentar a su posible salvador. Los recuerdos frescos de lo que había pasado con ella, sin mencionar que todavía no encontraba a parte de su equipo le dejaban inquieta. ¿Estaría bien dejarlos allí? No lo sabía, de verdad no entendía nada acerca de ellos desde hace ya mucho tiempo, las pocas relaciones que tenía con sus Pokémon se habían esfumado casi por completo desde que se convirtió en líder de gimnasio; claro, a excepción de los tipo veneno que podía ver a diario. Tampoco podía culpar a sus compañeros de querer buscar una nueva vida lo más lejos posible, no era una buena entrenadora, ya no cuidaba de ellos, ya no se molestaba en salir a entrenar para ser mucho más fuertes y poder contra las injusticias del mundo, ya no hacía las cosas con un motivo, solo existía sin algún propósito más que el que se le ordenaba.
Todos esos años deseando, intentando acabar con su vida, pero ahora que sus minutos parecían contados se enfrentó a una muerte casi segura ¿y para qué? ¡Por un Weedle! Un estúpido Weedle que ella quería comer y así no desfallecer de hambre. Esa simple memoria le hizo esbozar una pequeña sonrisa junto a un par de lágrimas, soltando también una risa... ¿cuándo cambió tanto? El mundo siempre le parezco tan cruel, y ahora también la naturaleza le parecía un mundo sin sentimientos, como si en ningún lugar se pudiera vivir tranquilo. Más si no era fuerte para sobrevivir dignamente dentro de un milagroso bosque, ¿Qué más le esperaba? Ni siquiera en el mundo de los débiles parecía tener fuerza, era un milagro que su plan haya funcionado esta vez.
¿Y ahora qué?
Demasiadas preguntas en muy poco tiempo".
No es como si esa experiencia fuese a convertirla en una mejor persona de la noche a la mañana ni mucho menos hacerla cambian en su opinión contra la sociedad que tenía toda la culpa dentro de su cabecita loca.
No.
Si de experiencias que cambian la vida se trataba ella ya tenía de sobra. Lo más probable es que llegará a casa, en llanto sólo para encerrarse en su habitación con la fuerte intención de cambiar su actitud al menos por una hora antes de volver a ser la misma persona tóxica de siempre. No había razón en aparentar ser una víctima cuando no lo era, tampoco el fingir que sus aventuras le harían cambiar con el paso del tiempo, ya que si en verdad algo dentro de ella mejoraba tardaría años luz en siquiera notarse. Más le daba un poco de tristeza que el único lugar donde podía recibir un poco de ayuda fuese en un bosque que nunca más vería otra vez, por más cruel que fuese era mil veces mejor que las bases de Génesis, y sin embargo no podía esperar para volver a ellas. Volvió a reír notando lo incoherente que era así como la autodestructiva que era su forma de vida. No tenía la fuerza de cambiar, no sola.
Lo sabía, muy dentro de su ser lo sabía, que los únicos que le dieron una razón para vivir fueron los malos cuando estaba a punto de perecer en el mundo de los buenos.
Cherry dejó que un suspiro cargado de frustración escapara de sus labios mientras daba otro vistazo a su alrededor, ahora mas perdida que nunca.Tenía la idea de que Ferroseed le guiaba a una salida segura que le haría perder contacto seguro con todo lo que vio, pero no era así. El sendero se transformó en una extraña mezcla entre estructura humana junto a vegetación salvaje, para ser más simples, lo que parecía ser un templo sagrado dejado a su suerte ante las fauces del bosque, siendo envuelto por las raíces, hojas y musgo. ㅡ P-pero... ¡Pero esta no es la salida! ㅡ Gritó a los cuatro vientos con las manos en alto sin percatarse de la gran cantidad de tipos planta que descansaban sobre las escaleras llenas de enredaderas así como en los terrenos de esa vieja edificación. Claro que a Ferroseed le valió tres hectáreas de pokechorizo lo que ella quería, comenzando a subir con lentos saltos en dirección a la entrada del templo, siendo esta la única opción para la joven de encontrar una respuesta.
ㅡ Me quiero volver Mankey. ㅡ Murmuró frotándose las sienes con las yemas de sus dedos ya cansada de discutir con la vida. Si eso era lo que el destino quería ¡Oh vaya que lo seguiría! Se hizo paso entre los arbustos que cubrían gran parte de lo que alguna vez fue un suelo, pasando por eescaleras sin atreverse a mirar a los ojos a los Pokémon que descansaban a su alrededor como si ella no existiera, cosa que ya le estaba perturbando un poco. No había mucho que pudiera apreciar del lugar, le parecía como un templo cualquiera con la diferencia de que estaba en ruinas y la vegetación parecía brotar de cada pequeño agujero que encontraba. Se detuvo en la enorme puerta preguntándose si le llevaba a un refugio, con alguna clase de chamán del bosque o una emboscada para convertirla en su cena. Sin pensar demasiado -porque eso le llevaría a salir corriendo- camino dentro con la vista al frente para no distraerse con el interior, sus ojos sobre Ferroseed, debía confiar en el. Y una vez que este se detuvo la joven le siguió, más no podía distinguir nada especial.
Estaban literalmente solos en medio de ese lugar.
Permaneció de cuclillas, sin pronunciar palabra hasta que algo rasposo toco la palma de su mano obligándole a mirar frente a ella. ㅡ ... ㅡ Era Ferroseed, sus cejas se alzaron consolarse y debido a los saltos que daba el contrario terminó por sentarse sobre la hierba, permitiendo que este se acurrucara entre sus brazos sin temor al rechazó. Si, pronto su piel resintió las púas así como leves cortadas aparecieron por toda el área, más había experimentado cosas mucho peores a través de los años, ese pequeño podía fingir ser un Skitty todo el tiempo que necesitara para confiar un poco más en la líder, aunque deseaba que fuese pronto o la sangre mancharia más que su vestido.
ㅡ B-buen chico... la chica. ㅡ Pronunció dando leves palmaditas en la cabeza del Pokémon, esperando no ofenderle por confundir su género. Notó que sus sentimientos habían llegado hasta al ajeno cuando este se separó para rebotar en dirección a lo que creía era el este, girando su cuerpo hacia ella en un claro intento porque le siguiera. ¿De verdad estaba pasando? ¿IBA A SALIR DE ALLÍ? Los nervios le ganaron por un segundo provocando que al levantarse se tambaleara un poco, nunca había llegado tan lejos usando el método de los pacifistas, pero siempre había una primera vez para todo. "No vayas a arruinarlo" se repetía cuando ambos pasaron por grandes árboles, dejando que sólo el sonido de la brisa contra las ramas les diera paz mental.
Y así pasaron minutos, quizás hasta una que otra hora.
Para Cherry todo era exactamente igual, desde el principio, sin embargo tras sus piernas cansarse como si hubiera entrado a un maratón, un camino al natural se hizo presente ante sus ojos, quizás hecho gracias a las cientos de patitas que lo transitaban día con día. Que iba a saber ella, no era una científica. Los árboles de repente parecían mucho más altos, las flores más coloridas e incluso el aire parecía tener un sabor, si, un sabor dulce por más ilógico que eso sonará. Era como entrar a un bosque de en sueño, ¿en este tipo de lugares se inspirarian los escritores para niños? Fue entonces que notó la mirada incandescente de Ferroseed, quien esperaba alguna reacción de su parte después de haberle guiado hasta el sendero secreto. ㅡ Eehhmmm... N-no es tan horripilante como el resto del bosque... ¿supongo? ㅡ Tragó saliva ante su inexperiencia para dar cumplidos, y aunque pudiera decir algo lindo no habían palabras para describir semejante belleza. Para su suerte eso le bastó al Pokémon para seguir rebotando hacia su destino.
Entre el silencio el eco en su cabeza se volvía mucho me molesto a pasar de sus intentos de mantenerse calmada para así no ahuyentar a su posible salvador. Los recuerdos frescos de lo que había pasado con ella, sin mencionar que todavía no encontraba a parte de su equipo le dejaban inquieta. ¿Estaría bien dejarlos allí? No lo sabía, de verdad no entendía nada acerca de ellos desde hace ya mucho tiempo, las pocas relaciones que tenía con sus Pokémon se habían esfumado casi por completo desde que se convirtió en líder de gimnasio; claro, a excepción de los tipo veneno que podía ver a diario. Tampoco podía culpar a sus compañeros de querer buscar una nueva vida lo más lejos posible, no era una buena entrenadora, ya no cuidaba de ellos, ya no se molestaba en salir a entrenar para ser mucho más fuertes y poder contra las injusticias del mundo, ya no hacía las cosas con un motivo, solo existía sin algún propósito más que el que se le ordenaba.
Era realmente gracioso.
Todos esos años deseando, intentando acabar con su vida, pero ahora que sus minutos parecían contados se enfrentó a una muerte casi segura ¿y para qué? ¡Por un Weedle! Un estúpido Weedle que ella quería comer y así no desfallecer de hambre. Esa simple memoria le hizo esbozar una pequeña sonrisa junto a un par de lágrimas, soltando también una risa... ¿cuándo cambió tanto? El mundo siempre le parezco tan cruel, y ahora también la naturaleza le parecía un mundo sin sentimientos, como si en ningún lugar se pudiera vivir tranquilo. Más si no era fuerte para sobrevivir dignamente dentro de un milagroso bosque, ¿Qué más le esperaba? Ni siquiera en el mundo de los débiles parecía tener fuerza, era un milagro que su plan haya funcionado esta vez.
¿Y ahora qué?
Demasiadas preguntas en muy poco tiempo".
No es como si esa experiencia fuese a convertirla en una mejor persona de la noche a la mañana ni mucho menos hacerla cambian en su opinión contra la sociedad que tenía toda la culpa dentro de su cabecita loca.
No.
Si de experiencias que cambian la vida se trataba ella ya tenía de sobra. Lo más probable es que llegará a casa, en llanto sólo para encerrarse en su habitación con la fuerte intención de cambiar su actitud al menos por una hora antes de volver a ser la misma persona tóxica de siempre. No había razón en aparentar ser una víctima cuando no lo era, tampoco el fingir que sus aventuras le harían cambiar con el paso del tiempo, ya que si en verdad algo dentro de ella mejoraba tardaría años luz en siquiera notarse. Más le daba un poco de tristeza que el único lugar donde podía recibir un poco de ayuda fuese en un bosque que nunca más vería otra vez, por más cruel que fuese era mil veces mejor que las bases de Génesis, y sin embargo no podía esperar para volver a ellas. Volvió a reír notando lo incoherente que era así como la autodestructiva que era su forma de vida. No tenía la fuerza de cambiar, no sola.
Ah... pero de no ser por Genesis ella estaría muerta de verdad.
Lo sabía, muy dentro de su ser lo sabía, que los únicos que le dieron una razón para vivir fueron los malos cuando estaba a punto de perecer en el mundo de los buenos.
Cherry dejó que un suspiro cargado de frustración escapara de sus labios mientras daba otro vistazo a su alrededor, ahora mas perdida que nunca.Tenía la idea de que Ferroseed le guiaba a una salida segura que le haría perder contacto seguro con todo lo que vio, pero no era así. El sendero se transformó en una extraña mezcla entre estructura humana junto a vegetación salvaje, para ser más simples, lo que parecía ser un templo sagrado dejado a su suerte ante las fauces del bosque, siendo envuelto por las raíces, hojas y musgo. ㅡ P-pero... ¡Pero esta no es la salida! ㅡ Gritó a los cuatro vientos con las manos en alto sin percatarse de la gran cantidad de tipos planta que descansaban sobre las escaleras llenas de enredaderas así como en los terrenos de esa vieja edificación. Claro que a Ferroseed le valió tres hectáreas de pokechorizo lo que ella quería, comenzando a subir con lentos saltos en dirección a la entrada del templo, siendo esta la única opción para la joven de encontrar una respuesta.
ㅡ Me quiero volver Mankey. ㅡ Murmuró frotándose las sienes con las yemas de sus dedos ya cansada de discutir con la vida. Si eso era lo que el destino quería ¡Oh vaya que lo seguiría! Se hizo paso entre los arbustos que cubrían gran parte de lo que alguna vez fue un suelo, pasando por eescaleras sin atreverse a mirar a los ojos a los Pokémon que descansaban a su alrededor como si ella no existiera, cosa que ya le estaba perturbando un poco. No había mucho que pudiera apreciar del lugar, le parecía como un templo cualquiera con la diferencia de que estaba en ruinas y la vegetación parecía brotar de cada pequeño agujero que encontraba. Se detuvo en la enorme puerta preguntándose si le llevaba a un refugio, con alguna clase de chamán del bosque o una emboscada para convertirla en su cena. Sin pensar demasiado -porque eso le llevaría a salir corriendo- camino dentro con la vista al frente para no distraerse con el interior, sus ojos sobre Ferroseed, debía confiar en el. Y una vez que este se detuvo la joven le siguió, más no podía distinguir nada especial.
Estaban literalmente solos en medio de ese lugar.


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OG Calathea
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Miér Ene 30, 2019 4:45 pm
El templo era enorme, construido con arquitectura de estilo gótico, pero parecía haber sido devastado tiempo atrás por alguna clase de cataclismo que había creado enormes boquetes en sus muros de piedra tallada y había abierto un enorme agujero en el techo del templo, que en su día alternaba piedra con hermosas cristaleras, de las cuales pocas quedaban hoy.
El suelo de piedra había sido recubierto de musgo, hierba y hiedras, y el gran socavón en el centro de la estructura parecía haberse llenado de agua de lluvia hasta convertirse en una pequeña laguna en la que crecían algunas flores de loto y musgo acuático.
Para sorpresa de la joven recién llegada, no había pokémon salvaje alguno en el interior de aquel lugar, lo cual parecía raro puesto que a todas luces era un lugar muy cómodo para aquellas criaturas que prefirieran la humedad y el cobijo para vivir en armonía.
Sin embargo no había rastro de pokémon o humano alguno en aquel pequeño paraíso abandonado, de cuyas paredes emanaba la sensación de la nostalgia por tiempos mejores en directo contraste con la exuberante vida que había nacido del esqueleto de piedra de la edificación.

Había un pequeño sendero de piedra desnuda entre la hierba, producto del tránsito de algo o alguien, que rodeaba la laguna y llevaba a la escalinata donde se veía a lo lejos una estatua cubierta de musgo y un altar inundado de matas.
El pequeño ferroseed miró en todas direcciones, como si buscara algo que debiera estar allí en primer lugar. Rodó hasta el borde del agua y se irguió de nuevo junto a esta mientras se giraba hacia la chica, como animándola a que se acercara. Acto seguido se giró hacia el agua, y con un par de botes pareció querer señalar al hecho de que algo parecía estar mal con el agua.
La laguna parecía estar algo agitada, sus aguas normalmente serenas e inmóviles acariciaban ahora el musgo y la hierba de sus orillas con gentiles y pequeñas olas, prueba de que algo en su interior se había estado moviendo recientemente.
Sin previo aviso la superficie del agua se rompió y algo enorme surgió de su interior, salpicando agua en todas direcciones.
Una melena larga y verde como la primavera trazó un arco en el aire y salpicó agua con fuerza, movida por la dramática e intensa salida a la superficie de quien parecía ser una mujer.
Emergió del agua hasta la altura del vientre, con la empapada y chorreante cabellera verde cayendo en cascada sobre sus hombros, pecho y espalda mientras se llevaba las manos al rostro y se apartaba algunos mechones de pelo de la cara y dejaba ir el aire que había estado conteniendo bajo el agua con satisfacción, los ojos aún cerrados y una sonrisa satisfecha en los labios, propia de quien disfruta de su baño silvestre.
Ante el susto el ferroseed dejó escapar un chillido y dio un respingo, pero pronto se recuperó y dio varios saltitos de alegría antes de impulsarse y arrojarse hacia aquella persona en el agua, no muy diferente a como lo hubiera hecho con los oddish ese mismo día.
Al escuchar los botes y ruidos del pequeño pokémon la joven de cabellos verdes abrió los ojos y se giró hacia los recién llegados y, durante una fracción de segundo, las miradas de ambos humanos se cruzaron. Sin embargo aquel instante fue interrumpido por el entusiasmado salto de ferroseed hacia la muchacha que, con toda la naturalidad del mundo, extendió los brazos y atrapó al vuelo a la pesada bola de acero y espinas antes de estrecharla contra su pecho con mimo.
El suelo de piedra había sido recubierto de musgo, hierba y hiedras, y el gran socavón en el centro de la estructura parecía haberse llenado de agua de lluvia hasta convertirse en una pequeña laguna en la que crecían algunas flores de loto y musgo acuático.
Para sorpresa de la joven recién llegada, no había pokémon salvaje alguno en el interior de aquel lugar, lo cual parecía raro puesto que a todas luces era un lugar muy cómodo para aquellas criaturas que prefirieran la humedad y el cobijo para vivir en armonía.
Sin embargo no había rastro de pokémon o humano alguno en aquel pequeño paraíso abandonado, de cuyas paredes emanaba la sensación de la nostalgia por tiempos mejores en directo contraste con la exuberante vida que había nacido del esqueleto de piedra de la edificación.

Había un pequeño sendero de piedra desnuda entre la hierba, producto del tránsito de algo o alguien, que rodeaba la laguna y llevaba a la escalinata donde se veía a lo lejos una estatua cubierta de musgo y un altar inundado de matas.
El pequeño ferroseed miró en todas direcciones, como si buscara algo que debiera estar allí en primer lugar. Rodó hasta el borde del agua y se irguió de nuevo junto a esta mientras se giraba hacia la chica, como animándola a que se acercara. Acto seguido se giró hacia el agua, y con un par de botes pareció querer señalar al hecho de que algo parecía estar mal con el agua.
La laguna parecía estar algo agitada, sus aguas normalmente serenas e inmóviles acariciaban ahora el musgo y la hierba de sus orillas con gentiles y pequeñas olas, prueba de que algo en su interior se había estado moviendo recientemente.
Sin previo aviso la superficie del agua se rompió y algo enorme surgió de su interior, salpicando agua en todas direcciones.
Una melena larga y verde como la primavera trazó un arco en el aire y salpicó agua con fuerza, movida por la dramática e intensa salida a la superficie de quien parecía ser una mujer.
Emergió del agua hasta la altura del vientre, con la empapada y chorreante cabellera verde cayendo en cascada sobre sus hombros, pecho y espalda mientras se llevaba las manos al rostro y se apartaba algunos mechones de pelo de la cara y dejaba ir el aire que había estado conteniendo bajo el agua con satisfacción, los ojos aún cerrados y una sonrisa satisfecha en los labios, propia de quien disfruta de su baño silvestre.
Ante el susto el ferroseed dejó escapar un chillido y dio un respingo, pero pronto se recuperó y dio varios saltitos de alegría antes de impulsarse y arrojarse hacia aquella persona en el agua, no muy diferente a como lo hubiera hecho con los oddish ese mismo día.
Al escuchar los botes y ruidos del pequeño pokémon la joven de cabellos verdes abrió los ojos y se giró hacia los recién llegados y, durante una fracción de segundo, las miradas de ambos humanos se cruzaron. Sin embargo aquel instante fue interrumpido por el entusiasmado salto de ferroseed hacia la muchacha que, con toda la naturalidad del mundo, extendió los brazos y atrapó al vuelo a la pesada bola de acero y espinas antes de estrecharla contra su pecho con mimo.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Miér Feb 06, 2019 3:16 am

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Podía decir que el interior del templo era mucho más alucinante por dentro que por fuera, de verdad había sido consumido por el bosque quien sabe cuantos años atrás, lleno de una vida silenciosa que pocos podrían siquiera llegar a imaginar. Sentía un gélido frío pasar por sus brazos, piernas, en su rostro, más también la humedad por el musgo que crecía bajo sus pies y sobre las paredes, era extraño, más no le desagradaba ese lugar como lo pensó. Pero, si algo llamo su atención fue la soledad del mismo, ni un solo ruido más que la brisa entrenando por los grandes agujeros, sólo un escalofriante silencio a comparación del cálido allá afuera donde los Pokémon descansaban de su día a día.
Fue entonces que noto como se movía Ferroseed, agitado, ¿buscaba algo? ¿Sería este su hogar? Lo pensó por un momento, que una gran manada de Ferrothorn aparecerían de la nada para recoger a su pequeña semilla, y de esa forma se apiadarian de su alma diciéndole que camino tomar para salir... más nada paso por más que lo deseara. Cherry no tardo en abrazarse y mantener su calor, con una mirada confundida mientras escaneaba cada centímetro a su alrededor, como si no fuese a olvidarlo al día siguiente, acercándose con pasos lentos hasta el estanque que el Pokémon le señalaba con sus brinquitos de felicidad, si es que entendía sus expresiones. ㅡ En realidad tengo más hambre que sed... ㅡ Murmuró creyendo que ese gesto era para ayudar a la chica a recobrar energías, no tomaba demasiada agua en realidad, las gotas de lluvia eran suficiente por ahora.
En un intento de no ser grosera cuando no se necesitaba, se acercó unos cuantos pasos, lo suficiente para notar las ondas en el agua, cosa que ella no encontraba nada raro pues no se detuvo a pensar ni un momento en su significado, no hasta que la figura extraña brotó del agua sacándole un grito agudo desde lo más hondo de sus pulmones. ㅡ ¡Kyaaaaaaaaahhh! ㅡ El agua golpe su rostro así como parte de su vestido, y por la sorpresa los pasos que dio hacia atrás le hicieron caer de nalgas contra el suelo cubierto de musgo, aún arrastrándose hacia atrás para alejarse lo más que pudo de aquel extraño que casi le da un infarto. Su diestra fue a presionar contra su pecho, justo donde el corazón latía con fuerza, su respiración se volvió agitada, en ese momento fue que pudo cruzar miradas con lo que creyó era un hada del bosque... y quedó encantada con esos precioso ojos color esmeralda.
Su expresión de shock pronto cambio a una llena de terror por la perfecta criatura ante ella, algo que jamás había visto tan de cerca al pasar casi toda su vida en lo más bajo. Su cabello bbrillante la piel pulida de porcelana, era endemoniadamente intimidante, cosa que la llevo al punto de las lágrimas al ponerse de pie a toda velocidad y salir corriendo de lo que pensaba sería un enemigo más en ese bosque. Pero más pronto que tarde tropezó con el suelo roto del templo y caer de cara con un ruido sonoro al golpear con su cabeza el musgo, su cuerpo completamente extendido contra el sin moverse ni un centímetro. Había sido su fin.
ㅡ ¿Dónde... estoy ㅡ
Fue entonces que noto como se movía Ferroseed, agitado, ¿buscaba algo? ¿Sería este su hogar? Lo pensó por un momento, que una gran manada de Ferrothorn aparecerían de la nada para recoger a su pequeña semilla, y de esa forma se apiadarian de su alma diciéndole que camino tomar para salir... más nada paso por más que lo deseara. Cherry no tardo en abrazarse y mantener su calor, con una mirada confundida mientras escaneaba cada centímetro a su alrededor, como si no fuese a olvidarlo al día siguiente, acercándose con pasos lentos hasta el estanque que el Pokémon le señalaba con sus brinquitos de felicidad, si es que entendía sus expresiones. ㅡ En realidad tengo más hambre que sed... ㅡ Murmuró creyendo que ese gesto era para ayudar a la chica a recobrar energías, no tomaba demasiada agua en realidad, las gotas de lluvia eran suficiente por ahora.
En un intento de no ser grosera cuando no se necesitaba, se acercó unos cuantos pasos, lo suficiente para notar las ondas en el agua, cosa que ella no encontraba nada raro pues no se detuvo a pensar ni un momento en su significado, no hasta que la figura extraña brotó del agua sacándole un grito agudo desde lo más hondo de sus pulmones. ㅡ ¡Kyaaaaaaaaahhh! ㅡ El agua golpe su rostro así como parte de su vestido, y por la sorpresa los pasos que dio hacia atrás le hicieron caer de nalgas contra el suelo cubierto de musgo, aún arrastrándose hacia atrás para alejarse lo más que pudo de aquel extraño que casi le da un infarto. Su diestra fue a presionar contra su pecho, justo donde el corazón latía con fuerza, su respiración se volvió agitada, en ese momento fue que pudo cruzar miradas con lo que creyó era un hada del bosque... y quedó encantada con esos precioso ojos color esmeralda.
Dum dum... Doki doki...
Era hermosa...
¡Era tan hermosa que daba miedo!
Era hermosa...
¡Era tan hermosa que daba miedo!
Su expresión de shock pronto cambio a una llena de terror por la perfecta criatura ante ella, algo que jamás había visto tan de cerca al pasar casi toda su vida en lo más bajo. Su cabello bbrillante la piel pulida de porcelana, era endemoniadamente intimidante, cosa que la llevo al punto de las lágrimas al ponerse de pie a toda velocidad y salir corriendo de lo que pensaba sería un enemigo más en ese bosque. Pero más pronto que tarde tropezó con el suelo roto del templo y caer de cara con un ruido sonoro al golpear con su cabeza el musgo, su cuerpo completamente extendido contra el sin moverse ni un centímetro. Había sido su fin.


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Por supuesto que se quedó perplejo. No tenía idea de lo que estaba ocurriendo, y hasta se encogió algo asustado cuando escuchó el desgarrador grito de terror que profirió la joven antes de torpemente tratar de escapar hasta finalmente caer de cara contra el suelo. Al escuchar el griterío meganium apareció corriendo de entre el follaje, trayendo con la boca la toalla de su entrenador y preparada para combatir contra cualquier amenaza que hubiera surgido, pues no se imaginaba que un grito tan femenino pudiera ser de otra persona que no fuera su entrenador.
La hermosa mujer de cabellos verdes todavía sostenía al ferroseed en sus manos cuando comenzó a salir del agua, dejando que las ahora agitadas aguas le lamieran las caderas y los muslos a medida que se acercaba a la orilla, descubriéndose. A tiempo llegó la meganium, que le arrojó una toalla a su entrenador, quien asintió agradecido y se la enrolló en la cintura antes de dejar al pequeño pokémon espinoso en el suelo y dar un dubitativo paso hacia la desconocida, que seguía en el suelo.
Se encontraba aún a varios pasos de ella, pero era consciente de que la había asustado mucho por algún motivo, así que temía acercarse más. Entendía que se hubiera asustado por cómo había salido del agua, pero parecía que el horror había llegado cuando se había fijado mejor en él. Con las mejillas ruborizadas, la criatura del bosque se pasó los dedos por el cabello húmedo, preguntándose si sería el extraño color de su pelo lo que habría asustado a aquella chica.
Solo por si acaso, y temiendo que aquello acabase peor, meganium comenzó a liberar un gentil aroma dulzón desde la flor de su cuello, llenando la zona con su Aromaterapia que ayudaría a relajarse y calmar los nervios a todos los presentes.
Con cuidado se apartó varios mechones húmedos del rostro, acomodándolos con delicadeza detrás de sus orejas, y se colocó de cuclillas sobre el musgo, todavía a cierta distancia prudencial de la joven que había caído al suelo y habló, revelando que la voz que emanó de sus labios era dulce como la miel y gentil como el terciopelo.
―¿Te encuentras... bien? ¿Estás... herida?
La hermosa mujer de cabellos verdes todavía sostenía al ferroseed en sus manos cuando comenzó a salir del agua, dejando que las ahora agitadas aguas le lamieran las caderas y los muslos a medida que se acercaba a la orilla, descubriéndose. A tiempo llegó la meganium, que le arrojó una toalla a su entrenador, quien asintió agradecido y se la enrolló en la cintura antes de dejar al pequeño pokémon espinoso en el suelo y dar un dubitativo paso hacia la desconocida, que seguía en el suelo.
Se encontraba aún a varios pasos de ella, pero era consciente de que la había asustado mucho por algún motivo, así que temía acercarse más. Entendía que se hubiera asustado por cómo había salido del agua, pero parecía que el horror había llegado cuando se había fijado mejor en él. Con las mejillas ruborizadas, la criatura del bosque se pasó los dedos por el cabello húmedo, preguntándose si sería el extraño color de su pelo lo que habría asustado a aquella chica.
Solo por si acaso, y temiendo que aquello acabase peor, meganium comenzó a liberar un gentil aroma dulzón desde la flor de su cuello, llenando la zona con su Aromaterapia que ayudaría a relajarse y calmar los nervios a todos los presentes.
Con cuidado se apartó varios mechones húmedos del rostro, acomodándolos con delicadeza detrás de sus orejas, y se colocó de cuclillas sobre el musgo, todavía a cierta distancia prudencial de la joven que había caído al suelo y habló, revelando que la voz que emanó de sus labios era dulce como la miel y gentil como el terciopelo.
―¿Te encuentras... bien? ¿Estás... herida?


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Tanto su frente como su nariz dolían horrores a pesar de que el musgo amortiguo la caída de la joven, sin tener las fuerzas para levantarse sólo le quedo procesar todo lo que había pasado en esos cortos segundos. Era obvio que un humano dentro del bosque era algo extraño, más si Ferroseed le tenía tanto cariño a esa criatura del bosque había la posibilidad de que fuera el "legendario líder pacifista", aquel que le dio la curiosidad suficiente como para entrar a terreno desconocido.
¿Tanta belleza era siquiera posible? En todos sus años observando concursos de belleza jamás se había topado con facciones tan delicadas ni cabellos tan sedosos, no al menos sin un kilo de maquillaje encima, a comparación era un monstruo horrible. Removió su rostro, alzando la mirada de a poco cuando notó que la desconocida se acercaba y claro que se sobresalto, levantando su torso de golpe para así sentarse sobre el musgo casi de inmediato en ese vago intento de ponerse de pie, aún sentía un dolor punzante por la embestida de su Scolipede ya hace tiempo. Sus cabellos estaban llenos de lodo, su vestido no podía estar más rasgado y el rimel que ocultaba sus pestañas blancas en un negro como la noche se había corrido hace tiempo con la lluvia; hace tanto tiempo que no se sentía mal con su apariencia como ahora.
Entonces el dulce aroma llegó a su nariz, uno que le ayudó a que sus extremidades dejarán de temblar pero al mismo tiempo le hacían toser de forma brusca por su pureza natural. ㅡ Disgusting. ㅡ Murmuró, flexionando sus piernas para as I abrazarlas contra su pecho y ocular grain parte de su roster, sin atreverse a volver a mirar el rostro de la extraña mujer.
ㅡ ... No ㅡ Respondió, con un tono de voz áspero, algo condescendiente, por Giratina, hasta su ti!abre de voz era mucho superior al de ella, más pronto se dio cuenta que su respuesta podía ser confusa. ㅡ N-no estoy herida... ㅡ Ah... aún cuando sus intenciones parecían verdaderas no podía creerlo, alguien con una apariencia tan buena nunca era una buena señal, si bien caía en la tendencia a juzgar por las apariencias jamás encontró agradables a aquellos que lucían inofensivos pues solían ser los que más daño le causaron en el pasado.
ㅡ ¿Q-qué eres? ㅡ Hizo un puchero, buscando con la mirada a Ferroseed como último recurso de salir de ese bosque endemoniado. De verdad parecía feliz en ese templo, ¿Sería que había un poder extraño en esa mujer? Un quejido se escapó de sus labios al tratar de entender que demonios estaba pasando, incapaz de preguntar directamente como una persona normal. La frustración pronto se apoderó de ella, tornando su miedo en ira cuando explotó alzando sus brazos al aire en un arrebato. ㅡ ¡Ahh no entiendo esto! Voy a morir aquí sin encontrar a mis Pokémon. ㅡ Se tiró al suelo, dando la espalda mientras se abrazaba de sus persianas una vez más, hecha bolita para esquivar cualquier golpe que le diera el mundo.
Pero no podía dejar de temblar al pensar en ella.
¿Tanta belleza era siquiera posible? En todos sus años observando concursos de belleza jamás se había topado con facciones tan delicadas ni cabellos tan sedosos, no al menos sin un kilo de maquillaje encima, a comparación era un monstruo horrible. Removió su rostro, alzando la mirada de a poco cuando notó que la desconocida se acercaba y claro que se sobresalto, levantando su torso de golpe para así sentarse sobre el musgo casi de inmediato en ese vago intento de ponerse de pie, aún sentía un dolor punzante por la embestida de su Scolipede ya hace tiempo. Sus cabellos estaban llenos de lodo, su vestido no podía estar más rasgado y el rimel que ocultaba sus pestañas blancas en un negro como la noche se había corrido hace tiempo con la lluvia; hace tanto tiempo que no se sentía mal con su apariencia como ahora.
Entonces el dulce aroma llegó a su nariz, uno que le ayudó a que sus extremidades dejarán de temblar pero al mismo tiempo le hacían toser de forma brusca por su pureza natural. ㅡ Disgusting. ㅡ Murmuró, flexionando sus piernas para as I abrazarlas contra su pecho y ocular grain parte de su roster, sin atreverse a volver a mirar el rostro de la extraña mujer.
ㅡ ... No ㅡ Respondió, con un tono de voz áspero, algo condescendiente, por Giratina, hasta su ti!abre de voz era mucho superior al de ella, más pronto se dio cuenta que su respuesta podía ser confusa. ㅡ N-no estoy herida... ㅡ Ah... aún cuando sus intenciones parecían verdaderas no podía creerlo, alguien con una apariencia tan buena nunca era una buena señal, si bien caía en la tendencia a juzgar por las apariencias jamás encontró agradables a aquellos que lucían inofensivos pues solían ser los que más daño le causaron en el pasado.
ㅡ ¿Q-qué eres? ㅡ Hizo un puchero, buscando con la mirada a Ferroseed como último recurso de salir de ese bosque endemoniado. De verdad parecía feliz en ese templo, ¿Sería que había un poder extraño en esa mujer? Un quejido se escapó de sus labios al tratar de entender que demonios estaba pasando, incapaz de preguntar directamente como una persona normal. La frustración pronto se apoderó de ella, tornando su miedo en ira cuando explotó alzando sus brazos al aire en un arrebato. ㅡ ¡Ahh no entiendo esto! Voy a morir aquí sin encontrar a mis Pokémon. ㅡ Se tiró al suelo, dando la espalda mientras se abrazaba de sus persianas una vez más, hecha bolita para esquivar cualquier golpe que le diera el mundo.


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OG Calathea
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Feb 12, 2019 11:18 pm
Calathea separó los labios para decir algo, pero se detuvo y los cerró de nuevo. Era evidente que aquella era una situación delicada, estaba sin duda lidiando con alguien que no había tenido una experiencia agradable en el bosque, incluso se atrevería a pensar que antes de cruzar los límites del Bosque de los Tréboles aquella persona ya se encontraba en apuros. En aquel estado no era bueno decir las cosas de cualquier manera, y tampoco debía soltar cualquier tontería que le pasara por la cabeza aunque tuviera buenas intenciones.
El joven cerró los ojos un instante, y se permitió a sí mismo pensar en las palabras que había dicho aquella chica para extraer la mayor información posible. Por las roturas de su vestido y las manchas de sangre en su costado había sido herida, además de haber tenido que cargar a Ferroseed hasta allí, lo cual explicaría los rasguños en los brazos. Y si estaba buscando a sus pokémon, aquello solo podía significar una cosa...
Abrió los ojos de nuevo, verdes y profundos como el bosque, hermosos como esmeraldas pulidas, y sonrió con dulzura.
―Soy un humano, como tú. ―Tenía los brazos apoyados en las rodillas alzadas y cubiertas por aquella toalla que hacía las veces de falda mientras permanecía en cuclillas frente a la joven―Me llamo Calathea, y vivo en este bosque. Y... creo que tengo una ligera idea de a quienes estás buscando.
Con cuidado se puso de pie, revelando una vez más que apenas medía poco más de 1,60m, y le tendió la mano con gesto amable y una sonrisa cálida.
―Un serperior algo orgulloso pero de buen corazón, un vileplume con tendencia a los concursos de miradas, un scolipede un poquito gruñón, un ariados con un gran apetito y un adorable y tierno cherubi... ―Sus labios dibujaron una media sonrisa al recordar su encuentro con ellos―¿Me equivoco?
Había habido un gran revuelo en el bosque desde la llegada de aquellos pokémon. Algunos se mostraron ávidos depredadores que obligaron a algunas de las especies autóctonas del lugar a adaptarse rápidamente y otros simplemente se paseaban por el bosque. Como no los conocía y sabía que habían venido de fuera de la zona, Calathea había ido uno a uno encontrándolos y llevándolos al templo, donde se encontraban bajo su custodia a salvo y tranquilos.
Su pensamiento se vio interrumpido de nuevo por aquel olor. El olor a sangre que emanaba de la chica. En sus labios se dibujó una mueca de preocupación. Ella le había dicho que se encontraba bien, pero...
―¿Te duele mucho? Puedo sanarte antes de llevarte con ellos si lo deseas.
El joven cerró los ojos un instante, y se permitió a sí mismo pensar en las palabras que había dicho aquella chica para extraer la mayor información posible. Por las roturas de su vestido y las manchas de sangre en su costado había sido herida, además de haber tenido que cargar a Ferroseed hasta allí, lo cual explicaría los rasguños en los brazos. Y si estaba buscando a sus pokémon, aquello solo podía significar una cosa...
Abrió los ojos de nuevo, verdes y profundos como el bosque, hermosos como esmeraldas pulidas, y sonrió con dulzura.
―Soy un humano, como tú. ―Tenía los brazos apoyados en las rodillas alzadas y cubiertas por aquella toalla que hacía las veces de falda mientras permanecía en cuclillas frente a la joven―Me llamo Calathea, y vivo en este bosque. Y... creo que tengo una ligera idea de a quienes estás buscando.
Con cuidado se puso de pie, revelando una vez más que apenas medía poco más de 1,60m, y le tendió la mano con gesto amable y una sonrisa cálida.
―Un serperior algo orgulloso pero de buen corazón, un vileplume con tendencia a los concursos de miradas, un scolipede un poquito gruñón, un ariados con un gran apetito y un adorable y tierno cherubi... ―Sus labios dibujaron una media sonrisa al recordar su encuentro con ellos―¿Me equivoco?
Había habido un gran revuelo en el bosque desde la llegada de aquellos pokémon. Algunos se mostraron ávidos depredadores que obligaron a algunas de las especies autóctonas del lugar a adaptarse rápidamente y otros simplemente se paseaban por el bosque. Como no los conocía y sabía que habían venido de fuera de la zona, Calathea había ido uno a uno encontrándolos y llevándolos al templo, donde se encontraban bajo su custodia a salvo y tranquilos.
Su pensamiento se vio interrumpido de nuevo por aquel olor. El olor a sangre que emanaba de la chica. En sus labios se dibujó una mueca de preocupación. Ella le había dicho que se encontraba bien, pero...
―¿Te duele mucho? Puedo sanarte antes de llevarte con ellos si lo deseas.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Mar 07, 2019 11:02 pm

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Cherry se hundió en sus pensamientos más rápido de lo que podía cantar un Torchic ante el amanecer, en ningún momento llegó a imaginar que sus Pokémon estarían en peligro dentro de ese bosque, era ridículo, pero sabía que no había manera de contenerlos a todos y mucho menos asegurar que quisieran regresar después de ese dulce néctar que era el aire fresco de Viridis a comparación de la podrida Toxidra. Tampoco tenía idea de que pasaría con ella, quizás moriría de hambre en un abrir y cerrar de ojos, quizás otros Pokémon la ataquen una vez se den cuenta de los monstruos que trajo a su pacífico hogar, o tan sólo quizás aquella mujer la apuñalaria treinta veces así como los psicópatas llevan a sus víctimas a lo profundo de un bosque para acabar con ellos. En verdad su imaginación se desbordó a gran escala, pero no podía ser de otra manera, si pensaba lo peor estaría preparada para lo que fuera.
En cuanto escucho de nuevo esa dulce voz reaccionó, girando su cabeza para asomarse por el hombro y arquear una ceja, confundida por ello. ㅡ Claro que lo eres... ㅡ Aclaró ocultando el vergonzoso hecho de que llegó a pensar que un hada se mostraba frente a ella. ㅡ ¡Esas son mentiras! En este bosque sólo viven Pokémon... o eso se supone. ㅡ Volvió a ocultar su rostro por unos segundos, todo lo que sabía de ese lugar era erróneo. Justo como su vida.
Dejó caer sus párpados, ocultando el color rosado de sus pupilas, las cuales parecían opacas ante el verde casi brillante de la desconocida, más cuando se disponía a pensar con claridad que era lo mejor para sobrevivir a ese apuro tan extraño la simple descripción de sus Pokémon, uno a uno, hicieron que su corazón se acelerará y sus ojos se abrieran de golpe. ㅡ ¿Cómo lo sabes? ㅡ Murmuró apoyando sus codos en el suelo para levantarse un poco del suelo y así girar su cuerpo en dirección ajena, con clara sorpresa en su rostro.
Un bosque donde los humanos no han puesto pie, obstáculos que vencer a lo largo del recorrido, un extraño templo en lo más profundo, si era ella la única humana viviendo allí podría ser que ¿era la líder? Era extraño, en verdad, aunque debido a las condiciones de su gimnasio estaba consciente de que cada líder en la región era excéntrico a más no poder. No había otra explicación, entró buscando un líder y tenía que ser ella. ㅡ ¿Es este el gimnasio? ㅡ Susurró en un tono audible sólo para ella antes de callar.
Había ignorado por completo su pregunta en el instante que su frase termino. ¿De verdad estaban con ella? ¿por simplemente ella sabía dónde estaban escondidos? No lo preguntó, no podía ahora que una clara molestia estaba creciendo en su pecho ante la comparación entre ambas. Cherry sólo era inferior en altura por unos diez centímetros, más su cabellera era totalmente opaca, su piel estaba lejos de parecer fina porcelana al estar llena de ralladuras por el tiempo y su rostro era incapaz de mostrar esa paz que irradiaba la ajena. Sentía que había perdido sin siquiera tener una oportunidad.
ㅡ ¡Esos bastardos! ㅡ Fue entonces que su voz se alzó un poco mostrando lo volátil que era su carácter por decir poco. Su respiración volvió a agitarse un poco, sus manos se apoyaron contra el suelo así como su mirada se clavaba contra estas. ㅡ Espero que algún Pokémon mucho más grande se los coma... no. Los encontraré y los haré papilla para la cena. ㅡ Apretó sus dedos entre puños, lo que empezó como una pequeña expedición de reconocimiento termino como un martirio, y a decir verdad no quería ver a sus Pokémon después de dejarla sola, y probablemente ellos tampoco.
Con cuidado se puso de pie, apoyando siempre la diestra contra su torso justo en el punto que se rasgo y macho de sangre tras el ataque de su propio Scolipede. Dolia, pero no lo suficiente como para aceptar ayuda de un desconocido. ㅡ Dime como salir de este bosque, ellos no van a regresar aún si se los imploro. ㅡ Y no es como si fuese a hacerlo de todos modos.
En cuanto escucho de nuevo esa dulce voz reaccionó, girando su cabeza para asomarse por el hombro y arquear una ceja, confundida por ello. ㅡ Claro que lo eres... ㅡ Aclaró ocultando el vergonzoso hecho de que llegó a pensar que un hada se mostraba frente a ella. ㅡ ¡Esas son mentiras! En este bosque sólo viven Pokémon... o eso se supone. ㅡ Volvió a ocultar su rostro por unos segundos, todo lo que sabía de ese lugar era erróneo. Justo como su vida.
Dejó caer sus párpados, ocultando el color rosado de sus pupilas, las cuales parecían opacas ante el verde casi brillante de la desconocida, más cuando se disponía a pensar con claridad que era lo mejor para sobrevivir a ese apuro tan extraño la simple descripción de sus Pokémon, uno a uno, hicieron que su corazón se acelerará y sus ojos se abrieran de golpe. ㅡ ¿Cómo lo sabes? ㅡ Murmuró apoyando sus codos en el suelo para levantarse un poco del suelo y así girar su cuerpo en dirección ajena, con clara sorpresa en su rostro.
Claramente era imposible que el los tuviera... ¿no?
Lo entendía ahora, un súbito click en su cabeza que le hizo juntar todas las piezas del rompecabezas.
Lo entendía ahora, un súbito click en su cabeza que le hizo juntar todas las piezas del rompecabezas.
Un bosque donde los humanos no han puesto pie, obstáculos que vencer a lo largo del recorrido, un extraño templo en lo más profundo, si era ella la única humana viviendo allí podría ser que ¿era la líder? Era extraño, en verdad, aunque debido a las condiciones de su gimnasio estaba consciente de que cada líder en la región era excéntrico a más no poder. No había otra explicación, entró buscando un líder y tenía que ser ella. ㅡ ¿Es este el gimnasio? ㅡ Susurró en un tono audible sólo para ella antes de callar.
Había ignorado por completo su pregunta en el instante que su frase termino. ¿De verdad estaban con ella? ¿por simplemente ella sabía dónde estaban escondidos? No lo preguntó, no podía ahora que una clara molestia estaba creciendo en su pecho ante la comparación entre ambas. Cherry sólo era inferior en altura por unos diez centímetros, más su cabellera era totalmente opaca, su piel estaba lejos de parecer fina porcelana al estar llena de ralladuras por el tiempo y su rostro era incapaz de mostrar esa paz que irradiaba la ajena. Sentía que había perdido sin siquiera tener una oportunidad.
ㅡ ¡Esos bastardos! ㅡ Fue entonces que su voz se alzó un poco mostrando lo volátil que era su carácter por decir poco. Su respiración volvió a agitarse un poco, sus manos se apoyaron contra el suelo así como su mirada se clavaba contra estas. ㅡ Espero que algún Pokémon mucho más grande se los coma... no. Los encontraré y los haré papilla para la cena. ㅡ Apretó sus dedos entre puños, lo que empezó como una pequeña expedición de reconocimiento termino como un martirio, y a decir verdad no quería ver a sus Pokémon después de dejarla sola, y probablemente ellos tampoco.
Con cuidado se puso de pie, apoyando siempre la diestra contra su torso justo en el punto que se rasgo y macho de sangre tras el ataque de su propio Scolipede. Dolia, pero no lo suficiente como para aceptar ayuda de un desconocido. ㅡ Dime como salir de este bosque, ellos no van a regresar aún si se los imploro. ㅡ Y no es como si fuese a hacerlo de todos modos.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Jue Mar 21, 2019 10:27 pm
Aquella joven sin duda era un animal asustado y herido. Dejó escapar el aire de sus pulmones lenta y suavemente, dejando que fuera libre y abandonase su cuerpo a placer antes de volver a entrar con la misma gentileza y naturalidad. Esbozó una sonrisa dulce al ver a la chica avergonzarse por las palabras masculladas en medio de su pánico que habían sido respondidas con seriedad por su parte, pero prefería sin duda aquello a que la joven creyera que era alguna clase aparición mística. Le había ocurrido antes después de todo, y era complicar innecesariamente las cosas no aclarar que no lo era.
Se sentía más sereno que nunca. Miró de reojo a meganium, que permanecía en silencio a un lado de aquella escena pero dejando que su Aromaterapia inundase la zona. Bien. Aquello ayudaría un poco a calmar los ánimos.
―Así es... En este bosque solo vivo yo. Es una reserva natural, y yo su guardián.―explicó con aquella voz aterciopelada y dulce, casi maternal, mientras seguía teniéndole la mano para ayudarla a levantarse.
―¿E-Eh? ¿Que cómo lo sé? ―preguntó algo pillado con la guardia baja mientras poco a poco bajaba el brazo extendido y lo apoyaba en sus muslos, pues seguía aún inclinado hacia ella. Poco a poco se fue irguiendo, aunque dada la baja altura y su aspecto feérco, la jovencita no intimidaba en absoluto.
―Los encontré por el bosque y nos hicimos amigos. Parecían estar entrenados, así que pensé que los estarías buscando y los traje aquí y...―se giró hacia el estanque y dejó escapar una risita tímida adorablemente musical―Pensaba salir a buscarte después de bañarme.
Calathea permaneció en silencio, dejando que el dulzón aroma mágico de meganium los envolviera, y vio con cierta preocupación la expresión de la chica de cabellos enmarañados. El líder de gimnasio separó los labios para decir algo, pero quedó paralizado ante el fuerte grito de su interlocutora, que le hizo dar un leve respingo de la sorpresa.
Contempló con una mezcla de preocupación y lástima cómo la chica maldecía a sus compañeros pokémon y les deseaba lo peor. En aquel instante sintió algo más en el aroma dulzón del aire, y supo al instante que había habido un cambio de planes. Miró de reojo a meganium y supo en el acto lo que ocurría, por lo que retrocedió sutilmente un paso y contuvo la respiración unos segundos mientras el pokémon planta, temiendo que la joven albina perdiera los estribos, usó Somnífero en ella, llenando el aire de la zona de esporas minúsculas que inducían al sueño.
Sabiendo que a la joven le quedaban pocos segundos de conciencia, Calathea dejó que parte del aire que había inhalado se escapase de entre sus labios cuando susurró con voz gentil y preocupada:
―Está bien... Te ayudaré a salir. Pero primero quisiera verte las heridas... No me gusta ver sufrir a la gente.
Se sentía más sereno que nunca. Miró de reojo a meganium, que permanecía en silencio a un lado de aquella escena pero dejando que su Aromaterapia inundase la zona. Bien. Aquello ayudaría un poco a calmar los ánimos.
―Así es... En este bosque solo vivo yo. Es una reserva natural, y yo su guardián.―explicó con aquella voz aterciopelada y dulce, casi maternal, mientras seguía teniéndole la mano para ayudarla a levantarse.
―¿E-Eh? ¿Que cómo lo sé? ―preguntó algo pillado con la guardia baja mientras poco a poco bajaba el brazo extendido y lo apoyaba en sus muslos, pues seguía aún inclinado hacia ella. Poco a poco se fue irguiendo, aunque dada la baja altura y su aspecto feérco, la jovencita no intimidaba en absoluto.
―Los encontré por el bosque y nos hicimos amigos. Parecían estar entrenados, así que pensé que los estarías buscando y los traje aquí y...―se giró hacia el estanque y dejó escapar una risita tímida adorablemente musical―Pensaba salir a buscarte después de bañarme.
Calathea permaneció en silencio, dejando que el dulzón aroma mágico de meganium los envolviera, y vio con cierta preocupación la expresión de la chica de cabellos enmarañados. El líder de gimnasio separó los labios para decir algo, pero quedó paralizado ante el fuerte grito de su interlocutora, que le hizo dar un leve respingo de la sorpresa.
Contempló con una mezcla de preocupación y lástima cómo la chica maldecía a sus compañeros pokémon y les deseaba lo peor. En aquel instante sintió algo más en el aroma dulzón del aire, y supo al instante que había habido un cambio de planes. Miró de reojo a meganium y supo en el acto lo que ocurría, por lo que retrocedió sutilmente un paso y contuvo la respiración unos segundos mientras el pokémon planta, temiendo que la joven albina perdiera los estribos, usó Somnífero en ella, llenando el aire de la zona de esporas minúsculas que inducían al sueño.
Sabiendo que a la joven le quedaban pocos segundos de conciencia, Calathea dejó que parte del aire que había inhalado se escapase de entre sus labios cuando susurró con voz gentil y preocupada:
―Está bien... Te ayudaré a salir. Pero primero quisiera verte las heridas... No me gusta ver sufrir a la gente.


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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Jun 04, 2019 12:10 am

It's a wonderful world
Debía decir que ese aroma dulce en el aire comenzaba a darle náuseas.
No estaba acostumbrada a tanto dulzor en el ambiente, a la calma con la que sus dudas eran respondidas ni mucho menos a esa sensación de paz que de no ser por la Aromaterapia de Meganium, ya le habrían provocado más de un ataque de ansiedad por lo mero desconocido. Tener que aceptar sus errores en el bosque frente a su guardián era una humillación mayor a las que vivía dentro de Toxidra, incluso si no estaba obligada a decirlas, era obvio todo lo que hizo mal para terminar lejos de sus Pokémon, y era la aparente simpatía que la falsa hada le brindaba lo que hacía de ese acto algo mucho más enfermizo de su persona, ya acostumbrada a lamer el piso si algún canalla se lo pedía para sobrevivir, pero no a sólo aceptar la ayuda.
ㅡ Entrenados van a estar sus traseros si vuelvo a encontrarlos. ㅡ Susurró entre lo que parecían gruñidos, sentía que todos los esfuerzos hacia sus Pokémon por tanto tiempo habían sido en vano, más a ese punto era algo que había asimilado por su gran deseo de ir a casa, de volver a las garras de la ciudad que odiaba tanto como la amaba, como un pobre diablo volviendo hacia su captor.
Cherry permanecio unos segundos en silencio, girando para así darle la espalda a su contrario al tiempo que sus pies daban pequeños pasos, decidida a irse, pero sentia que algo estaba mal, su euforia se había desvanecido casi por completo en un par de segundos y su cuerpo se sentía extrañamente pesado, fue cuando entendió lo que pasaba cuando el aroma dulce se mezcló con algo que podía reconocer a la perfección. ㅡ E-esto... ㅡ Murmuró llevando su mano libre a cubrir tanto su boca como nariz, podría no tener un Meganium en su poder más tenía los suficientes tipo planta como para reconocer un buen somnífero. ㅡ Pensar que caería... por algo tan bajo como esto... ㅡ El tono de su voz bajaba con cada silaba hasta terminar en un mero susurro, sus piernas, aunque siguieron moviéndose hacia delante, pronto flaqueron para dejarla caer, sumida en la idea de volver a golpear el suelo con su rostro.
O eso pensaba cuando sintió el peso de su cuerpo descansar sobre algo, con un agarre firme pero sin llegar a dañarla.
ㅡ Hehe... tu somnífero es realmente débil, no sirve de nada si puedo resistirlo por tanto tiempo. ㅡ Ahh... no comprendía nada de lo que estaba pasando, aún si era obvio que la buena voluntad de otros por fin estaba llegando a su vida, le era difícil comprenderlo. Con las últimas fuerzas que le quedaban en medio del profundo deseo de dormir sujeto con algo de fuerza el brazo de la que aseguraba era la mujer más bella de toda Viridis, intentando ver su rostro por última vez. ㅡ S-si curas mis heridas simplemente volveré abrirlas... ㅡ Murmuró soltando un inmediato bostezo junto a un leve dolor de cabeza ante las urgencias de caer ante la penumbra en un merecido descanso, más pudo hablar un poco más antes de caer inconsciente ante la voluntad de Calathea.
No estaba acostumbrada a tanto dulzor en el ambiente, a la calma con la que sus dudas eran respondidas ni mucho menos a esa sensación de paz que de no ser por la Aromaterapia de Meganium, ya le habrían provocado más de un ataque de ansiedad por lo mero desconocido. Tener que aceptar sus errores en el bosque frente a su guardián era una humillación mayor a las que vivía dentro de Toxidra, incluso si no estaba obligada a decirlas, era obvio todo lo que hizo mal para terminar lejos de sus Pokémon, y era la aparente simpatía que la falsa hada le brindaba lo que hacía de ese acto algo mucho más enfermizo de su persona, ya acostumbrada a lamer el piso si algún canalla se lo pedía para sobrevivir, pero no a sólo aceptar la ayuda.
ㅡ Entrenados van a estar sus traseros si vuelvo a encontrarlos. ㅡ Susurró entre lo que parecían gruñidos, sentía que todos los esfuerzos hacia sus Pokémon por tanto tiempo habían sido en vano, más a ese punto era algo que había asimilado por su gran deseo de ir a casa, de volver a las garras de la ciudad que odiaba tanto como la amaba, como un pobre diablo volviendo hacia su captor.
Cherry permanecio unos segundos en silencio, girando para así darle la espalda a su contrario al tiempo que sus pies daban pequeños pasos, decidida a irse, pero sentia que algo estaba mal, su euforia se había desvanecido casi por completo en un par de segundos y su cuerpo se sentía extrañamente pesado, fue cuando entendió lo que pasaba cuando el aroma dulce se mezcló con algo que podía reconocer a la perfección. ㅡ E-esto... ㅡ Murmuró llevando su mano libre a cubrir tanto su boca como nariz, podría no tener un Meganium en su poder más tenía los suficientes tipo planta como para reconocer un buen somnífero. ㅡ Pensar que caería... por algo tan bajo como esto... ㅡ El tono de su voz bajaba con cada silaba hasta terminar en un mero susurro, sus piernas, aunque siguieron moviéndose hacia delante, pronto flaqueron para dejarla caer, sumida en la idea de volver a golpear el suelo con su rostro.
O eso pensaba cuando sintió el peso de su cuerpo descansar sobre algo, con un agarre firme pero sin llegar a dañarla.
ㅡ Hehe... tu somnífero es realmente débil, no sirve de nada si puedo resistirlo por tanto tiempo. ㅡ Ahh... no comprendía nada de lo que estaba pasando, aún si era obvio que la buena voluntad de otros por fin estaba llegando a su vida, le era difícil comprenderlo. Con las últimas fuerzas que le quedaban en medio del profundo deseo de dormir sujeto con algo de fuerza el brazo de la que aseguraba era la mujer más bella de toda Viridis, intentando ver su rostro por última vez. ㅡ S-si curas mis heridas simplemente volveré abrirlas... ㅡ Murmuró soltando un inmediato bostezo junto a un leve dolor de cabeza ante las urgencias de caer ante la penumbra en un merecido descanso, más pudo hablar un poco más antes de caer inconsciente ante la voluntad de Calathea.
ㅡ No quiero que vuelvan a tocarme. ㅡ


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OG Calathea
Coordinador Pokémon
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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Jun 25, 2019 2:47 pm
El rostro de Calathea no mostraba más aquella afable y tierna sonrisa, solo preocupación y tristeza quedaba en su semblante cuando escuchó las últimas palabras de la pobre niña antes de quedar dormida. En cuanto toda la fuerza abandonó el cuerpo de la albina, Calathea hizo un gesto a meganium para que se detuviera y se alejó un poco de la zona en la que habían estado conversando para no tener que preocuparse de los restos del Polvo Somnífero que pudiera quedar en el aire.
Pese a su menudo cuerpo, el líder de gimnasio era de constitución atlética, y sus brazos eran engañosamente fuertes y su agarre firme, acostumbrado como estaba el niño salvaje a trepar, saltar y escalar por los bosques.
Sus pies desnudos resonaban con cierta melancolía y pesadumbre sobre el frío suelo de piedra del templo, el resonar de sus pasos silenciado únicamente por los parches de musgo y hierba que habían cubierto y consumido los restos del suelo de las ruinas.
Dio la espalda a la gran apertura del templo, a su cielo abierto, a sus vidrieras y sus marcos de ventanas descascarillados y a su ondeante laguna, y se adentró en lo profundo de aquel esqueleto de piedra, dejando atrás la pureza del aire libre en busca de más cobertura y un ambiente más limpio.
La llevaría a sus aposentos.
A medida que se alejaban del calor de la luz del sol, aislados como estaban por la gruesa y fría piedra, también entraron en lo que parecía un mundo completamente distinto, subterráneo, más solitario y oscuro. Los ojos del hada no parecían tener problema adaptándose a la penumbra, y con cuidado cargó a la joven herida por el largo pasillo de piedra tallada hasta llegar a una habitación circular, que parecía no haber sido tocada por la madre naturaleza todavía, aunque sin duda no tenía rastros de civilización moderna. Lo más parecido que tenía aquella estancia a muebles eran una roca caída de una pared, lo suficientemente alta y gruesa como para haber sido reconvertida en una mesa, sobre la que ahora descansaba un mortero y varios cuencos.
Del alto techo, como trofeos de la batalla contra la invasión vegetal, colgaban decenas de ramilletes de incontables plantas distintas, todas con sus propiedades y usos medicinales, recolectadas y puestas a conservar allí por el herborista que era en realidad aquel líder de gimnasio, más cerca de la mítica profesión de druida que de lo que en aquella época se consideraba una práctica normal de la medicina.
En una esquina, alumbrada directamente por los únicos rayos de sol que se filtraban a aquella estancia desde el hueco a varios metros de altura dejado por la piedra que ahora era una mesa de trabajo, se encontraba la cama del líder de gimnasio, hecha con algodón de whimsicott, hojas y musgo. Por la forma en la que Calathea la había construido, tenía el perfecto equilibrio entre mullida, seca y consistente para que mantuviera la forma y soportara el peso de una persona o dos tumbadas.
Con cuidado el joven llevó a la albina hasta el lecho, la tumbó con cuidado y se acercó a la mesa de trabajo, donde en unos minutos compuso un pequeño remedio de hierbas que ayudaría con las heridas de la recién llegada. Una vez listo el ungüento, Thea se acercó a su paciente y con delicadeza la desprendió de la ropa allá donde viera restos de sangre para examinar sus heridas con cuidado. Se veían dolorosas, y sin duda parecían haberse agravado con el movimiento durante su viaje por el bosque, pero no eran lo suficientemente graves como para llevarla a un hospital.
Suspiró con alivio.
Llamó con un silbido a su asistente más experimentada, su bellossom, y esta acudió con presteza entre saltitos danzarines. Tras recibir algunas instrucciones, la pokémon se apresuró a ir a buscar agua limpia mientras Cala procedía a limpiar los rasguños, cortes y lo que parecía ser una cornada. Le costó, y agradeció que su paciente estuviera sedada por el Polvo Somnífero, y tras más de una hora logró desinfectar y tratar sus heridas con el ungüento que había preparado. Después de aquello sacó un pequeño botiquín que conservaba consigo, comprado en Viridis City, y con sus contenidos acabó de vendar el pecho, el torso y los brazos de la chica, esperando que fuera suficiente para que sanara sin problemas.
Cada vez que la veía removerse en sueños, el líder de gimnasio se alejaba de la cama y pedía a su pokémon asistente que renovara con una dosis controlada y reducida el sueño inducido a su paciente, pues lo último que quería era que en su estado de nerviosismo y agitación se reabriera las heridas que tanto le había costado vendar.
Le preocupaban las últimas palabras con las que la joven se había despedido antes de caer inconsciente. Eran peligrosas, eran alarmantes, pero por encima de todo eran increíblemente tristes.
Antes de darse cuenta, el líder de gimnasio que había pasado varias horas únicamente vistiendo una toalla, estornudó sonoramente. Sorbiéndose los mocos, Calathea se acercó a un pequeño baúl que escondía detrás de la pétrea mesa de trabajo y de su interior sacó una túnica blanca, con la que se vistió rápidamente. Con cuidado sacó una sábana blanca del fondo del baúl y la extendió sobre el escuálido y maltrecho cuerpo vendado de la chica con gesto tierno, y sin nada más por hacer el líder de gimnasio permaneció junto al lecho de su visitante, velando por sus sueños, limpiándole el sudor de la frente con un paño húmedo y apartándole con la ternura de una madre el cabello blanco del rostro.
Solo esperaba que las heridas no le provocasen fiebre.
Después de varias horas, y una vez prescindido del uso de los somníferos para mantener a su paciente dormida, sus cuidados no tardaron en verse acompañados por una dulce y gentil melodía, una canción de cuna sin letra que Calathea jamás recordaba haber aprendido pero que en aquellas circunstancias brotaba de lo más profundo de su amnésica mente, como un bálsamo más para aquella joven que tanto parecía haber sufrido. Después de todo, ningún remedio de herboristería que Thea aplicara sobre las heridas de aquella niña podría sanar su alma rota. Solo podía esperar que su cálida y tierna canción ayudara.
Pese a su menudo cuerpo, el líder de gimnasio era de constitución atlética, y sus brazos eran engañosamente fuertes y su agarre firme, acostumbrado como estaba el niño salvaje a trepar, saltar y escalar por los bosques.
Sus pies desnudos resonaban con cierta melancolía y pesadumbre sobre el frío suelo de piedra del templo, el resonar de sus pasos silenciado únicamente por los parches de musgo y hierba que habían cubierto y consumido los restos del suelo de las ruinas.
Dio la espalda a la gran apertura del templo, a su cielo abierto, a sus vidrieras y sus marcos de ventanas descascarillados y a su ondeante laguna, y se adentró en lo profundo de aquel esqueleto de piedra, dejando atrás la pureza del aire libre en busca de más cobertura y un ambiente más limpio.
La llevaría a sus aposentos.
A medida que se alejaban del calor de la luz del sol, aislados como estaban por la gruesa y fría piedra, también entraron en lo que parecía un mundo completamente distinto, subterráneo, más solitario y oscuro. Los ojos del hada no parecían tener problema adaptándose a la penumbra, y con cuidado cargó a la joven herida por el largo pasillo de piedra tallada hasta llegar a una habitación circular, que parecía no haber sido tocada por la madre naturaleza todavía, aunque sin duda no tenía rastros de civilización moderna. Lo más parecido que tenía aquella estancia a muebles eran una roca caída de una pared, lo suficientemente alta y gruesa como para haber sido reconvertida en una mesa, sobre la que ahora descansaba un mortero y varios cuencos.
Del alto techo, como trofeos de la batalla contra la invasión vegetal, colgaban decenas de ramilletes de incontables plantas distintas, todas con sus propiedades y usos medicinales, recolectadas y puestas a conservar allí por el herborista que era en realidad aquel líder de gimnasio, más cerca de la mítica profesión de druida que de lo que en aquella época se consideraba una práctica normal de la medicina.
En una esquina, alumbrada directamente por los únicos rayos de sol que se filtraban a aquella estancia desde el hueco a varios metros de altura dejado por la piedra que ahora era una mesa de trabajo, se encontraba la cama del líder de gimnasio, hecha con algodón de whimsicott, hojas y musgo. Por la forma en la que Calathea la había construido, tenía el perfecto equilibrio entre mullida, seca y consistente para que mantuviera la forma y soportara el peso de una persona o dos tumbadas.
Con cuidado el joven llevó a la albina hasta el lecho, la tumbó con cuidado y se acercó a la mesa de trabajo, donde en unos minutos compuso un pequeño remedio de hierbas que ayudaría con las heridas de la recién llegada. Una vez listo el ungüento, Thea se acercó a su paciente y con delicadeza la desprendió de la ropa allá donde viera restos de sangre para examinar sus heridas con cuidado. Se veían dolorosas, y sin duda parecían haberse agravado con el movimiento durante su viaje por el bosque, pero no eran lo suficientemente graves como para llevarla a un hospital.
Suspiró con alivio.
Llamó con un silbido a su asistente más experimentada, su bellossom, y esta acudió con presteza entre saltitos danzarines. Tras recibir algunas instrucciones, la pokémon se apresuró a ir a buscar agua limpia mientras Cala procedía a limpiar los rasguños, cortes y lo que parecía ser una cornada. Le costó, y agradeció que su paciente estuviera sedada por el Polvo Somnífero, y tras más de una hora logró desinfectar y tratar sus heridas con el ungüento que había preparado. Después de aquello sacó un pequeño botiquín que conservaba consigo, comprado en Viridis City, y con sus contenidos acabó de vendar el pecho, el torso y los brazos de la chica, esperando que fuera suficiente para que sanara sin problemas.
Cada vez que la veía removerse en sueños, el líder de gimnasio se alejaba de la cama y pedía a su pokémon asistente que renovara con una dosis controlada y reducida el sueño inducido a su paciente, pues lo último que quería era que en su estado de nerviosismo y agitación se reabriera las heridas que tanto le había costado vendar.
Le preocupaban las últimas palabras con las que la joven se había despedido antes de caer inconsciente. Eran peligrosas, eran alarmantes, pero por encima de todo eran increíblemente tristes.
Antes de darse cuenta, el líder de gimnasio que había pasado varias horas únicamente vistiendo una toalla, estornudó sonoramente. Sorbiéndose los mocos, Calathea se acercó a un pequeño baúl que escondía detrás de la pétrea mesa de trabajo y de su interior sacó una túnica blanca, con la que se vistió rápidamente. Con cuidado sacó una sábana blanca del fondo del baúl y la extendió sobre el escuálido y maltrecho cuerpo vendado de la chica con gesto tierno, y sin nada más por hacer el líder de gimnasio permaneció junto al lecho de su visitante, velando por sus sueños, limpiándole el sudor de la frente con un paño húmedo y apartándole con la ternura de una madre el cabello blanco del rostro.
Solo esperaba que las heridas no le provocasen fiebre.
Después de varias horas, y una vez prescindido del uso de los somníferos para mantener a su paciente dormida, sus cuidados no tardaron en verse acompañados por una dulce y gentil melodía, una canción de cuna sin letra que Calathea jamás recordaba haber aprendido pero que en aquellas circunstancias brotaba de lo más profundo de su amnésica mente, como un bálsamo más para aquella joven que tanto parecía haber sufrido. Después de todo, ningún remedio de herboristería que Thea aplicara sobre las heridas de aquella niña podría sanar su alma rota. Solo podía esperar que su cálida y tierna canción ayudara.


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Cherry Blossom
Soldado del Team Genesis
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:

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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Miér Jul 31, 2019 3:27 am

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Todo se reducía a una completa oscuridad. El suelo, las paredes, todo estaba cubierto de ese denso color que hacía parecer ese lugar como el vacío, donde la poca consciencia que le quedaba permanecía sentada sin poder sentir ni la suave brisa, y oler algún tipo de aroma que le indicará que estaba viva, sólo le rodeaba un insoportable silencio. Era imposible medir el tiempo en ese lugar, por lo que no podía decir con certeza cuanto tiempo estuvo sentada sin hacer o decir nada, esperando a que la luz apareciera o que su cuerpo y mente por fin reaccionaran. Hace ya mucho tiempo que Cherry no recordaba los sueños ajenos a las pesadillas, por lo que esa pequeña sensación de existir dentro de su subconsciente dormido seguramente sería olvidado después.
Cada tanto una pequeña puerta parecía dibujante frente a ella, pero en el momento que se movía algo volvía a dejarla inmóvil por lo que parecía una eternidad en el limbo.
Y no podía evitarse preguntar ¿si es que acaso estaba muerta?
Su cuerpo hace tiempo que había pasado del somnifero de Bellosom, más esa cálida sensación de una cama acolchada a comparación de su colchón viejo y lo cálido de la sabana sobre ella le hicieron dormir más de la cuenta, llegando incluso a darle la espalda al líder bonachón mientras se hacía bolita sobre el algodón, ignorando las heridas recién tratadas, como era costumbre. Su mente aún seguía en blanco, o mejor dicho, en negro, pues era incapaz de pensar hasta que frente a ella, en ese mar de oscuridad, la figura de la puerta se hizo mucho más clara, como una luz entrando tras la nube de una tormenta. Con cuidado se levantó para caminar hasta la puerta que se abría frente a ella, sólo para despertar de golpe en el mundo real, simplemente abriendo sus ojos de par en par sin pronunciar una palabra o mover algún músculo.
Tenía por seguro estar en aún en Viridis al menos, aunque el seguir en el dichoso bosque era lo más seguro, pero el sentir su piel desnuda bajo la sabana fue lo que le hizo sentir el verdadero terror. De repente tenía frío, demasiado como para evitar temblar, el sudor frío bajaba por su frente hasta la barbilla mientras sus labios intentaban articular alguna palabra, más le era imposible. Trago saliva al tiempo que una sensación de cólera iba subiendo por todo su cuerpo, ahora temblando de rabia pura en contra de quien imaginaba era su agresor, poco importaba si había curado sus heridas -de lo cual aún no se percataba-, esa simple sensación le daban malos recuerdos que solían llevarla a un estado de ansiedad incontrolable... a menos que volviera a drogarla con sus aromas de hippie raros, ese desgraciado.
Poco a poco fue sentándose sobre la cama, manteniendo su cabeza mirando hacia abajo y con los ojos bien abiertos, sostuvo la manta con fuerza hasta que pudo tomar una gran bocanada de aire, con lo que pudo dirigir sus ojos a Calathea, sin cambiar su expresión vacía o suavizar la intensa mirada. ㅡ Me tocaste. ㅡ Su voz se quebró al instante, dejando caer grandes lágrimas por sus mejillas así como un obvio temblor en sus manos aferrados a la tela que le cubría. ㅡ ¡¿Acaso no te dije que no me tocaras?! ㅡ Y tan rápido como la joven había alcanzado el borde del llanto, esta alcanzó el borde de la agresión, despojandose de la sabana para lanzarse contra el peliverde con todas las intenciones de desfigurarle la cara, o al menos ese era el plan cuando se dedicó a morder el brazo que le bloqueó el camino hacia su yugular.
Veía en rojo, era incapaz de comportarse como una persona normal o de retomar el control, simplemente dejaba que sus instintos salvajes dieran rasguños y golpes contra su salvador, tuviese o no la fuerza necesaria para derribarlo, o para no caer contra las esporas de Bellosom -quien dudaba se quedará sin hacer nada-. Si lo recordaba bien, jamás antes se había defendido contra otros por más terrible que fuese su situación, no hasta que tuvo una seria charla con su jefe, pero suponía que eso estaba bien, no tenía porque dejar que le hicieran daño ¿verdad?
No, claro que no, no podía seguir siendo la victima de todo.
Cada tanto una pequeña puerta parecía dibujante frente a ella, pero en el momento que se movía algo volvía a dejarla inmóvil por lo que parecía una eternidad en el limbo.
Y no podía evitarse preguntar ¿si es que acaso estaba muerta?
Su cuerpo hace tiempo que había pasado del somnifero de Bellosom, más esa cálida sensación de una cama acolchada a comparación de su colchón viejo y lo cálido de la sabana sobre ella le hicieron dormir más de la cuenta, llegando incluso a darle la espalda al líder bonachón mientras se hacía bolita sobre el algodón, ignorando las heridas recién tratadas, como era costumbre. Su mente aún seguía en blanco, o mejor dicho, en negro, pues era incapaz de pensar hasta que frente a ella, en ese mar de oscuridad, la figura de la puerta se hizo mucho más clara, como una luz entrando tras la nube de una tormenta. Con cuidado se levantó para caminar hasta la puerta que se abría frente a ella, sólo para despertar de golpe en el mundo real, simplemente abriendo sus ojos de par en par sin pronunciar una palabra o mover algún músculo.
¿Dónde coño estaba?
Tenía por seguro estar en aún en Viridis al menos, aunque el seguir en el dichoso bosque era lo más seguro, pero el sentir su piel desnuda bajo la sabana fue lo que le hizo sentir el verdadero terror. De repente tenía frío, demasiado como para evitar temblar, el sudor frío bajaba por su frente hasta la barbilla mientras sus labios intentaban articular alguna palabra, más le era imposible. Trago saliva al tiempo que una sensación de cólera iba subiendo por todo su cuerpo, ahora temblando de rabia pura en contra de quien imaginaba era su agresor, poco importaba si había curado sus heridas -de lo cual aún no se percataba-, esa simple sensación le daban malos recuerdos que solían llevarla a un estado de ansiedad incontrolable... a menos que volviera a drogarla con sus aromas de hippie raros, ese desgraciado.
Poco a poco fue sentándose sobre la cama, manteniendo su cabeza mirando hacia abajo y con los ojos bien abiertos, sostuvo la manta con fuerza hasta que pudo tomar una gran bocanada de aire, con lo que pudo dirigir sus ojos a Calathea, sin cambiar su expresión vacía o suavizar la intensa mirada. ㅡ Me tocaste. ㅡ Su voz se quebró al instante, dejando caer grandes lágrimas por sus mejillas así como un obvio temblor en sus manos aferrados a la tela que le cubría. ㅡ ¡¿Acaso no te dije que no me tocaras?! ㅡ Y tan rápido como la joven había alcanzado el borde del llanto, esta alcanzó el borde de la agresión, despojandose de la sabana para lanzarse contra el peliverde con todas las intenciones de desfigurarle la cara, o al menos ese era el plan cuando se dedicó a morder el brazo que le bloqueó el camino hacia su yugular.
Veía en rojo, era incapaz de comportarse como una persona normal o de retomar el control, simplemente dejaba que sus instintos salvajes dieran rasguños y golpes contra su salvador, tuviese o no la fuerza necesaria para derribarlo, o para no caer contra las esporas de Bellosom -quien dudaba se quedará sin hacer nada-. Si lo recordaba bien, jamás antes se había defendido contra otros por más terrible que fuese su situación, no hasta que tuvo una seria charla con su jefe, pero suponía que eso estaba bien, no tenía porque dejar que le hicieran daño ¿verdad?
No estaba haciendo nada malo ¿no es verdad?
No, claro que no, no podía seguir siendo la victima de todo.


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OG Calathea
Coordinador Pokémon
TIENE LOS SIGUIENTES OBJETOS:

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PERMANENT LINK FECHA DE POSTEO → Mar Nov 26, 2019 1:00 am
La pequeña melodía murió en los labios del hada del Bosque de los Tréboles cuando sintió que su paciente se despertaba poco a poco. Había pasado el tiempo suficiente para que la pequeña se moviera, aunque sin duda era pronto para hacer movimientos bruscos. No le había efectuado puntos de sutura porque su estado no era tan grave como para requerirlas, pero eso no significaba que sus heridas no pudieran empeorar considerablemente.
―Jolie, por favor.
Aquellas palabras fueron las únicas que pronunció Calathea cuando su huésped comenzó a incorporarse sobre la cama. Fueron palabras tranquilas, carentes de alarma alguna, y por el tono bajo y gentil era difícil de creer que estaba llamando a alguien que se encontraba lejos de la habitación, más allá del oscuro pasillo que separaba la estancia de las ruinas del templo.
Thea podía leer mejor que nadie el lenguaje no verbal, pues lo único que había conocido hasta hacía poco había sido la vida silvestre y la convivencia con los pokémon salvajes, donde para sobrevivir y forjar lazos con otros era indispensable entender lo que les ocurría y lo que deseaban sin intercambiar palabra alguna.
Y Cala sabía cuando un animal se siente acorralado y está a punto de atacar desesperadamente.
Sin embargo, no deseaba aquella confrontación: si podía evitarlo con una conducta serena y pasiva, les ahorraría a todos la desagradable experiencia. Fue por ese motivo por el que el líder de gimnasio no se movió, con sus profundos e insondables ojos grises fijos en la temblorosa figura de aquella chica que con cada segundo que pasaba parecía al borde del colapso.
Pese a todo, Calathea había aprendido de todas las formas de vida del bosque. Por ello, que permaneciera completamente inmóvil y en aparente calma no significaba que cuando la chica soltó aquel berrido y se le avalanzó encima el hada del bosque estuviera desprevenido. Cual planta carnívora que cierra las fauces en un parpadeo en cuanto siente que su presa ha entrado en su trampa, el ágil cuerpo de la joven de cabellos verdes se levantó como impulsado por un resorte, retrocediendo mientras se cubría con el antebrazo izquierdo y encajaba así el desesperado mordisco de su atacante al tiempo que la detenía en seco, agarrándola por el cuello con la mano derecha y levantándola por el mismo con la misma facilidad con la que se alza una muñeca de trapo.
Antes de que la albina pudiera atinar a algún zarpazo, la bellossom llamada Jolie entró en la estancia de forma apresurada y sin dudarlo liberó multitud de vides y lianas que apresaron las extremidades de la joven albina y se las anclaron al suelo, con la suficiente firmeza como para que no pudiera resistirse pero sin apretar tanto como para lastimarla todavía más.
Sin dejar de sostener a su paciente por el cuello, Calathea habló con calma y falta de emoción, lo cual la hacía ver aún más amenazadora teniendo en cuenta que estaba sangrando por el mordisco de la pequeña y aquello no parecía inmutarla lo más mínimo.
―Estás siendo curada. Tu cuerpo y mente necesitan reposo, así que agradecería que no te resistieras.
En el momento en el que dijo aquellas palabras, las flores de la pequeña bellossom emitieron un gentil brillo plateado y un aura blanca envolvió a todos los presentes. Con aquel Velo Sagrado, toda ansiedad o confusión que pudiera nublar los pensamientos de los afectados se vería atenuada, aunque fuera momentáneamente.
―No tengo interés en causarte daño, así que si no vuelves a atacarme te soltaré ―prosiguió con aquel tono neutro, demasiado tranquilo para sonar del todo humano y en dantesco contraste con lo gentil y aterciopelada que era su voz.
―Jolie, por favor.
Aquellas palabras fueron las únicas que pronunció Calathea cuando su huésped comenzó a incorporarse sobre la cama. Fueron palabras tranquilas, carentes de alarma alguna, y por el tono bajo y gentil era difícil de creer que estaba llamando a alguien que se encontraba lejos de la habitación, más allá del oscuro pasillo que separaba la estancia de las ruinas del templo.
Thea podía leer mejor que nadie el lenguaje no verbal, pues lo único que había conocido hasta hacía poco había sido la vida silvestre y la convivencia con los pokémon salvajes, donde para sobrevivir y forjar lazos con otros era indispensable entender lo que les ocurría y lo que deseaban sin intercambiar palabra alguna.
Y Cala sabía cuando un animal se siente acorralado y está a punto de atacar desesperadamente.
Sin embargo, no deseaba aquella confrontación: si podía evitarlo con una conducta serena y pasiva, les ahorraría a todos la desagradable experiencia. Fue por ese motivo por el que el líder de gimnasio no se movió, con sus profundos e insondables ojos grises fijos en la temblorosa figura de aquella chica que con cada segundo que pasaba parecía al borde del colapso.
Pese a todo, Calathea había aprendido de todas las formas de vida del bosque. Por ello, que permaneciera completamente inmóvil y en aparente calma no significaba que cuando la chica soltó aquel berrido y se le avalanzó encima el hada del bosque estuviera desprevenido. Cual planta carnívora que cierra las fauces en un parpadeo en cuanto siente que su presa ha entrado en su trampa, el ágil cuerpo de la joven de cabellos verdes se levantó como impulsado por un resorte, retrocediendo mientras se cubría con el antebrazo izquierdo y encajaba así el desesperado mordisco de su atacante al tiempo que la detenía en seco, agarrándola por el cuello con la mano derecha y levantándola por el mismo con la misma facilidad con la que se alza una muñeca de trapo.
Antes de que la albina pudiera atinar a algún zarpazo, la bellossom llamada Jolie entró en la estancia de forma apresurada y sin dudarlo liberó multitud de vides y lianas que apresaron las extremidades de la joven albina y se las anclaron al suelo, con la suficiente firmeza como para que no pudiera resistirse pero sin apretar tanto como para lastimarla todavía más.
Sin dejar de sostener a su paciente por el cuello, Calathea habló con calma y falta de emoción, lo cual la hacía ver aún más amenazadora teniendo en cuenta que estaba sangrando por el mordisco de la pequeña y aquello no parecía inmutarla lo más mínimo.
―Estás siendo curada. Tu cuerpo y mente necesitan reposo, así que agradecería que no te resistieras.
En el momento en el que dijo aquellas palabras, las flores de la pequeña bellossom emitieron un gentil brillo plateado y un aura blanca envolvió a todos los presentes. Con aquel Velo Sagrado, toda ansiedad o confusión que pudiera nublar los pensamientos de los afectados se vería atenuada, aunque fuera momentáneamente.
―No tengo interés en causarte daño, así que si no vuelves a atacarme te soltaré ―prosiguió con aquel tono neutro, demasiado tranquilo para sonar del todo humano y en dantesco contraste con lo gentil y aterciopelada que era su voz.
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